The Presbyterian Ruling Elder, Spanish Edition: An Essential Guide, Revised for the New Form of Government

Por Paul S. Wright

This is the Spanish translation of a bestselling Presbyterian resource.

This accessible resource on the Presbyterian ruling elder is especially designed for those considering becoming ruling elders and those who have been elected to this ordered ministry. It explains the meaning of the term "ruling elder" and the qualifications and duties of this ministry. The book goes on to explore the relationship of ruling elders to other elders, the role of the ruling elder on session and in the presbytery, and the relationships to pastors and to the whole church. Fully revised based on the new Form of Government of the Presbyterian Church (U.S.A.), this book is invaluable for new ruling elders preparing for their role.

• Idioma: Español
• Editorial: Geneva Press
• Fecha de lanzamiento: 14 feb 2014
• ISBN: 9781611647617

Paul S. Wright

Paul S. Wright was Pastor of First Presbyterian Church and theologian-in-residence at Lewis and Clark College, both in Portland, Oregon.

Vista previa del libro

pastor/a

INTRODUCCIÓN

SI USTED ESTÁ LEYENDO ESTE LIBRO, PROBABLEMENTE fue elegido (o elegida) como anciano o anciana gobernante. Quizás le dieron el libro como parte de un programa de entrenamiento y desarrollo en el cual usted participará antes de ser ordenado (u ordenada) por el consistorio e instalado (o instalada) como miembro activo de dicho consistorio. Cuando a usted le preguntaron que si podían nominarle para el oficio de anciano o anciana gobernante, seguro que usted tuvo inquietudes y preguntas al respecto: ¿Soy yo la persona adecuada? ¿Qué es un anciano o una anciana gobernante y qué hace él o ella? ¿Cuánto tiempo hay que invertir para servir en el consistorio? Algunas de estas preguntas pueden haber sido contestadas por el comité de nominaciones; otras serán contestadas durante el tiempo de preparación. Pero usted estuvo de acuerdo en servir si resultaba elegido (o elegida) porque usted ama su iglesia y desea hacer su parte para servirla.

Este libro pretende proveer algunas respuestas a sus preguntas sobre lo que significa ser un anciano o una anciana gobernante en la Iglesia Presbiteriana: cuáles son las funciones de un anciano o una anciana gobernante y cómo puede usted cumplirlas de manera efectiva. Junto con los otros materiales que usted examinará, este libro le ayudará a encontrar satisfacción en su servicio a la iglesia. Pero probablemente no hallará en estas páginas todo lo que usted quiere saber. Hay mucho más que aprender y hay una variedad de recursos para ayudarle.

Desde sus comienzos, la Iglesia Presbiteriana ha puesto un gran énfasis en el liderazgo de las personas laicas, porque esto refleja la voluntad de Dios para la iglesia y es también algo esencial para la vitalidad de la misma. Por consiguiente, su entrenamiento, durante este periodo y a lo largo de su servicio como anciano o anciana gobernante, tiene una importancia primordial. Uno de los aspectos más importantes de esta labor que usted puede anticipar es la oportunidad de superación y crecimiento al trabajar junto con su pastor (o pastora) y otros líderes. Su tarea es esencial e importante. La Iglesia Presbiteriana la tiene en alta estima. Deseamos que usted encuentre un creciente gozo en el desempeño de sus responsabilidades como siervo o sierva fiel de Jesucristo.

Las citas del Libro de Orden (e.g., G-2.0102) son de La Constitución de la Iglesia Presbiteriana (EEUUA), Parte II: Libro de Orden (Louisville, KY: Office of the General Assembly, Presbyterian Church (U.S.A.), 2015–2017).

Capítulo 1

DIOS LLAMA A LAS

PERSONAS A SERVIR

USTED ES PROTESTANTE Y PERTENECE A UNA RAMA PARTICULAR del protestantismo llamada reformada. E incluso de forma más particular, usted es miembro de la Iglesia Presbiteriana dentro de esa familia de iglesias reformadas. Esta particularidad hace una gran diferencia cuando usted, como persona laica, procura definir su relación con la iglesia. Quizás usted dio por hecho que como miembro está llamado o llamada a enseñar en el programa educativo, a servir en comités que determinan los programas de su iglesia, a asistir al pastor o la pastora en la visitación parroquial, o a desempeñar muchas otras tareas necesarias para el ministerio y la misión de su congregación. Es posible que usted haya participado en la adoración como liturgista, predicador o predicadora, o como miembro del coro. No importa qué papel usted haya desempeñado en la vida de su iglesia, está en lo correcto al presumir que, por ser cristiano (o cristiana) y miembro de la iglesia, usted tiene el derecho y el deber de ser más que un espectador o una receptora pasiva del trabajo que realizan las personas profesionales. En un sentido muy real, las personas laicas son la iglesia.

Llevemos esta idea un poco más allá. ¿Es válida la distinción que comúnmente hacemos entre los laicos (o las laicas) y el clero? Ciertamente, en los campos de empresas humanas tales como la medicina o las leyes, es válido diferenciar entre laicos (o laicas) y profesionales. Los doctores (y las doctoras) y los abogados (y las abogadas) tienen conocimientos especializados y destrezas que el resto de la población no posee, y seríamos insensatos (e insensatas) si no reconocemos sus capacidades y nos valemos de ellas. ¿Pero será esto igualmente cierto en el campo de la religión?

Hay iglesias jerárquicas que enseñan que esta distinción debe reconocerse dentro del orden eclesiástico. Ellas afirman que estas dos órdenes de creyentes fueron creadas por Cristo: una orden clerical, con un estatus único en relación con Dios, y una orden laica, que está en una posición inferior y diferente dentro de la iglesia en sentido eclesiástico y funcional. Según este concepto hay gradaciones de autoridad espiritual, conferidas por el rito de la ordenación a la sucesión de los apóstoles, de modo que la iglesia pueda ser guiada infaliblemente en todo lo relacionado con la doctrina correcta y la moral de vida. Todo esto se considera una provisión divina para el gobierno adecuado de la iglesia y para el sostenimiento del rebaño de Dios.

Es obvio que éste no es el concepto o la práctica de la iglesia protestante, y en particular no es la manera de operar de la Iglesia Presbiteriana. La Forma de Gobierno de la Iglesia Presbiteriana (EEUUA) declara que los oficiales eclesiásticos descritos en el Nuevo Testamento y conservados por esta iglesia, son los diáconos y las diaconisas y los presbíteros (ancianos/as docentes y ancianos/as gobernantes) (G-2.0102). A veces pudiera parecer que hay dos clases de gente en la iglesia—ministros (o ministras) y laicos (o laicas)—pero nuestra constitución deja en claro que el ministerio, que es el trabajo de la iglesia, es uno solo. La diferencia entre laico (o laica) y clérigo (o clériga) radica en las funciones particulares desempeñadas por