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El Refugio 11
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El Refugio 11
Libro electrónico102 páginas1 hora

El Refugio 11

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Información de este libro electrónico

Jay Coleman es un joven que sueña con explorar el Yermo radiactivo. No conforme con el sistema de su Refugio, hará todo lo posible para salir al mundo exterior.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 mar 2019
ISBN9780463993521
El Refugio 11
Autor

Vicente Ballester Grancha

Soy fisioterapeuta, fotógrafo y escritor novel. Una triple amenaza. Mi primera novela ha sido El Refugio 11, un fanfiction de Fallout (descarga gratuita en Smashwords) Si gusta y los lectores lo piden sacaré una segunda y tercera parte. Ahora mismo escribiendo una novela de fantasía épica.

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  • Calificación: 5 de 5 estrellas
    5/5
    felicito al autor por aumentar más el alcance de la saga, muchas veces queremos leer más del mundo postapocaliptico, para enterarnos de que no tenemos más que la biblia de fallout, recomiendo la novela ligera (tengo una mansión en el mundo post apocalíptico).

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El Refugio 11 - Vicente Ballester Grancha

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Título Original: El Refugio 11

© 2019, Vicente Ballester Grancha

© De los textos: Vicente Ballester Grancha

Edición y maquetación:

Miguel Ángel Boto Rodríguez

Fotografía de portada:

Vicente Ballester Grancha

Licencia de uso para esta edición:

La licencia de uso de esta obra es para tu disfrute personal. Por lo tanto, no puedes revenderlo ni regalarlo a otras personas. Si deseas compartirlo, adquiere una copia adicional para cada destinatario. Si lo estás leyendo y no lo compraste, ni te fue obsequiado para tu uso exclusivo, dirígete a Amazon.com para descargar tu propia copia gratuita. Gracias por respetar el arduo trabajo de autor.

Dedicado a Nati, Ana

y a todos los fans del

universo Fallout.

Para ser nuevo en el Yermo no te manejas mal. Pero te hace falta experiencia. El Yermo es un lugar de mierda aun para los más experimentados, vete acostumbrando

-Robert.

ÍNDICE

Prólogo

1. Nacidos bajo tierra.

2. G.O.A.T. (Test de Aptitud Ocupacional

Generalizada).

3. El sorteo.

4. El Mártir.

5. El Yermo.

6. La ciudad fantasma.

7. La tormenta.

8. Vuelta al cole.

9. La historia de Harland.

10. El cazador cazado.

11. El viejo túnel .

12. Las chapas de la suerte.

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PRÓLOGO

Año 2052. La humanidad entra en crisis cuando los recursos del planeta se agotan. Las Naciones Unidas desaparecen y sin leyes que intervengan en conflictos internacionales, las grandes potencias entran en guerra e invaden territorios rivales para conseguir las pocas reservas de combustibles fósiles existentes.

Año 2066. China invade Alaska. Fruto de esto, las tensiones mundiales crecen y el gobierno Americano se ve obligado a buscar medidas preventivas. Se contrata a la empresa Vault-Tec para proteger a la población de la amenaza nuclear y se construyen 122 refugios con un soporte vital para sostener a su población durante muchos años. El gobierno se encarga de hacer una selección aleatoria de 1000 personas por refugio y debido al miedo, los afortunados aceptan entrar al refugio una vez suenen las alarmas de alerta nuclear.

Tanto el gobierno Estadounidense como Vault-Tec tenían como objetivo usar los refugios para realizar experimentos sociales. En los cuales el ser humano se viera en la necesidad de sobrevivir en condiciones de vida extrema.

El 23 de Octubre de 2077 estalla la Gran Guerra. Estados Unidos, China y otros países se bombardean en un intercambio de ojivas nucleares. No quedó nada. La devastación ocasionada no se compara con otros conflictos mundiales anteriores.

Pero pese a lo que muchos predijeron, aquello no supuso el fin del mundo. Después de la Gran Guerra, la humanidad lucha por sobrevivir e intentar reconstruir la civilización. Años después, solamente quedó un Yermo radiactivo habitado por traficantes de esclavos, supermutantes, necrófagos, criaturas hostiles y unos pobres desgraciados que aún tienen la esperanza de sobrevivir.

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NACIDOS BAJO TIERRA

Los niños guardaron silencio y contuvieron la respiración, como si pudieran escuchar de cerca los pasos de aquella criatura mutante. La luz verde del Pip-Boy iluminaba sus caras de terror. Los hermanos se abrazaban, temblaban de miedo y guardaban atención a cada detalle que Jay contaba en aquella oscura habitación.

—Avancé por aquel edificio en ruinas hasta que me vi sorprendido por varias bestias mutantes —continuó Jay, ante la mirada atenta de los dos niños.

—¿Y qué ocurrió? —preguntó el más pequeño, con cara de no querer saber la respuesta.

—Esas criaturas me tenían rodeado. Primero te cortan la cabeza con sus garras y luego te chupan los jugos del cerebro. Pude escapar y esconderme. Pero creo que me siguieron la pista y me vieron volver al Refugio.

—¿Y cómo pudiste salir del Refugio? —dijo uno de los niños—. El supervisor asegura que no hay vida fuera.

—Eso es lo que os quieren hacer creer. Yo he hackeado la contraseña y he salido varias veces.

—Pero Jay, la puerta del Refugio es muy segura ¿crees que podrán entrar?— dijo el hermano mayor con voz temblorosa.

—Ya lo creo, si se junta un gran grupo podrían usar sus ácidos para derribar la puerta blindada y comernos a todos.

El hermano pequeño empezó a llorar,  y asustado salió corriendo de la habitación seguido de su hermano, que también gritaba de miedo. Jay rompió a reír. Aunque nunca había estado en el Yermo, siempre se imaginaba explorando más allá de aquellas paredes de metal. Se sentía como una pequeña hormiga atrapada bajo la montaña.

Jay Coleman no siempre ocultaba su gusto por el sistema. La idea de que anualmente su vida dependiera de la elección aleatoria de una computadora automatizada no le agradaba. Una vez al año, se reunía a toda población del Refugio 11 en la Gran Sala. La computadora repetía las condiciones de vida en el Refugio y con un sorteo, se realizaba la elección de un Mártir para que diera su vida por el resto. No entregarlo supondría el corte del soporte vital del refugio.

Soñaba con salir al exterior, explorarlo y volver para desmentir todas las cosas que decía el Supervisor sobre lo peligroso que era el Yermo. Prefería ser libre y no un habitante más del Refugio. Le gustaba moverse con sigilo, sin ser detectado, como una sombra por los pasillos metálicos e imaginar que estaba en el exterior.

Jay se encontraba agachado y escondido en una esquina observando a un grupo de niños intercambiando holocintas en la sala de juegos. Estos jugaban alrededor de un proyector 3D conectados en modo multijugador con sus dispositivos Pip-Boy 3000 al conocido juego Atomic Command, intentando superar la mejor puntuación para presumir de ello. Se sentía invisible, hasta que una mano lo aferró por el hombro y lo levantó. Un guardia, con cara de pocos amigos lo había sorprendido en su misión de espía. Se imaginó que lo habría alertado el llanto de los niños asustados. A diferencia del resto de habitantes del Refugio, este tenía un casco, un peto protector acolchado y estaba armado una porra.

—¿Otra vez Jay? —dijo el guardia enfadado—. No sabes lo afortunado que eres al pertenecer a una de las familias seleccionadas para sobrevivir a la amenaza nuclear. Deja de comportarte así y acude a tu chequeo médico. Recuerdo que dentro de nada tienes el examen G.O.A.T.

Jay asintió en silencio.

—Estudia o el Supervisor se enfadará de nuevo. A lo mejor, si sacas buena puntuación terminas siendo guardia como yo —dijo con orgullo.

—Gracias, pero no quiero ser un perro del sistema —respondió vacilante con una mueca—. Algún día yo seré el Supervisor y todo cambiará.

—No me hagas reír. Dirígete a la enfermería antes de que de parte de esto —amenazó solemnemente el guardia.

El muchacho empezó a caminar por el largo pasillo, dejando atrás al guardia. Tenía programado un recordatorio de citación en su Pip-Boy  y este

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