"EN GENERAL, SOY POSITIVA, PERO TAMBIÉN TENGO ANSIEDAD CRÓNICA"
os telediarios franceses lo habían anunciado: la península ibérica sufriría una ola de calor excepcional. Un crepúsculo sorprendentemente suave nos recibe cuando bajamos del avión. A las 7.15 de la mañana siguiente, habíamos comprobado que ya hacía bochorno, cuando salimos al encuentro de Penélope Cruz a las afueras de Madrid para la jornada de fotos y la entrevista. No hay mejor excusa para que nuestros cerebros nos bombardeen con torpes tópicos de una España eternamente "caliente" con un toque de exuberancia latina. Como la Silvia de (de Bigas Luna, 1992), paseando su vestido rojo de tirantes, el papel que propulsó a una desconocida de 18 años a la órbita de las estrellas. ¿Estereotipos? Eso es todo lo de Lancôme, parece haber rechazado categóricamente desde aquella primera incandescente interpretación. Ha trabajado en varias películas de autor, sobre todo con Pedro Almodóvar, pero también con Olivier Assayas, Asghar Farhadi y Fernando Trueba, y prefiere los guiones contundentes a las comedias suaves. Elecciones que dan sus frutos. Su actuación en el drama familiar y social , del director italiano Emanuele Crialese, en el que interpreta a Clara, una madre asfixiada y tóxica, fue unánimemente aclamada el pasado otoño. Uno de sus últimos trabajos, en el papel de Azucena en la película y con el debut en la dirección del actor y guionista Juan Diego Botto, interpreta a una madre a punto de perder su casa, que lucha por poner fin a los desahucios inmobiliarios en una España sacudida por la crisis financiera de 2008. En pantalón de chándal y con los rasgos dibujados, demuestra una vez más que salirse de lo convencional le funciona.