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El palacio de Petko
El palacio de Petko
El palacio de Petko
Libro electrónico243 páginas2 horas

El palacio de Petko

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Información de este libro electrónico

2215 no tiene nada que ver con el mundo que conocemos. Los avatares y los humanos conviven como hermanos en Petko: el Nuevo Mundo que surgió tras el desastre de las guerras energéticas. La mayoría de edad se alcanza a los 15 años y a esta edad ya se puede ser policía. Estamos en un mundo dominado por la tecnología y son posibles los viajes virtuales a cualquier época y lugar.
Los avatares de Jasmena, Mirena y Alfonsina, tres hermanas de 18, 17 y 16 años, han desaparecido. Las jóvenes policías Ahti-Anne y Lydia son las encargadas de encontrarlos, junto al informático Cavey. En el curso de esta investigación se darán cuenta de que nada es lo que parece y comienzan a cuestionarse el funcionamiento del Sistema KB: el Sistema informático que controla la energía y los suministros de todo Petko. Entre tanto, nadie puede ignorar que la Resistencia es cada vez más fuerte y está poniendo en serio peligro la continuidad del sistema.
Los tres jóvenes se enfrentan a un dilema moral importante, según avanzan en el caso: ¿qué es más importante, la libertad de los humanos o su tutela absoluta por parte de un Estado que cubre sus necesidades básicas para no volver a repetir los errores del pasado?
El Palacio de Petko es una distopía juvenil donde la sociedad es controlada por los creadores del Sistema por el que se rigen. Un mundo regido por el poder del miedo, virtualismos, violencia, amenazas y abusos. Me ha encantado sus reflexiones éticas y morales, su gran ambientación. Es bastante entretenida, ágil e interesante en el mensaje que subyace.
 
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 mar 2017
ISBN9788491390701
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    El palacio de Petko - Lorenzo Silva

    HarperCollins 200 años. Désde 1817.

    Editado por Harlequin Ibérica.

    Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Núñez de Balboa, 56

    28001 Madrid

    El Palacio de Petko

    © 2017, Lorenzo Silva y Noemí Trujillo

    © 2017, para esta edición HarperCollins Ibérica, S.A.

    www.harpercollinsiberica.com

    Todos los derechos están reservados, incluidos los de reproducción total o parcial en cualquier formato o soporte.

    Esta edición ha sido publicada con autorización de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos comerciales, hechos o situaciones son pura coincidencia.

    Diseño de cubierta: CalderónStudio

    I.S.B.N.: 978-84-9139-070-1

    Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.

    Índice

    Portadilla

    Créditos

    Índice

    Cita

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Capítulo 20

    Capítulo 21

    Capítulo 22

    Capítulo 23

    Capítulo 24

    Capítulo 25

    Capítulo 26

    Capítulo 27

    Capítulo 28

    Capítulo 29

    Capítulo 30

    Capítulo 31

    Capítulo 32

    Capítulo 33

    Nota de los autores

    Los personajes

    I’m waking up, I feel it in my bones

    Enough to make my system blow

    Welcome to the new age, to the new age

    Welcome to the new age, to the new age

    I’m radioactive, radioactive

    I’m radioactive, radioactive.

    Imagine Dragons. Radioactive

    TODO LO QUE TEMÍAS HA ACABADO SUCEDIENDO.

    LA VIDA EN PETKO NO TIENE NADA QUE VER CON EL MUNDO QUE CONOCES.

    AÑO 2215

    No hay un arbusto sobre la tierra.

    Todos los animales y las aves del cielo han desaparecido.

    Todo cuanto se mueve y tiene vida es controlado por el Sistema KB.

    También lo que se mueve y no tiene vida.

    Humanos y avatares conviven como hermanos en un mundo controlado por un sistema informático.

    Las realidades virtuales han permitido seudohabitar nuevos mundos.

    El Sistema KB es Dios.

    1

    «Buenos días, ciudadanos de Petko. Hoy mil jóvenes se han incorporado al cuerpo de guardianes. Desde hoy, viajar por los mundos simulados es todavía más seguro. La seguridad, para el Sistema KB, es más que un compromiso, es una exigencia. Hoy recomendamos viajar a la antigua Bolivia y visitar Sucre, Potosí y Uyuni. El salar de Uyuni fue el mayor desierto de sal del Antiguo Mundo, se extendió a lo largo de doce mil kilómetros cuadrados».

    Cuando tienes una madre esquizofrénica y un padre desaparecido de casa desde que naciste, te queda muy clara una cosa: nadie va a hacer nada por ti y tienes que salir adelante sola. Afortunadamente, el sistema de distribución equitativa de Petko garantiza la supervivencia incluso a personas sin familia o sin familia solvente, como la mía. Además, desde que tengo uso de razón, una policía llamada Zida viene a casa con regularidad para comprobar que mi madre está bien, que no me agrede, y que llegan correctamente los suministros de ropa y comida a través de los drones. No sé qué habría sido de mí sin el apoyo de Zida. Supongo que su ayuda incondicional todos estos años es lo que me ha llevado a desear ser guardiana y poder ayudar a otras personas en situaciones parecidas a la mía.

    Recuerdo un día en que mi madre me golpeó brutalmente. Me golpeó en la espalda, en las piernas, en el pecho, e intentó hacerlo en la cara, pero conseguí defenderme con los brazos. Mientras me resistía le preguntaba asustada: «Madre, ¿por qué me pegas?». Y ella gritaba: «Tú también me has pegado a mí, ¡desgraciada!». Yo, atónita, recuerdo haberle preguntado: «¿Cuándo te he pegado yo a ti, madre?», a lo que mi madre contestó: «Cuando estabas en mi barriga, me dabas patadas». Recuerdo que tuve que empujar a mamá para librarme de la paliza que me estaba dando, y ella cayó al suelo y se golpeó la cabeza y estuvo inconsciente largo rato. Como pude llamé telepáticamente a la Policía de Juicio, pero no acudió nadie en mi ayuda. Cuando le conté a Zida lo ocurrido, ella se llevó a mamá a otra habitación y no sé lo que le diría, pero desde ese día mi madre no volvió a pegarme jamás.

    Quiero ser guardiana, lo deseo con todas mis fuerzas. Llevo varios años presentándome a las pruebas de acceso al cuerpo de guardianes del Sistema. Las pruebas físicas las he superado siempre con facilidad, también los cuestionarios de Cibercultura, y he obtenido la máxima puntuación en Responsabilidad Individual. Esto quiere decir que tengo muy claro que mi vida depende de mí misma, y no de los demás o de la suerte. Entiendo mi responsabilidad sobre mi propio futuro y sobre el futuro de las personas a las que quiero ayudar con mi trabajo de guardiana. Pero me suspendían, una y otra vez, en los casos prácticos. Desde mi punto de vista me suspendieron injustamente.

    Todas las veces di lo mejor de mí, me esforcé al máximo, y no sé por qué no me aprobaron. Pero no me rendí y seguí presentándome siempre que había una nueva oportunidad, y esta cuarta vez lo he conseguido. He conocido a personas muy brillantes y con enorme talento que no han podido acceder al cuerpo y han acabado estancadas en carreras mediocres y sin salida. La diferencia entre su fracaso y mi éxito es, simplemente, que yo sé que solo tengo talento para esto. Pese a que soy joven, me he chocado mil veces con el mundo, y llegar a ser guardiana era para mí todo un reto: el desafío de haber nacido en un ambiente hostil, con una madre aquejada de una enfermedad mental grave, y haber querido crecer y ser mejor cada día hasta conseguir mi sueño.

    La dificultad, a veces, es la mejor motivación para el crecimiento personal. En los plasmas de casa ha aparecido de forma intermitente, durante todos estos años, el nombre de Ernest Shackleton. El viaje de Shackleton a la Antártida es uno de los más famosos del Antiguo Mundo, porque su aventura fue un calvario de veintiún meses en condiciones extremas e inimaginables. Él me sirvió de inspiración. Recuerdo que Zida me contó que, en los meses previos al viaje en el que intentaba cruzar a pie la Antártida, Shackleton publicó en la prensa británica un anuncio para buscar candidatos para la tripulación de su intrépida aventura y que decía lo siguiente:

    SE BUSCAN HOMBRES

    PARA VIAJE DE ALTO RIESGO.

    PAGA BAJA,

    FRÍO INTENSO.

    LARGOS MESES DE COMPLETA OSCURIDAD,

    PELIGRO CONSTANTE,

    DUDOSO RETORNO A SALVO.

    HONOR Y RECONOCIMIENTO

    EN CASO DE ÉXITO.

    ERNEST SHACKLETON

    Yo siempre he querido el honor y el reconocimiento del que hablaba Shackleton en su anuncio. Si yo hubiera vivido en el Antiguo Mundo, hubiera sido una de las cinco mil personas que respondieron afirmativamente al anuncio del carismático explorador irlandés; no hubiera dudado en enrolarme en un viaje al frío, al hambre y al peligro. Pero yo no vivo en el Antiguo Mundo, yo vivo en Petko, y mi mayor heroicidad será convertirme en guardiana de Petko y proteger a los demás.

    Como nos han explicado en la Academia, nuestro mundo está amenazado y ahora más que nunca necesitamos seguridad. Este es el motivo por el que los terroristas son el objetivo número uno de los guardianes y policías de Petko. Cientos de ellos, con años de experiencia, llevan meses siguiendo a terroristas de la APO y siempre se les escapan. Quiero colaborar en que nuestro Sistema se libre totalmente de ellos y que podamos vivir sin miedo y en paz. Hoy, el día en el que cumplo veinte años, en el que he aprobado y ya soy guardiana, comienza para mí esa nueva tarea, y estoy deseando decírselo a Zida. No puedo creer que lo haya conseguido. ¡Me siento tan rara!

    Durante todo el tiempo que Zida estuvo cuidando de mí, siempre que tenía que contarme algo delicado, hablarme de la enfermedad de mi madre, siempre que yo estaba triste, o ella tenía alguna noticia sobre papá (aunque la noticia fuera que seguía sin saber nada), quedábamos en el palacio de cristal. El palacio de Petko es uno de los pocos edificios que se han mantenido en pie con el paso de los años. Es una gran estructura de metal y cristal que parece ser que estaba ubicada dentro de los jardines de un gran parque. El palacio es lo más bonito de Petko. Cuando te has movido por el mundo virtual, como me he movido yo, tienes un concepto bastante amplio de lo que es bonito y lo que no. Por ejemplo: el Coliseo de la antigua Roma era bonito, la estatua del Cristo Redentor en Brasil era bonita, la Gran Muralla China era bonita, el Taj Mahal de la India era precioso, la Acrópolis de Atenas, la Alhambra de Granada, el Castillo del Rey Loco de Baviera, la Estatua de la Libertad, los Moáis de la Isla de Pascua… Todo eso era bonito; los animales que antes poblaban el mundo eran bonitos, las flores eran bonitas, los amaneceres y los atardeceres, cuando podía mirarse el cielo, eran bonitos.

    Petko no es un lugar bonito, como yo no soy una chica bonita. Soy flaca y desgarbada y lo que menos me gusta de mí es que mi piel está llena de manchas, como si tuviese cáncer. Pero no me acomplejo. Gracias a la ropa consigo ocultar la mayoría de mis manchas de jirafa, solo se ven las de mis manos, pero intento no dramatizar esto. Soy así y ya está. Creo que tengo las rodillas más feas del mundo, pero nunca se me ven, así que ¿qué más da? En cierto modo, Petko es como mi piel: un lugar bicolor. Aquí todo es gris o negro.

    A mí me parece que lo único hermoso de Petko es el palacio de cristal y me pregunto muchas veces por qué; por qué algo tan frágil como el cristal ha perdurado. Zida siempre dice que el palacio es un símbolo para que no olvidemos el Antiguo Mundo, las personas que vivieron en él, y cómo hemos evolucionado hacia este. Seguro que Petko no es el mejor de los mundos posibles, pero es mi mundo, el mundo en el que he nacido, el único mundo real que conozco. La vida en Petko se parece bastante al paisaje que veo cada día desde mi ventana: un árido desierto gris donde, según la hora del día, a veces se ven manchas en el suelo en tonos violeta azulados o marrón verdoso.

    Me gusta quedar con Zida en el palacio porque es un sitio muy distinto a todos los que conozco y es allí donde quiero decirle que después de dos años de esfuerzos he logrado, por fin, ser guardiana. Yo, una mocosa de veinte años, he conseguido lo que mucha gente sueña durante gran parte de su vida. Estoy orgullosa de mí misma.

    En Petko la mayoría de edad se alcanza a los quince años y desde esa edad he peleado con todas mis fuerzas por esta placa que tengo ahora. Y Zida es la única persona a la que quiero contárselo. Me gusta dar las noticias importantes en el presente. Y esto es importante: ¡lo más importante que me ha pasado en mi corta vida de ciudadana de Petko!

    Desde pequeña había tenido ese sueño, esa obsesión: quería ser guardiana para ayudar a los demás y también para encontrar a mi padre. Mi madre nunca me apoyó. Pero a veces hay que seguir adelante con todo, aunque tu familia no te apoye. Crecía y ese deseo era cada vez más fuerte: la única persona que me ha cuidado en el mundo, la única persona que me ha dado cariño, ha sido Zida, una policía que pasaba gran parte de su tiempo libre en mi casa para asegurarse de que mi madre no me agrediera. En los últimos años me he preguntado por qué muchas veces, pero no he encontrado el momento para hablar con ella de esto.

    El caso de mi madre no es tan infrecuente. Otros ciudadanos de Petko muestran problemas con los viajes simulados. Parece que les afectan al cerebro, a su capacidad de pensar y de aceptar la realidad, y algunos, pocos, desarrollan enfermedades mentales. La esquizofrenia es una de las peores. Aunque en su caso no es algo que le hayan provocado los viajes simulados: mi madre siempre ha sido así.

    Petko, que es una sociedad altamente avanzada, ha conseguido erradicar el noventa por ciento de las enfermedades que atacaban a los humanos en el Antiguo Mundo, pero sigue sin una cura para las enfermedades mentales. Algunos ciudadanos desarrollan una patología que los expertos han llamado Síndrome de Huida de Petko (SHP), aunque yo no lo he sentido nunca. ¿Adónde voy a querer huir?

    Confieso que durante un tiempo valoré la posibilidad de ser psicóloga. Los psicólogos en Petko también tienen mucho trabajo y la posibilidad de viajar de manera frecuente. El trato con mi madre todos estos años ha sido agotador y en ese tiempo me he convencido de que mi vocación no es la psicología, sino la investigación y velar por la seguridad del Sistema. Ahora lo veo más claro que nunca. Este es mi momento, por fin tengo mi primer caso como guardiana: la desaparición de los avatares de tres hermanas de quince, dieciséis y diecisiete años de edad, que habían viajado a 2005 y se habían alojado en un bungaló de un camping ubicado junto al aeropuerto de El Prat, cercano a la antigua ciudad de Barcelona, llamado La Ballena Alegre. El caso me ha llamado la atención porque, según consta en mi informe, las tres chicas habían hecho ese viaje simulado muchas veces, en años distintos, desde 1995 a 2004, y nunca había pasado nada. Sin embargo, sus avatares han desaparecido de la realidad virtual sin dejar rastro y nadie parece saber qué ha ocurrido.

    Confieso que siento un cierto vértigo, ya que es una responsabilidad muy grande investigar la desaparición de tres avatares. Temo no hacerlo bien, que la inexperiencia me juegue una mala pasada. Siento una sensación de mareo que me agobia y no sé cómo desprenderme de ella.

    No lo entiendo, de verdad. Debería estar feliz, contentísima. He conseguido aquello por lo que llevo cinco años trabajando y solo puedo sentir este extraño vértigo. Es de todo esto de lo que quiero hablar con Zida en nuestro palacio, de esto y de por qué, después de tanto tiempo, ella quiere abandonar el cuerpo de policía de Petko. Me preocupa mucho ese rumor que ha llegado a mis oídos. Porque ella es una buena policía y no sé qué habrá pasado para que, después de veinte años de servicio, quiera abandonar. Y porque, si Zida se va, ¿quién va a ayudarme a encontrar a mi padre?

    Acaba de entrarme un mensaje de Morel. Desde que tengo ocho años y el doctor Makiko me regaló una pulsera de actividad que no me quito nunca, Morel se comunica conmigo de forma intermitente y siempre a través de mensajes de texto.

    No sé hasta qué punto es real o no, recuerdo que el doctor Makiko me dijo: «Aquí dentro vive una persona que se siente tan sola como tú, y que irá creciendo contigo a lo largo de tu vida; es como un náufrago en una isla desierta, no se comunica con nadie, solo lo hará contigo; esta pulsera es especial, será para ti como un centro de gravedad que te atraiga, seguramente el amigo más fiel que tengas nunca». Y yo no hice más preguntas y dejé que Morel entrara en mi vida.

    —Enhorabuena, Ahti. Pero debes tener cuidado. Ahora que eres guardiana mucha gente esperará cosas de ti.

    —¿A qué cosas te refieres, Morel?

    —Ya lo verás por ti misma. Solo debes andar alerta.

    —Tranquilo. Mi madre me ha enseñado a no bajar la guardia nunca.

    —Supongo que es una suerte, tener una no-madre.

    —No me gusta que hagas bromas con mi madre, Morel.

    —El sentido del humor es bueno, Ahti. ¿Sabes que somos el único

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