Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El yo
El yo
El yo
Libro electrónico142 páginas2 horas

El yo

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

En este libro, el lector encontrará la nueva teoría del Yo de acuerdo al resultado de una indagación de varios años, en cuya visión se expone su conocimiento moderno. En él se incluye su historia desde sus concepciones esotéricas, su mecanismo con relación a sus cinco inteligencias, sus ciclos y los tipos de Yo o signos psicológicos, como parte de su nueva estructura general.
Robert Bissonnette, psicólogo Canadiense, afirma:
"Harold Martínez Jordán hace una prueba de audacia y de originalidad presentando una nueva tipología del yo. Su trabajo es el resultado de una reflexión filosófica y psicológica. Este libro está inscrito dentro de la corriente contemporánea de la psicología de la espiritualidad entre otras descrita por Eckhart Tolle, que hace hincapié en la importancia de conocer los diversos "yo" con el fin de poder liberarlo."
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 nov 2018
ISBN9788468532431
El yo

Relacionado con El yo

Libros electrónicos relacionados

Filosofía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para El yo

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    El yo - Harold Martínez Jordán

    AUTOR

    NOTA PREVIA

    El lente conceptual usado para realizar esta investigación, fue de carácter independiente referente al humanismo filosófico, en la que no se desconoció la cronología histórica del hombre.

    En cuanto a las acepciones de los términos que se utilizaron, fueron acordes a la lógica en el procedimiento de los diferentes ámbitos tratados, respetando la raíz de sus definiciones, así como el sentido aceptado de las palabras y su lingüística.

    Los exhortamos a hacer su interpretación sobre los cimientos que aquí se formulan, pero evitando que los preceptos y las escuelas sobre las conductas de los individuos choquen, porque puede llevar a un mal concebir de la teoría y dañar el propósito general de la obra.

    La Edición

    INTRODUCCIÓN

    La personalidad no nace con nosotros, sino que la construimos mezclando lo innato, con lo que adquirimos en la convivencia social. Lo innato, es la esencia básica que tenemos los seres pensantes y por ende, lo que reconoceremos en esta investigación, como la conciencia humana.

    El partir de esta premisa, nos sirvió para esclarecer un conocimiento que estaba perdido acerca del hombre y por ahí derecho, nos permitió comprender mejor, las relaciones de la gente. No sólo tuvimos entonces que investigar, sino revisar lo que se creía sobre lo que somos y retomar la estructura de la mente, para hacer énfasis en como se debería entender hoy en día.

    Esto por que si bien, en la historia se impulsó una carrera cierta por la indagación de las humanidades, quedó un elemento primordial sin definir y esa burbuja estaba aun sin reventarse.

    El Yo, es ese indicador intrínseco que no se incluyó en el comportamiento en general, porque no se concretizó su concepto de conciencia. El proceso continuó con este vacío y así, se fundaron escuelas que terminaron proponiendo diferentes axiomas, a las que el hombre giraría a su alrededor, como se hacía en filosofía.

    Esta tendencia, la inició Sigmund Freud exponiendo que el sexo era nuestro centro, Erich From le respondió afirmando que era el amor, Jaques Lacan le incorporó nociones de lingüística, Jean Piaget propuso que estaríamos en torno a la educación y expuso el constructivismo. Así sucesivamente Fréderic Skiner, insistió en que el premio y el castigo, manejarían las conductas. A todas estas Lev Vigotski, se fue por el lado de afirmar que la interacción social, era la condición para adaptarse a la sociedad. A ellos, les siguieron en esta carrera de ideas deslumbrantes, Viktorl Franck con la voluntad del sentido que él llamaba logoterapia y ¿por qué no recordar a Alfred Adler con la visión de lo individual, teniendo en cuenta que cada persona tiene su mundo aparte?, o Adrián Hill con el arte-terapia, a Max Wertheimer y el enunciado de la percepción o Gestalt entre otros?.

    De todo esto, salieron muchas terapias interesantes basándose en el esquema del inconsciente y aunque cualquiera podría ser considerado el segundo paso del psicoanálisis, el Yo y su estructura, seguían sin tener un papel sistemático en el mecanismo de nuestra mentalidad perecedera.

    Era bueno hacer un pare en este camino de investigación, para detenernos en entender primero que somos y ahí si, hacerle frente a nuestras fragilidades.

    Empezar de ceros sin embargo, no es alejarnos de lo que creíamos tener claro, sino entender de otra manera, lo que ya existe. La nueva información nos posibilitará las pautas, para caminar con la meta de descubrir, las tendencias de los grupos de personas, de acuerdo a sus comportamientos repetitivos.

    Somos diversos pero al mismo tiempo, nos dejamos conocer por actitudes comunes y así lo captemos o no, pertenecemos a una clasificación de estándares que nos identifican.

    Les propongo que después de esta disertación, me acompañen en la travesía de retomar los criterios de la historia, para atrevernos juntos a mirar de frente, al dirigente de las entrañas, aquel que nos hará sabios o neófitos de nosotros mismos.

    Bienvenidos entonces, a la conquista del Yo.

    CAPITULO I – LAS SINOPSIS ESOTERICAS

    Cuando se supuso que aparte de nuestro cuerpo, había algo innato en nosotros, estábamos refiriéndonos a la conciencia, a la voluntad y a la identidad de la gente. Pues, desde ahí se enfocó el punto que nos haría diferentes de los animales y por ende, lo que nos definía como únicos en la vida en comunidad.

    Es por esto que desde la antigüedad, sin que todos lo llamaran El Yo, fue uno de los temas obligados y que para la mayoría, estaban en las tendencias espirituales cuando el creacionismo no sólo abarcaba al mundo, sino al hombre. Entre ellos estaban los esotéricos, aquellos pensadores primitivos, considerados los sabios ocultistas de las colectividades de antaño, quienes especulaban sobre la esencia y la proveniencia del hombre y su mundo.

    El Yo entonces, se ubicaba en medio de paradigmas y de interpretar misterios, en el que participaron patricios al estilo de Platón y Aristóteles, siendo los que manejaron las esferas intelectuales e ilustraron a aspirantes, a iniciados y a filósofos sobre las diferentes materias del saber.

    Aparentemente no había disertaciones al respecto, pero esos curiosos pensantes, le daban mayor importancia a la sinopsis del hombre en sus disertaciones y esto les trajo inconvenientes con los defensores de los dogmas oficiales, que lo veían como mundanismo.

    Por otro lado, se suponía que peligraban las profecías aceptadas, al tratar de darse explicaciones a los misterios del universo y en muchas ocasiones, llegaron a ser señalados de profanadores del conocimiento, por atribuirsen la libertad temática en la que se resultaba poniendo en duda, las doctrinas establecidas y paradójicamente eran muchas veces perseguidos y sacrificados.

    La intelectualidad informal, se volvió a escondidas y las respuestas acerca de la existencia, recaían en el deseo de tener un concepto propio, opuesto a los misterios de las religiones como lo hicieron en su tiempo los Agnósticos, los Templarios, los Rosacruz y los Masones.

    La tertulia abierta tuvo su freno y los griegos o los chinos, tan amantes a ellas, supieron a través de los siglos, que las percepciones se enfrentaban a los textos sagrados en sus diferentes versiones, cuando se trataba de meditar sobre el infinito, los hombres o las sociedades.

    Estos panoramas, trajeron peculiaridades antagónicas referentes a la identidad del interior humano en disputa y es por esto que, El Yo estaría en medio del cómo se asimilaría su entendimiento y su semejanza a Dios.

    La Trinidad Humana

    El número tres, ha sido cabalístico a través de las épocas y cuando se trató de hacer una reflexión entorno a la estructura del ser interior, se calculó esta cifra. Por siglos esto fue así y se puede deducir que del esoterismo, heredamos esquemas de lo que hoy se afirma que es el hombre en su parte

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1