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El Lado Oscuro De La Mente
El Lado Oscuro De La Mente
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Libro electrónico344 páginas5 horas

El Lado Oscuro De La Mente

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¿Padeces de auto-sabotage, auto-agresión, baja autoestima y frustración por no saber poner límites adecuados? ¡Bienvenido al mundo de la mente humana! Hay una parte bastante desconocida en la mente de todos y a ella... no le interesa cooperar con tus metas, tu autoestima o tu felicidad. Todo lo que quiere es tu supervivencia. Aprende fácilmente y de un modo divertido como tomar el timón de esa mente caprichosa. Cuando la entiendas vas a poder convertirla en tu aliada, así lo que te propongas va a volverse muy MUY fácil para tí.
Mi promesa para ti, mi lector es ésta:
Este libro te va a dar las herramientas para mejorar de un modo impresionante tu autoestima, vas a poder confiar en tus opiniones y volverte asertivo. ¿Determinación y buen humor? ¡Por supuesto¡ Tu vida y tu destino te pertenecen a ti, no al mounstrito interior que se encarga de ponerte obtáculos por todos lados. Te mereces ser muy feliz.

IdiomaEspañol
EditorialAlba Alamillo
Fecha de lanzamiento22 oct 2015
ISBN9781310986277
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    Me gustó mucho el libro, me ayudó bastante para entender a mi subconsciente. Encontré muy bueno que te ayude al autoestima para ir proponiéndose metas a corto plazo. La única crítica es la prolijidad al escribirlo. Hay varios capítulos que tienen faltas de ortografía. En general buen libro, ameno, entretenido y funcional. Recomendable 100%.

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El Lado Oscuro De La Mente - Alba Alamillo

Índice

Introducción

Capítulo 1 La creación de tu Sistema de Creencias

Capítulo 2 Entendiendo tu radar

Capítulo 3 La mente y el cambio

Capítulo 4 Negatividad y Recetas

Capítulo 5 Generalizaciones

Capítulo 6 Pensando Positivo y la Palabra No

Capítulo 7 Identifica la señal para cambiar el Patrón

Capítulo 8 El Peligro de lo Gradual

Capítulo 9 Ejercicios de Autoestima

Capítulo 10 La vida en tu tribu

Capítulo 11 Manipuladores de todas las edades

Capítulo 12 Tanta Amabilidad Puede Lastimarte

Capítulo 13 Recupera la cordura

Capítulo 14 Estirando la Zona de Confort

Capítulo 15 Ejercicios de Programación

Epílogo

Agradecimientos

Notas

Introducción

Este libro se trata de las contradicciones que encontramos en nuestra mente: Queremos lograr algo importante para nosotros y, obtenemos justo lo opuesto. Puede ser cualquier meta, desde conseguir un mejor trabajo, bajar de peso, ir al gimnasio, dejar de ver tanta televisión o inscribirnos a esa clase que sabemos que tenemos que tomar.

Para muchas personas es muy difícil lograr lo que desean y cada año nuevo es la misma historia: Empiezan muy emocionados con sus propósitos y una lista de metas que tienen, sólo para darse cuenta que después de dos meses… otra vez no funcionó.

La finalidad de este libro es explicar esa parte oculta de la mente que no tiene intenciones de cooperar con lo que quieres lograr. Te voy a ayudar a entender porqué esta mente tiende a sabotear tu progreso y voy a darte las herramientas necesarias para que se vuelva tu aliada en vez de tu adversaria.

Te voy a dar un ejemplo de esta dinámica entre la parte de ti que quiere lograr algo y la otra que –como un niño rebelde— simplemente no quiere ayudar.

En enero me fui al Mall de compras porque estaban las rebajas de fin de año. Había ropa muy bonita y a muy buenos precios. Cada vez que veía algún conjunto bonito pensaba: ¡Wow! ¡Qué elegante! ¡Yo lo quiero! Y me compré algunas de las cosas que me gustaron.

Los conjuntos que me compré eran realmente bonitos y elegantes.

"Yo quiero verme elegante" pensé y por eso me compré esa ropa. Cuando llegué a mi casa y la colgué en el clóset me di cuenta de algo: Que ya tenía ropa elegante y esa ropa era muy parecida a la que me acababa de comprar. Lo peor es que todavía tenía las etiquetas puestas porque no me la había estrenado.

Ahí fue cuando me di cuenta de la diferencia entre el yo quiero y el yo soy:

Yo quiero verme elegante.

Pero

Yo no soy una mujer que se caracterice por su elegancia.

Entonces… ¿Qué soy?

Soy una mujer práctica que le gusta la ropa cómoda que me permita moverme con facilidad. Me gustan las playeras de algodón, los jeans y zapatos planos. Así que, todas las mañanas, cuando decido que me voy a poner lo hago basándome en lo que yo soy: una mujer práctica. Hay consistencia entre mis decisiones y mi concepto de quién soy. Y eso está perfecto porque a la mente le gusta la coherencia. Aun así hay una vocecita en mi cabeza que discute:

— ¡Pero yo quiero ser elegante! ¡Alba! ¡Ponte la blusa de seda y esos tacones altos!

Y la voz del yo soy dice:

— ¿Qué? ¡Pero por supuesto que no!, la blusa se va a ensuciar cuando lave los platos, luego tengo que hacer el mandado y tengo que caminar mucho. ¿Vestida así? Tal vez en otra ocasión.

Y eso pasa cada día porque cada día voy a tener una muy buena excusa para ser lo que siempre he sido: práctica.

Y siempre voy a tener una buena excusa para no ser lo que quiero ser: elegante.

El yo soy siempre va a dominar al yo quiero.

Otro ejemplo pueden ser los propósitos de año nuevo que mucha gente que conozco hace.

Yo quiero empezar a ir al gimnasio (ahora sí, de verdad, porque ya estoy bien gorda).

El detalle es que esas personas que quieren ir al gimnasio no se definen a sí mismas como atléticas o disciplinadas. Ellas suelen definirse como: gordas fodongas

Yo soy… una gorda fodonga.

Pero

Yo quiero… ir al gimnasio.

Cada mañana va a ser la misma historia y el mismo debate mental que yo tengo con mi ropa elegante y ropa cómoda. Sus pendientes del día incluyen muchas actividades, menos hacer ejercicio. Aun así, la vocecita del yo quiero grita que quiere ir al gimnasio, pero el yo soy le dice que sea razonable.

— Sí, yo sé que quieres ir al gimnasio, pero hoy tengo desayuno con mis amigas, tengo que trabajar en la escuela de mi hija y luego hay que llevar a los niños a la práctica de fútbol. Hoy no se va a poder, tengo mucho que hacer. Tal vez mañana.

Al día siguiente la voz del yo quiero vuelve a insistir que quiere ir al gimnasio, que hoy sí hay tiempo. Pero el yo soy va a salir de nuevo con una excusa del porqué hoy es imposible hacer ejercicio. — Sí, tienes razón, —le dice el yo soy al yo quierohoy si hay tiempo. Pero hoy estoy cansada, así que mejor me voy a dormir un rato.

Hasta que tarde o temprano la voz del yo quiero decide que calladita se ve más bonita porque el yo soysiempre gana.

El yo soy está impregnado en nuestras células, en nuestros poros, en nuestra piel, en nuestro corazón y en nuestra personalidad. Está en la forma en la que caminamos y en nuestra forma de hablar, está en la forma en la que nos comunicamos con otros, en la forma en la que reaccionamos, en la forma en la que nos vestimos y comemos, está en los amigos que tenemos y en las decisiones que tomamos. Por otro lado, el yo quiero es extraño, diferente a lo que nosotros estamos acostumbrados no está cerca, está lejos, detrás de una vitrina.

Este libro te va a ayudar a encontrar la intersección entre el yo quiero y el yo soy, para que cuando quieras lograr algo, el yo soy te de lo que quieres, en vez de estarte obstaculizando de principio a fin.

* * *

Y a propósito de yo soy, aquí presento una breve introducción de mí, la autora.

Soy una mujer mexicana, nacida y criada en la ciudad de México, pero que por los azares del destino ahora vivo en el norte de California (en el área de la Bahía de San Francisco) desde el 2001. Vivo con mi esposo Jared y mis hijos adolescentes Iván y Fernando. Hago terapias de hipnosis desde el 2006 pero también asesoro ejecutivos para su búsqueda de empleo.

Me apasiona todo lo relacionado a la mente y a la conducta humana, pero también tengo mi parte artesanal. Me encanta hacer jabones caseros y la cocina. Mi especialidad son los bollos, me quedan tan ricos que puedo hacerle la competencia a Starbucks, especialmente los bollos de choco chip con tocino. [1]

En mi infancia estuve siempre rodeada de familia cercana y lejana. Siempre había reuniones con amigos y familia. Esas reuniones me hicieron interesarme en las interacciones interpersonales y en los juegos psicológicos.

Me encantaba escuchar los problemas de las personas y me gustaba jugar a ser la psiquiatra de mis muñecas. En algún momento mi mamá me dio a leer el libro de Tus zonas erróneas de Wayne Dyer y ahí fue cuando me enamoré completamente del tema de la superación personal. Tendría unos 12 años. Ese es el tema que he leído en los últimos 30 años.

A los 13 años había leído tantos libros de autoayuda que escribí mi primer librito de 40 páginas usando la máquina de escribir de mi papá y corrigiéndole los errores con liquid paper. (Si tienes menos de 20 años seguramente no tienes ni idea de lo que estoy hablando – tal vez en algún museo de antigüedades lo puedas averiguar.) Mi librito que parece que lo escribí ayer, ya está todo amarillo y huele a viejito. Como los vejestorios que sacaba mi abuelita de su baúl.

En los últimos 20 años, he hablado con muchas personas sobre sus pensamientos y sentimientos, me platican las cosas de las que no hablan con nadie más porque les da vergüenza o porque son tan tristes que prefieren evitarlas. He escuchado todo tipo de anécdotas. Conozco de inseguridades, de conductas pasivo-agresivas, de complejos de inferioridad y baja autoestima. Conozco de manipulación, decepción, vergüenza, amor, odio, resentimiento, ansiedad, conductas narcisistas, apatía, etc.

Las pláticas con mis clientes son y han sido siempre muy profundas, algunas muy impactantes otras demasiado complicadas, entonces tengo que usar toda mi creatividad y conocimientos para decidir cómo los voy a ayudar, aunque a veces simplemente un oído amigo ayuda bastante.

He aprendido mucho más con las conversaciones que he tenido con mis clientes que con cualquier libro que haya leído. Amo lo que hago y les tengo inmenso respeto y admiración a mis clientes.

Las historias que aquí presento son verdades modificadas para proteger la privacidad de las personas. Los nombres han sido cambiados y los detalles que delaten a alguna persona en particular han sido omitidos.

La curiosidad y pasión que siento por la mente humana ha crecido con los años. Mi finalidad es compartir mis conocimientos contigo para que puedas lograr esas metas que deseas con todo tu corazón pero que no has podido lograr por alguna razón u otra.

Capítulo 1

La creación de tu Sistema de Creencias

No existen dos personas que puedan aprender lo mismo y lo experimenten del mismo modo.
Shannon Alder

Empecemos hablando del yo soy, el cual está formado por tu sistema de creencias.

Tu sistema de creencias es el conocimiento certero que tienes acerca de la vida, de ti mismo, de los demás, de lo que te gusta, de lo que te molesta, de lo que te hace feliz, de lo que te consuela, de lo que te hace enojar, de lo que te entristece, de aquello que amas u odias.

El yo soy es la creencia de quién tú crees que eres: como esposo, esposa, hijo, hija, mamá, papá, amigo, estudiante, profesional, empleado, jefe, colega, etc.

El yo quiero es lo que no tienes pero que deseas, como ser elegante, ir al gimnasio, comer más saludable, que te promuevan en tu empleo, tener más amigos, dinero, un mejor coche, etc.

Nuestro sistema de creencias se forma por nuestro medio ambiente, las interacciones con los demás desde que nacimos, las lecciones aprendidas y sobre todo, por la forma en la que interpretamos lo que nos pasa. Por eso el sistema de creencias de cada uno de nosotros es diferente, aunque dos personas hayan vivido en un ambiente muy similar.

Supongamos que una mamá les grita a sus dos hijos: Miguel y Leo. Miguel no durmió bien esa noche, no comió bien y se siente irritable; cuando su mamá les grita se asusta, se siente avergonzado y empieza a llorar.

Por otro lado Leo durmió bien, comió bien, está de muy buen humor. Cuando ve a su mamá gritando, con la cara roja y los pelos parados lo primero que tiene que hacer es aguantarse la risa. ¡Se ve tan graciosa!, ¡parece caricatura! –piensa— Y luego voltea a ver a Miguel con su cara de puchero y más risa le da. Uno está llorando desconsolado y el otro aguantándose la risa. Es la misma situación vista con lentes diferentes.

No todo lo que nos sucede se vuelve parte de nuestro sistema de creencias. Si estás trabajando en un proyecto y hay una mosca en la habitación, simplemente la espantas y punto. En cinco minutos la mosca quedó en el absoluto olvido. Hay muchas cosas irrelevantes que olvidamos: El color de las paredes del súper, la luz en tu habitación, el tono de voz de las personas con las que hablas. Esas interacciones, por no tener ningún tipo de impacto emocional la mente no va a almacenarlo. Sólo hay espacio para lo relevante.

¿Sabías qué? Las teorías que dicen que nuestros cerebros guardan todos aquellos acontecimientos vividos desde el momento que nacimos, son erróneas.

En algún momento se pensó que con hipnosis era posible hacer regresiones y lograr que las personas recordaran con lujo de detalles algún momento de sus vidas. Resulta que las cosas recordadas por medio de la regresión han resultado ser completamente falsos.

Yo te puedo hipnotizar para que recuerdes el día que cumpliste 5 años. Me vas a platicar todos los detalles de tu fiesta, el payaso, tus amigos, la piñata y a qué sabía el pastel. Pero si le pregunto a tu mamá si ella recuerda tu fiesta de 5 años seguramente ella me va a decir algo muy diferente:

— Ese año no te pudieron celebrar porque todos estaban con un gripón bárbaro. — Eso que recordaste se llama memorias falsas o confabulación. Las personas confabulamos más de lo que nos imaginamos aunque no se nos hipnotice y sin siquiera darnos cuenta.

Muchas veces inventamos recuerdos sin percatarnos que lo que estamos recordando es una mezcla de una película que vimos junto con algo que nos platicó un amigo muchos años atrás.

La mente tiene sus métodos para almacenar información, el parámetro que sigue es que la información sea relevante.

¿Es relevante? Se almacena.

¿No es relevante? Se ignora o de plano se borra.

Más adelante vamos a ver cómo la mente es una experta en borrar información.

Esto nos trae la siguiente pregunta:

¿Cómo decide la mente qué es relevante y qué no lo es?

Por medio de la repetición y el shock:

1. Repetición. Si una idea, experiencia o estímulo se repite una y otra vez, se va a volver relevante. Estas experiencias o ideas pueden ser felices, tristes, humillantes o aterradoras.

2. Shock: Si una idea, experiencia o estímulo sucede una sola vez pero venía cargado con tanta fuerza emocional. Se vuelve relevante. Estas experiencias o ideas pueden ser felices, tristes, humillantes o aterradoras.

La información relevante va a ser almacenada en la memoria a largo plazo y lo menos relevante va a ser almacenada en la memoria de corto plazo y luego se va a olvidar.

A la mente le gustan los cajones, compartimentos y etiquetas porque entre más rápido podamos asociar algo (una abeja, la luz roja o una galleta) con algo más (las abejas pican las debemos evitar, debemos pisar los frenos cuando vemos una luz roja en el semáforo o que las galletas saben rico) más preparados estamos para protegernos de algún peligro. Por lo tanto, la mente subconsciente no ve con ojos buenos los eventos aislados sin ningún tipo de explicación, porque causan confusión. También voy a hablar de etiquetas y compartimentos más adelante.

Otro aspecto de la mente que probablemente ya conozcas es que la mente se divide en dos: Mente Subconsciente y Mente Consciente.

Mente Subconsciente: Es donde el yo soy está almacenado. Controla las reacciones automáticas de tu cuerpo como el parpadear, respirar, tragar y muchas otras. Si vas manejando y de pronto el coche enfrente de ti se detiene bruscamente, no vas a tener tiempo de ponerte a analizar la situación y evaluar los pros y contras de pisar el freno. Simplemente lo haces y ya.

Esa reacción se llama: Lucha o huida (fight or flight). Se detona cuando tu subconsciente piensa que tu vida está en peligro. También de ahí vienen esas sensaciones que no podemos explicar pero que nos dicen que algo no se siente bien, como tu intuición o momentos de inspiración suprema. A lo largo de este libro voy a llamarla mente subconsciente o cerebro emocional.

Mente Consciente: Aquí se localiza el yo quiero y también la fuerza de voluntad. Está a cargo del proceso de toma de decisiones y se localiza en la parte exterior del cerebro llamada corteza cerebral. Desde un punto de vista evolutivo, ésta es la parte del cerebro que apareció más recientemente. A lo largo de este libro la voy a llamar mente consciente o mente lógica.

Tanto la mente consciente como la subconsciente tienen más poder que lo que describo en este libro, pero para efectos prácticos aquí sólo voy a mencionar lo que es relevante al tema de toma de decisiones y sistema de creencias.

Resumiendo: La mente consciente decide, la mente subconsciente reacciona.

¿Sabías qué? A pesar de que la corteza cerebral (donde se hospeda la mente consciente) es mucho mayor en tamaño que el sistema límbico (donde se hospeda la mente subconsciente), el subconsciente es mucho más poderoso ya que de la totalidad de las actividades cerebrales, éste realiza 85% y el consciente 15%. El cerebro emocional es mucho más pequeño en tamaño pero mucho mayor en poder. Esto se debe a que una de las características del subconsciente es que le gusta economizar y ahorrar recursos en la medida de lo posible, por lo tanto mayor volumen no implica más poder.

Cuando la mentes consciente y subconsciente discuten, esta última siempre gana. Así de sencillo. Debo reconocer que desconozco los límites exactos entre ambas mentes en la geografía del cerebro.

Tal vez haya partes del subconsciente que se encuentren alojadas en la corteza cerebral y partes de la mente consciente que estén en el sistema límbico. Estas fronteras seguirán siendo un misterio hasta que Google Maps decida hacer algo al respecto.

Tuve un cliente una vez que estuvo en un accidente automovilístico que lo asustó mucho. El impacto emocional fue más significativo que la colisión del coche y después del accidente él desarrolló una fobia a manejar. El evento fue muy traumático para él. Lo voy a llamar un shock. Las fobias no son lógicas y se encuentran en la mente subconsciente.

En su caso se formó una nueva creencia relevante para su sobrevivencia: "Los coches son muy peligrosos y por eso no debo manejar." Ahora no se puede poner tras un volante porque le da mucha ansiedad y miedo a perder el control (Mecanismo de lucha o huida).

La respuesta llamada lucha o huida, también conocida como respuesta aguda al estrés, se refiere a una reacción fisiológica del cuerpo que ocurre en la presencia de algo aterrador. Esta respuesta fue descrita por primera vez en 1920 por el psicólogo Americano llamado Walter B. Cannon. Cannon descubrió que en circunstancias que amenazan la supervivencia, el cuerpo desencadena rápidamente una serie de reacciones diseñadas a ayudarlo a movilizarse para hacer frente a la situación.

www.psychology.about.com

Mi cliente usa su mente lógica para convencerse de que su fobia no hace ningún sentido:

— He manejado toda mi vida y ahora no me puedo poner tras un volante sin que me de ansiedad. Algo debe estar realmente mal conmigo.

— Nada está mal —le digo— Al contrario, todo está bien.

— ¿Cómo va a estar bien si ahora mi esposa me tiene que llevar a todos lados o tengo que tomar un taxi porque no puedo manejar?

— La meta de tu mente subconsciente es mantenerte a salvo, el accidente hizo que tu mente pensara que los coches son peligrosos y como piensa que puedes estar en peligro, ella crea una fobia para protegerte y la lógica puede decir y alegar todo lo que quiera, pero no va a poder convencer a la mente subconsciente que el miedo no tiene sentido.

Si tu mente subconsciente pudiera hablar, diría algo así:

Si estás en peligro, voy a asegurarme que te salves. Mi función no es caerte bien ni ser tu amiga, tampoco es dejar que manejes. Mi función es protegerte de todo peligro

Lo mismo pero diferente

Llegó otro cliente con fobia a manejar. En su caso su fobia se había generado por repetición, no por shock. Aunque cuando la conocí lo primero que pensé fue lo obvio: Seguro que estuvo en un accidente automovilístico.

Nunca había estado en un accidente, entonces se me ocurrió lo segundo obvio: repetición.

— ¿De dónde crees que te haya venido el miedo a manejar? —Le pregunté.

Ella sabía que los coches eran demasiado peligrosos, fue criada por su abuela la cual le recordaba con frecuencia (repetición) lo mortales que podían llegar a ser los coches.

Cuando se volvió un adulto y quiso aprender a manejar, se dio cuenta que se le iba el aire al intentarlo. Su ansiedad era intolerable, había repetido tanto el pensamiento de los coches son demasiado peligrosos que terminó creyéndoselo y ahora tiene fobia a manejar.

Su fobia era tan fuerte como la de mi otro cliente que sí había estado en un accidente.

¿Sabías qué? Piensa por un momento que estás perdido en tu ciudad, no sabes cómo llegaste a ese lugar pero tienes un GPS contigo. Lo único que tienes que hacer es ponerle tu dirección al GPS para que te guíe y te lleve a tu destino.

El hecho de estar analizando o ponderando el por qué te perdiste o cómo llegaste a ese lugar, no te va a llevar a tu destino más rápido. La razón por la que digo esto es porque muchos clientes quieren que les haga una regresión hipnótica para ver si no tienen algún trauma escondido que es el causante de todos sus problemas. ¿Habrá alguien abusado de ellos de bebés y no lo recuerdan? Ellos piensan que el saber la verdadera razón de lo que les pasó va a ser el camino para salir del problema —y por desgracia, muchos psicólogos piensan lo mismo, por lo tanto la terapia consiste en que sus pacientes recreen el trauma sufrido una y otra vez (repetición) haciéndolo cada vez más fuerte.

Realmente no necesitamos recordar de dónde nos vino el sufrimiento actual para volvernos más seguros de nosotros mismos o lograr nuestras metas. Lo único que es necesario, es tener un GPS que nos lleve a nuestro destino y no una disertación de nuestras interacciones pasadas ni en la búsqueda de culpables.

Cómo empezó todo

Todo bebé nace con por lo menos 100 mil millones de neuronas listas para aprender sobre su entorno. Aquellas neuronas que no se usen van a ir muriendo y las que sí se usen van a empezar a hacer conexiones. Esas conexiones empiezan a formar nuestro sistema de creencias desde que nacemos… tal vez antes.

Pensemos en un bebé, lo llamaremos Carlitos, él va a aprender en sus primeros años qué es inofensivo y qué no lo es, qué causa enojo, dolor, tristeza, alegría, risa, soledad, etc. Todos los bebés, como Carlitos perciben su mundo a través de sus sentidos:

Cómo es la cara de mamá y papá, si hay otro hermano en casa o una mascota. Cómo se siente cuando lo cargan o le cambian el pañal, a qué sabe la leche y el sonido de las voces a su alrededor. Carlitos sólo nació con dos miedos: miedo a ruidos fuertes y miedo a caerse. Todos los demás miedos son aprendidos. Conforme Carlitos crece, las conexiones se siguen formando. Cualquier evento significativo va a hacer que dos neuronas aisladas generen una reacción, ya sea química o eléctrica. Estas reacciones conectan a las neuronas para que puedan intercambiar información. Los receptores de las neuronas, si son estimulados continuamente van a crear una conexión física. Estas conexiones se llaman vías neuronales. La ventaja de la creación de las vías neuronales es que van a utilizar menos energía y recursos que los que usarían dos neuronas aisladas comunicándose por medio de reacciones eléctricas o químicas. Ésto sucede por la razón que dije anteriormente: El cerebro se toma muy en serio el ahorro de recursos.

Supongamos que Carlitos al nacer conoce tres personas: a sus papás y a la enfermera que trabaja en el hospital donde nació. En esos días va a interactuar con los tres y va a asociar el sonido de sus voces, su olor y la forma de sus caras con sentimientos de protección y cariño. Esas tres personas me gustan, me siento a gusto cuando estoy con ellas se forman dos vías neuronales, una es:

Estar con mamá y papá se siente bien

Y otra llamada

Estar con la enfermera se siente bien

Por fin, Carlitos se va a casa y la enfermera

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