Corazón de Vacaciones

Por Marilyn Conner Miles

Navidad. Es esa época del año otra vez y Brenda está sola, como siempre. Todos los que ella conoce están emparejados excepto ella. Y ahora, ella tiene que ir a una boda y fingir ser feliz.

Pero, peor aún, su ex novio estará allí. Han pasado seis años desde que se separaron y ella no ha visto ni sabido nada de él desde entonces. ¿Cómo manejará ella verlo de nuevo—especialmente si él tiene otra mujer en su brazo?

• Idioma: Español
• Editorial: Books To Go Now
• Fecha de lanzamiento: 5 dic 2018
• ISBN: 9781547561162

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Capítulo Uno

Si no hubiera renunciado a ellos recientemente, Brenda se habría fumado un cigarrillo para calmar sus nervios. Abrió su brillante bolso rojo que hacía juego con su brillante vestido rojo, sacó un paquete de chicle y se metió uno en la boca. Al menos su garganta quizá no se sentiría tan seca.

Ella había llegado a la boda navideña de sus amigos Don y Marla, con la nerviosa expectativa de volver a verlo a él. ¿Cómo lo manejaría si hubiera otra mujer en su brazo? ¿Alguna vez pensaba en ella? Ella lo buscó en la habitación tan pronto como entró en la iglesia y vaciló en el vestíbulo fuera de las puertas dobles abiertas. Alguien le tocó el hombro y ella se volvió, sorprendida.

Blake.

Hola, Brenda, dijo, y pareció estudiar su rostro por un momento antes de ofrecerle el brazo. ¿Lista para sentarte?

Claro. Asintió, mientras su estómago revoloteaba. Esperaba parecer distante cuando lo veía, como si su ruptura seis años antes fuera una vieja noticia, pero su corazón poco cooperativo la traicionó.  ¿Eres uno de los acomodadores?, fue todo lo que ella pudo decir. Su garganta pareció cerrarse, y por un instante no pudo respirar, mucho menos hablar. Ella tragó dos veces y luego dejó que sus ojos corrieran ligeramente sobre él mientras ponía una mano temblorosa y húmeda en el brazo que él le ofrecía.

Mientras Blake la acompañaba a un banco adornado con una rama de pino, se sintió dolorosamente consciente de él a su lado. Su esmoquin azul oscuro parecía estar cosido sobre su largo y musculoso cuerpo. Moldeaba sus anchos hombros y pecho, sus caderas afiladas y sus largas y delgadas piernas de jugador de baloncesto. Levantó la vista hacia su rostro bronceado y su más corto de lo que recordaba, cabello castaño claro, grueso y con rayas del sol. ¿Se lo había cortado para la boda?

¿Escuché que te mudaste a San Francisco? ¿Te gusta vivir allí?, preguntó ella cuando recuperó su voz. Maldito el hombre. ¿Por qué siempre se volvía un montón de nervios temblorosos solo al verlo? Su estómago se sentía como si rebotara hacia arriba y hacia abajo como el mercurio en un viejo termómetro. Pero su sonrisa era su perdición.

Si, Tengo un gran trabajo como ingeniero para una gran empresa. Muchas oportunidades para avanzar, le contestó, los ojos brillando con entusiasmo.

Ella notó el entusiasmo con una punzada. ¿Alguna vez querrá volver aquí? Ella se preguntó.

Tengo que volver a mi trabajo de acomodador ahora, pero te veré más tarde. Él sonrió. Él había tomado su mano y todavía la sostenía.

Por supuesto. Luego.

Sí, claro. Él la miró un momento más. ¿Era su imaginación o era reacio a dejarla ir? Pero finalmente le soltó la mano. Adiós.

Adiós. Ella sonrió y trató de ser tan casual como él parecía ser. Con un esfuerzo, ella se abstuvo de verlo alejarse e intentó concentrarse en los otros huéspedes. Miró hacia adelante en busca de cualquiera de sus viejos amigos, pero no vio a nadie que conociera. Podía darse cuenta por los murmullos que los bancos detrás de ella se llenaban, pero se negó a mirar hacia atrás. Miró alrededor de la capilla en cambio, a los festones festivos de pino con lazos rojos, y las macetas de nochebuenas rojas, blancas y rosadas alrededor del altar.

Se había sentido tan feliz cuando se enteró que Don y Marla se comprometieron. Se habían separado casi un año después que ella y Blake. De alguna manera, escuchar que estaban de nuevo juntos, y planeaba hacerlo permanente, la hizo preguntarse si tal vez ... si ella y Blake podrían reavivar lo que una vez tuvieron. Ella sacudió la cabeza para librarse de ese pensamiento tonto.

La música comenzó, y los acomodadores caminaron hacia el frente de la iglesia para pararse con Don. Blake atrapó la mirada de Brenda y agitó sus dedos hacia ella en reconocimiento al pasar. Ella sonrió brevemente.

Cuando la novia bajó por el pasillo con un hermoso vestido de encaje cremoso, seguida por sus asistentes con vestidos de terciopelo rojo oscuro, los invitados se pusieron de pie. Marla es tan hermosa, pensó Brenda, y sintió lágrimas en sus ojos, pero si eran lágrimas de felicidad para sus amigos o tristeza para ella y lo que podría haber sido, no lo sabía. Podríamos haber sido Blake y yo parados en el altar. Ella vio a algunos amigos y se obligó a sonreír.

Y entonces su sonrisa murió. Allí estaban el padre y la madre de Blake. ¿Estaría allí también su hermana Amber? Ella había deseado evitar a los tres. Estaba segura de que no querían verla a ella.

Cuando terminó la ceremonia y los invitados salieron al vestíbulo, Brenda se puso de pie, sintiéndose incómoda, y buscó a alguien con quien pudiera hablar. Asistir a una boda por sí misma no era una de sus actividades favoritas, y especialmente en esta época del año cuando se sentía aún más sola. Sus nervios volvieron a aparecer cuando Blake se volteó, la vio