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La Gerencia Sin Práctica: Análisis Del Desempeño De La Empresa Socialista En Cuba
La Gerencia Sin Práctica: Análisis Del Desempeño De La Empresa Socialista En Cuba
La Gerencia Sin Práctica: Análisis Del Desempeño De La Empresa Socialista En Cuba
Libro electrónico769 páginas8 horas

La Gerencia Sin Práctica: Análisis Del Desempeño De La Empresa Socialista En Cuba

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El libro muestra un estudio de la empresa socialista cubana, demostrando que el Estado no aplic el modelo adecuado que propiciara ser eficiente y pivote fundamental para el desarrollo del pas. Como base de referencia para el anlisis se utiliza lo escrito en la obra The Practice of Management del autor Peter Drucker.
Se presentan los principales errores del sistema empresarial, estructurales y funcionales, que han provocado el empobrecimiento de Cuba as como la influencia del desempeo de los dirigentes empresariales. Presenta, adems, las malas prcticas en los principales sectores econmicos que son las verdaderas causas del mal estado de la economa de la nacin, desmitificando la propaganda de las autoridades que los achacan al bloqueo imperialista.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento3 jul 2013
ISBN9781463359034
La Gerencia Sin Práctica: Análisis Del Desempeño De La Empresa Socialista En Cuba
Autor

ROBERTO L. CAPOTE CASTILLO

Graduado de Ingeniero Químico en el año 1979 en Cuba, cursó diversos estudios de posgrado en universidades cubanas y extranjeras, entre ellos un Diplomado en economía y marketing, asimismo titulado como especialista en turismo. Participó en eventos científicos nacionales e internacionales. Recibió entrenamiento en varios países en diferentes especialidades. Fue profesor adjunto de distintos centros de enseñanza superior. Recibió reconocimientos por su labor profesional. Es autor de artículos publicados en revistas científicas, realizó investigaciones reconocidas oficialmente con resultados satisfactorios. Posee la categoría de Investigador Agregado otorgado por la Academia de Ciencias de Cuba. En los últimos veinte años se desempeñó como consultor free lance asesorando a las empresas en temas tales como dirección, planeación, marketing, calidad e inocuidad. Actualmente reside en los EUA.

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    La Gerencia Sin Práctica - ROBERTO L. CAPOTE CASTILLO

    Copyright © 2013 por Roberto L. Capote Castillo.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Fecha de revisión: 13/06/2013

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    472402

    ÍNDICE

    Introducción

    1.   El desempeño del director en la empresa socialista

    2.   Las malas prácticas en el sistema empresarial

    3.   ¿Cuál es la finalidad de las empresas socialistas?

    4.   ¿Cuál es el negocio de las empresas socialistas y cuál debería ser?

    5.   La organización de la producción, la productividad y el aprovechamiento de la fuerza de trabajo

    6.   La dirección de los directivos en la empresa socialista

    7.   La dirección mediante el control

    8.   Los directores deben dirigir y decidir de forma efectiva

    9.   El espíritu de la empresa socialista

    10.   El clima organizacional y la motivación de los trabajadores

    11.   La gestión de los recursos humanos en la empresa socialista.

    12.   Los profesionales en la empresa socialista

    13.   La formación y superación de los cuadros.

    14.   La estructuración de las empresas

    15.   El trabajo del director en la empresa socialista

    16.   Un breve excurso a la calidad.

    Epílogo

    Endnotes

    Dedicatoria:

    A la memoria de Mima fuente de inspiración en mi proyecto de vida y paradigma de voluntad, consagración y amor.

    Agradecimientos:

    A todos los Maestros que han inspirado mi desempeño profesional y a aquellas personas que considerándome su profesor compartieron sus experiencias aumentando mis conocimientos. Sin ellos esta obra no hubiera sido posible.

    Introducción

    Si no quieres repetir el pasado, estúdialo.

    Spinoza

    S i lo escrito en el presente libro llegara a publicarse los conocedores de la temática tratada, al leerlo, coincidirán en que faltaron por analizar un sin número de barrabasadas cometidas en el sistema empresarial del país, sin duda, que coincido con todos. Cuando las realidades experimentadas por las empresas superan la ficción es imposible poder recopilarlas y describirlas en su totalidad.

    En una entrevista que le hicieran a Peter Drucker señalaba que saber cómo funciona una máquina de escribir no lo hace a uno escritor, no obstante esta gran verdad, asumo la responsabilidad por las consecuencias de mis intenciones de escribir el presente texto. Me impulsa la necesidad de dar a conocer mis experiencias de casi cuarenta años de trabajo para exponerlas a manera de un material histórico que nos permita recordar el pasado, no repetir ciertos errores cometidos y quizás cualquier otro país con similares pretensiones pueda encontrar respuestas a algunas interrogantes.

    La inviabilidad del sistema económico socialista ha sido objeto de innumerables discusiones desde el surgimiento del socialismo científico, no obstante, después de la fracasada experiencia del socialismo real el tema ha perdido importancia. Además, la mayoría de los análisis han estado dirigidos a las cuestiones macroeconómicas sin profundizar en las microeconómicas. Tampoco se ha estudiado suficientemente la influencia que ha tenido el desempeño de los dirigentes empresariales en los resultados económicos de las empresas.

    En la actualidad algunos gobernantes catalogados como progresistas, principalmente en Latinoamérica, al asumir el poder hacen énfasis en el triunfante renacer del socialismo a modo de alternativa para la solución de los principales problemas que aquejan a la humanidad. Les sugiero la lectura del presente texto a la gerencia de las nuevas empresas, para no cometer los mismos errores una vez que, según proponen, sean nacionalizadas y pasen a propiedad del Estado para dirigir la economía tal como lo proponen los teóricos del sistema. Estos estadistas hablan del socialismo del siglo XXI pero a su público objetivo, los proletarios actuales, no les queda claro cuáles son sus fundamentos y si las empresas socialistas contarán con un modelo económico para su desempeño. Lo que se ha escrito sobre esta nueva versión del socialismo parece muy teórico tal como la anterior e insiste en sustituir la economía de mercado por una denominada economía de valores. Los esfuerzos en esta dirección siempre han terminado en un rotundo fracaso.

    A lo anterior añado la preocupación personal que tanto en la historia como en la economía, siempre se escribe sobre los éxitos y en nuestro caso no creo que exista persona alguna, independientemente de su autoridad política o académica, que pueda calificar de exitosos los resultados conseguidos en el desarrollo del país. A esto se debe, al parecer, la escasa bibliografía existente sobre esta temática y que no se hayan publicado, a manera de autopsia, los principales factores que han hecho inviable al socialismo desde el punto de vista económico.

    Cuba no es una nación pobre en ninguno de los sentidos ya sea en recursos naturales, humanos, condiciones climáticas u otros, sin embargo, se ha transformado en uno de los países más empobrecidos del continente. Las cifras hablan por sí solas a pesar de la repetición hasta el cansancio, por las autoridades y la propaganda mediática, de que somos los mejores del mundo en casi todo. Algunas personalidades foráneas apoyan estos criterios de forma simplista e irresponsable aunque tampoco solicitan su residencia permanente en este paraíso tropical.

    Conocer las causas originarias del empobrecimiento al que ha llegado el país es una tarea que se me torna difícil si utilizo un enfoque académico no descartando su realización, en determinado momento, por especialistas capacitados para tal empeño. Haré el intento desde una perspectiva de la práctica de la dirección pues en muchos casos los disparates cometidos corresponden más a la falta de lógica que a cualquier otra consideración. Tampoco pretendo escribir la historia del desempeño de la dirección en el sistema empresarial socialista. Solamente me referiré, esencialmente, a los problemas de tipo contemporáneo sin hurgar en los antecedentes o las causas de cada caso.

    No hay discusión en cuanto a que la familia es la célula principal de la sociedad pero según los teóricos del socialismo la empresa socialista, es el eslabón fundamental o primario del complejo sistema de relaciones de la economía nacional. Entonces ¿Por qué en nuestro país con una economía socialista la empresa no recibe la máxima prioridad para hacerla competitiva, satisfacer las necesidades de la sociedad y además sea rentable sin necesidad, como ocurre generalmente, de ser subsidiada por el Estado? ¿Cómo es posible que en nuestra nación se prioricen los problemas ideológicos y no los económicos siendo éstos últimos los que deben hacer sostenible el sistema? No pretendo responder a estas y otras interrogantes en el presente texto, solamente exponer los hechos que pueden ser considerados causales del desastre económico adonde hemos llegado.

    Los dirigentes de la Revolución en una primera etapa trataron de echar la culpa de sus incipientes descalabros económicos a los males engendrados por la estructura capitalista heredada en el país, culpables según ellos, de haber sumido al pueblo en la pobreza y a la falta de experiencia de los nuevos cuadros para desarrollar el proyecto socialista mediante una economía centralmente planificada. Luego vino el diferendo con los EEUU y a éste se le achaca la responsabilidad por las dificultades que confrontan las empresas en su desempeño actual y el de la economía en su conjunto. Parece que es necesaria la instauración del socialismo en el vecino del norte para que el país se convierta en el paraíso prometido a los proletarios.

    Sin embargo la verdadera respuesta al anterior dilema la encontré en la siguiente expresión de Peter Drucker:

    "…. no existen países desarrollados ni países subdesarrollados, sino simplemente países que saben administrar la tecnología existente y sus recursos disponibles y potenciales, y países que todavía no saben hacerlo, o sea que existen países administrados y países subadministrados".¹

    Parece que hemos sido, durante muchos años, subadministrados. El sistema económico socialista fracasó en sus intentos de administrar la tecnología existente y sus recursos disponibles y potenciales en los países donde se estableció.

    Mi única experiencia en la escritura de un libro fue hace más de diez años. Era la propuesta de un modelo para la implantación de la calidad total en las empresas y me había jurado que no haría otro intento pues aún cuando fue bien recibido por el Consejo Editorial y aprobado para su publicación, apareció un obstáculo, la falta de recursos, pues la imprenta a la que pertenecía la editorial no contaba con el aseguramiento material por el incorrectamente denominado Período Especial (para mi la palabra especial en el idioma español tiene un significado totalmente opuesto a necesidad, escasez o privación). En este caso pienso que me será difícil encontrar quien lo analice para su posible publicación pero lo primero debe ser escribirlo.

    El tiempo transcurrido desde el fallido intento me ha servido para acrecentar mi experiencia sobre el sistema empresarial del país ratificando mi criterio de que se debe escribir sobre las causas y consecuencias de su desempeño. Todos los fracasos de las empresas siempre son achacados, por la manipulación mediática, al bloqueo imperialista, cualquiera con algún conocimiento de economía está convencido de que el bloqueo interno, las trabas burocráticas junto a la cultura de la justificación, la espera y reactividad superan la imaginación del enemigo en la creación de barreras al desarrollo.

    Sin embargo, hacer un análisis de la pericia de los dirigentes del sistema empresarial del país sería desatinado si no se escoge adecuadamente el basamento teórico que sirva como referencia de comparación. Durante años busqué una bibliografía dentro de nuestro contexto para facilitar mi espinosa labor pero decididamente no existe ni fue escrita por los teóricos del socialismo científico. Los libros escritos en el país o los provenientes del desaparecido campo socialista, a los que he tenido acceso, enfatizan la precisa aplicación de los principios del marxismo-leninismo a modo de premisa ineludible para alcanzar el éxito en la economía socialista. La mayoría de estos textos fueron escritos por sus autores para alcanzar grados científicos o categorías profesorales en centros de investigaciones o de enseñanza superior sin el objetivo de orientar a los directores de las empresas socialistas en su desempeño, careciendo de un enfoque práctico. Según ha señalado Peter Drucker, desde hace muchos años, la gerencia más que ciencia o arte es sobre todo práctica. Los teóricos del socialismo consideran la dirección una ciencia.

    Ante el panorama anterior, me decidí a elegir el libro The Practice of Management cuya edición en español se tituló La gerencia de empresas del autor Peter Ferdinand Drucker publicado en el año 1954, que a criterio de muchos expertos constituye La Biblia de la gerencia. A pesar del tiempo transcurrido desde su edición, aún hoy en día, nadie duda que sea una obra de obligado estudio para directivos y consultores del campo de la dirección. Además me he auxiliado de criterios más contemporáneos de éste y otros autores relacionados con la temática tratada.

    Antes de iniciar la escritura del presente texto estudié los artículos y libros de Drucker a mi alcance, referidos a la gestión empresarial (escasos, comparados con la cantidad existente), además amplié mis conocimientos con otras obras, algunas referidas por el autor, para lograr mayor comprensión de sus puntos de vista, por ejemplo, Schumpeter, Keynes, David Ricardo, con enfoques en sus respectivas especialidades no impartidos por el sistema educacional. Asimismo profundicé en la teoría de Adam Smith sobre el origen de la riqueza para tener otro punto de referencia aparte del explicado por la teoría marxista-leninista. En el listado anterior incluí las enseñanzas de los autores Michael Porter, Kottler, Herzberg, Tom Peters, Cornejo y otros.

    La utilización de lo escrito por Drucker en cada capítulo de su libro como base para realizar mis análisis se convirtió en un reto, pues a pesar del tiempo transcurrido desde que escribiera la obra de referencia, en la mayoría de los casos se trata de ideas que han cobrado importante vigencia en la actualidad, obligándome a profundizar en la teoría de cada aspecto estudiado por el autor.

    Al no tener la posibilidad de acceder a la mayoría de su prolífica producción literaria sobre temas gerenciales, tuve necesidad de utilizar artículos de otros autores basados en su obra. No obstante lo anterior, si tuviera que escoger uno solo de todos los títulos escritos por Drucker sobre esa temática, sin titubear me decidiría por The Practice of Management pues, según mi criterio, reúne la mayoría de las ideas imprescindibles para el conocimiento de la dirección manteniendo su vigencia actualmente.

    Lo escrito por Drucker así como su aporte a la gerencia ha sido ignorado por la mayoría de los directores de las empresas en nuestro país y solamente una parte del escenario académico de nuestras universidades lo conoce, por tanto es de suponer que si su existencia fue desconocida, también lo fue su deceso. Con esta obra doy muestra de mi agradecimiento al Maestro por su influencia en mi formación profesional.

    La obra de Drucker, que he podido conocer, se ha distinguido por su carácter práctico sin disminuir un ápice su utilidad ni el aporte académico a la materia. Fue consecuente con su creencia de que todas las ciencias antes de reconocerse como tal debieron transitar un período de práctica para después ser apuntaladas por un fundamento teórico y académico. El socialismo en este sentido actuó de forma inversa pues primero desarrolló la teoría sobre el desempeño de las empresas en una economía centralmente planificada y sin validar dichos soportes teóricos aspiraba a que sirvieran de pivote para lograr la añorada eficiencia. La realidad demostró el fracaso de tal pretensión.

    Durante muchos años me he desempeñado como consultor sobre temas relacionados con la calidad y la dirección (nombre más utilizado en el país para los temas gerenciales). Sin temor a equivocarme puedo asegurar que los problemas presentes en la mayoría de las empresas del país, para no ser absoluto y decir que todos, independientemente de la rama de la producción o los servicios son similares con raíces comunes.

    En el prefacio de la citada obra de Drucker expresa:

    Pero este libro ha sido escrito también para quienes no tienen experiencia en la gerencia. Ellos necesitan saber, quizá más que nadie, qué es la gerencia, qué hace y qué se puede esperar de ella, porque la ignorancia de la función que cumple, el trabajo que realiza, de sus normas y responsabilidades, es una de las debilidades más grandes de una comunidad industrial y constituye un fenómeno casi universal.

    Lo expresado anteriormente continúa siendo la principal debilidad de los dirigentes del sistema empresarial del país, el mencionado libro de Drucker constituye una rareza en cualquier biblioteca ya sea pública o particular, de ahí que para los directores de las empresas tal bibliografía no pudo desempeñar el papel que le atribuyó el autor. Además un escollo insalvable es que dicho texto, por sus puntos de vista, sería catalogado de diversionista por las autoridades políticas del país.

    Otro aspecto destacado por el autor en su prefacio y que estimo necesario exponer es el siguiente:

    Se ha evitado hacer llamadas, señalar fuentes y formular otras referencias, excepto en los casos en que ha sido necesario identificar una cita directa o en que se ha juzgado útil orientar al lector hacia libros que tratan a fondo temas importantes que este texto sólo toca superficialmente.

    ..Los lectores interesados en la teoría de la organización no necesitan una equis que marque el lugar en que el autor se desvía de lo ortodoxo en esa materia. Estoy seguro de que todos mis lectores comprenderán que este libro, como cualquier otro, tiene un linaje intelectual lejano y múltiple, y confío en que a todos les importe más qué es cierto que quién está en lo cierto y que en consecuencia ni las alivie que recurra a la cita de una autoridad en una materia ni les alarme que deje de hacerlo.

    Si mi trabajo está basado en lo expuesto por Drucker también debo renunciar al desvelo por las cuestiones académicas y enfocarme de forma práctica en los hechos acaecidos en las empresas. Los análisis que realizo en el libro parten de lo expresado por el autor, por lo tanto solamente marcaré el lugar donde se puede encontrar en el libro las citas que expongo. Tampoco realizaré la confrontación de conceptos e interpretaciones entre diferentes autores solamente utilizaré la de aquellos que coinciden con sus puntos de vista.

    Lo expuesto en el presente texto sobre el desempeño de los directores y las empresas se basa en la experiencia adquirida por diferentes vías tales como estudios, consultorías, eventos científicos en los que he participado, conversaciones con directivos, intercambios con empleados profesionales y con destacados académicos de la materia que aun cuando no abarcan la totalidad del universo empresarial me atrevo a tomarlo a manera de muestra asumiendo la responsabilidad por el sesgo introducido.

    Salvando las distancias, sin ninguna pretensión, considero que si la humanidad le agradece a Adam Smith su aporte a la economía política por el resultado de sus investigaciones sobre el origen de las riquezas de las naciones, el país necesita que se realicen los análisis necesarios para conocer las causas de su empobrecimiento y en ese sentido quiero aportar mi grano de arena basándome en lo escrito por el profeta de la dirección o Dr. Management (términos que el autor siempre rehusó aceptar). En lo personal prefiero llamarlo Maestro (con mayúscula pues lo catalogo de Gran Maestro), recordando la expresión: el Gran Maestro es aquel que inspira, pues sus ideas sirvieron de inspiración a reconocidos estudiosos y académicos, de diferentes especialidades, para el ulterior desarrollo de diversas temáticas.

    Otro importante escollo al que me he enfrentado es la falta de información sobre el estado de la economía en general y de los diferentes sectores o ramas que la conforman así como la imposibilidad de acceder a internet para consultar otras fuentes, además, las informaciones brindadas por el país a los organismos internacionales está sesgada por el uso de metodologías muy peculiares que impiden cualquier comparación. No obstante, mis análisis no están basados en estadísticas sino que he tratado de enfocarlos hacia el papel de los dirigentes en el desempeño de las empresas.

    El libro está estructurado en dieciséis capítulos y un epílogo. En los quince primeros expongo un análisis del desempeño de la empresa socialista en Cuba desde 1959 hasta el 2011, basado fundamentalmente, en las enseñanzas de Drucker. Además realizo un breve excurso a la calidad por ser una de las actividades empresariales más dañadas en el desempeño de la economía socialista y en la que he adquirido las mayores experiencias por mi profesión. Por último escribí un epílogo donde muestro una panorámica de la desastrosa situación económica a la que ha desembocado la falta de práctica de los dirigentes empresariales, además, fundamento por qué la crisis financiera global no es la responsable de los problemas económicos del país así como realizo el análisis de las nuevas medidas aplicadas por las autoridades en el intento de rescatar la economía demostrando su futuro fracaso. Del mismo modo, presento una propuesta para revertir la situación económica del país con medidas sensatas desideologizadas, en oposición a las propuestas de los economistas comprometidos con el sistema.

    Durante mi exposición trato de demostrar que la desastrosa situación de la economía del país ha sido consecuencia de la desacertada política al respecto a la que se le han sumado otros males como el incompetente desempeño de una élite burocrática, atascada en la presunción de incompetencia de los dirigentes de las empresas, creyente de ser poseedora de la verdad absoluta en todos los ámbitos de la sociedad, que ha impuesto una camisa de fuerza para obligar a los empresarios a la aplicación rigurosa de un entramado de leyes y disposiciones sin una estrategia definida ni objetivos claramente precisados. No es posible el progreso de una sociedad cuyas autoridades carecen de una visión definida y desconfían de la capacidad de sus ciudadanos para auto dirigirse.

    La secuencia seguida en la escritura del libro ha sido azarosa pues es difícil lograr un orden al examinar el desorden, aplicar la lógica al enfrentarse a lo ilógico, ni conseguir la organización al analizar tanta desorganización.

    Si se llegara a publicar el presente libro, para muchos será controversial, polémico y comprometido pero si aún así invita a la lectura y la reflexión, estaré complacido y mi esfuerzo no habrá sido en vano.

    Roberto L. Capote Castillo

    Capítulo 1

    El desempeño del director en la empresa socialista

    D rucker nunca vaciló en afirmar que los resultados de una empresa dependían de la calidad de su gerencia (top management) y por tal motivo dedicó una parte de su extensa producción bibliográfica a esta temática.

    La importancia del director en el sistema empresarial ha sido subestimada desde el momento de su selección y en la evaluación de su desempeño, casi siempre se destaca por encima de éste el papel decisivo de los trabajadores en su rol protagónico, definiéndolos como imprescindibles quienes en primera y última instancia deciden los resultados. Esto puede ser originado por la creencia sectaria según la cual el principal recurso de una organización son los recursos humanos y coincido con esta afirmación pero precisamente desde este punto de vista, o sea, que se trata solamente de un recurso. Sin embargo, me inclino definitivamente por el concepto de Drucker quien establece que son los gerentes, con sus actuaciones, los que posibilitan la conversión de los recursos en resultados económicos de las empresas.

    Hasta en la terminología utilizada para denominar a los dirigentes existen indefiniciones por el sistema empresarial socialista. Al inicio de la Revolución se generalizó el término administrador para nombrar al máximo dirigente de una organización ya fuera comercial o no, con los años se introdujo el nombre de director cuando se trataba de una empresa o un nivel superior de dirección. Así teníamos administradores en fábricas, talleres, establecimientos y otras organizaciones similares y directores en empresas, uniones de empresas u otras análogas. También se designaron cargos de Delegado del Ministro, dirigente que en determinado territorio lo representa, aunque sus funciones y autoridades, no están claramente definidas, pues en sus decisiones debe contar con la aprobación del Partido y Gobierno del área geográfica donde se encuentra.

    Con el desarrollo del turismo (inicios de los años 90) se introdujo la terminología de gerente debido a que las firmas extranjeras, participantes en empresas mixtas o las contratadas para administrar algunos hoteles, lo usaban al nombrar al máximo directivo de estas. Derivado de lo anterior determinadas corporaciones netamente nacionales empezaron a utilizar el término de gerente pero una vez más el término también cayó en baja y se ha regresado a los antiguos vocablos de administradores y directores.

    Veamos a continuación el criterio de Drucker más contemporáneo respecto a lo anterior, extraído de una presentación hallada en Internet:

    "Para Drucker siempre fue muy importante el papel del gerente y de lo que constituía sus principales tareas en el desempeño de su puesto y desde el punto de vista económico propone distinguir entre el gerente y el administrador. Al parecer del autor, el gerente conforma el equipo de las organizaciones dedicadas a negocios, mientras que por el contrario el administrador está más bien relacionado con empresas que pueden estar subsidiadas y/o que no son autosuficientes (ONG, Fundaciones, instituciones educativas, etc.), donde la tarea del administrador no está tan directamente relacionada con los resultados económicos que debe alcanzar el gerente; el administrador puede rendir cuentas perfectamente y mostrar un saldo cero de un dinero que le ha sido asignado sin necesidad de generar más dinero del dinero que él haya recibido. En ésta dimensión económica el gerente debe siempre asignar prioridad al desempeño económico y financiero por sobre todas las cosas, lo que lo distingue del administrador.²

    Leyendo el párrafo anterior llego a la conclusión que el nombre merecido para los directores de las empresas dedicadas a negocios en el socialismo es el de administradores. Los dirigentes empresariales, por lo general, no han sentido la necesidad de generar más dinero del recibido, siempre y cuando cumplan los lineamientos ideológicos del sistema político imperante, ya que la ineficiencia invariablemente está justificada.

    A menudo me dicen que la mayoría de los problemas presentes en las empresas son originados por la falta de conocimientos técnicos sobre los procesos productivos o de servicios, de sus dirigentes. Según la experiencia reflejada en la bibliografía por los estudiosos del tema, incluyendo a Drucker, este no es un factor determinante.

    Otro síntoma que a mi entender denota la poca importancia concedida al papel del director en el sistema empresarial lo constituye el alto nivel de rotación de los mismos, tanto es así, que existe una opinión casi generalizada, confirmada por la realidad, de que el promedio de vida en el cargo no excede casi nunca los cinco años en una misma organización. A lo anterior se le suma que en la mayoría de los casos, la sustitución es el resultado de una importación, generalmente se trata de personas traídas desde otra organización, casi siempre de una actividad diferente. En pocos casos se buscan los sustitutos entre los directivos que han trabajado durante años en cargos de dirección intermedios de la misma empresa. Tampoco vienen con un historial de logros que lo avalen para el cargo sino más bien con un aval político de plena confianza, definida solamente sobre bases ideológicas.

    No he conocido director alguno que haya llegado al cargo después del tránsito, desde el escalón más bajo de dirección hasta el máximo puesto, aunque no descarto que tal caso pueda existir pero siempre sería una excepción. En este sentido no se cumple la conocida fase desarrollo de carrera de la gestión de los recursos humanos o el cumplimiento de la política de cuadros según nuestro léxico.

    Contrario a lo que ocurre en los países de occidente, no existen en el nuestro libros escritos por veteranos directores ya sea en forma de memorias, autobiografías o con cualquier otro propósito en el que expresen sus experiencias en el ejercicio del cargo. Tampoco conocí alguno proveniente del desaparecido campo socialista, aunque la bibliografía circulada de este tipo siempre fue escaza. Me parece que esto se debe a que ninguno sobrevivió para contarlo o su desempeño no alcanzó resultados exitosos para su divulgación.

    Veamos que dice Drucker sobre la importancia del director:

    El director o gerente es el elemento dinámico y vivificante de todo negocio. Sin su guía los recursos de la producción siguen siendo recursos y no se convierten nunca en producción.³

    Este planteamiento del autor nos ratifica que los proletarios sin una adecuada dirección se quedan siendo recursos, eclipsando el mito del papel de imprescindibles otorgado por el sistema socialista. La realidad lo ha confirmado en la mayoría de las empresas del sistema empresarial, aún existiendo trabajadores con muchos años de experiencia y un exceso de personal calificado, la baja productividad y la falta de eficiencia predominan en el panorama empresarial.

    En algunas industrias, por ejemplo, en la producción azucarera, al realizar la comparación con el período prerrevolucionario (antes del año 1959), se puede comprobar que en esa época con una plantilla de empleados profesionales que no superaba la docena, muy inferior a los cientos que se poseen hoy en cada fábrica, los indicadores de eficiencia eran mucho mejores que los logrados en la etapa revolucionaria.

    La eficiencia y eficacia.

    Otro de los planteamientos más importantes de Drucker que deseo analizar en el sistema empresarial es el referido a la eficiencia y eficacia. Si en algo se muestra la falta de práctica de los directores del sistema empresarial es en la ignorancia del impacto que en su labor tiene la incorrecta definición y manejo de estos conceptos.

    Drucker señala: eficiencia significa hacer correctamente las cosas y eficacia significa hacer las cosas correctas.

    Aclarando un poco este planteamiento podemos señalar que la eficiencia es la capacidad de reducir al mínimo los recursos usados para alcanzar los objetivos de la organización, es decir, hacer las cosas bien. Por otra parte, la eficacia es la capacidad para determinar los objetivos apropiados, o sea, hacer lo que se debe hacer.

    Aún cuando las expresiones anteriores puedan parecer un juego de palabras y a pesar del criterio de algunos especialistas en cuanto a la utilidad de estos dos términos, tengo la opinión que en nuestro caso particular, además de los problemas estructurales, la ignorancia sobre su correcta definición y aplicación, por los dirigentes empresariales, contribuye al mal desempeño de las empresas.

    Ignorar la importancia de la eficacia para las empresas es un mal de fondo pues los órganos de dirección del Partido, máximo dirigente de la economía, en sus permanentes proclamas solamente alude a la eficiencia. En la Resolución Económica del V Congreso se definió lo siguiente:

    La eficiencia es el objetivo central de la Política Económica del país para ello se impone: …hacer un mejor uso de los recursos y elevar la productividad del trabajo.

    Los directores que en su desempeño logran utilizar el mínimo de los recursos necesarios para alcanzar las metas planificadas actúan eficientemente. En numerosas ocasiones estos dirigentes, por orientaciones de otros organismos de dirección, ejecutan eficientemente las tareas equivocadas lo que por supuesto no ayuda a la realización económica de la empresa. Por otra parte, la eficacia implica elegir las metas acertadas. Un director que elige una meta equivocada es un dirigente ineficaz.

    En el sistema económico implementado se ignoran algunos aspectos vitales que pueden coadyuvar a la eficacia de una empresa como lo es el mercado. Además, la estructuración y organización de la economía, centralmente planificada, y el sistema empresarial desplegado, elimina la competencia entre las empresas de ahí que la innovación y desarrollo, si existe en alguna, es de espaldas al mercado y a sus usuarios. Utilizo la palabra usuario pues el consumidor, ya se trate de una empresa o un ciudadano, desde hace mucho carece de soberanía para seleccionar al proveedor y por tanto no ha llegado nunca a alcanzar la categoría de cliente. De lo anteriormente expuesto se puede deducir que a un director le es muy difícil definir las tareas correctas para su negocio.

    Ningún grado de eficiencia puede compensar la falta de eficacia. De hecho, Drucker afirma que la eficacia es la clave del éxito de una organización. Según el autor:

    "Antes de dedicarnos a hacer algo en forma eficiente, tenemos que estar seguros de que hemos encontrado algo acertado para hacer".

    Los objetivos y las tareas principales a desarrollar por un director en el sistema empresarial, generalmente, se determinan por los organismos superiores y aún cuando pueda o no estar de acuerdo lo máximo que puede hacer es asistir a una reunión de su nivel superior de dirección y expresar su inconformidad pero éste tampoco tiene facultades para hacer variaciones. La mayoría de los directores se esfuerzan por trabajar eficientemente pero casi siempre lo hacen de forma ineficaz al enfocarse en tareas equivocadas, sin embargo, en aquellas que deciden los resultados de su negocio lo hacen ineficientemente debido al deficiente aprovechamiento de los recursos puestos a su disposición, tal desempeño no tiene un impacto positivo en el desarrollo de la economía.

    La importancia de la eficacia en la actuación de los directivos fue tema recurrente en la bibliografía de Drucker, por tal motivo quiero exponer otras consideraciones fuera del texto de referencia.

    Según Drucker: "un directivo eficaz no comienza planificando, sino averiguando a qué dedica su tiempo…"

    En el contenido del presente texto me referiré de forma reiterada a que los directores en el sistema empresarial pocas veces planifican adecuadamente su tiempo de ahí que lo dediquen mayoritariamente al cumplimiento de tareas que no contribuyen a los resultados de su organización. Tampoco muestran responsabilidad por los deficientes resultados en la realización económica de sus organizaciones pues siempre habrá una justificación que lo libera de la misma. Drucker expresa al respecto:

    La eficacia exige la concentración y huye de la dispersión. …La determinación de las prioridades supone decidir con fortaleza, porque hay que primar el futuro sobre el pasado, la oportunidad sobre los problemas, lo real sobre lo inmediato, y lo importante sobre lo urgente.

    Pocos directores de empresas tienen la posibilidad de estar concentrados de forma permanente en la ejecución de tareas eficaces para su organización, las exigencias del entorno se lo impiden así como tampoco deciden en la determinación de las prioridades. El futuro siempre ha sido imprevisible y nunca se ha planificado. Se pasan la mayoría de su tiempo analizando el pasado (los indicadores económicos de sus entidades), resolviendo problemas, atrapados por lo inmediato y sumergidos en lo urgente que casi nunca es importante. Estas personas están constantemente sometidas a los dictados de los órganos de dirección del Partido que no toleran ningún tipo de retraso en sus exigencias a pesar que la mayoría de las veces sus orientaciones no se relacionan con los resultados económicos de su organización. De lo anterior se desprende que la eficacia se convierte en un reto para estos dirigentes.

    En una entrevista de años más recientes, que le hiciera la Harvard Business Review, Drucker volvió a insistir en la eficacia del ejecutivo y al respecto señaló:

    "Todo ejecutivo eficaz sigue ocho reglas sencillas:

    1.   Preguntan ¿qué hay que hacer?

    2.   Preguntan ¿qué le conviene a la empresa?

    3.   Desarrollan planes de acción.

    4.   Asumen la responsabilidad de sus decisiones.

    5.   Asumen la responsabilidad de comunicar.

    6.   Se centran en oportunidades en vez de problemas.

    7.   Conducen reuniones productivas.

    8.   Piensan y dicen nosotros en vez de yo

    Las dos primeras prácticas les permiten obtener el conocimiento que necesitan. Las cuatro siguientes les ayudan a convertir ese conocimiento en acción eficaz. Las dos últimas aseguran que toda la organización se sienta responsable".

    Para analizar el origen de la ineficacia de los directores del sistema empresarial creo prudente hacer un breve análisis de las manifestaciones de las reglas anteriores en el proceder de estos dirigentes:

    1.   Preguntan ¿qué hay que hacer?

    Según Drucker: la pregunta no es ¿qué quiero hacer?. Preguntar qué hay que hacer y tomarse el asunto en serio es fundamental para el éxito gerencial. Si no se hace esta pregunta, hasta el más capaz de los ejecutivos se vuelve inútil.

    Un director de empresa no puede preguntarse ¿qué hay que hacer? porque siempre se impone la interrogante ¿qué me obligan a hacer? pues ya sea por mediación de su ministerio o por los organismos externos de dirección, del Partido o Gobierno, siempre se encuentra sometido a la exigencia del cumplimiento de tareas que lo dispersan. Además, la carencia de autonomía y facultades, fundamentalmente sobre el manejo de los recursos de todo tipo y en especial los financieros, impiden hacerse la pregunta correcta.

    Hace tiempo un director me comentaba que en las actividades autorizadas a ejercer por su empresa tenía la ejecución de construcción de obras civiles y aún cuando esta no era su actividad fundamental la desempeñaba para ingresar pesos convertibles (CUC). Este servicio a terceros le posibilitaba comprar un mínimo de aseguramiento material para sus actividades principales pues las compras solamente pueden ser realizadas con esta moneda. A pesar de esta necesidad el ministro le orientó realizar solamente construcciones a empresas del mismo ministerio perdiendo los ingresos en CUC y ocasionando falta de liquidez para la adquisición de los medios materiales necesarios para su labor. Según sus propias palabras no sabe qué hacer para sobrevivir.

    Generalmente los directores están atareados en un gran cúmulo de tareas que no tienen definidas sus prioridades ni la contribución a la realización económica de su organización. Con diferentes matices esta es la realidad en la que se desempeñan los dirigentes de las empresas lo cual constituye una de las diversas causas que les impide ser eficaces trayendo por consecuencia no poder cumplir efectivamente su trabajo.

    2.   Preguntan ¿es esto lo correcto para la empresa?

    Derivado de lo señalado en la respuesta a la pregunta anterior es difícil que el director realice lo correcto para la empresa. Generalmente carece de facultad para tomar este tipo de decisión. Esto ocasiona que no desarrolle conciencia sobre su responsabilidad social como palanca de desarrollo del país lo cual induce que sus actuaciones estén divorciadas de los intereses de la sociedad.

    La situación anterior es más evidente de lo que se supone. Es frecuente que los dirigentes y en algunos casos los trabajadores, conozcan lo que es correcto hacer para la solución de determinadas situaciones de los procesos productivos, reclamando acciones al efecto, pero casi siempre el director tiene más de una justificación o prohibición para no llevarla a cabo. Esto ha popularizado una frase, entre los obreros y ciudadanos, que enuncia: "esto no hay quien lo tumbe pero tampoco quien lo arregle".

    Se ha hecho común que un director sea convocado a una reunión del organismo de dirección del Partido en su territorio para asignarle tareas relacionadas con la reparación de viviendas, crear un autoconsumo, ponerle el techo a una institución social que ha sido afectada por un ciclón y un sinnúmero de otras tareas ajenas a la misión de la empresa. Cuando este dirigente empresarial le pregunta al funcionario que lo orienta quién va a entregar los recursos necesarios, siempre recibe la misma respuesta: "inventa, que para eso están los revolucionarios". Esto además de ilógico es una invitación oficial al desvío de recursos que luego genera otros males.

    3.   Desarrollan planes de acción.

    La forma en que tienen lugar los acontecimientos en las empresas generalmente inducen acciones que imposibilitan la planificación por parte de los directores, de ahí que en la ejecución de las tareas van improvisando sus decisiones y las de los colaboradores que lo acompañan.

    Según Drucker estos planes de acción son vitales pues: "…antes de pasar a la acción, el ejecutivo debe trazar su plan. Debe pensar en los resultados deseados, las posibles restricciones, las futuras revisiones, los puntos a considerar y las consecuencias de la forma en que utilizará su tiempo".¹⁰

    En las empresas se desarrollan planes de acción para determinadas tareas, casi siempre, orientadas por los organismos políticos o del gobierno pero en realidad no son utilizados seriamente para el trabajo, más bien juegan un rol de escudo protector para evitar contradicciones. Una vez aprobados pasan a ser letra muerta en los archivos y cuando reclaman información para conocer el estado de las tareas propuestas en dicho plan se confecciona un informe sobre su exitoso cumplimiento. En otros casos, cuando estos planes son controlados desde el exterior con determinados propósitos, se convierten en camisas de fuerza ocasionando en los directores la desviación de su atención hacia el negocio.

    Es frecuente que en saludo a determinadas jornadas ideológicas se elaboren planes de acción siendo chequeados minuciosamente por los órganos de dirección del Partido a pesar de que su cumplimiento no contribuye a la realización económica de la organización. Algunos directores me han comentado que ojalá la misión de la empresa fuera chequeada con el mismo celo.

    4.   Asumen la responsabilidad de sus decisiones.

    Las decisiones tomadas por los directores tienen lugar con una velocidad que les impide realizarlo de la mejor forma. Al respecto Drucker expresa:

    "…una decisión no se toma mientras las personas no sepan: el nombre de la persona encargada de realizarla; el plazo; el nombre de las personas que se verán afectadas por la decisión, y que, por lo tanto, deben estar al tanto de ésta, entenderla y aceptarla –o al menos no oponerse demasiado a ella– y el nombre de las personas que deben ser informadas de la decisión, aunque no se vean directamente afectadas. Un enorme número de decisiones organizacionales se convierten en problemas porque no consideran estos principios".¹¹

    Ninguno de los principios anteriores se cumple en el proceso de toma de decisiones en las empresas, de ahí que en la mayoría de los casos sean causa del surgimiento de conflictos disfuncionales impidiendo lograr eficacia en la decisión aplicada.

    Generalmente no se define claramente la persona responsabilizada en cumplir las decisiones sino que la premura solo permite precisar las acciones a cumplir, los plazos de ejecución se van cambiando en la medida de su cumplimiento, las personas afectadas se enteran cuando se aplica la decisión pero deben aceptarlas aunque estén en contra. Las informaciones en todas las direcciones (ascendentes, horizontales o descendentes); no se realizan correctamente por los problemas de comunicación existentes. Los directores casi siempre asumen personalmente la aplicación de las decisiones más importantes de sus negocios pero ni aún de esta forma pueden evitar que se conviertan en problemas.

    5.   Asumen la responsabilidad de comunicar.

    En las empresas la dirección se encuentra en un estado poco desarrollado, de ahí que la comunicación no sea contemplada en su ejercicio, por lo general es la función del control la que más atención recibe pero con el objetivo de reprimir y no para la mejora del desempeño. La comunicación no es concebida como parte de la responsabilidad de los dirigentes empresariales.

    El ambiente laboral, generalmente, está colmado de rumores o bolas, causando el permanente enrarecimiento del clima laboral. Cuando se desarrollan campañas de divulgación casi siempre están dirigidas a la complacencia de los niveles superiores de la dirección política para apoyar planes de acción de tipo ideológico, ajenos a los resultados económicos de la organización, de ahí que los colectivos de trabajadores los reciban con la acostumbrada pasividad e incredulidad.

    En las consultorías que realizo sobre gestión de la calidad generalmente debo enfrentar el problema de la pobre comunicación existente. Se hace difícil que la alta dirección de las empresas divulgue la política de la calidad, los objetivos u otros requisitos de la norma ISO para que, al menos, logren la certificación. No tienen el hábito de comunicar ni tampoco conocen el impacto que tiene la comunicación en el desempeño de los trabajadores.

    6.   Se centran en oportunidades en vez de problemas.

    No creo que exista consultor o especialista en dirección que se atreva a decir que ha conocido, a no ser como excepción, a algún director con el hábito de concentrarse en las oportunidades en vez de los problemas. Esto ha generado que la valoración del desempeño de los directores, en las esferas de poder, esté basada en la resolución de problemas en lugar de la identificación y aprovechamiento de las oportunidades.

    Según Drucker:

    "…céntrese en las oportunidades, los buenos ejecutivos se centran en las oportunidades en vez de los problemas. Por supuesto que hay que enfrentar los problemas, no deben ser ignorados. Pero la resolución de problemas, aunque necesaria, no produce resultados, sino que previene daños. Aprovechar las oportunidades sí produce resultados".¹²

    En las empresas se ha abusado de la resolución de problemas como método de dirección, de ahí que esta forma de trabajar ni siquiera previene daños. A pesar del espíritu triunfalista que muestran los dirigentes del Partido, Gobierno al que se le suman los del sistema empresarial; así como el frecuente anuncio de victorias sobre los problemas existentes no se detectan signos de mejoría alguna en la economía del país ni en la situación doméstica de los trabajadores.

    En la referida entrevista Drucker expone las siete situaciones que examinan los directivos en busca de oportunidades (un éxito o fracaso inesperado en la empresa; una brecha entre lo que se hace y lo que podría hacerse; una innovación; cambios en la estructura del sector y del mercado; datos demográficos; cambios de disposición mental, valores, percepción, estados de ánimo o significado; nuevos conocimientos o una nueva tecnología).

    Las siete situaciones anteriores tienen poca influencia en el desempeño del sistema empresarial para que posibiliten detectar oportunidades por los directores de las empresas pues el sistema económico existente no les permite sacar partido de las mismas. Además, la planificación centralizada de la economía descarta las acciones sugeridas por Drucker.

    7.   Conducen reuniones productivas.

    Siempre había creído que el reunionismo era una disfunción propia del sistema empresarial del país, pero con el estudio de los temas de dirección descubro que es una enfermedad de posible aparición en cualquier sistema económico. Según Drucker: «Las reuniones son; por definición, una concesión a la organización deficiente»¹³. Una vez más, con una sencilla expresión, el autor nos lleva de la mano a centrar nuestra atención en lo que para otros puede ser irrelevante.

    Más adelante en la mencionada entrevista expone: "….si quieren ser eficaces, los ejecutivos deben conducir reuniones productivas. Deben asegurarse de que las reuniones sean sesiones de trabajo y no juntas de cotorreo. La clave para conducir una reunión eficaz es definir previamente qué tipo de reunión se hará".

    He sido observador de innumerables reuniones, tanto como partícipe o asesor, y la mayoría parecen efectivamente juntas de cotorreo.

    Según Drucker: "Diferentes tipos de reunión requieren diferentes formas de preparación y diferentes resultados:

    -   Una reunión para preparar una declaración, un anuncio o un comunicado de prensa.

    -   Una reunión para anunciar algo, por ejemplo, un cambio organizacional.

    -   Una reunión en la que varios o todos los miembros presentan un informe.

    -   Una reunión para informar al ejecutivo que convoca.

    -   Una reunión cuya única función es colocar a los participantes en la presencia del ejecutivo.

    Los directores de las empresas desconocen, por lo general, la clasificación anterior de las reuniones siéndoles difícil obtener los beneficios de su adecuada utilización. Generalmente entremezclan los diferentes tipos originando una pérdida de tiempo para los participantes. No son pocos los jóvenes con competencias para dirigir que no aceptan este tipo de cargo para no verse sometidos a los embates del "reunismo" presente en el sistema empresarial. Por último Drucker sentencia: Los altos ejecutivos son eficaces a medida que logran evitar que estas reuniones interfieran con su jornada de trabajo.

    La mayoría de los directores que conozco reconocen como principal causa de la pérdida de su tiempo las reuniones improductivas a las que frecuentemente tienen que asistir tanto interna o externamente. Existen diversos organismos rectores, definidos por el sistema económico cubano, con facultad para disponer que en el Consejo de Dirección de las empresas se analice el estado de las actividades que atienden exigiendo además las evidencias en las actas de dichas reuniones. También los directores son frecuentemente convocados a reuniones externas por los organismos de dirección superiores o los políticos de la región en que se encuentra su organización para cuestiones que no están relacionadas con su actividad fundamental.

    8.   Piensan y dicen nosotros en vez de yo

    Sobre esta última práctica Drucker sugiere:

    Piense y diga nosotros La última práctica es ésta: No piense ni diga yo; piense y diga nosotros. Los ejecutivos eficaces saben que tienen la responsabilidad final, y que ésta no puede ni compartirse ni delegarse. Pero sólo tienen autoridad porque cuentan con la confianza de la organización. Esto significa que piensan en las necesidades y oportunidades de la organización antes de pensar en sus propias necesidades y oportunidades. Esto tal vez suene simple, pero no lo es y debe ser seguido estrictamente.

    En nuestra sociedad se ha generalizado el uso del término nosotros por los dirigentes, ya sean empresariales, políticos o de cualquier otra institución. Esta expresión envuelve sobre todo una actitud ideológica y no una muestra de responsabilidad por los resultados o confianza hacia sus colaboradores. Tampoco en las empresas la referida expresión significa que el director piense en primer lugar en las necesidades de la organización antes que en las propias.

    He sido testigo en varias empresas de la actuación de un director que prácticamente paraliza su funcionamiento ocupando a varios directivos en tareas no relacionadas con su misión, sino en otras que pueden ser de su interés personal incluso en algunas tan triviales como por ejemplo, la reparación de su automóvil para ponerle los aditamentos más sofisticados y transformarlo en una muestra de poder. Esto no ha pasado desapercibido pues ha generado varias campañas de persecución a dirigentes por las autoridades políticas y algunos han pagado caro este comportamiento pero el mal no ha sido arrancado de fondo.

    Puedo aseverar, sin temor a equivocarme, que ninguna de las ocho prácticas examinadas anteriormente para hacer eficaz a un director, se cumple. Concluyo que la mayoría de los directores no son eficaces en su desempeño personal ocasionando que tampoco lo sean las organizaciones que dirigen causando falta de eficacia en la economía en su conjunto. Después de este paréntesis de otras ideas de Drucker sobre la eficacia, es interesante a continuación analizar entonces cuáles son las tareas del director basándome en el libro de referencia seleccionado y las opiniones de otros autores reconocidos en el campo de la dirección.

    Las tareas del director

    En el desarrollo de mi trabajo de consultoría aplico diferentes instrumentos para poder formular adecuadamente el verdadero problema de la organización que me contrata. Para esto realizo encuestas donde les solicito a los directores cuáles, según su parecer, son las principales tareas a enfrentar en el desempeño de su trabajo. Por lo general les cuesta trabajo relacionar más de cinco o seis vinculadas directamente con la realización económica de su organización. El resto de las señaladas son trabajos relacionados con urgencias impuestas externamente.

    Pero es necesario primeramente hacerse la pregunta ¿cuáles son las decisiones que resultan más importantes para un director? Veamos que dice Drucker:

    En cada decisión y en cada acto, la gerencia debe dar el primer lugar a la realización económica. Sólo puede justificar su existencia y su autoridad mediante los resultados económicos que produce. Puede haber grandes resultados no-económicos: la felicidad de los integrantes de la empresa, la contribución al bienestar y a la cultura de la comunidad, etc. Pero si deja de producir resultados económicos, la gerencia fracasa. Fracasa si no proporciona los bienes y servicios que desea al consumidor a los precios que el mismo está dispuesto a pagar. Fracasa si no mejora o por lo menos mantiene la capacidad de producir riquezas de los recursos económicos que se le han confiado.¹⁴

    Más adelante apunta:

    La primera definición de la gerencia debe decir, por lo tanto, que es un órgano económico, verdaderamente el órgano económico específico de una sociedad industrial. Cada acto, cada decisión, cada deliberación de la gerencia tiene como primera dimensión una dimensión económica.¹⁵

    En el sistema empresarial, la realización económica muchas veces deja de ser la preocupación fundamental de los directores pues las exigencias del entorno desconocen su importancia, estas orientaciones generalmente no tienen una dimensión económica sino más bien política y los dirigentes se ven ante encrucijadas en las que casi siempre se opta por quedar bien con aquellas tareas no relacionadas con los resultados de la organización o peor aún, los hacen fracasar en la misión de proporcionar los bienes o servicios planificados. Por otra parte los organismos superiores de dirección de las empresas a pesar de ser los que confeccionan los planes anuales se pasan todo el año recortando recursos o realizando cambios en los mismos demostrándole a sus directores que los resultados económicos no son realmente importantes.

    Como parte del perfeccionamiento empresarial, en proceso de implementación desde los años noventas, se establecieron algunas premisas entre las que se encuentran:

    a)   Contar con una contabilidad que refleje los hechos económicos;

    b)   Existir mercado que asegure la realización de sus producciones y servicios; y

    c)   Contar con los aseguramientos necesarios para la producción de bienes y servicios

    Trabajando en una empresa, en los primeros años del perfeccionamiento, el director me expresó su intención de aprovechar este proceso para reorientar el trabajo de su organización. Por diversas razones sus volúmenes de producción habían descendido bastante, pero haciendo un redimensionamiento y reorientando su mercado se podría lograr revertir esa situación ya que existían oportunidades con nuevos clientes.

    Después que este director desarrolló con los directivos y especialistas su nuevo proyecto lo presentó a las instancias superiores de dirección para su aprobación y recibió una respuesta inapelable: el proyecto se aprueba pero no puede dejar cesante ni un solo empleado. Esto era imposible de lograr pues la empresa tenía un número de trabajadores que excedía el necesario para su nueva orientación. Esta decisión provocó una gran desmotivación en este dirigente dejando claro que la primera función de sus superiores no era "la realización económica sino la felicidad de los integrantes de la empresa" (que al final por esta vía tampoco se logra).

    Situación similar a la anterior se presentó con los trabajadores de la desmantelada industria azucarera cuando un nuevo Ministro, en su papel de salvador, buscando eficiencia, cerró y desmanteló una cantidad significativa de fábricas (no hay cifras oficiales pero se dice que más del cincuenta por ciento), enviando a estudiar con salarios exorbitantes a los trabajadores sobrantes ignorando la repercusión que tal medida tiene sobre "la realización económica" del país. Aunque se logre la felicidad de los trabajadores cesanteados las consecuencias son graves para el resto de la sociedad, incluso, para los temporalmente favorecidos por esta medida. Esos mismos obreros luego fueron víctimas, en su vida doméstica, por los desequilibrios de la economía y el alza generalizada de los precios de los artículos de consumo, tanto los oficiales como los del mercado negro (de los que depende mayoritariamente).

    A mi entender las actuaciones anteriores se originaron por el temor a las consecuencias sociales del desempleo. Esta visión cambió con los años y posteriormente las máximas autoridades han convocado a los diferentes ministerios a realizar una racionalización de la fuerza de trabajo por el exceso que tienen, pero estamos convencidos que se hizo tarde para esta medida.

    Una de las principales barreras que han enfrentado las organizaciones en nuestra nación es el sobredimensionamiento de su fuerza de trabajo debido a razones que no es propósito investigar en el presente trabajo. Independientemente del esfuerzo realizado por estas empresas no consiguieron resultados eficientes al estar lastradas por el peso que resulta del exceso de personal. A esto se le suma la dificultad de lograr que un trabajador realice varias funciones con múltiples tareas en su puesto de trabajo por los bajos salarios asignados a cualquier labor, además, los llamados calificadores de cargos están diseñados para desempeñarse en perfiles estrechos.

    Los países socialistas nunca concibieron pagar subsidio a los trabajadores desempleados, en mi criterio suponían que el asegurado crecimiento de la economía por la planificación centralizada siempre garantizaría el pleno empleo de la población laboral. Sin embargo, esto ha provocado que el nuestro no estuviera preparado para manejar esta situación adecuadamente al presentarse.

    Desde que el nuevo presidente asumió el poder se están realizando cambios institucionales con la reorganización de los ministerios vinculados a la economía. Esto ha sido acompañado de una campaña mediática sobre la necesidad de reajustar las plantillas de los centros laborales. Según los estudios realizados (no confrontados por organismos independientes del Estado), sobran más de un millón de trabajadores, sin embargo, aproximadamente un año antes del anuncio de esta situación se extendió la edad de retiro de los trabajadores aduciendo la falta de personal para su reposición debido al envejecimiento de la población. Las máximas autoridades gubernamentales obrando de esta manera solamente muestran inseguridad y desconocimiento de las verdaderas medidas que son necesarias para arreglar la arruinada economía de la nación. Además, demuestran ingenuidad o incompetencia pues la disminución de la masa de proletarios puede disminuir los costos de producción o los servicios pero no hace eficientes "per se" a sus empresas pues ésta depende de otros factores que no se pretender variar.

    Cuando un director comprueba que su principal tarea no es la realización económica puede provocar funestas consecuencias para la economía de la empresa y en general para la nación en general ya que solamente está interesado en cumplir con aquellas que otros deciden aunque no estén relacionadas con su negocio. Incluso, si este proceder le reporta beneficios, como puede ser el ascenso a puestos de dirección más importantes, crea un adverso precedente para el resto de la comunidad de dirigentes. Esta es otra de las causas para que el Principio de Peter se cumpla en la mayoría de las promociones realizadas en las empresas, ocasionando la reducción del promedio de vida de los directores e induciendo una alta mortalidad en los puestos de dirección.

    La incompetencia de un dirigente en el nuevo puesto al que ha sido promovido generalmente ocasiona una sanción obligándolo a abandonar la organización pues sus jefes superiores (de los ministerios, Partido, Gobierno o de las empresas), desconocen el Principio de Peter y no conciben que el fracaso pueda ser responsabilidad del jefe que lo promovió y no del promovido. Solamente escapan a esta medida los catalogados de preferidos o los pertenecientes a la cúpula de poder, quienes son trasladados a otra organización conjuntamente con sus ineptitudes al punto de haber establecido un nuevo principio para la dirección que establece: "los cuadros ni se crean ni se destruyen, solamente se trasladan".

    La poca preparación teórica sobre dirección de los dirigentes y de la sociedad en general hace que el Principio de Peter sea poco conocido por estas personas. A continuación quiero exponerlo, a manera de información, tal como lo explican Harold Kootz y Heiwz Weihrich en la décima edición del libro Administración. Una perspectiva global:

    "El Principio de Peter:

    Es muy factible cometer errores en la selección de personal, quizá incluso es muy común. De acuerdo con Laurence J. Peter y Raymon Hall, autores de The Peter Principle, existe la tendencia a ascender a los gerentes hasta el nivel de su incompetencia. Específicamente, si un administrador tiene éxito en un puesto ese mismo éxito conducirá a su ascenso a una posición más alta con frecuencia a una que requiere aptitudes que no posee. Este tipo de promoción quizá implique un trabajo que está más allá de las posibilidades del administrador".

    Otro aspecto importante es la dificultad que tienen los dirigentes, en el sistema

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