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Para Esto Son Las Alas: Volar Es Un Arte Que Se Afina Con La Vida
Para Esto Son Las Alas: Volar Es Un Arte Que Se Afina Con La Vida
Para Esto Son Las Alas: Volar Es Un Arte Que Se Afina Con La Vida
Libro electrónico248 páginas3 horas

Para Esto Son Las Alas: Volar Es Un Arte Que Se Afina Con La Vida

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PARA ESTO SON LAS ALAS.
AQU ENCONTRARAS UNA SERIE DE MARAVILLOSOS CUENTOS, VIVENCIAS Y REFLEXIONES RELATIVAS A LA VIDA DE LA INDUSTRIA AREA Y DE CMO LOS PILOTOS AVIADORES DE MXICO SURCAN EL FIRMAMENTO TODOS LOS DAS PARA MANTENER VIVO ESTE ESPRITU.
EN FORMA LIGERA PERO NO POR ESO SUPERFICIAL, EL AUTOR TRANSMITE LA IMPORTANCIA DE IDENTIFICAR NUESTROS SUEOS Y PERSEGUIRLOS A PESAR DE LO QUE SEA, PUES ES AH DONDE RADICA NUESTRA VERDADERA REALIZACIN
EL VUELO ES LA LIBERTAD TOTAL, LA PLENITUD DEL ESPRITU Y LA MEJOR RECOMPENSA, QUIENES VOLAMOS PROFESIONALMENTE LO SABEMOS, AYUDEMOS A TODOS A DESCUBRIR, QUE LAS ALAS SON PARA VOLAR.
CAP JOAQUIN MARTINEZ DURAN.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento18 sept 2013
ISBN9781463366162
Para Esto Son Las Alas: Volar Es Un Arte Que Se Afina Con La Vida
Autor

Cap. Joaquín Martinez Duran

JOAQUIN MARTINEZ DURAN ES CAPITÁN DE UN JET CORPORATIVO, CON EXPERIENCIA EN DIFERENTES CAMPOS DE LA INDUSTRIA AÉREA DE MÉXICO, HA CONOCIDO A FONDO LOS PLACERES DE VOLAR EN FORMA PROFESIONAL POR MAS DE 20 AÑOS. HOY PILOTO DE TRASPORTE PUBLICO ILIMITADO DE ALA FIJA Y DIRECTOR DE UNA EMPRESA PRIVADA , ES LICENCIADO EN CONTADURÍA PUBLICA POR LA UNAM Y PARTICIPO ACTIVAMENTE COMO PILOTO INTERCEPTOR DE LA DIVISIÓN AÉREA DE LA PGR , HA PARTICIPADO EN LA DIRECCIÓN Y CONSULTORÍA DE EMPRESAS DE TRANSPORTE CORPORATIVO Y COLABORADO EN DIFERENTES PUBLICACIONES ESPECIALIZADAS. SABE QUE VOLAR ES LA MEJOR FORMA DE VIAJAR POR LA VIDA, HA DESCUBIERTO EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LAS ALAS Y NOS INVITA A LANZARNOS EN LA CAZA DE NUESTROS SUEÑOS

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    Para Esto Son Las Alas - Cap. Joaquín Martinez Duran

    Copyright © 2013 por CAP. JOAQUÍN MARTINEZ DURAN.

    ISBN: Tapa Blanda 978-1-4633-4363-7

    Libro Electrónico 978-1-4633-6616-2

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 12/09/2013

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    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    Contents

    UN CHICO NUEVO EN LA CIUDAD

    CONDICIONES ADVERSAS EN RUTA

    PREPARE, POSIBLE IDA AL AIRE

    DECLARANDO EMERGENCIA

    AUTORIZADO A DESPEGAR, CON VIENTO CALMA

    PICHONES DE HALCÓN EN GESTACIÓN

    ASCENSO POSITIVO TREN ARRIBA

    LA NOCHE NOS PERTENECE

    CONTINUA LA TEMPORADA DE CAZA

    CAMBIANDO EL PLAN DE VUELO

    EL MEJOR TRABAJO DEL MUNDO

    LINDAS HUASTECAS

    DEL GOLFO AL PACIFICO Y MAS ALLÁ

    ESTA FALLA NO ESTABA EN EL CHECKLIST DE EMERGENCIAS

    BUSCANDO NUEVOS HORIZONTES

    Volar, un sueño que se gesta en la niñez y que normalmente se convierte en pasión y sentido de vida, es ese misterioso pero único espíritu que sonriendo siempre nos acompaña. Cuando lo reconocemos hemos traspasado el lindero, la suerte está echada, no es posible regresar. Invariablemente te transformará cuando fijes la mirada en el firmamento y tu vista no logre apartarse de esa máquina voladora que lo surca para que enseguida aparezca en tu rostro un tono de optimismo, una pasión con la que se nace y se vive. Una vez que has escuchado el canto de las sirenas estás inmerso irrenunciablemente en la inercia de una de las profesiones más bellas, que da tanto y quita más, pero nunca deja de ser una aventura. Soñar es volar y volar es vivir la magia.

    Perseguir los sueños es una tarea obligatoria e inseparable de los espíritus libres. La juventud cuenta siempre como un arma secreta, es la búsqueda, la curiosidad, la duda ante los misterios del porvenir. Ante este reto se presenta cada prospecto de aviador. Ese joven que quiere ser, siempre esperando la oportunidad con emoción, esperando el momento. Cuando por fin alcanza este sentimiento, una vez que ha dejado el suelo por primera vez ya nunca lo abandona, ya es el piloto que en espera de sus pasajeros prepara su cabina, siempre pensativo, siempre alerta, concentrado pero siempre inmerso en la fantasía de una bella realidad. Lo interesante de este mundo, es que como cualquier cuento de aventuras también tiene sus villanos, sus dragones y sus princesas, pero irónicamente exige también un gran sentido de responsabilidad.

    La relación hombre máquina existe, de hecho, nunca ha habido alguna tan cercana, como la del piloto con su avión, ¿es amor a primera vista? Si, por supuesto, sería muy lógico, porque el aeroplano es el resultado de muchos hombres con un mismo sueño, un mismo empeño, un mismo destino. Quién podría no simpatizar, con quien soñó una vez lo que tú sueñas ahora. Un cuento dedicado para aquellos que gustan de volar y de soñar, de viajar a esos bellos lugares, donde las realidades, se unen con los sueños en ese preciso segundo, ese en que el tren de aterrizaje de pronto deja de hacer contacto con la pista.

    DEDICADO A MIS QUERIDOS PADRES. QEPD.

    JOAQUÍN el que me regaló su ejemplo

    GLORIA la que me enseñó a soñar

    Mónica, Carolina, Carlos, Anita, Alejandra, Ana Claudia, Regina, Carito, Carlitos, Federico y Bibiana. Gracias por su amor.

    Y Gracias amigos, a todos, de tierra y de vuelo, porque con su amistad y enseñanzas de alguna forma apoyaron este proyecto, porque con su experiencia y amor juntos damos continuidad al sueño de volar.

    SEÑOR

    Aquí estoy a tus pies, uno más de tus hijos y quizá el más humilde y agradecido de ellos, porque me concedes la dicha de compartir tus dominios, a mí, que me diste unas alas para volar, permíteme señor, llevar mi vuelo con seguridad de un puerto a otro y la serenidad para librar las amenazas que en tu cielo se abaten, para que cuando así tú lo dispongas, descanse plácido en tierra, pero siempre mirando hacia el azul del firmamento.

    Amen

    Introducción

    Una tarde de lluvia en la ciudad de México puede ser caótica, el hecho de ser la metrópoli más habitada del planeta le da una esencia especial, en este ambiente salvaje encontrar tiempo para reflexionar, requiere de un esfuerzo excepcional que implicaría bajar la guardia.

    La gran ciudad no es ni el lugar ni el momento ideal para introspecciones, sin embargo, la sensación en mí vuelve a ser la misma, esa extraña sensación de temor y de ilusión al mismo tiempo, de reto y de angustia ante el desafío, ante lo incierto del futuro. La mirada se pierde en el firmamento, la soledad hiela los huesos.

    Mis ojos se vuelven una vez más al ventanal esa tarde de abril, complicada para volar, ahora lo sé, el Boeing 727 serie 200 de Mexicana de Aviación viraba por la izquierda, imponente con su línea dorada reflejando el sol filtrado sobre su estructura, mientras la lluvia favorecía el ambiente de misterio y belleza, el logotipo de la empresa en el empenaje, era todo un símbolo de la época y un orgullo de nuestros cielos.

    La nave interceptaba automáticamente el localizador de la pista 05 derecha del aeropuerto de México en lo que entonces era una llegada codificada conocida como Mateo 1. En cabina, los pilotos configuraban la aeronave para aterrizar, el tren de aterrizaje, las aletas, las listas de check se completaban y se cambiaba la frecuencia de radio, capitán capturado el localizador velocidad de referencia más 15 nudos con seiscientos pies de hundimiento. Enterado.

    Haga contacto en torre 118.1, capitán buenas tardes.

    Mi pregunta era una vez más la misma, qué se siente llevar un avión a tierra, qué piensa, qué sueña, qué teme y qué goza aquél, cuyo destino lo ha llevado a los mandos de una aeronave, aquél que carga bajo sus hombros la responsabilidad de la vida de otros tantos y encima de todo lo disfruta y, lo disfruta tanto que no cambiaría su vida por ninguna.

    Estoy contagiado por una magia única, comienzo a entenderlo y saborearlo, he descubierto que soy un aviador en potencia y que no hay más remedio que luchar y conquistar mi destino, que mi realización está en los aires, al mando de un aeroplano. Para esto son las alas.

    CAPITULO1.tif

    CAPÍTULO 1

    UN CHICO NUEVO EN LA CIUDAD

    Aunque han pasado muchos años, no logro entender con claridad por qué estaba en ese lugar, pero ahí estaba, inexplicablemente, era la estructura abandonada de lo que ahora supongo era un viejo avión tipo Piper J3 Cub o Pacer o algo parecido, abandonado en un terreno baldío frente a nuestra casa de la colonia mirador. Una estructura corroída de tubos soldados estratégicamente y algunos pedazos de tela barnizada, unos controles, cables y poleas oxidadas, rotas y llantas ponchadas, nada más.

    Imposible no preguntarse ¿qué sucedió aquí, será que a alguien se le olvidó su avión ahí alguna vez? ¿Acaso perdió las llaves o fue precisamente aquí donde se cayó un infortunado aviador?, ¿fue ahí una pista aérea hoy olvidada? No lo sé, pero estoy parado en el preciso lugar donde algún piloto hizo su propia historia. Su último vuelo en este avión, la razón no importa. Corría el año de 1971 y un niño de 6 años volaba en él todas las tardes al llegar de la escuela, a pesar de que en Ciudad Valles, San Luis Potosí no había ni siquiera un aeropuerto.

    No recuerdo más contacto aéreo que el saber que existía una pista para aviones de fumigación en el Gran Hotel Covadonga, un hotel, restaurant, trailer park, campo de golf y alberca, que era el único refugio para sobrevivir a las temperaturas de verano que hacen de Ciudad Valles, uno de los lugares más cálidos del país, la misma antesala del infierno, según algunos, fue construido para dar atención a los viajeros principalmente americanos cuando esa era la carretera principal que comunicaba a la Ciudad de México con Laredo, Texas, toda una ruta económica y turística en bonanza. Sin embargo, la gran cantidad de curvas y espesa niebla de las zonas altas que implica el cruce de la Sierra Madre se convertía en un obstáculo constante.

    Cuando se abrió la autopista de Querétaro todo esto quedó abandonado, con las debidas consecuencias para todas las pequeñas ciudades a lo largo de la ruta. Para mí, Ciudad Valles sólo trae buenos recuerdos, aunque sean recuerdos nada más porque nunca más regrese en forma, pues la ciudad de México parecía ofrecer mejores oportunidades para la familia. Descubría, sin darme cuenta todavía, que hay una palabra fundamental en la historia de cada persona, ese llama destino. Aunque trato, aún no puedo entender que fuerza me atraía tanto hacia los aviones.

    Sigo convencido de que hay un destino para cada quien y que no hay mejor forma de viajar por la vida que siguiendo esa voz interior que sabiamente nos guía y aunque a veces no sabemos escucharla siempre será la que nos regrese al puerto, seguros y conformes. Lo digo porque normalmente, las casualidades parecen conectarse, quizá de doble banda, quizás no en el momento, pero siempre en un sólo sentido, casi es normal que cuando caemos, rebotamos más alto agradeciendo a veces lo sucedido.

    Instalados en la gran capital, las perspectivas cambian. Como soy el nuevo del salón y vengo de la provincia a la gran ciudad, estoy a prueba de mis compañeros y maestros, lucho por ser aceptado y la verdad no lo logro con mucha facilidad, todos preguntan: ¿qué vivías en dónde, ¿eso donde queda? La ciudad todavía no es mi ambiente y creo que estoy en cierta desventaja, aquí todos parecen más veloces y además desarrollan una personalidad que sólo había visto en los zorros, como que cuando voy, ya todos vienen de regreso sonriendo.

    Como todos los días viajo en el camión de la escuela, es una mañana fría, como no tengo amigos no platico con nadie, la ruta es larga, soy el segundo que levanta el transporte y el último de la tarde, si se subiera un inspector médico pensaría que soy un autista. Sin embargo, hoy contra todo pronóstico alguien llama mi atención, se acerca a mí un compañero dice llamarse Héctor Miguel Ponce de León, es de un grado anterior al mío, con confianza inédita me pregunta: hola qué tal, ¿eres nuevo en la escuela, verdad? Pues sí, respondí, casi dudando. Cómo imaginar cuánto influiría en mí ese momento. Como que el radar muestra una ruta para cruzar sin contratiempos. Debo ser precavido.

    Parece que ya tengo un amigo y no es cualquier amigo, saben, su papa es piloto aviador de Mexicana de Aviación, capitán asesor de Boeing 727-200, nada más y nada menos, para completar el cuadro, graduado de la Fuerza Aérea Mexicana. ¿Será que Dios los crea y ellos se juntan?

    A pesar de que tengo la suerte de tener a uno de los mejores padres del mundo, un Médico Cirujano, con vocación de servicio y carácter indomable, cuyo ejemplo no fue siempre sino el mejor, el ambiente de la Medicina me parece un poco hostil, de gran entrega y sacrificio, pero que requiere una personalidad muy recia, además, yo no sé por qué, pero tengo una particular curiosidad por todo lo que tiene que ver con aviones y pilotos. Yo veo en un piloto sierrero lo que cualquiera ve en un astronauta conquistando Júpiter y a su viejo y maltratado Cessnita, con los ojos que un físico observa un acelerador de partículas nuevecito; es raro, será patológico, o sólo psicosomático.

    Se acercan las vacaciones de Semana Santa, seguro volveremos a Ciudad Valles, donde regresamos siempre a la primera oportunidad, y no culpo a mis padres, mi familiares son realmente excepcionales y la Huasteca un lugar pleno de encantos, bueno más específicamente vamos a Coxcatlán, un pueblito de la sierra potosina que fue el refugio y cobijo de mi abuelo venido de Andalucía en tiempos poco favorables para la España de inicios de siglo. Una España complicada y sufrida que difícilmente hoy podemos entender.

    Una historia más, de esas en que los inmigrantes separan de sus familias y dejan su tierra en busca de mejores horizontes, historias dramáticas, en que los viejos sacrifican sus vidas por los jóvenes, que son los que al final cosechan lo sembrado; estos hombres, nunca dejan de voltear hacia atrás, han pasado generaciones y aún no entendemos los cómo, cuándo y por qué. De nuevo y sin duda, cada hombre, una historia y cada destino, un misterio.

    Aunque he pasado magníficos momentos en familia, no puedo ser más querido y agasajado por mis abuelos y tíos; hemos comido de lo mejor y disfrutado como siempre de las mejores pláticas y aventuras en un pueblo donde soy el rey, bueno el príncipe y se cumplen todos mis caprichos de inmediato. Este año sucederá algo que no estaba en los planes. Algo inesperado pero definitorio, una de esas aristas del destino que cuando le suceden a un niño no logran ser detectadas por nadie.

    Esta semana seré invitado a un viaje que cambiará todas mis percepciones y del que nacerá una historia de amor que no se ha visto ni en el más intenso cuento de hadas. Sin ofender a nadie, aquí todas las Julietas y Romeos, las Alicias en el país de las Maravillas, los Napoleones y Josefinas, Cleopatras y Marco Antonios, los Aladinos y demás se topan con hueso. Este amor, si que te hace andar por las nubes.

    Ha sonado el teléfono de casa, mi mamá me ganó a contestar esta vez, porque generalmente corro y gano el auricular siempre, soy como todos los niños curioso y caprichoso, escucho entre la plática e interrumpo, atentamente mi mamá escucha y responde, mirándome con dulzura dice: muchas gracias señora por su invitación, a ver que dice su papá. Le avisaré de inmediato, ¿qué paso? -pregunté- ¿qué pasó mamá, quién era?

    Caray, Coquis acabas con la paciencia de un santo, son los papás de tu amiguito Héctor, que te invitan a pasar unos días con ellos a un pueblito que se llama Yajalón, en Chiapas, donde tienen un rancho. Piensa bien si quieres ir, pero la verdad a mi me da un poco de miedo, hijito, todavía estás muy chiquito y eres muy atrabancado Coquis, seguro regresas con un brazo roto. ¡Ya crece!

    Pues no lo sé, bueno como tú quieras, mami, bueno ok, y sí sí, ¿cómo nos vamos a ir hasta allá? Caray, hijo, pues supongo que en avión. En ese momento todo se detuvo, que ¿escuche bien? en un avión, a qué caray, esto cambia todo, pues claro que quiero ir, Héctor no lo sabe bien, pero a mí me hierve la sangre por que empiecen las vacaciones, ¿qué se sentirá subirse a un avión? El tiempo irremediablemente hace lo suyo y el gran día se hace llegar, por fin han tocado el timbre y ha llegado la hora, ya están afuera de mi casa, vienen por mí, Héctor y sus padres se ven felices. Nos vamos pronto al aeropuerto y yo en mi éxtasis ni siquiera he pensado en que dejo a mis padres un poco tristes, bueno es natural no pueden saber que voy a mi primer encuentro, y como en todo, las primeras veces nunca se olvidan.

    Mi euforia contenida no me permite ver más que hacia adelante, no escucho nada ni a nadie, un fenómeno que en aviación conocemos como Black Hole Syndrome, una visión de túnel que no te permite percibir los detalles aledaños, una vez que entramos al avión, me ceden el asiento de la ventanilla, gracias por la atención. Mi mirada brillante contemplando el ala me hacía ver como poseído, para mi amigo Héctor todo es normal, para mí todo es increíble; sólo rompió mi éxtasis la voz lejana de su mami preguntándome ¿ya te habías subido a un avión, Joaquincito? mi respuesta parecía apenarme un poco.

    No, nunca, señora, de hecho no los había visto ni de cerca, sonreí, tímidamente, por fin el avión despega majestuoso. El Capitán Ponce de León, orgulloso, como dueño de sus terrenos comenta algo al oído de su joven y guapa esposa, misma que como todas las mujeres de los pilotos se conforman con compartir la pasión de sus hombres voladores sin entenderlos bien a bien, caray mujer, con los motores 17R sale sobrado ¿verdad? Su esposa asiente gentilmente, con una bella sonrisa. Como si escuchara a uno más de sus hijos, el Capitán se da por satisfecho con eso, recordé un letrero que decía Si crees que ser piloto es difícil, trata de ser la esposa de uno.

    No sé de qué hablan o dónde estamos, me imagino cómo se vería el avión desde afuera; estoy en otro mundo, sólo espero con ansiedad las palabras mágicas, los minutos transcurren lentamente, sin embargo, yo sé que pasará, sólo es cuestión de tiempo, por fin a medio vuelo se acerca una guapa sobrecargo, sé que es el momento, lo presiento, dirigiéndose a nosotros respetuosamente dice: el Capitán Guadarrama pregunta ¿gustan pasar a la cabina? Es la primera vez que recuerdo que un avión trajo una sonrisa a mi cara, desde entonces nunca he iniciado un vuelo sin esa misma sensación.

    Entrar a la cabina de un Boeing 727-200 de Mexicana en pleno vuelo y aproximación era sólo comparable con una teletransportación a otra dimensión acompañado de tus superhéroes favoritos, quiénes además de protegerte se ratifican como tus amigos y seguros servidores.

    La cabina de mando de un 727-200 es simplemente espectacular, aún hoy después de veinte años siendo yo Capitán de un Jet corporativo no puedo despegar los ojos de ese avión cuando lo veo.

    ¿Quién pudo diseñar algo tan perfecto? Increíble.

    Qué gran misterio existe en la percepción humana en colectivo que aún hoy, muchos colegas lo califican como el avión de la época dorada, eso no es verdad, en la aviación todas las épocas han sido y serán doradas, pero el 27, como lo llaman cariñosamente, se cuece aparte, todos lo aman, es increíble, tiene la reputación de Plácido

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