En diciembre de 2001, un Gulfstream 3, llegando a Aspen, en el estado estadounidense de Colorado, se accidentó a 750 metros del umbral, en una actitud típica de desorientación espacial por intento de vuelo por pilotaje en condiciones meteorológicas de vuelo por instrumentos (IMC), determinando la pérdida de vida de 15 personas. Durante el curso de la investigación, el National Transportation Safety Board (NTSB) descubrió que los pilotos completarían la aproximación en período nocturno, lo que no estaba permitido en la localidad. Como agravante, al alcanzar la altitud mínima de descenso (MDA) sin avistar la pista, los pilotos mantuvieron la rampa y chocaron con el terreno con una inclinación de 40 grados.
Más de una década después, en 2014, un evento que involucraba un Gulfstream 4 también sorprendió a los investigadores. Durante el intento de despegue de Bedford, en Massachussets, con la traba de comandos () aplicada, el avión sufrió una salida de pista y chocó con un barranco a 250 metros del final de la pista pavimentada del aeropuerto Hanscom Field, a una velocidad superior a 90 nudos, con siete víctimas. Lo que impresionó al equipo de la NTSB, en este caso, fue que el de comandos (que permitiría identificar que la no había sido retirada) había sido descuidado en 172 de los 175 despegues anteriores realizados por aquella misma aeronave. En otras palabras, un procedimiento obligatorio para todos los despegues, que consume menos de 20 segundos, que deberían haberse hecho antes del despegue no se llevaron a cabo.