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Volver: Memorias De Una Familia Y Un Pueblo En El Tiempo
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Volver: Memorias De Una Familia Y Un Pueblo En El Tiempo
Libro electrónico320 páginas4 horas

Volver: Memorias De Una Familia Y Un Pueblo En El Tiempo

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Volver es un reencuentro con el pasado, retornar a los mos en acontecimientos adversos. La nostalgia en medio de la distancia, la perdida de mis padres y otros familiares tan queridos han sido la inspiracin para contar esta historia donde sus personajes son reales. Estas memorias encierran a cuatro generaciones por ambos lados, paternas y maternas, entrelazadas con historias que me fueron contadas y experiencias personales. Es como tejer una cuerda fortaleciendo su atadura con cada hilo para finalmente hacerla resistente ante los embates de la vida. Volver en tiempo y espacio a cada lugar, a esta enorme familia y su historia a travs cada poca y circunstancia.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento28 mar 2012
ISBN9781463321345
Volver: Memorias De Una Familia Y Un Pueblo En El Tiempo

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    Volver - Rosa Del Valle

    Copyright © 2012 por Rosa Del Valle.

    Número de Control de la Biblioteca del

    Congreso de EE. UU.:      2012903094

    ISBN:   Tapa Dura   978-1-4633-2136-9

                Tapa Blanda   978-1-4633-2135-2

             Libro Electrónico   978-1-4633-2134-5

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivadas de los mismos.

    Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

    Para pedidos de copias adicionales de este libro,

    por favor contacte con:

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Llamadas desde los EE.UU. 877.407.5847

    Llamadas internacionales +1.812.671.9757

    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    391106

    Contents

    Dedicatoria

    Agradecimientos

    Introducción

    Mis Memorias

    Un Viento Recio

    Las Primicias

    Las Raíces

    La Casa Número 61

    La Palmilla

    Antepasados Orientales

    Una Historia Muy Antigua

    Las Rondas del Parque

    La Boda

    El Baile

    La Vida En El Palenque

    La Historia del Tabaco

    El Personal

    Una Decisión Irrevocable

    Lo Que El Viento Se Llevó

    La Casas de Mis Recuerdos

    El Campanario

    En Un Repartico de Marianao

    La Mejor Nochebuena

    Los Destellos Del Crepúsculo

    La Infancia

    Mi Padre

    Tiempos Difíciles

    El Triunfo Pírrico

    Promesas, Sorpresas y Tristezas

    La Ciudad Militar De Columbia

    El Ataque Enemigo

    La Odisea

    La Sorpresa

    El Benjamín

    La Discriminación

    Restricciones

    María Buenaventura

    Se Busca Un Nido

    Motivos y Razones

    El Mejor Consejo Que Jamás Oí

    Los Sucesos Del Cerro

    Una Coraza

    Mi Primer Novio

    Defectos y Virtudes

    El Dolor y La Agonía

    Dedicatoria

    SKU-000551438.pdf

    A mis hermanos, a mis sobrinos y a sus hijos,

    Y a los hijos de los hijos que están por venir.

    En memoria de nuestros padres

    Lilo y Rosa

    Agradecimientos

    SKU-000551438.pdf

    A mi esposo Orestes,

    Por su paciencia y soporte mientras me dediqué al libro.

    A mis hermanos Chiche y Josito,

    Por su colaboración y aprobación.

    A mi tío Manolo,

    Por compartir sus memorias.

    A las primas Miriam y Ana,

    Por añadir detalles y descripciones

    A todos los familiares que aportaron algún detalle, comentarios críticos

    Y por el apoyo brindado.

    Introducción

    SKU-000551438.pdf

    "En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro.

    De estos, el presente es brevísimo, el futuro, dudoso; el pasado, Cierto"

    Séneca

    Dios nos ha provisto de un cuerpo perfectamente equipado para las funciones diarias, con capacidades que solo requieren un poco de entrenamiento, ejercicio y constancia. Un cuerpo dotado de fortaleza extrema capaz de efectuar lo increíble, solo necesitamos actuar, poner en acción nuestros pensamientos y proceder. Estar dispuestos es imprescindible para emprender en cada objetivo que nos proponemos.

    Poseemos una unidad sellada situada en el nivel mas alto de nuestro cuerpo, como guía y faro de nuestra vida y naturalmente muy bien protegida; su interior esta rodeado de innumerables conductos, venas y vasos sanguíneos que lo alimentan, con una multitud de nervios y filamentos que trasmiten velozmente cada sensación prolongándose a todo lo largo del cuerpo; protegidos también por una cadena de treinta y tres huesos que han sido llamados vértebras y conforman la columna vertebral, que esta preparada especialmente para resguardar este sensible hilo de sustancia viscosa que pasa a través de un canal interior, siendo este, el eje del cuerpo que facilita su sensibilidad, movilidad y flexibilidad, para habitar en el mundo exterior.

    Científicos, desde los más remotos tiempos, han tratado de investigar el misterio que encierra el ser humano. Cirujanos e investigadores se han dado a la fatigosa tarea del estudio profundo del cuerpo y el alma. Esta unidad sellada, como se suele decir en lenguaje coloquial, en pleno siglo XXI continúa siendo un misterio insondable a pesar de los más exitosos experimentos de todos los tiempos. Sabemos que cada segmento del cerebro tiene su propia misión, cada cisura y circunvolución tiene un nombre. Los estudiosos han utilizando sus divisiones naturales indagando en sus funciones a través de experimentos desde que el hombre existe. Se han encontrado innumerables explicaciones y en muchos casos, el lugar exacto donde se centra cada una de las funciones y sensaciones corporales dentro de esa masa aparentemente impenetrable.

    Se dice que el ser humano es capaz de hablar múltiples idiomas, tocar incontables instrumentos, en fin, desarrollar una inteligencia fuera de los límites que estandarizan al ser humano. Así como también los síquicos, los que practican la telepatía, los médium que se conectan con los muertos y otros, que son capaces de pasar a otras dimensiones. Por otro lado también esta el misterio de los sueños y las revelaciones divinas, estos dos últimos parecen ser en mi opinión –en la mayoría de los casos- concedidos por Dios, desde luego solo para aquellos que creen en su existencia y han puesto en práctica la comunicación con el creador y ejercitan la fe.

    El ser humano ha sido creado como un dios, desde luego con minúscula, capaz de cosas increíbles mientras tenga la habilidad de entrenarse a si mismo, explotando las capacidades que le han sido dadas. Para mí la más valiosa e importante de todas ellas, además de las múltiples inteligencias, es la capacidad de memorizar.

    La memoria es algo preciado, uno de mis hermanos acostumbra a decir: Solo nos olvidamos de lo que nos conviene olvidar creo que si, cuando queremos borrar algo simplemente lo echamos a un lado sin ningún interés de retenerlo; los motivos pueden diferir unos de otros, uno pudiera ser simplemente el desinterés, mientras que otro pudiera meramente ser una mala experiencia o un trauma y simplemente nos negamos a recordarlo. Es decir, que si queremos de verdad recordar algo no es porque nos ha placido, es porque queremos recordarlo, cualquiera que sea la experiencia tanto negativa como positiva, entonces lo recordamos con mayor o menor facilidad o aun si no fuera así, es porque tiene un gran significado para nosotros sea o no triste; entonces somos capaces de recordarlo y volver a vivir el pasado. En esto consistió precisamente el trabajo de Sygmund Freud, famoso sicoanalista, traer a la mente lo que hemos olvidado porque aunque no queramos recordarlo, esta allí guardado y podemos rescatarlo.

    Acudir a nuestra preciada memoria y traer al presente tal y como ha sido nuestra vida, cada detalle que está en la mente y es inseparable del espíritu. El pasado es la propia vida de cada individuo y permanece allí guardado en la unidad sellada, acumula todo lo percibido a través de sus ventanas al mundo para mirar, tocar, olfatear, saborear y escuchar, cinco sentidos que van directo al cerebro. Es un modelo digno de admirar–creado por Dios, escogido por el hombre para copiarlo y construir la perfecta computadora, pues ha sido dotado de los mejores equipos de recepción y trasmisión. Si en el momento oportuno somos capaces de revivir cada instante pasado de nuestras vidas, porqué entonces llorar el pasado cuando podemos disfrutarlo a cada instante. Cuando aquello que esta profundamente guardado vuelve a la luz, podemos entonces vivirlo nuevamente con otra perspectiva y poder de análisis, esa es la razón de volver. Mi meta es volver, volver al pasado, que no es más que volver a vivir.

    Mis Memorias

    SKU-000551438.pdf

    "La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda,

    Y como la recuerda para contarla."

    Gabriel García Márquez

    Los años vividos son regalo de Dios, son oportunidades de ganar experiencias en la limitada expedición por este mundo -el planeta Tierra- donde a cada paso encontramos abundancias y escaseces, placeres y penurias, tristezas y alegrías, aventura y desaliento, contento y desagrado, justicia e injusticia, bondades y perversidad, tentaciones y repulsión, ansiedades y paz. Este es un viaje donde podemos experimentarlo todo y demostrar quienes somos, a que venimos y hacia donde vamos, sea corta o larga la trayectoria después de enfrentar todos los obstáculos del escabroso camino, levantándonos –si caemos, pertinaces y decididos, para continuar esquivando los abismos al margen de la senda que nos conduce al final, manteniendo la mirada siempre en lo alto y concluir la jornada con éxito.

    Más de media centuria - los años vividos- es suficiente para poder hablar solo un poquito de las memorias y las experiencias. Pasar por este mundo sin riquezas ni ambiciones, usando las cosas materiales a medida de lo imprescindible que la vida cotidiana reclama.

    Sentir con orgullo el amor de la naturaleza y la creación de Dios. Disfrutar de cada mañana un nuevo cielo, de la lluvia y del sol; tocar la tierra y sentir su calor; ver el colorido de la infinita variedad de flores y plantas; saborear el fruto de los árboles y deleitarse con el perfume de las hierbas aromáticas, así como también contemplar la inmensidad del mar. Amar y compartir con las criaturas que Dios nos ha brindado como compañía, tanto escuchar la plática de los semejantes como el canto de las aves, sentir la alegría de una mascota cuando nos recibe o su agradecimiento cuando le damos de comer.

    Me siento extremadamente feliz y agradecida de la numerosa familia donde me tocó nacer, no la escogí, fué la que Dios me regaló, donde crecí, aprendí y jugué. Las dos familias de donde soy producto, de donde provienen mis genes y mis características... el carácter de mis ancestros y progenitores que nos ha sido trasmitido a mí y a mis hermanos. Sentir el afecto y el calor de cada uno de ellos con sus defectos y virtudes, que importa, lo importante es que los detalles son dignos de contar y de perpetuarlos para las generaciones posteriores.

    He disfrutado la vida a plenitud con el compañero que Dios me ofreció en mi juventud para amarnos y compartir en el diario vivir tristezas y alegrías, en salud y enfermedad, en la primavera y el invierno, hasta que la muerte nos separe. Que más se puede pedir a la vida además de todos esos valiosos tesoros espirituales... ¡¡¡LO TENEMOS TODO!!!

    Solo nos queda agradecer a Dios por lo que hemos vivido y por lo que nos queda por vivir, no se puede mirar atrás para ver lo que ha faltado. Cantar a la vida celebrándola es una constante, agradeciendo por los seres con quienes hemos compartido. Agradecer, tanto por todo lo disfrutado como también por lo sufrido a través del camino, sin hacernos víctimas por lo negativo, pues sin sufrimientos no hay alegría, dando gracias a Dios por lo bueno y por lo malo, para que al llegar al final del camino con gozo y fe, nos sea entregada la corona de la vida.

    Soltar las riendas de la memoria engrandece nuestra vida en nuestra última etapa, una historia es el sentido del paso por esta tierra, es un recuento que estamos obligados a rendir, es una meta lograda que concluye. Todos tenemos la capacidad de recordar, aunque algunos prefieren olvidar y borrar, otros prefieren volver al efímero presente convertido en pasado y enfrentar nuevamente el soplo de los instantes vividos. Esos instantes que han hecho nuestra vida y que han quedado grabados como memoria imperecedera.

    Un Viento Recio

    SKU-000551438.pdf

    "Un poema no es mas que la felicidad,

    que una conversación en la penumbra,

    que todo cuanto se ha ido,

    y ya es silencio"

    Eliseo Diego

    Malas noticias -dijo mi hermano Chiche- que nunca antes me había llamado por teléfono, siempre era yo quien llamaba por las circunstancias económica-políticas entre ambos países. ¿Qué pasó? -pregunté asustada, había hablado con mi madre cuatro días antes y estaba bien... aparentemente bien según ella misma me había indicado, solo algunos trastornos y achaques por su edad pero manejables. Esta mal -me dijo, y esto no tiene retroceso. Me encontraba en la consulta médica esperando el resultado de unas pruebas para someterme a una cirugía la próxima semana y la noticia me desestabilizó totalmente, hacia casi cuatro años que no veía a mi madre, aunque me mantenía hablando con ella casi en bases semanales.

    No podía entender algo tan repentino y sin esperanzas, mi madre se encuentra en un estado de sopor yo diría que semi-comatoso, casi no habla y cae en letargos fácilmente, es muy difícil alimentarla pues no puede o se niega. Dice Chiche, que aprieta los dientes evitando que la obliguen a poner alimentos a su boca o a tragar. Ya no tiene fuerzas para incorporarse por si misma, mis hermanos y sobrinos están a su lado dándole todo lo que necesita, los cuidados y el cariño que ella se merece y que siempre supo dar a los suyos. Me hice esclava del teléfono llamando día y noche, así nos mantuvimos todos unos lejos y otros cerca durante veintiún días.

    Le pedí a mi hermano, Josito, que buscara la Biblia de mami y leyera para ella el Salmo 23. Siempre le gustó mucho ese Salmo – le dije- y además le va a dar el consuelo y la esperanza que necesita en este momento, ella lo va a oír - afirmé. Los enfermos que están en ese estado pueden escuchar cuando se les habla -agregué- así lo hizo. Pregunté también si podía hablarle por teléfono, no lo creo -respondió Josito- y no insistí. Sé que mi ausencia le causaba mucho dolor y sobre todo en ese momento, nunca supe si preguntó en algún momento por mí y me complacía que no lo hubiera hecho. Yo por mi parte oraba sin cesar por ella, y también por los que estaban sufriendo a su lado.

    Tarde en la noche mi mente se concentraba en la distancia, transportada, allí en el segundo cuarto de la casa donde crecí, en la casa de mis padres. Hablé con Dios y le rogué que me permitiera una comunicación directa con ella, permite Dios mío que ella me pueda escuchar le supliqué que me permitiera hablarle al oído, yo estaba desesperada y lo que mas quería era estar a su lado, no obtuve una respuesta audible pero sentí muy adentro, mi petición aceptada.

    En medio de las lágrimas comencé a hablarle como si estuviera a su lado y de pronto me vi inclinada hacia ella muy cerca de su rostro, le repetí al oído cuanto la quería, le pedí que me perdonara por haber estado tan lejos e imposibilitada de estar a su lado; toqué sus delgadas manos, tibias y desgastadas, recité para ella el Salmo 23 y besé su frente, al levantar mi cabeza vi alrededor de su cama a varias personas en la penumbra de la noche, cuando observé detenidamente vi rostros conocidos.

    Allí estaba mi padre en primer plano, mi abuelita mima, mi abuelito paito y otros rostros que aunque no pude reconocer, sin duda venían por ella. Todos rejuvenecidos, los veía claramente presentes pero era otra dimensión a la que no podía palpar, sin embargo los vivos no estaban, solo podía ver a los que ya habían partido entre las sombras pero con claridad suficiente para reconocerlos...Ringggggg, sonó el teléfono obligándome a salir de aquel estado. Se acaba de ir- me dijo Josito. Hablé con mis dos hermanos, tranquilita, se fue gastando como una velita- dijo el otro- y lloramos juntos los tres, a través de la distancia, era la una y quince de la madrugada.

    Cerca del amanecer, en medio de la oscuridad de la noche, me encontraba sentada en la sala, donde pasé la noche, sumida en el dolor y acompañando a mis hermanos en mente y espíritu en los trámites del último adiós... a través de la distancia. De nuevo pude ver a mi madre claramente, por fracciones de segundos estaba frente a mi de pie, mirándome, con su rostro serio pero rejuvenecido, su crespo pelo encanecido se había tornado nuevamente a su hermosa cabellera negro azabache y estaba allí, de pie frente a mi vestida de azul. Al pasar los días pregunté a Josito como la habían vestido para el funeral y me describió exactamente el mismo atuendo azul.

    Durante mi niñez y juventud escuché muchas historias de la familia, las cuales he volcado en estas páginas, crecí en una larga y muy unida familia – mis padres y mis dos hermanos en primer lugar, luego cuatro abuelos y tres parejas de bisabuelos a quienes tuve la oportunidad de conocer, además de quince tíos y por supuesto sus parejas que han sido tíos y tías muy queridos, otro tanto de tíos abuelos e incontables primos. Una numerosa familia donde todos nos relacionábamos unos con otros con un toque mágico que nos atraía. Era una enorme familia donde todos se querían, sobreponiendo el amor familiar a los inevitables defectos que como seres humanos, al fin y al cabo todos tenemos, siempre nos tratamos simplemente tal y como era cada uno, relacionándonos y reuniéndonos con frecuencia.

    Ese ambiente tan familiar sembró en mí las más hermosas e imborrables memorias, forjando mi carácter y personalidad; recuerdos que más tarde en mi vida de emigrante me han producido los más tristes ataques de la nostalgia mezclados con momentos imborrables de felicidad. Hoy muchos estamos lejos y otros no están, pero aun todos seguimos atraídos por ese misterioso magnetismo que nos transporta y nos une a los demás.

    En mi familia y en mi experiencia en particular eran las mujeres quienes pasaban la historia de generación en generación, contando detalles que traspasarían los umbrales del tiempo como los cantores de gesta o los juglares de antaño sin tener conciencia de que su labor pudiera considerarse literaria.

    A mi madre principalmente le apasionaba contar estas historias narrando cada momento como si lo estuviera viviendo. Puedo recordar las historias contadas por ella como se recuerda una película vista muchas veces, con sus detalles tan claros como la luz del día, verlas en 3D y escuchar cada conversación recontada una y otra vez, como textos aprendidos - en la enseñanza escolástica- grabándose en la memoria de tanta repetición; gracias a mi madre he podido armar todos estos pedazos que hoy alivian mi nostalgia y reviven tiempos pasados.

    El avión arribó puntual y mi corazón estaba a punto de estallar, un susto contenido se había apoderado de mí durante muchos días. Aun no sabia como iba a llegar a la pequeña casa donde crecí y enfrentar la ausencia de mi madre, ella siempre estuvo allí preocupada y dispuesta para lo que necesitáramos, siempre allí, siempre disponible. No sabia como enfrentar su ausencia, es como algo que se desvanece y simplemente no esta, piensas que si la llamas va a responder a cada momento, que la vas a encontrar, que va a aparecer de pronto, que la vas a ver en la cocina preparando ricos platos o de pie frente al espejo acicalándose con cuidado, justo antes de servir la mesa o tal vez recostada en la cama a la hora de la siesta. Finalmente sufres la decepción de que no es verdad, que no está, que se ha ido para siempre y no volverá.

    Aun sabiendo como sucedió todo, mi mente no ha logrado realizarlo, solo sé que mi madre ha partido de este mundo, y que tengo que aceptarlo, escuchar las frases que todos repiten y que yo misma me digo tratando de entenderlo - "es la ley de la vida, hay que seguir adelante"- pero aun no puedo imaginarla sin vida, creía que era inmortal, simplemente la imagino dormida y después de un corto sueño transportada a la presencia de Dios- como dice el poeta John Done - donde ha continuado su vida y allí me espera... nos espera. Sí, si creo que es inmortal, su espíritu vive libre de los dolores y sufrimientos fuera de esta tierra.

    La visión es de espantosa destrucción, las paredes exteriores de las casas ennegrecidas por el moho, las calles sucias y las gentes traficando a pie y en bicicleta por las calles sudados y mal vestidos, todos con el semblante triste y preocupado. Las aceras agrietadas, levantadas por las raíces de los viejos árboles. Tres meses y cuatro días habían transcurrido después de la muerte de mi madre y finalmente después de la recuperación de mi cirugía, trámites largos y burocráticos para actualizar un pasaporte vencido, fue entonces que pude llegar y enfrentar la realidad de todo lo sucedido.

    La realidad de que ella... ya no esta, a pesar de los esfuerzos de Josito y su hospitalidad, este hogar se me hacia vacio, deshabitado, me sentía flotando sin poder encontrar la presencia de mi madre; tratando todo el tiempo de contener mis emociones y mis lágrimas para no añadir mas dolor a mis hermanos pues sabia lo difícil que había sido todo el proceso para ambos; al mayor por ser el primer hijo y estar mas años a su lado, mas tiempo con ella, pues siempre fueron muy apegados; al mas joven, Josito, porque además de ser el Benjamín siempre vivió con ella y también con mi padre. Abrazar a mis hermanos, llorar con ellos y visitar la tumba de mí madre - era mí prioridad - aunque ya era demasiado tarde. En mi ausencia todo había sucedido... nunca me gustaron los cementerios, nunca he creído que allí hay nada, es solo una tradición por el respeto merecido a nuestros seres queridos que nos obliga a darle cristiana sepultura en un lugar sagrado e intangible.

    Después del funeral y el entierro, mi hermano Chiche me decía: -allí se quedó... sola- ambos rompimos en llanto a través de la línea telefónica y pude recuperarme para decirle –ella no esta allí, allí solo queda su envase, el estuche vacio, la parte corruptible- él, entre sollozos me respondió: yo quisiera poder creerlo así. Sé que es difícil pensar que es solo un envase... un estuche que atesora el espíritu y el alma, que abraza la vida... la vida que te dio el ser... la vida de quien te cuidó, que siempre estuvo solícita para lo que se te antojara, que fue capaz de hacer los mas grandes sacrificios para ti, ese cuerpo con vida que abrazaste y besaste, que nos dio ternura y cariño... No, no es solo un envase, desde luego que no, necesitamos convicciones muy poderosas y una fe bien arraigada para creerlo, envase vacio y corruptible, eso es lo que necesitamos creer...por fe, que el espíritu se libera de ese cuerpo de dolor y de angustias y viaja al fin libre, y los restos...los restos corruptibles son los que depositan en un lugar solitario y frio, por decoro y respeto al ser que partió de este mundo, pero no creo en los cementerios. Sin embargo una fuerza misteriosa me obligaba a ir allí, necesitaba ver su última morada en esta tierra.

    Llevamos flores, las que con mucho esfuerzo pudo encontrar mi hermano, porque hasta un ramo de flores es difícil de encontrar allí donde la escasez forma parte de la rutina diaria. En el auto que mi hermano Chiche contrató pudimos hacer el viaje, un viaje de apenas dos horas que tantas y tantas veces hice en mi vida, muchas más en ómnibus que en automóvil.

    El chofer - un hombre muy atento, un viejo amigo de mi hermano y conocido del barrio- había llegado al acuerdo que nos esperaría solamente hasta las tres de la tarde pues tenia responsabilidades que debía atender por lo que no podía llegar mas tarde de las cinco de regreso a su hogar, de manera que emprendimos viaje a las siete de la mañana con el tiempo bien contado.

    Durante todo el viaje a mi memoria afloraban muchos recuerdos de tiempos pasados, ¿qué es el pasado?, me preguntaba, el pasado es ya, tan pronto como lo que acabo de pensar o decir. La vida es mas pasado que presente, el presente es instantáneo y el futuro es incierto, pues no sé que sucederá en el próximo segundo, que será el presente mismo; la secuencia del tiempo es tan rápida que no nos detenemos a pensar en él, se va sin darnos cuenta y no lo valoramos, pero es la realidad, es lo que va con nosotros a cada instante. ¿Cómo entonces se puede vivir de espaldas al pasado? El pasado somos nosotros, el pasado es la realidad de nuestra vida, es de lo que estamos hechos, es por eso que existe la añoranza, es por eso que existen los recuerdos, si no fuera importante no tendríamos memoria, el ser humano carecería de la capacidad de almacenar recuerdos y traerlos al presente cada vez que se lo propone.

    Siempre me ha importado mucho la

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