Nací Varón ¿Y Qué?
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El autor tiene plena conciencia, de que todo ser humano, cualesquiera sea su preferencia sexual, tiene los mismos valores, los mismos derechos y la misma necesidad de encontrar el amor y bienestar que la vida pudiera brindarnos.
Fernando Dvila Prado.
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Nací Varón ¿Y Qué? - Fernando Dávila Prado
Copyright © 2011 por Fernando Dávila Prado.
Número de Control de la Biblioteca del Congreso
de EE. UU.: 2011914664
ISBN: Tapa Blanda 978-1-4633-0879-7
Libro Electrónico 978-1-4633-0877-3
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.
Diseño de portada: Eugenio Torres
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360355
Contents
YA SOY DOCTOR
CLINICA CARMELA
BIOGRAFIA DEL AUTOR
DEDICATORIA
Con amor y respeto, a
todas aquellas
personas, que se
identifiquen con la
trama de esta novela,
enarbolando la
bandera de la
expresión al mundo de
que:
Cada persona transita
por la vida con el sello
propio que la
naturaleza nos asignó,
no lo escogemos, lo
recibimos, y no queda
otra cosa, que hacer el
mayor esfuerzo por
llevarlo con dignidad
Fernando Dávila Prado
Unos parajes hermosos, cubiertos por la nieve típica de la época invernal, eran los recuerdos que afloraban en mí, del pueblo llamado Redmond, ubicado en las afueras de la Ciudad capital, lejos del bullicio y ruidos del ir y venir de los automóviles, allí se encontraba la casita donde yo nací. Es un pueblito muy conservador, con una población no muy extensa, recuerdo la pequeña iglesia, y como no recordar también la escuelita, que me cobijo los primeros cinco años de primaria, como se le llamaba a esa etapa de estudios, era mixta y las niñas y niños jugábamos ya sea futbol o la ronda, sin considerar cual era juego de uno u otro sexo, la inocencia de los niños así lo ameritaba. Fueron transcurriendo los años, y sentía una mayor afinidad con las niñas.
Me sentía confundido, básicamente, cuando estaba entrando a los doce años de mi existencia, pensaba que al cumplir los trece años, me tocaría ir a la escuela secundaria, donde era solo para varones, y sin saber porque, me embargaba una angustia que se reflejaba en mi comportamiento, mi madre doña Carmela, que así le llamaban, nuestros vecinos, notaba esa situación que era evidente, por el poco y casi nulo deseo de jugar con los niños vecinos.
Mi padre hombre fornido dedicado a la agricultura, tenia un carácter muy pasivo, que contrastaba con su apariencia física, le gustaba llevarme a jugar el fútbol en sus ratos libres, lo cual yo hacia pero no a mi gusto, simplemente era obedecer a papá,
Cierto día, recuerdo al cumplir los catorce años, llegó de vacaciones una prima que tenía más o menos la misma edad mía, yo era hijo único, me agradaba su compañía, se había hecho una costumbre en nosotros, que día a día por las tardes, cuando el sol ya se estaba ocultando, nos encontraba sentados en un banco, del jardín de la casa, no se nos agotaba el tema de conversación, me acostumbre estar a su lado, al extremo que sentía pesar, al ver acercarse el momento del retorno a la capital de mi prima Sonia que así se llamaba, también pude darme cuenta, que ella se sentía muy cómoda conmigo, recuerdo un día me dijo,— David, tienes novia—, mi rostro se puso rojo como un tomate, la pregunta fue muy sorpresiva y no voy a negarlo, me agarro como se dice fuera de base,_ no tengo novia_ le contesté con vos temblorosa, como reniego, al recordar ese momento de confusión, simplemente por que me sentía desubicado.
Sonia mirándome a los ojos me dijo – bésame—, no, no, no, le reproche "Tu eres mi prima y además no somos novios, ella se sonrió__ ¿acaso no te gusto?__si eres muy bonita, pero te repito, no esta bien porque no somos novios.
Llego el día del viaje de Sonia, se habían terminado sus vacaciones, la acompañe junto con mi madre a la estación del bus, sabia que extrañaría su compañía, hora de embarcar el bus
apuro a decir uno de los empleados de la estación de buses, nos dimos un fuerte abrazo y con un nos vemos el próximo año, fue subiendo la escalinata, hacia el interior del bus, perdiéndose entre los pasajeros.
Un fin de semana, para mejor decir un día domingo, mamá y papá se fueron hacer las compras de los víveres y enseres necesarios de uso en la casa, me había quedado solo, no tuve ganas de acompañarlos, estaba recostado en mi cama, con pensamientos relativos a la estancia de Sonia en la casa, de pronto se me ocurrió halar unos cajones, del pequeño mueble que ella usaba, para guardar sus cosas personales, me sorprendí al ver una blusa azul, que Sonia había olvidado, la tome y sin pensarlo dos veces me la puse, no hubo problema en cuanto a la talla, porque los dos éramos de contextura delgada, me acerqué al espejo y me dije me queda muy bonito.
Estuve largo rato caminando de un lado a otro con la blusa puesta, lógicamente sin salir de la habitación, que había ocupado Sonia, porque sabia que en cualquier momento, podía encontrarme con una pareja de trabajadores, que compartían las labores del campo con mi papá, eran muy allegados a mi familia, de tal forma que cualquier día de la semana, acudían a la casa aunque no fuera día de labor, por ello es que no me atrevía a caminar fuera de la habitación, por temor de ser descubierto.
Esta actitud me desconcertaba, y con el correr del tiempo, mas y mas se me acrecentaba la atracción por los muchachos, especialmente por Eddy, el siempre me mostró afecto, seria porque tenia preferencia por su amistad, diferente a los otros muchachos, pienso que el no imaginaba el torbellino de emociones encontradas que había en mi, también fui entendiendo que no era normal mi comportamiento, en cuanto a las actividades que supuestamente debería tener con mis compañeros de estudio, ya que era totalmente ajeno, a las inquietudes del deporte u otras propias del sexo.
Al cumplir los dieciséis años, estaba ya convencido que la divina naturaleza se había equivocado conmigo, estaba enclaustrado en un cuerpo, que estaba en contraposición con lo que experimentaba o sentía,
Mi madre siempre bondadosa, no me decía claramente que entendía mi situación, pero el trato dulce y delicado que me prodigaba, me hacia sentir que