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Novias De La Niebla: Relatos
Novias De La Niebla: Relatos
Novias De La Niebla: Relatos
Libro electrónico155 páginas2 horas

Novias De La Niebla: Relatos

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Novias de la Niebla es el primer libro publicado por la escritora. Editorial Palibrio. En sus pginas nos cuenta treinta y cinco historias reales, llenas de aventura, desamores y esperanza, conocidas de primera mano por ella, en boca de sus protagonistas. Son relatos que conjugan problemticas de rabiosa actualidad, con el arte de sus mujeres para salir airosas en cada jornada, dejando suelto el ayer, decididas a vivir un hoy coherente con sus sueos.

Es esta publicacin se aprecia una sutil mezcla de tintes culturales, de los cuales se ha nutrido la narradora, durante su permanencia en el extranjero.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento3 may 2013
ISBN9781463344597
Novias De La Niebla: Relatos
Autor

NORHA PÉREZ

NORHA MARÍA PÉREZ GRANADA Nació en Nariño, Antioquia, Colombia. Cursó estudios primarios y secundarios en Manizales Caldas. Ha sido escritora y contadora de cuentos desde su adolescencia. Estudió Magisterio en Medellín y se dedicó a la enseñanza del español y la literatura en la escuela secundaria. Cursó estudios de Literatura Comparada en la Universidad de Barcelona, España, donde participó activamente en varios talleres de escritura creativa. Integrante activa en talleres de narrativa, Mascaluna y Pluma Encendida en Envigado Antioquia Colombia, donde reside desde el 2008 y Libro América en San Juan de Puerto Rico. El cuento “La hija de la pitonisa” fue publicado en la antología:”VIGAS CONTRA EL VIENTO” Memoria Literaria Viva. Envigado 2011. “Apariencias” y otros relatos en la antología “SOÑADORES DE AURORAS. ALBANECERES”. Envigado 2012 Ponente en el X Parlamento Nacional de Escritores de Colombia. Cartagena 2012. Actualmente se dedica a la preparación de un segundo libro de cuentos y adelanta el manuscrito de su primera novela en la que promete un vuelo fascinante en alas del afecto.

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    Novias De La Niebla - NORHA PÉREZ

    Copyright © 2013 por NORHA PÉREZ.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso

    de EE. UU.:      2012922067

    ISBN:              Tapa Blanda           978-1-4633-4458-0

                            Libro Electrónico   978-1-4633-4459-7

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 27/04/2013

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    Palibrio

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    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    383335

    AGRADECIMIENTOS

    A mi hija por todo su amor y por haber logrado que creyera en mí. Por su infinito aliento a toda hora, junto con su esposo y por su colaboración en algunos apartes del libro, además de su edición.

    A mi esposo por todos sus cuidados y la infinita paciencia que tuvo a mi lado, mientras preparaba estos manuscritos.

    A mis hermanos por estar pendientes de mí y quererme siempre.

    A la señora Mayra Santos Febres, gran escritora puertorriqueña, por su ánimo y colaboración. Por haberme recibido sin ambages en su país y animarme a publicar.

    A mis profesores de Narrativa:Estela Locelso, Federico Noguera, Amanda y Gustavo en Barcelona. A Mariana García Benítez en Puerto Rico.

    AVether Sánchez, quien me introdujo en este hermoso mundo literario, lleno de vida y emociones que se pegan al corazón del escritor

    A César Herrera quien me enseñó y me acicateó durante varios años, para que lograra encontrar un estilo propio.

    Por último a Edgar Trejos, el poeta envigadeño, quien confió en mí y se atrevió a publicarme por primera vez, además de hacerme sentir que podía llegar a ser una escritora.

    A todos mis compañeros de los diferentes talleres a los cuales acudí, por haberme escuchado y ayudado a mejorar mis relatos.Para todos ellos un gran cariño e inmensa gratitud.

    A Karla Delgado mi asesora, por su espera y seguimiento a mis manuscritos, hasta que estuvieron listos para la publicación.

    A todas las personas que me regalaron sus historias y me permitieron publicarlas.

    Con todo mi amor

    Norha

    Envigado Octubre 2012

    DEDICATORIA

    Para Yailú y Oscar, los dos pilares de mi vida y su razón de ser.

    PRÓLOGO I

    Por:

    Mayra Santos Febres

    Universidad de Puerto Rico

    San Juan

    Maestra y Reflexóloga:

    Dice que hace cuatro años me viene persiguiendo. Primero desde Barcelona España y luego desde Medellín Colombia.

    Tiene una hija que vive en la isla, así que agarró sus bártulos y cayó acá.

    Sonríe mientras me lo cuenta, ancha, de pelo corto, voz dulce de esa gente que aprende a reírse en medio de cataclismos. Que sabe lo que es el dolor y por eso se ríe.

    Se ríe alto porque está viva y bien practica (ella lo sabe) no estarlo.

    Se ríe porque no tiene miedo a sentir a los demás. Es una gran conversadora y por eso escribe, quiere escribir. Sabe que debe hacerlo. Yo también lo sé.

    San Juan, 15 de febrero de 2012

    PRÓLOGO II

    El Amante Metafórico

    ¡Yo no sé escribir! Ni siquiera oso hacerlo; pero el César, amante metafórico, me hunde en el profundo abismo de las letras y me empuja a un escarpado de sinónimos, cada vez que duermo en mis anáforas en caos.

    Mientras leo, desciendo por laderas de vergüenza que secan mi boca, tartamudean mis palabras y convierten mi sonrisa en un mohín inconcluso. ¡Porque no sé escribir!

    La orden petitoria del César resuena en mis oídos, y yo caigo, chasqueando la lengua, sudando el ridículo, temblando la pluma entre los dedos, que no saben escribir, y sin embargo se acosan.

    ¡Oh! San Gabriel García Márquez que estás en los cielos literarios, tú que dijiste: El terror de escribir es tan fuerte como el de no escribir, ven a salvarme de este extraño empeño y muéstrame tu amado rostro, para obligarme a leer, y dame tu mano bendita, para que me guíe en esta dura y alucinante tarea de escribir.

    Norha Pérez

    OTRA PARTE - Envigado 19 de Febrero/07.

    A VECES TE MIRAS Y TE VES

    A veces te miras al espejo y no te conoces. Te has ido metiendo en la vida que llevas, poco a poco, despacito, con tanta naturalidad, que no adviertes el cambio. Y de pronto, te das cuenta que tu cara tiene la misma expresión que odias en la cara de la gente que no te gusta ni poquito. Entonces te detienes, muy impresionada. Te quedas mirando tu retorcido reflejo en el cristal, te cubres de autocompasión y le preguntas:

    — ¿Cómo he podido llegar hasta ti, sin saber que existías?

    La respuesta la encuentras en el fondo de tus ojos. Te sumerges en ellos hasta alcanzar el primer día de hastío en tus recuerdos. De un solo trazo lo sacas de tu vida y añades de inmediato algo nuevo, a tu inventario de rutinas, algo diferente, algo que no has hecho por primera vez.

    Si vives sola con el gato e internet, la televisión y el trabajo, sabes que el día libre es solo para llenar la nevera y organizar la semana. Siempre lo mismo. Lo mismo de siempre.

    Entonces hoy te haces una propuesta diferente

    — ¡Daré una fiesta! Invitaré amigos. ¡Cocinaré para ellos! Y te vas a la compra decidida a cambiar.

    Cuando todos se han marchado, te sientes sola de nuevo. Sin ningún anticipo, un revoltillo en el estómago te sacude con fuerza, hasta hacerte doblar sobre la mesa.

    La repetición de actos que no te acaban de gustar, se ha fermentado en tus tripas, en una ruta de dolor hacia el fondo de ti. Estás perdida. Te buscas. No te hallas. No hay un papel para ti, en el absurdo teatro de la vida.

    Coges el teléfono, un pitillo y un café, té plantas en mitad del salón de tu apartamento. Dejas volar tus ilusiones al lomo de las espirales de humo que salen por el ventanal. Te retuerces de nuevo. Tomas una bocanada de aire que pasa por la ventana.

    — ¡Moriré lejos de aquí! — Gritas, para que oiga la luna. Agarras tu dolor con ambas manos.

    Recuerdas que ÉL está a punto de viajar de nuevo a Europa. La mueca que arde dentro de ti, desaparece de momento. Marcas su número.

    — ¿Diga? Respondió al instante.

    — ¿Quieres llevarme contigo en tu próximo viaje? —Lo dices así, casi sin creértelo, de corrido, sin titubear, para no arrepentirte. Te quedas oronda. Has logrado romper la maldita armonía de tu vida.

    — ¿En serio, quieres venir conmigo? Responde pausado. —Pero no olvides que me gusta saborear mi soledad sin compartirla.

    — ¡Lo recuerdo! —Fue una de tus primeras advertencias. Aún así, ¿podrías hacer una excepción? Es muy en serio.

    — ¡Está bien! Entonces… Te voy a enseñar un camino en el mar: Navegaremos hasta las islas Canarias y allí, te compraré su nombre, que es un trino diluido en el agua. Dijo en plagio al poeta.

    Corrí a mi diario y anoté:

    10 de Enero de 1981:

    ¡Me llevará con él! Ha pasado un año desde que lo conocí.

    Hojeé el diario hacia atrás, por pura curiosidad:

    17 de Enero de1980:

    —Tengo el estómago destrozado por una úlcera. Tengo que tomar leche. Ya anocheció. Está lloviendo. Acabo de regresar del médico. No tengo leche en la nevera. Hay una pastelería nueva en la esquina. Voy corriendo.

    Me atiende un tipo asquerosamente antipático, que parecía tener mucha prisa.

    —Qué desagradable es usted — le dije y lo miré de frente. Solo descubrí unos ojos de lobo marino que me echaron mano al instante. Una nariz recta, barba espesa y bien cuidada, pelo largo y ondulado. Un modelo 54, hermoso; pero con tan mala leche, que hizo doler más mi panza.

    —Ahora no compro nada — Le solté mirándole muy mal y salí rápido de allí.

    Sé que voy a verlo de nuevo, una y otra vez, hasta que logre encontrarlo.

    Cerré mi diario y le eché llave. Tiré el lápiz con una amplia sonrisa en los labios.

    Hablé con mi gato muy despacio y le expliqué, que si fuera a cambiar de vida, tendría que hacerlo en un segundo, porque así marcha el corazón. Entonces, ahora mismo, tú te vas a vivir con mi madre y yo voy a hacer las maletas.

    — ¿Tú estás cuerda? —Me preguntó el minino con su mirada de pupilas redondas. Sobeteó su cola entre mis piernas y desapareció de un salto.

    Otro pitillo y un café más.

    APARIENCIAS

    Cuídate de juzgar a los hombres por su apariencia Lafontaine.

    Miguel se levanta todos los días a las cinco de la mañana, va a la cocina y se planta frente al fogón, donde la leña crepita mientras se funde en el fuego. Fija sus ojos en cada leño y les pide perdón por haberlos talado, en un murmullo casi imperceptible. Ellos le responden con un chisporroteo, que para eso están allí. Luego sale corriendo al patio y salta de la dicha, porque tiene un nuevo día para disfrutar.

    Es un leñador joven y fornido. Ha vivido en el mismo lugar desde que tiene memoria. Es más, ha nacido allí, en medio de la verde y exuberante campiña andina.

    Después de la muerte de su padre, pasó a ser el único dueño y permitió a toda su parentela, venir a vivir con él.

    El próspero rancho despertaba siempre alegre y bullanguero. Al asomar el alba, los peones iniciaban sus tareas con verdadero entusiasmo.

    El concierto matutino daba comienzo con el canto de los pájaros. Era seguido por los chillidos de los monos, que corrían a robar los plátanos de las matas sembradas alrededor de gran patio. Las gallinas cacareaban cada uno de sus huevos y los gallos se jugaban el trono del corral, al quiquiriquí más sonoro. Las vacas bramaban una tras otra, casi con bronca, porque no soltaban a sus terneros para que fueran a desayunar. Los cerdos gruñían, los perros ladraban alguna estrategia para pillar al lobo rabioso. Los hombres silbaban a sus caballos y estos acudían presurosos. Las mujeres cantaban en la cocina.

    Miguel sentía una extraña fascinación por los parajes lejanos, donde nunca había estado y siempre estaba planeando viajes sin rumbo. Le encantaba correr riesgos.

    Pero a pesar de esa abundancia de adrenalina, no le gustaba andar solo. Dependía siempre de algún compañero que compartiera con él sus ganas de aventura, que tuviera sangre fría como él, ante

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