Enredo para el Capricho. Relatos de Gabby Trancy.
Por Justice Gray
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Justice Gray lo ha hecho de nuevo. Con este nuevo lanzamiento que se desenvuelve en un suspenso entrelazando una red de romance, mentiras, sexo y crimen, que culminan en un sinfín de insólitas circunstancias transportándonos a emociones profundas y eróticas metáforas. Gabbi ama al vino tanto como adora a sus hombres. Pero siendo la zorra que llama la atención, no podía quedarse así cuando su matrimonio requería una enmendada; pero prefirió correr hacia su viejo novio de la secundaria, inventando historias de un marido abusador para que sintieran lástima por ella. Cuando sus amigos la confrontan con incredulidad sobre el despotismo de Travis, ella diría que su esposo alardeaba. Gabbi logró lo que quiso, por poco tiempo. Sin embargo, poco después de pensar que tiene todo lo que desea, el karma la alcanza para atormentarla, para encontrarla en la peor situación. ¿Tendremos un trágico final para Gabbi y aquellos que se involucraron?
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Enredo para el Capricho. Relatos de Gabby Trancy. - Justice Gray
Enredo para el Capricho
––––––––
Relatos de Gabby Trancy
Por Justice Gray
––––––––
De la Serie de Garbage Collector
Libro 2
Justice Gray
realitytodayforum@gmail.com
Copyright: © 2016 por Justice Gray. Todos los derechos reservados
Ninguna parte de este documento podrá ser reproducido o transmitido en ninguna forma o por ningún medio, electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado o cualquier otro, sin el previo consentimiento por escrito del autor.
Índice de Capítulos
––––––––
Capítulo Uno: En el Principio.............................................................................................4
Capítulo Dos: Aburrida........................................................................................................6
Capítulo Tres: Secretos.....................................................................................................23
Capítulo Cuatro: Más Secretos........................................................................................32
Capítulo Cinco: Enredos....................................................................................................51
Capítulo Seis: Mentiras.....................................................................................................71
Capítulo Siete: La Gran Mentira......................................................................................93
Capítulo Ocho: El Remedio.............................................................................................107
Capítulo Nueve: Los Rumores........................................................................................114
Capítulo Diez: Karma......................................................................................................120
Capítulo Once: El Capricho............................................................................................140
Capítulo Doce: Felices Para Siempre............................................................................148
Capítulo Trece: ¿O no?....................................................................................................151
Capítulo Catorce: ¿Y Ahora qué?...................................................................................153
Capítulo Uno: En el Principio
La historia de Gabbi se parece a la de la típica mamá chofer
de clase media que lleva a sus hijos en edad escolar a sus actividades vespertinas; pero Gabbi está lejos de ser común y corriente. Gabbi Trancy soñaba con ser el tipo de mujer que flirteaba con cualquier caballero, capaz de complacer sin hacer preguntas, calificada para ir a bailar al antro y reunirse con extraños en el típico ligue de una noche. Mientras que esperaba en las gradas de los partidos de futbol de su hijo, ella era capaz de adivinar qué mujer era soltera, sólo con mirar su porte y caminado.
Ellas siempre parecían tener ese fulgor sobre ellas, emitiendo esa vibra, susurrándole al oído: Yo sí puedo jugar, y más de lo que tú puedes.
Ella envidiaba ese ambiente, su brillo. Ella lo deseaba, a pesar de que nadie podría adivinarlo al verla. Todo parecía felicidad en esa familia de cinco integrantes. Su esposo Travis no era poco atractivo ni cruel; su hijo era exitoso en la escuela y los deportes, logrando el podio de honor por ser el jugador más valioso por tres años consecutivos. Las dos de sus hijas eran inteligentes y hermosas con un gran parecido a su madre. Visto desde afuera, pereciera que fuera la familia perfecta carente de problemas. Ya sabes qué tipo de familia; cada barrio tiene la familia perfecta. Los Trancys eran lo más parecido a este prototipo, gracias al esfuerzo de Travis, del padre socialmente estructurado y trabajador. La vida de Gaby era envidiada por casi todas las mujeres que la conocían. Ellas querían lo que ella tenía. Irónicamente, ella no era feliz con lo que tenía. Su vida no era tan perfecta como el resto del mundo la dibujaba. Era solo una fachada, como Gabbi solía pensar. Eran puras apariencias. La verdad, sin embargo, era mucho más obscura y siniestra.
Se estaba sintiendo rara desde hacía tiempo. Su papel de mujer y madre parecía que la estaba consumiendo. Entraba en la rutina diaria, pero se sentía aletargada. Recordaba el día en que adoraba a su marido. Se acordaba del tiempo cuando sentía emoción de ser madre. Incluso evocaba los tiempos en que sentía todo eso al mismo tiempo, pero ahora parecían lejanos. Necesitaba un cambio, antes que la vida se le fuera de las manos. Le urgía sentir la pasión y la emoción de nuevo. Y era el momento de hacer algo al respecto. Todo lo que ahora necesitaba era descubrir cómo lograrlo.
Durante años, ella encontraba la forma de animar las cosas. Hubo un tiempo, hace tres años en las que se escapó un fin de semana con sus amigas. Travis no quería que fuera, pero ella no escuchó. Tenía el derecho de pasarla bien de vez en cuando, ¿o no? Cuando estuvo ahí, todas se habían escapado al bar para terminar bien briagas. Gabbi era famosa entre sus amigas por beber demasiado y no les había quedado mal esa noche. Se quedó en el bar bailando cuando vio a un hombre ubicado del otro lado del antro y que, de plano, le quitó el aliento. Se pavoneó frente a él y comenzaron a charlar; luego, una cosa trajo a otra, y el resto es historia.
Esa fue la única vez durante su matrimonio en la que realmente fue infiel, pero eso no significaba que no fuera coqueta con otros hombres en innumerables ocasiones. Adoraba la sensación de ser deseada y adorada; incluso casada con un hombre maravilloso no era suficiente para estar satisfecha siempre.
Durante los últimos tres años, Gabbi requería de toda su fuerza de voluntad para dejar de ser infiel nuevamente, pero al final, lograba arreglárselas. En recientes días, sabía que iba a quebrarse pronto. Ella solo quería estar segura de haber esperado el momento adecuado y que hubiera valido la pena. Pero ahora ya no podía aguantarse.
Capítulo Dos: Aburrida
Un delgado resplandor de luz se cruzaba furtivamente por la alcoba. Gabbi trataba de ignorarlo; oh, ella lo intentaba con empeño, porque sabía que si reconocía al sol matinal, implicaba aceptar la misma rutina, como idéntica al día de ayer. Realmente nada era distinto en el día a día, en el hogar de la familia Trancy. Travis se levantaba, jugueteaba con los niños, tomaba el desayuno; volvía a retozar con los chicos, para luego irse al trabajo. Los peques irían al colegio, dejando a Gabbi frente a la monótona pila de ropa por lavar, los platos, y al servil resto de estúpidas tareas a las que estaba condenada a terminar por el resto de su vida.
Cuando ella y Travis se juntaron hace 15 años, se sentía fascinada hacia él; pero nunca se había sentido atraída a éste como a... pero no, ella no iba a permitir dejarse llevar por esas ideas. Apretó los ojos, como tratando de apartar los pensamientos de su marido fuera de su mente. Ella eligió a Travis porque la hacía sentir segura. A salvo. Pensó que se harían cargo de ella, manteniéndola dentro del estilo de vida al que estaba siempre acostumbrada. Siendo la única hija de un abogado y profesor universitario, ella nunca deseó nada distinto a lo que vio en su infancia y años de adolescente. También era la forma esperada de criar a sus hijos.
Ella no tenía un empleo, incluso nunca pensó que debería tener alguno. Después de todo, la razón por la que escogió a Travis es que contaba con que su marido diera todo por ella, y ella prefería tener una vida de ocio.
El único trabajo en el que Gabbi se veía retratada era en algo que tuviera que ver con lo social. Siempre fue una mariposa extrovertida, y disfrutaba siempre las situaciones donde podía ser el centro de atención, especialmente si había hombres de por medio. Se consideraba un ser muy sexual, y la vida con Travis la aburría cada vez más, a medida que pasaban los días.
Los ojos de Gabbi se apretaron aún más, mientras el sol resplandecía a través de la rendija de las persianas. Escuchó a Travis gemir junto a ella. Este se dio la vuelta y aventó un pedo; algo que hacía todas las noches mientras dormía, e incluso por las mañanas al despertar. El estómago de Gabbi se revolvió. Esta vida que llevaba se estaba volviendo más insoportable cada vez que tenía que sufrir este comportamiento cavernícola.
Disculpe usted
, dijo insinuando con más irritación en su voz, mientras abanicaba lejos de su cara los aromas ofensivos.
Travis se rió un poco, Disculpa amor. Sabes que el sofrito de cebollas que haces, siempre me mata.
Gabbi estrujó sus ojos nuevamente, deseando que se borrara este momento, deseando estar en algún otro lugar que no fuera... aquí.
En eso, la puerta se abrió en una ráfaga dejando entrar a los niños. Gabbi apenas tuvo unos segundos para cubrirse los pechos antes de que los críos la pudieran ver en su glorioso traje de Eva.
¡Mami! ¡Mami! la hija menor, Kira gritaba mientras corría hacia el vestíbulo,
¡levántate!"
La nena corrió saltando sobre sus padres. Atrás, la seguía su hermana de ocho años. Emily. Jake, el hermano más grande las seguía también hacia la habitación de sus padres.
Emily se abalanzó hacia la cama, alcanzando a Kira. Kira se precipitó hacia Travis. Entonces Travis sujetó a la chiquilla de seis años para darle cosquillas mientras le gritaba. "¿¡Quién ha osado sacarme de mis sueños!?
¡En serio, oh Dios mío! Gabbi pensó.
Mientras Kira chillaba de emoción, Emily se lanzó sobre su madre, tomándola por sorpresa.
¡Wow, con cuidado, Em!
Gabbi no pudo ocultar una risita, al momento que los ojos brillantes de Emily se llenaban de amor por su madre.
¡Te adoro, Mami!
. Decía, mientras abrazaba fuertemente el cuello de Gabbi.
Esta amorosa payasada hizo que Gabbi se olvidara de su mal humor.
Yo también te adoro, Em..
Entonces abrazó fuertemente a la más pequeña, disfrutando el amor incondicional que solo podía recibir de sus hijos. Esto le recordaba el por qué se mantenía ahí, aun cuando era infeliz en su matrimonio.
Jake, el atleta campeón de diez años se acercó dando tumbos hacia el umbral de la puerta. A veces, a Gabbi le sorprendía lo torpe que el chico era y cómo había logrado participar en cada equipo deportivo de su escuela primaria. Estos dos para nada iban de la mano.
Antes que Jake lograra entrar a la habitación, se rajó el dedo del pié con el borde de la puerta. Pegó un grito de dolor e inadvertidamente exclamó una leve vulgaridad.
Cuida tu lengua, chico, o tu madre te dará una buena nalgada.
Gabbi se talló los ojos. No podía evitar pensar lo estúpido que eso sonaba. Travis era el que siempre decía palabrotas como si fuera marinero. Tenía tan asqueroso vocabulario.
¡Oww, duele!, lo siento,
Jaque lloriqueó mientras saltaba hacia la cama de sus padres. Hizo contacto visual con su madre y sus ojos azules se enrojecían con lágrimas.
De inmediato, Gabbi sintió compasión por su primogénito. Movió a Emily a un lado, Aguarda un momento, cariño, déjame echarle un ojo al dedo de tu hermano,
dijo dulcemente para compensar la reacción que estaba segura, tendría Emily. Le dio un topetazo leve en la cabeza, causándole a ésta un destello de alegría.
Okey.
Gabbi sentó a Jake junto a ella y le dio la mano. ¿Estás bien, cariño? ¿Qué dedo del pié te golpeaste, y contra qué le diste?
Me pegué en el dedo meñique del pié con el borde de la puerta,
se quejaba con una mueca de dolor.
Gabbi lo revisó brevemente dándole su experto diagnóstico. Bueno, Sr. Trancy, al menos no está roto. Gracias a Dios. Sugiero que pienses largamente antes de seguir corriendo descalzo por la casa nuevamente. ¿Okey?
Sí señora,
dijo él.
"Bien. Me agrada que entiendas esto. Ahora, prepárate para estar listo para el desayuno; todos ustedes, más bien, dirigiéndose a toda la familia.
Uno por uno, los niños fueron vaciando la habitación, Jake siendo el zaguero. Él sabía que debía cerrar la puerta si era el último en salir.
Travis se inclinó sobre Gabbi y le besó el cuello. ¡Pensé que nunca se irían!
Gabbi riéndose asintió con la cabeza. Estaba pensando qué preparar para el desayuno. Sus pensamientos se encontraban lejos de lo que estaba en la mente de Travis.
¿Quieres ducharte conmigo?
Su pregunta la tomó por sorpresa. ¿Eh? ¿Qué dijiste?
Cuando se rodeó para ojearlo, ella vio esa mirada en sus ojos. Y movió su cabeza apuradamente.
No. Debo preparar el desayuno.
Será un rapidito. Matamos dos pájaros de un tiro.
Gabbi suspiró. Esto era otra de las cosas que odiaba de la vida de casada. Ella tenía que estar disponible en cualquier momento en que su esposo estuviera listo. Si ella no le daba uno de sus golosinas
, como solía decir, se la cobraba como buen patán hasta que ella lo complaciera.
Pero si ella andaba querendona y él no estaba dispuesto, bastaba con un simple ¡no!
, y eso era todo.
El matrimonio es tan... ¡AGH!
Bien,
fue todo lo que ella dijo, mientras se quitaba las cobijas dirigiéndose a la ducha con Travis, para hacerse cargo de su erección mañanera.
***
Travis tenía razón. No tomó nada de tiempo desde el inicio hasta el final. Gabbi tenía esa sensación de ser un sujeto de laboratorio. Normalmente no tenía ese sentimiento con los rapidines, pero esta mañana era diferente. Dentro de la ducha, Travis la trató como una muñeca inflable.
Ahora-sí-gracias Señito.
Gabbi ya estaba vestida y se dirigía a la cocina cuando fue atajada por Kira. Kira se quedó a la mitad del pasillo, obstruyendo que su madre llegara a la cocina.
Kira simplemente se quedó ahí, sonriendo, con sus brillantes ojos celestes. Gabbi le sonrió.
Ahora, ¿qué es lo que quiere, la Señorita de Ojos Azules?
Mami, ¿me haces una trenza en el cabello?
preguntó, moviendo sus pestañas.
Gabbi sonrió, levantando a Kira y tomando sus bucles pelirrojos en una cola de caballo. Llevó a Kira de vuelta a su dormitorio y la sentó frente al espejo de vanidad.
¿Quieres que escoja la ropa que te pondrás hoy?
, Gabbi preguntó, comenzando a elegir el conjunto para hoy. Kira asintió vivazmente con la cabeza, meciendo sus piernas para adelante y para atrás. Gabbi rápidamente corrió a la habitación de la nena y volvió con una blusa dotada de un cinturón rojo con ligeros holanes en la parte inferior acompañada de una falda negra con mallones integrados.
¡Mami! ¿Cómo supiste que quería vestir de rojo el día de hoy?
la nena exclamó.
Gabbi sonrió, mientras le ayudaba con la blusa; respondía. ¿qué no sabías? ¡Soy bruja!
Kira sonrió y brincoteó por la habitación en un intento por subirse las mallas.
Yo quería una diadema trenzada
, declaró la niña, dejándose caer en la silla, inclinando su barbilla como si fuera la doncella del cuento de hadas.
Gabbi sonrió nuevamente mientras cepillaba los rulos enredados de Kira. Viéndola en el espejo, vio una mirada en la carita de la criatura. La cotidiana y radiante sonrisa con la que había crecido de pronto se había ido de su rostro. Sus ojos azules que solían centellear ahora miraban el suelo.
Cariño, ¿te encuentras bien?
Como si volviera de un trance hipnótico, la cabeza de Kira saltó de pronto y con un tartamudeo dijo, "¿Ee-eh? ¡Oh!
Sí, me encuentro bien mami
, sonrió, sólo estoy preocupada por papá.
Gabbi frunció el ceño con cierta curiosidad, ¿por qué estarías preocupada por papi?
Hace un minuto, allá abajo, lo escuché que hablaba por teléfono con su jefe y no se escuchaba contento
.
Gabbi la abrazó fuertemente, alisando su cabello. Susurrándole al oído con tranquilidad, Papá estará bien, ¡lo prometo!
Gabbi miró el reloj de la pared. Estará presionada de tiempo si esto toma más de quince minutos. Kira se inclinó sobre su madre, con una sonrisa llena de certidumbre. Entonces Gabbi comenzó a trenzar los mechones. En el espejo se veía la perfecta imagen de juventud. Kira, junto con Emily eran el retrato perfecto de su madre. Las tres tenían ese elegante y suelto cabello pelirrojo rizado; labios plenos colorados como cerezas, hoyuelos tan hondos como si fueran cicatrices. Ellas tenían un color de ojos desigual que las hacían diferenciarse de la gente. Los ojos de Gabbi de color verde encendido estaban llenos de vida y con un destello travieso. La mirada de Kira, azul cielo