Guerra Mundial Zelda

Por Anne Glynn

***Advertencia: esta novela posapocalíptica contiene escenas y lenguaje para adultos. Prepárate para ver sexo, violencia y zombies.***

Zelda creyó que lo tenía todo.

Amaba su trabajo como química orgánica, creando perfumes exóticos para clientes famosos. También amaba a su novio. Elliot no es como los hombres del trabajo—Kurt, Sparrow y Galen, todos excesivamente masculinos, y cada uno con serios problemas emocionales—pero lo amaba tal y como era.

Su vida era buena antes del virus, que se expandió como un fuego desenfrenado. La población comenzó a enfermar. Su última clienta se convirtió en un verdadero monstruo.

Encerrada dentro de su laboratorio de trabajo, Zelda está por descubrir que hay más peligros en el virus además de los zombis, ya que Kurt, Sparrow y Galen están atrapados en el complejo con ella, y ahora la están viendo con un deseo pasional...

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 21 sept 2016
• ISBN: 9781507155547

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Guerra Mundial Zelda

Amor en Tiempos del Apocalipsis Zombi

Anne Glynn

Blackpool Press

Traducido por Carlos Ilich Valenzuela Quezada

Copyright © 2016 Anne Glynn

Todos los derechos reservados

Distribuido por Babelcube, Inc.

www.babelcube.com

Diseño de portada © 2016 1 Rat Studio Graphics

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Guerra Mundial Zelda

Amor en Tiempos del Apocalipsis Zombi

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Capítulo Uno

¿Recuerdas cuando el día de San Valentín era un día para celebrar el amor con dulces, rosas, regalos y besos?

Por supuesto que no. Nadie lo recuerda.

El día de San Valentín quedó en el olvido. Para siempre, esa fecha será recordada como el inicio del Apocalipsis Zombi.

Es lo único de lo que hablan todos últimamente, en el primer aniversario de la gran revuelta de la humanidad. Cuándo el Apocalipsis Zombi inició, cómo inició, por qué inició. Tarde o temprano como siempre, mi nombre aparece en muchas conversaciones.

Mi nombre es Zelda Huggett. Mis amigos me llaman Zee, pero últimamente las amistades son escasas.

Hay quienes me creen una heroína. Otros creen que soy una villana, escondida en las sombras, y quizás la responsable del colapso de la humanidad como la conocemos.

—La científica loca, —así me llamó ayer el anfitrión de un podcast, —que vive en su mansión en la colina.

Hace quince meses no era más que otra química. Una perfumista, que vivía en un apartamento de dos habitaciones en la Costa Oeste, con una relación duradera, y estaba a punto de trabajar con mi primer clienta famosa.

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Incluso ahora, después del Apocalipsis y lo que le antecedió, lo primero que me pregunta la mayoría es ¿Cómo era Ka¢entra? Claro, se referían a cuando tenía su propio reality y aparecía en todas las portadas de revistas de la farándula. Casi todo el mundo la recuerda por sus éxitos musicales. Casi nadie supo de ella cuando se convirtió en un monstruo come cerebros.

De hecho, sólo cuatro personas presenciaron la versión zombi de la estrella. Yo fui una de ellas, pero incluso yo preferiría hablar sobre el supuesto video porno que grabó con el actor Danny Kucera. Es lo chistoso de la fama; después de todo lo que pasó, aún después de que el mundo se derrumbó y una porción de la población se convirtió en Mordelones, la curiosidad de la gente quiere saber. No importa lo que suceda, siempre disfrutaremos de los chismes.

Solía pensar igual. Cuando trabajaba en el Grupo Väderkorn mi jefe se me acercó, preguntando si querría trabajar para una PMF (Persona Muy Famosa), quedé encantada. No puedo decir que estaba emocionada, pero sí me quedé complacida.

Mi primera celebridad. Si todo iba bien mi carrera florecería.

Traté de ocultar mi emoción detrás de una fachada profesional, pero mi novio, Elliot, se dio cuenta. No dijo nada cuando les compartí la noticia a unos familiares, pero tampoco dejó que me saliera con la mía. La tarde siguiente regresé a casa para encontrar mi habitación repleta de posters de Ka¢entra.

—Pagarás por esto, —le dije.

Elliot jugó con sus rizos castaño y dijo, —¡Me tendrás que conseguir su autógrafo! ¡Por favooooooooor!

Nunca obtuvo su autógrafo. Cuando Ka¢entra faltó a nuestra reunión del lunes, Sabía bien que no debía dejar que me molestara. Cuando apareces en todos los espectaculares y portadas de discos, te puedes dar el lujo de seguir tu horario como te plazca. Fue cuando faltó a la reunión del viernes que comencé a preocuparme. Cuando Galen Wolfe, vicepresidente Ventas Internacionales de la compañía, llegó y me dijo que no vería a