La espera terminó
lingenio de Jennifer ha estado presente desde su infancia, cuando era niña inventaba historias para darle un escape a su hiperactividad. En una ocasión, les dijo a sus compañeros de clase que tenía una pierna de madera y hasta comenzó a cojear por los salones, pero su teatro se cayó cuando su maestra le ofreció condolencias a su madre por lo triste que debió haber sido amputarle la pierna a su hija. Todos entraron en shock con la historia, un estado de ánimo constante en la casa de los Lawrence, quienes aceptaron que su hija ‘desadaptada’ nunca encajaría con los otros niños.
“Mis padres a veces necesitaban tiempo sin mí, y me sacaban de la casa para que encontrara algo que hacer hasta que pudieran lidiar conmigo de nuevo”, contó la actriz con ligereza a , “pero nunca peleamos por eso, siempre he sido muy consciente de lo molesta que puedo llegar a ser”, declaró riendo. Esa capacidad de andar por la vida flotando la hizo destacar frente a los ojos de un agente de talento cuando sólo tenía 14 años; él la descubrió mientras vacacionaba en Nueva York y la invitó a hacer audiciones. Así, finalmente, Lawrence encontró el lugar indicado para dirigir toda esa
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