Kristen Stewart UN ASUNTO REAL
“Cuando pienso en Diana, pienso en alguien que está huyendo. Yo no huyo de nada, me encanta lo que hago. Me encanta hacer películas, puedo tomar decisiones, cometer errores.”
Quien pensase que Kristen Stewart (Los Ángeles, 1990) iba a llevar el sambenito de chica durante el resto de su carrera, desde luego estaba muy equivocado. Una década después del apogeo de la saga vampírica, la actriz se ha convertido en uno de los talentos más enigmáticos de la industria estadounidense, capaz de dar un volantazo a su carrera para convertirse en una inesperada embajadora del cine indie. Ha tomado decisiones arriesgadas, ha trabajado con directores aclamados por la crítica y, ante todo, se ha negado con tozudez a ser la estrella que todos pensaban que iba a ser. cuenta a FOTOGRAMAS durante un encuentro en Londres, al que llegó con una gorra negra en la que se leía y una mascarilla verde oliva a juego con el resto de su muy relajado conjunto. Esa naturalidad al enfrentarse a la prensa se lleva hasta sus últimasla película dirigida por Pablo Larraín que presentó en la última Mostra de Venecia y que, tras pasar también por San Sebastián, la podría llevar directamente al escenario de los Oscar el próximo año.
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