Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Del Desierto A La Nueva Jerusalén
Del Desierto A La Nueva Jerusalén
Del Desierto A La Nueva Jerusalén
Libro electrónico116 páginas1 hora

Del Desierto A La Nueva Jerusalén

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Por la misericordia del Dios Todopoderoso se me ha dado el privilegio de dar buenas nuevas de salvación. Yo me había enfrentado a muchas situaciones, pero nunca pensé que algún día tendría que enfrentar una enfermedad tan terrible y dolorosa como el cáncer. Pero al llegar la prueba, también llegaron las fuerzas. Fue allí en el desierto donde vi la mano poderosa de Dios manifestarse sin igual. Allí también vi la esperanza del hombre y el fin de los tiempos. Con la confianza de que el Espíritu Santo tocará a cada persona que lea este libro, comparto mi proceso de sanidad a través de experiencias, visiones, sueños y revelaciones.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento19 abr 2016
ISBN9781483569086
Del Desierto A La Nueva Jerusalén

Relacionado con Del Desierto A La Nueva Jerusalén

Libros electrónicos relacionados

Autosuperación para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Del Desierto A La Nueva Jerusalén

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Del Desierto A La Nueva Jerusalén - Emilia Peña

    esto.

    Capítulo 1

    Volcán en Erupción

    Enfrentarse a un volcán en erupción no es lo mismo que verlo en televisión. Hay situaciones a las cuales nos tenemos que enfrentar, que son inevitables. Es desesperante encontrarse con un pantano, sin poder volver atrás, después de haber estado en un camino hermoso y brillante. El cáncer, entre otras, es una enfermedad que ha atacado a pequeños y grandes; destrozando no solo los sentimientos de aquellos que han tenido que enfrentar dicha situación. Este pequeño gigante ha causado gran daño a millones de familias de generación en generación, destrozando poco a poco sus corazones. El corazón, del cual mana la vida, se derrite como una vela ante la desgarradora noticia: Tienes Cáncer. Nos sorprende como un volcán que parece estar dormido cuando, de repente, nos toma por sorpresa; tiembla la tierra, lava fluye, el humo inunda la cúspide, y poco a poco nos alcanza hasta robarnos aun la esperanza. Es un momento que para el tiempo, que detiene el girar de la aguja del reloj, que nos quita el aliento y nos hace vivir en un instante cada tristeza y cada alegría nuevamente.

    Caminamos durmiendo, claro, es eso, ¡es un sueño! Pero no, no es un sueño, y pronto tenemos que aceptar que es una realidad. Necesitamos donde apoyarnos, un rincón donde estar quietos. Contemplamos el silencio total que va dejando el volcán que arrasa con todas las ilusiones que habíamos forjado. Como un volcán en erupción me rodeó la prueba, y como viento en tempestad me llegó la tormenta. Entonces fui a parar de hospital en hospital, mi dolor aumentó, ¡cuan terrible era mi mal! Entonces perdí gran parte de mí, pero no perdí el gozo de la salvación. El gozo que Dios me ha dado no tiene comparación; es un gozo indescriptible que llega con el perdón, inefable es el gozo de la salvación. Si te sorprende como a mi la dura prueba, y sientes que no escaparas de la horrible tormenta, aférrate al Gran Yo Soy y no perderás el gozo de la salvación!

    Yo sabia que tenia que enfrentar a ese gigante con coraje, pero tenia el apoyo de mi Creador. La Biblia me había enseñado: Amados, no os sorprendáis del fuego de la prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera. Al contrario, gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois ultrajados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, por lo que hace a ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, ladrón o malhechor, o por entrometerse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y Si el justo con dificultad se salva, ¿qué pasará con el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador y hagan el bien.

    Frente al que conoce todos los misterios de la vida no hay problema ni gigante ni pequeño que se le pueda resistir. Es por eso que pienso que el cáncer es un pequeño gigante o un gigante pequeño. El grande siempre será el Creador de todo cuanto existe, quien nos ayuda a vencer los problemas que para nosotros parecen imposibles, ya que para Él lo imposible es posible. Así que yo tenía que tomar una decisión; vencer o ser vencida. Yo había conocido a mi Creador y sabía que la sanidad venía de Él. Mi deber era darle todas las áreas de mi vida a Él, ese es el secreto de vencer las enfermedades físicas y mentales. Cuando aprendemos a darle el timón de nuestras vidas a Dios, el capitán por excelencia, podemos tener la seguridad de que nuestra embarcación no va a naufragar. Es en nuestras debilidades que su poder se perfecciona, por lo tanto, debemos entregarle todo lo que nos agobia, teniendo la seguridad de que Él completará su obra en nosotros.

    Cuando entendí que yo no tenia el control, y que solo a través del sacrificio del Hijo de Dios tenemos salvación y seguridad, entonces clamé al Gran Rey, al que está sentado en el Trono, en el nombre de Jesús y le solté mi timón: Toma mi timón oh Cristo, llévame a puerto seguro, toma mi timón oh Cristo, no me dejes naufragar. Los vientos están soplando, me han sacudido con furia, los mares se han alterado y sus olas son más fuerte. Mi barco ha sido arrastrado y no lo puedo controlar. Caminaste sobre el Mar y Tu calmantes los vientos, estoy segura Señor que conoces bien el mar, por eso te ruego hoy, socórreme Capitán.

    Frente al volcán en erupción que amenazaba todo mi ser, el Señor me ministraba con su bálsamo y quieta meditaba en el Salmo 35 "Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden; Pelea contra los que me combaten. Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda. Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salvación. Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan. Sean como el tamo delante del viento, y el ángel de Jehová los acose. Sea su camino tenebroso y resbaladizo, y el ángel de Jehová los persiga. Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; sin causa cavaron hoyo para mi alma. Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa, y la red que él escondió lo prenda; con quebrantamiento caiga en ella. Entonces mi alma se alegrará en Jehová; se regocijará en su salvación. Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja? Se levantan testigos malvados; de lo que no sé me preguntan; me devuelven mal por bien, para afligir a mi alma. Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno. Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba. Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía; me despedazaban sin descanso; como lisonjeros, escarnecedores y truhanes, crujieron contra mí sus dientes. Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones. Te confesaré en grande congregación; te alabaré entre numeroso pueblo. No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos, ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo. Porque no hablan paz; y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.

    Ensancharon contra mí su boca; dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto! Tú lo has visto, oh Jehová; no calles; Señor, no te alejes de mí. Muévete y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa. Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío, y no se alegren de mí. No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Le hemos devorado! Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí. Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, y digan siempre: Sea exaltado Jehová, que ama la paz de su siervo. Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día."

    Capítulo 2

    El Valle de la Desesperación

    Un día, como siempre acostumbraba, tomaba un baño tibio al regresar de una ardua jornada en el trabajo. Disfrutaba al máximo el baño en silencio y mi olfato se deleitaba con la rica aroma de sales y aceites aromáticos que hacían que los afanes del día se quedaran en el olvido. De pronto, me di cuenta de que tenia un pequeño pelo en el pezón del seno derecho, o eso pensé yo que era. Sentía un hincón tan fuerte como si fuera la cortada de la punta de un alfiler. Estaba un poco desconcertada por lo cual acorté mi deleitoso baño para llamar a mi hija mayor y hacerle saber lo que acababa de descubrir. Yo no podía haberme imaginado que ese día marcaba el comienzo de una dura travesía que me llevaría hasta el trono de gracia de mi Dios.

    Empezó la búsqueda y al

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1