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La ley de la felicidad: Prohibido no ser feliz
La ley de la felicidad: Prohibido no ser feliz
La ley de la felicidad: Prohibido no ser feliz
Libro electrónico228 páginas6 horas

La ley de la felicidad: Prohibido no ser feliz

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Tú necesitas ser feliz. Tú estás dispuesto a alcanzar la vida que deseas. Tú sabes que te mereces la felicidad y el éxito. Y tú lo vas a lograr. O mejor: lo vamos a lograr juntos.
La ley de la felicidad te explica de una forma sencilla, sorprendente y divertida, cuáles son las 10 decisiones que debes tomar en tu vida para alcanzar la felicidad.
Narrado en forma de entretenido cuento, este libro cambiará tu forma de pensar sobre el pasado, sobre tus miedos, la pasión por lo que haces, el aprendizaje, la autoestima, o el amor. Y te dejará claro que el término "IMPOSIBLE" es solo la opinión de alguien que ni siquiera lo intento.
Lucha por vivir la vida que quieres. No te conformes. Tu destino es brillante, y lo más importante: solo depende de ti.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 abr 2016
ISBN9788494406713
La ley de la felicidad: Prohibido no ser feliz

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    La ley de la felicidad - Ignacio Novo

    ¿verdad?

    Capítulo 1

    Haz las paces con el pasado

    —Siempre he apreciado, y mucho, ya lo sabes, Fabrice, la determinación de los que intentan hacer cosas, incluso contando con escasas probabilidades de éxito. Pero esto que me cuentas es excesivo. Hallar cualquiera que sea la causa de la infelicidad de alguien para eliminarla de un plumazo de su vida, sin más, me parece que raya el esperpento.

    —No necesito que creas, por ahora, en la utilidad de la historia ni que des completo crédito al contenido —me respondió—. Ahora solo necesito que escuches con mente abierta y oídos neutrales y ya te irás convenciendo por ti mismo. ¿De acuerdo?

    Asentí sonriendo, porque tampoco era plan de chafar las buenas intenciones de mi amigo a las primeras de cambio.

    —Mientras se alejaba de palacio, Daniel meditaba cuáles deberían ser los primeros pasos para cumplir con su extraña misión:

    «¿Por dónde empezar?», se preguntaba inquieto. «Tal vez tendría que consultar a los sabios del reino y que ellos me dieran pistas sobre qué estrategia he de seguir. Pero, por otra parte —se rebatía—, así solo podría acceder a la opinión de unos pocos eruditos, y nunca a la versión real del pueblo, que es la que voy buscando. No, no, no… —agitó la cabeza vigorosamente, desechando con firmeza esa primera idea por ineficaz—. Debo preguntarles a ellos, a la gente. No sé aún de qué forma, pero he de lograr que me cuenten, por su propia voz, cómo se sienten, ya que solo así me será posible conocer al origen de su infelicidad…».

    »Una de las primeras conclusiones a las que Daniel había llegado era la de que, para elaborar la ley de la felicidad, no estaba obligado a hablar solo con gente infeliz. Pensó que para el fin de su misión también le podría servir entrevistarse con los más felices, a fin de identificar las causas de su dicha y quizá difundirlas entre el resto. Tanto una opción como la otra, creía, le iban a resultar válidas para cumplir la encomienda real.

    »Y así —continuó Fabrice—, Daniel emprendió su viaje. Sin nada premeditado, pero con la confianza plena de que el propio camino sería el encargado de ir descubriéndole, poco a poco, todo cuanto necesitaba saber. En realidad, creer de entrada en una resolución positiva de sus asuntos siempre le había servido para que estos, al final, acabaran saliendo bien. Y esta vez no tenía por qué ser distinto. Y como queriendo reforzar su inveterada y optimista teoría, no transcurrió demasiado tiempo antes de que observara a un hombre llorando desconsoladamente en un banco del parque que cruzaba aún sin destino

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