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Amar al jefe
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Libro electrónico162 páginas3 horas

Amar al jefe

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¡Un bebé en la bandeja de entrada!

Savannah Jones no sólo había caído en el viejo cliché de enamorarse de su jefe, sino que además estaba esperando un hijo suyo.
Todo el mundo sabía que el dinámico y atractivo Rick Sullivan era un soltero redomado, casado únicamente con su trabajo. Así que, convencida de que no existía un final feliz para ella, Savannah trató de resignarse en silencio. Pero Rick no quería dejarla marchar, por razones que ni él mismo comprendía muy bien, y Savannah no se casaría con él por obligación moral. Estaban en un punto muerto… a menos que el taciturno ejecutivo se dejara llevar y sacara al padre cariñoso que llevaba dentro.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 oct 2011
ISBN9788490100219
Amar al jefe
Autor

Teresa Carpenter

Teresa Carpenter, editor of New York Diaries: 1609-2009, is a former senior editor of the Village Voice where her articles on crime and the law won a Pulitzer Prize. She is the bestselling author of four books and lives in New York City with her husband, author Steven Levy, a senior writer at Wired magazine.

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    Amar al jefe - Teresa Carpenter

    CAPÍTULO 2

    RICK había salido a comer la tarde siguiente cuando una guapa pelirroja que llevaba un carrito de bebé se detuvo al lado del escritorio de Savannah.

    –Hola, soy la cuñada de Rick, Jesse –se presentó la mujer–. La mujer de su hermano Brock. ¿Está Rick aquí?

    –No, lo siento. Soy su nueva asistente, Savannah. ¿En qué puedo ayudarla? –se ofreció.

    –Hola, Savannah –la mujer le tendió la mano con una sonrisa auténtica–. La abuela habla maravillas de ti. Mencionó que estabas trabajando con Rick.

    –La señora Sullivan es un encanto –aseguró Savannah–. Agradezco que me haya dado la oportunidad de trabajar con Rick.

    Se escuchó un llanto en el carrito, y Jesse sonrió a Savannah antes de atender al bebé. Cuando le hubo calmado, volvió a alzar la vista.

    –Tengo una cita con Rett para hablar del regalo que vamos a hacerle a la abuela por su ochenta y cinco cumpleaños. Los chicos están organizando una gran fiesta sorpresa, y quieren que el regalo sea algo espectacular.

    –Eso le encantará. ¿Cuándo es su cumpleaños? Me gustaría regalarle también algún detalle para demostrarle mi agradecimiento.

    –Oh, todavía faltan algunos meses –Jesse puso los ojos en blanco–. Lo sé, soy demasiada previsora, pero me gusta organizarme. Y queremos un regalo realmente espectacular, así que es justo que le demos a Rett tiempo suficiente para trabajar. Pero Troy se ha despertado y quiere atención. Confiaba en que Rick se quedara con él unos minutos mientras hablo con Rett.

    –Oh, bueno… –cuidar de un bebé, aunque fuera su propio sobrino, no parecía propio de Rick, pero Jesse debía conocer a su cuñado mejor que ella–. ¿Cuánto tiempo espera tardar?

    –Sólo unos veinte minutos. Es lo único que puede dedicarme Rett hoy, pero queríamos ponernos manos a la obra y al menos hablar de lo que queremos hacer –se inclinó sobre el carrito cuando sonó otro llanto–. No importa, sé que a Rett no le molestará. Le encantan los niños. Sencillamente, no avanzaremos tanto como pensábamos.

    Savannah miró el reloj de arena: la mayoría de la arena ya había caído en la mitad de abajo. Rick no solía tomarse una hora entera para comer.

    –Debe de estar a punto de regresar. Si quiere, puedo quedarme con Troy hasta que Rick regrese.

    –¿De verdad? Eso es muy amable por su parte –el alivio iluminó las facciones de Jesse–. Acaba de comer y le he cambiado el pañal, así que no debería dar ningún problema –dejó el carrito al lado del escritorio de Savannah–. Muchas

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