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El sabor del paraíso: Good time café
El sabor del paraíso: Good time café
El sabor del paraíso: Good time café
Libro electrónico128 páginas2 horas

El sabor del paraíso: Good time café

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Información de este libro electrónico

El increíblemente guapo Nate Hunter era el sueño de cualquier mujer. Desgraciadamente, no dejaba que nada lo distrajera de su misión de recuperar el rancho de su familia… hasta que aquella hermosa mujer apareció en Haven.
Tori Sheridan había escapado de un matrimonio acordado por su familia y ahora estaba atrapada en Haven. Pero tuvo la suerte de que el sheriff del pueblo acudiera en su ayuda. El amable recibimiento de Nate consiguió que olvidara rápidamente la mala experiencia que había tenido con el matrimonio…
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 ago 2018
ISBN9788491886280
El sabor del paraíso: Good time café
Autor

Patricia Thayer

Patricia Thayer was born in Muncie, Indiana, the second of eight children. She attended Ball State University before heading to California. A longtime member of RWA, Patricia has authored fifty books. She's been nominated for the Prestige RITA award and winner of the RT Reviewer’s Choice award. She loves traveling with her husband, Steve, calling it research. When she wants some time with her guy, they escape to their mountain cabin and sit on the deck and let the world race by.

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    El sabor del paraíso - Patricia Thayer

    Editado por Harlequin Ibérica.

    Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Núñez de Balboa, 56

    28001 Madrid

    © 2005 Patricia Wright

    © 2018 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    El sabor del paraíso, n.º 2150 - agosto 2018

    Título original: A Taste of Paradise

    Publicada originalmente por Silhouette® Books.

    Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.

    Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.

    Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.

    ® Harlequin, Jazmín y logotipo Harlequin son marcas registradas propiedad de Harlequin Enterprises Limited.

    ® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.

    Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

    Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited.

    Todos los derechos están reservados.

    I.S.B.N.:978-84-9188-628-0

    Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.

    Índice

    Créditos

    Índice

    Prólogo

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Epílogo

    Si te ha gustado este libro…

    Prólogo

    UN MATRIMONIO y la fusión de dos empresas –la voz de Jed Foster sonaba confiada, casi ufana–. Debo admitir que has hecho un buen trabajo, J.C.

    Tori, que estaba a punto de entrar, se apartó de la puerta para escuchar la conversación entre su padre y el hombre con el que iba a casarse por la mañana.

    –Ya te dije que no te preocuparas –le aseguró J.C. a su futuro yerno–. La boda tendrá lugar en menos de dieciocho horas y a final de mes, tu empresa será parte de Sherco. Tori, estando casada, consigue el control de las acciones de su abuelo de modo que, entre los dos, tendremos la mayoría. Ahora depende de ti convencerla sobre lo que debe hacer con sus acciones.

    –No creo que sea difícil. He sido capaz de persuadirla para que viera las cosas a mi manera durante meses.

    Tori se sintió enferma al oír la satisfacción en la voz de su prometido. El testamento de su abuelo era firme. Debía tener treinta años o estar casada antes de recibir su herencia.

    Nerviosa, dio un paso atrás y, de alguna forma, se abrió paso por el vestíbulo del hotel hasta un lavabo. Allí, apoyó la cabeza en el espejo e intentó respirar.

    Su matrimonio con Jed había sido arreglado como una fusión de dos empresas. Lo único que Jed quería era el control de sus acciones.

    Tori abrió el grifo y se echó agua fría en la cara. Qué humillante. Su padre le había comprado un marido. ¿Por qué? ¿Pensaba que no podía encontrar uno por su cuenta? En fin, no debería sorprenderla. A J.C. Sheridan le gustaba controlarlo todo, desde el consejo de administración hasta la vida de su única hija.

    Una ola de rabia subió hasta su garganta, junto con unas lágrimas que no quiso dejar escapar. J.C. pronto descubriría que eso se había terminado.

    Victoria Sheridan no pensaba dejar que ni su padre ni nadie la manipulase. Furiosa, tomó el bolso y salió del hotel, dejando el ensayo de la cena nupcial y a su prometido atrás.

    El encargado del aparcamiento le llevó su coche y Tori pisó el acelerador. No sabía dónde iba, sólo que tenía que marcharse. No pensaba seguir siendo sensata. Había dejado que su padre la convenciera de que casarse con Jed era lo mejor…

    Pero, ¿amaba ella a Jed? ¿Lo conocía siquiera?

    Con la maleta que pensaba llevarse a la luna de miel en el asiento de atrás, Tori se detuvo en el banco y sacó el límite en efectivo de la única tarjeta de crédito que llevaba con ella. La tarjeta de la empresa. Cuando su móvil empezó a sonar, lo apagó y siguió conduciendo por la autopista.

    ¿Al norte, al sur? No era capaz de tomar una sola decisión, pensó, enfadada consigo misma. Por fin, se dirigió hacia el sur y empezó a alejarse de San Francisco, en dirección desconocida… hacia una nueva vida.

    Capítulo 1

    EL COMISARIO Nate Hunter estaba de patrulla una mañana de primavera, pensando en sus cosas, cuando se encontró de golpe con aquel espejismo. Era una belleza. Su corazón empezó a latir con fuerza. Allí estaba, en medio del desierto de Arizona, con el sol iluminando sus líneas perfectas. Por no hablar de todo ese brillante cromo…

    Un Corvette descapotable, un clásico de 1966.

    Nate intentó controlar los latidos de su corazón mientras bajaba del coche. Aunque estaba cubierto de polvo, parecía en perfecto estado. ¿Quién podría dejar un Corvette como ése en medio de ninguna parte? Tenía matrícula de California…

    Mientras copiaba el número descubrió cuál era el problema. Había manchas de aceite en la carretera. Manchas que terminaban bajo el Corvette. Nate dejó escapar un gruñido al pensar en la factura del taller.

    Luego se acercó al asiento del pasajero. Lo conducía una mujer. Tenía la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados. Su largo pelo rubio caía en cascada sobre el asiento de piel color crema.

    Apenas ocupaba espacio. Era tan delgadita… Nate miró entonces su torso. La camiseta de color rosa se ajustaba cómodamente a sus pechos, que se movían arriba y abajo con el ritmo de su respiración. Estaba dormida.

    Nate golpeó la ventanilla con los nudillos, pero ella no se movió. Era joven, unos veintitantos años, y muy atractiva; con la nariz respingona y una piel perfecta. Era tan guapa que tuvo que tragar saliva para tranquilizarse.

    Volvió a golpear la ventanilla de nuevo y, esta vez, ella despertó, sobresaltada. Cuando abrió aquellos ojazos de color miel, los ojos más bonitos que había visto nunca, Nate sintió como si lo hubieran golpeado en el estómago.

    Tori Sheridan dio un salto al ver la figura masculina.

    –¡Váyase! –le gritó, asustada.

    –Señorita, no puede aparcar aquí. Es peligroso. ¿Necesita ayuda?

    Tori llevaba tres días en la carretera y, en ese tiempo, había encontrado muchos hombres dispuestos a ayudarla. Si hubiera sido lista habría vendido el Corvette para comprar un coche que llamase menos la atención, pero le encantaba aquel descapotable.

    –Si no me deja en paz, llamaré a la policía.

    –Entonces vendría yo. Soy el comisario Nate Hunter.

    Tori volvió a mirarlo y sólo entonces se percató de que iba de uniforme.

    –Perdone, comisario –se disculpó, bajando la ventanilla–. Pero una mujer debe tener cuidado.

    –Pues dormir en el arcén de la carretera no es precisamente muy seguro… por no decir que es ilegal. ¿Le importaría salir del coche, señorita? Y saque la documentación.

    El nerviosismo de Tori no disminuyó. Seguramente su padre habría alertado a las autoridades. No, J.C. no podía saber dónde estaba. Además, ella no había hecho nada malo…

    Para no irritar más al comisario, Tori abrió la guantera y sacó la documentación. Estaba saliendo del coche cuando otro pasó a su lado a toda velocidad. El conductor tocó el claxon y Tori notó la fuerte mano del comisario sujetando su brazo.

    –¿Está bien?

    –Sí, sí… ¿no debería ponerle una multa?

    –¿Por qué? Es usted quien ha salido a la carretera.

    El sol del desierto empezaba a quemarle la cara y Tori hizo una mueca.

    –¿Me va a poner una multa?

    –¿Se merece una?

    –Yo creo que no. No había pensado pasar la noche aquí, comisario –dijo ella, entregándole la documentación.

    –El permiso de conducir, por favor.

    Tori buscó en su bolso.

    –Ah, sí. Tome.

    El comisario examinó el permiso y la miró a ella.

    –Está usted muy lejos de casa, señorita Sheridan.

    –Sí, supongo que sí.

    ¿Por qué tenía la impresión de que había hecho algo malo?

    –¿Por qué ha venido a Arizona? ¿Viaje de negocios o turismo?

    ¿Qué tal «me he escapado de casa»?

    –¿Me creería si le digo que subí al coche y empecé a conducir, sin pensar dónde iba?

    El comisario miró el Corvette y luego se volvió para mirarla a ella.

    –Sí, la creo –dijo, sonriendo–. Si yo tuviera un coche como éste… pero tendremos que llamar a la grúa.

    –Ya me lo imaginaba –suspiró Tori–. Me pareció que se calentaba el motor, pero de repente no andaba y tuve que salirme de la carretera. Pensé

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