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Escultura de siglo XX
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Escultura de siglo XX

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eBook Interactivo. La agitación socioeconómica provoca una reacción escultórica contra los estilos anteriores dando lugar a un nuevo naturalismo que busca de nuevo su inspiración en el clasicismo renacentista. Rodin es el autor más representativo de este nuevo estilo, pero hay muchos otros autores, como se puede ver en esta breve colección que ahora les presentamos.
IdiomaEspañol
EditorialHiares
Fecha de lanzamiento1 feb 2015
ISBN9788416014231
Escultura de siglo XX

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    Escultura de siglo XX - Ernesto Ballesteros Arranz

    LA ESCULTURA CLASICISTA

    Los primeros años del siglo XX, todavía están dominados por la figura de Rodin, el gran creador del Impresionismo. Tras sus huellas aparece Antonio Bourdelle (1861-1929), con una escultura naturalista y vigorosa. Nace este escultor en Montauban, Francia, y pasa la juventud en la carpintería de su padre. Estudia Bellas Artes en Tolouse y obtiene una beca para estudiar en París. En 1884, después de unos primeros tiempos trabajando en el taller de Falguiere, monta su propio taller en la calle del Maine. A partir de este año, expone sus obras en el Salón de Artistas franceses. En 1893 recibe su primer encargo de prestigio. La ciudad de Montauban le encarga un monumento a los caídos en la guerra de 1870. En 1896 trabaja como ayudante de Rodin. En 1909 es profesor en la Grande Chaumiere. En 1910 expone su «Hércules arquero». En 1911 recibe otro encargo importante: los bajorrelieves de la fachada del Teatro de los Campos Elíseos. De 1913 a 1923 trabaja en el monumento al General Alvear, encargado por la República Argentina. En 1917 comienza el monumento a Mickiewick. En 1922 se reconoce su obra oficialmente al adquirir el Estado Francés su figura del «Hércules arquero». En 1924 trabaja en los relieves del Teatro de Marsella. En 1925 construye un gran relieve para el Pabellón del Libro de la Exposición de Artes Decorativas de París. En 1928 se hace una exposición retrospectiva de toda su obra en Bruselas.

    Bourdelle es un escultor amante del clasicismo, tanto en los temas mitológicos como en la forma de resolverlos (FIG. 1). Gusta de una forma geométrica y proporcionada, donde la figura humana todavía es el centro armonioso de toda su creatividad. Leamos algunas páginas suyas para comprender mejor el arte poderoso y seguro de Bourdelle: «Habiendo tenido el amplio coraje del análisis, de haberme agarrado tenazmente a las particularidades, a la intimidad de las cosas, esto es, a comprenderlas y darles su valor total, colocar su unidad en contacto con lo universal y ello en el dominio de las emociones, de los deseos y de las aspiraciones del hombre. Quiero encontrar su raíz, sus relaciones con el infinito...» Otras veces escribe cosas como ésta: «La imitación engañosa, servil, de los modelos no es nada, porque ni siquiera es el modelo, ni tampoco una creación nueva con destino propio. Es preciso interpretar para ser verdadero». A sus alumnos de la Grande Chaumiére, solía decirles: «Explorad, medid, haceos acompasados, calculadores, pensad las formas como geómetras, haceos músicos de las proporciones». Palabras como éstas podía haberlas dicho cualquier genio mediterráneo desde Pitágoras hasta Miguel Angel. Por eso insistimos en que Bourdelle es un escultor realista y clásico. Su rasgo más característico es la grandeza de sus producciones. Pero esa grandeza espiritual que Bourdelle quería expresar en sus obras la proyectaba dentro de una armonía esencial. Juega con los valores cromáticos de la luz y sombra que acentúan el dramatismo de sus

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