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Arte rococó y neoclásico
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Arte rococó y neoclásico

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eBook Interactivo. En la segunda mitad del XVIII Europa comienza a cansarse del movimiento barroco que degenera en unas obras demasiado ornamentadas (rococó) y vuelve a concentrar su atención en el equilibrio renacentista, intentando resucitar otro estilo simple y reposado que vuelva a evocar la grandeza clásica. Este estilo llamado neoclásico se apodera del horizonte europeo y encuentra seguidores en todas sus naciones. El neoclásico es un estilo poco original pues intenta reproducir los modelos clásicos de un modo demasiado repetitivo.
IdiomaEspañol
EditorialHiares
Fecha de lanzamiento1 feb 2015
ISBN9788416014163
Arte rococó y neoclásico

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    Arte rococó y neoclásico - Ernesto Ballesteros Arranz

    ARTE ROCOCÓ

    El arte rococó no puede considerarse como un estilo autónomo. Es la última forma en que se manifiesta el barroco y sólo se presenta con cierta evidencia en algunos países, mientras que otros prosiguen su estilo barroco con pocas variaciones.

    En algunos países, como Fran-cia y Alemania, sobre todo, se produce en el siglo XVIII un recargamiento excepcional del barroco. El estilo que en el siglo XVII todavía era clásico, se amanera y complica. Se ha definido a menudo el rococó como el manierismo del barroco.

    El rococó se manifiesta preferentemente en escultura, pintura y también en artes decorativas, mientras que en arquitectura no resulta demasiado expresivo, a no ser que consideremos rococó todas las construcciones del barroco germánico que hemos mostrado en el tema anterior.

    ¿Qué consideramos, pues, como rococó? ¿Cuándo y dónde surge? ¿Cómo podemos establecer criterios para clasificar y entender el fenómeno artístico que llamamos rococó?

    La pintura italiana, que en el siglo XVII había desarrollado una influencia capital en Fran-cia, no tiene en el siglo XVIII repercusiones importantes en el país galo. Y no es porque sus artistas no frecuenten la Corte francesa. Artistas dieciochescos, como Ricci y Pellegrini, pasaron grandes temporadas en la Corte de Luis XIV y Luis XV. La única influencia italiana llegada a Francia en el siglo XVII es la de la escuela decorativa romana, sobre todo por la presencia de becarios franceses en Roma.

    El reposo, la moderación y la simetría van a ser rechazados a partir del segundo cuarto del siglo XVIII. El primer decorador que introduce una novedad en el estilo es Bernardo Toro, que dibujó carteles donde se mezclaban en caótica confusión temas vegetales, fantásticos, arquitectónicos y realistas. No sólo por los temas yuxtapuestos, sino, más aún, por la propia manera de yuxtaponerlos, es por lo que suele considerarse a este autor como uno de los creadores de la «rocalla» o «rococó».

    Otro decorador que sigue esta tendencia asimétrica y fantástica es Oppenordt, que había estudiado en Roma y deja sentir la influencia de los maestros del barroco romano, sobre todo de Bernini.

    El decorador de «rocalla» más famoso es J. A. Meissonnier, un italiano que extendió esta sensibilidad por el norte de Italia y Francia. Su labor se manifiesta en obras de joyería, muebles, decoraciones interiores y proyectos arquitectónicos, de los que no hemos conservado casi nada, pese a su fertilidad creadora. Conocemos, por ejemplo, su proyecto de fachada para San Sulpicio, de París, que fue descartado ante otro de Servadoni, mucho más académico.

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