Edgar Degas El arte de un pintor solitario
En 1793 ocurrió un hecho inesperado: Hilaire Degas huyó de París al enterarse que lo apresarían y se exilió en Nápoles, Italia. Como era un ingenioso hombre de negocios, pronto amasó una fortuna y se casó con la hija de un acaudalado comerciante italiano, con la cual tuvo siete hijos. Para 1809 había comprado el Palazzo Pignatelli di Monteleone, donde vivió con su familia. Años después Hilaire le comentó a su hijo mayor Auguste que lo enviaría a estudiar a París; una vez allí, el chico dividió su apellido Degas en “de Gas”, pues le parecía más elegante.
Pasaron 25 años para que Hilaire creara la firma bancaria Degas Padre e Figli junto con tres de sus hijos, cuya filial en París era administrada por Auguste. Y fue en la ‘Ciudad de la Luz’ donde el chico conoció a Célestine Musson, de Nueva Orleans, cuyo padre Germain hizo fortuna en el negocio de algodón, y su madre Désirée era la heredera de una familia de Luisiana.
En un divino jardín que separaba sus respectivos hogares en París, floreció el romance de Auguste y Célestine, que al fin se casaron el 14 de julio de 1832, en la iglesia parroquial Notre-Dame-de-Lorette.
El primer hijo de la pareja nació en la rue Saint Georges el 19 de julio de 1834 y lo bautizaron con el nombre de Hilaire- Germain-Edgar de Gas, a quien después el mundo conocería como Edgar Degas, el gran pintor y escultor que inmortalizó en sus obras su visión sobre el René fue el hermano favorito de Edgar y le hizo muchos retratos.
