EXPANSIÓN DEL ROMÁNICO
La leyenda habla del apóstol Santiago el Mayor llegando a las costas gallegas en una barca de piedra, pero la realidad se fraguó en caminos empedrados que hoy son leyenda. La tinta de la fe y el orgullo cristiano escribieron la historia de los millones de peregrinos que siguieron una senda de más de nueve siglos de distancia hasta la actualidad. Sin embargo, de todos los viandantes que iniciaron su tránsito hasta Santiago de Compostela durante la Edad Media, sin duda los franceses fueron los que dejaron mayores huellas arquitectónicas en esta ilustre ruta hacia la capital gallega.
LA CONTRIBUCIÓN DE CLUNY
La orden de Cluny, que con sus ‘peregrinas’ ideas inició la construcción del primer monasterio románico en el año 930, fue la encargada de polinizar con su reciente creación artística todos los valles y rincones de una Europa que a partir del siglo X era cada vez más devota.
Es fundamental hablar de la Ruta Jacobea francesa, que transcurre desde Roncesvalles hasta la misma catedral de Santiago, como una arteria que expandió el arte románico a través de la península ibérica. Santiago de Compostela se había transformado durante la Edad Media en el corazón de la vida católica y en destino obligado para el cristiano ejemplar junto con Roma y Jerusalén pero para definir el camino como una senda con su propia personalidad pronto fue necesario uniformar todos los santuarios e iglesias que se distribuyeron a través de él. El arte románico fue el encargado de cumplir esta misión,
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