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El Momento Para Amar Es Ahora
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Libro electrónico306 páginas4 horas

El Momento Para Amar Es Ahora

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En 2187, Marile Historian-1 solo quiere su doctorado. Planea hacerlo viajando en el tiempo para estudiar a Milton Carver, un hombre afroamericano y el físico más grande de todos los tiempos.
Los profesores del Departamento de Historia están preocupados de que ella pueda llegar a cambiar el pasado.
El jefe del Departamento ya sabe que ella y Carver comparten un amor que podría cambiar el futuro.
¿2187 un paraíso? Gracias a los descubrimientos físicos de Milton Carver a comienzos del siglo XXI, la energía no cuesta nada. Los historiadores viajan en el tiempo para estudiar eventos históricos.
Sin guerra, sin hambruna, sin problemas.
Nadie sufre problemas amorosos. El gobierno asigna compañeros sexuales, y, a través de realidad virtual, le garantiza a cada ciudadano cuatro orgasmos por sesión.
A Marile le gusta su compañero, pero siente que falta algo más.
Ella se pregunta cómo era en el pasado cuando había que encontrar placer unos con otros, y cómo sería enamorarse.
¿Cómo podía suceder eso?
¿Podría atreverse a enamorar?
Marile decide escribir su tesis acerca del físico Milton Carver. Y como avanzó a pesar de todas las dificultades.
La humanidad sobrevivió el Periodo de Transición, un tiempo de mucho cambio social y revoluciones.
Los Abogados restauraron el orden, y crearon una Administración de Riesgos.
Sin libertad, emoción o amor.
El jefe del departamento aprueba el proyecto de Marile, y ella visita a Carver en 1957, 1968, 1986, y 2002.
Marile no esperaba enamorar de Milton Carver, y viceversa. O que rompería las reglas del siglo XXII no solo al tener un romance atemporal, pero sino también interracial.
Menos crear un embarazo no autorizado y por ende, ilegal.
O que su romance podría terminar no solo ayudando a Carver, sino también que sacudiría los cimientos de los Abogados.
En 2187, ci
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento27 oct 2014
ISBN9781633394162
El Momento Para Amar Es Ahora
Autor

L.a. Zoe

L.A. Zoe creció en un pequeño pueblo de Illinois y ahora vive en un paraíso tropical con palmeras con el amor de su vida, y su familia. Le gusta la aventura, viajar y las playas con arenas blancas, y prefiera las películas de “Bollywood” de India en lugar del moderno Hollywood, porque Bollywood enfatiza en las historias de amor, completas con cantos y bailes. Actor favorito: Shah Rukh Khan. L.A. celebra la libertar de los Estados Unidos, y disfruta residir en un país demográficamente más joven. L.A. almuerza cada día en un centro comercial lleno de adultos que trabajan arduamente para criar a sus bebés, muchos niños de las escuelas compartiendo sus almuerzos, y parejas de la secundaria sosteniendo sus manos. Ocupados estableciendo y disfrutando de sus vidas, construyendo un fututo para el mundo, nadie se preocupa acerca del futuro de la Seguridad Social o esperan con ansias jubilarse. Ningún país, raza, cultura, o religión o grupo étnico tiene un monopolio de los cerebros, belleza y trabajo arduo o creatividad. El éxito en el futuro demanda todo lo mencionado, especialmente visión y disposición para romper con el pasado, para correr riesgos y desafiar a la mayoría reacia.

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    El Momento Para Amar Es Ahora - L.a. Zoe

    Zoe

    El Momento para Amar es Ahora

    L.A. Zoe

    Copyright © 2013 by L. A. Zoe, Love Conquers All Press, and Gold Egg Investing LLC.

    Cover, book, and graphic design Copyright © 2013 by L.A. Zoe, Love Conquers All Press, and Gold Egg Investing, LLC.

    All rights reserved. Without limiting the rights under copyright reserved above, no part of this publication may be reproduced, stored in or introduced into a retrieval system, or transmitted, in any form, or by any means (electronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise) without the prior written permission of both the copyright owner and the above publisher of this book.

    This is a work of fiction. Any resemblance between these characters and real people is purely coincidental.

    Tabla de contenidos

    Prólogo

    Capítulo Uno

    Capítulo Dos

    Capítulo Tres

    Capítulo Cuatro

    Capítulo Cinco

    Capítulo Seis

    Capítulo Siete

    Capítulo Ocho

    Capítulo Nueve

    Capítulo Diez

    Capítulo Once

    Capítulo Doce

    Capítulo Trece

    Capítulo Catorce

    CapítuloQuince

    CapítuloDieciséis

    CapítuloDiecisiete

    CapítuloDieciocho

    CapítuloDiecinueve

    CapítuloVeinte

    CapítuloVeintiuno

    CapítuloVeintidós

    CapítuloVeintitrés

    Prólogo

    Sala Hayley, Universidad de Kiowa, Campus Norte de Cromwell

    Sábado por la noche, 25 de mayo, 20XX

    Las banderas fluorescentes y brillantes decían:

    ¡FELICITACIONES!

    ¡FELÍZ JUBILACIÓN!

    ¡GRACIAS!

    Las sonoras palabras saltaban hacia Milton como uno de sus estudiantes más musculosos y, acompañado por una enfermera, empujaba su silla de ruedas por el medio de la isla que llevaba a la mesa principal. La multitud se levantó y aplaudió. Como en movimiento browniano, el ruido entraba como flujo y reflujo en los oídos de Carver. Caras sonrientes aparecían en frente de él como carteles saltando de adentro de una caja de sorpresas, como fantasmas en una casa encantada, o monstruos en películas baratas.

    Mujeres se acercaban para besarle la mejilla. Él no podía sentirlas, pero sabía que ellas evitaban la saliva que colgaba de su mejilla.

    Tenía una toalla que colgaba de su hombro, protegiendo el elegante traje negro en el que sus asistentes trabajaron para encajar su cuerpo. Quedaba muy suelto, por supuesto. Lo tenía hecho a medida para su cuerpo antes del accidente cerebrovascular.

    Él conocía a toda esa gente. A todos. Pero sus nombres permanecían detrás de una fortaleza de piedra, bajo llave en una base de datos debajo de la tierra, guardada en una parte del disco duro de su cerebro al cual él ya no tenía acceso.

    Tampoco es que sus labios duros como estatua pudieran pronunciar esos nombres si los recordara.

    Por un segundo pensó en su madre y en su padre. No lo podían creer cuando él se graduó con un diploma de cuatro años en Física. Estarían asombrados al ver esta multitud, mayormente blanca, aplaudiéndolo a él y a su carrera.

    La habitación olía a rayos gama.

    Cómo deseaba morir ahí mismo, en ese mismo instante. Que un rayo lo golpee — el tercer accidente, el que lo mataría, justo enfrente de todo el Departamento de Física de la facultad y de cualquier otro parásito al que el Presidente Kearney de la Universidad de Kiowa le haya pedido que se pare frente a él, porque Kearney odiaba a Milton, y sabía que Milton lo odiaba también.

    Así que todo llegaba a esto. Más de 50 años como empleado de la U de Ki, desde asistente de cátedra a Jefe de Departamento. Con tiempo de licencia por mal comportamiento.

    Forzado por su cuerpo traicionero — tanto que el departamento de biología ganó la última guerra por fondos — y la banda de teóricos de supercuerdas avergonzados porque él no se inclinó frente a sus teorías.

    El próximo semestre estarían de nuevo al frente de sus clases, y Carver estaría en su casa en el ala de rehabilitación del asilo para ancianos Parkside Towers.

    Stephen Hawking obtuvo una silla de ruedas hecha a su medida, y dispositivos especiales que lo ayudaban a comunicarse con los músculos de sus mejillas, y tanta ayuda, tantas enfermeras y estudiantes como necesitara.

    A Carver le darían un reloj de oro y una pensión.

    Y había estado tan cerca de unir la mecánica cuántica a la relatividad general.

    ¡Tan cerca!

    No la teoría idealizada de Einstein o la teoría de gran unificación, que nunca sucedería, sino la explicación de la transgeometría cuántica, señalar el camino hacia el aprendizaje de la humanidad para explotar los últimos descubrimientos en materia oscura y energía oscura. Y cómo los infinitos números del universo se conectan.

    Con la nueva información que llegó del Gran Colisionador de Hadrones, pronto podría terminar su ensayo final; luego dejaría que los teóricos de las supercuerdas hagan lo peor. Qué llegue el tercer accidente. Si tan solo él pudiera terminar ese artículo y entregarlo, así toleraría morir, y que sea lo que debía ser. Así sea un Paraíso o un Infierno más allá de la realidad observada por la ciencia — o el olvido sin sentido de una criatura biológica que tiene un órgano de bioelectricidad, con la conciencia desgastada por el tiempo y la segunda ley de termodinámica.

    ¡Marile!

    Si alguna vez la necesitó, era ahora.

    Mi dulce ángel de la guarda, mi amor — ¿dónde estás?

    Capítulo Uno

    Pasillo de Historia, Universidad de Kiowa, Campus norte de Cromwell

    Lunes por la mañana, 15 de enero de 2187

    Marile Historiadora—1 dejó el taxibot tan pronto como la puerta corrediza se abrió. Inclinó su mano izquierda para cubrir su imPlant de la luz brillante del sol, para poder leer la pantalla.

    8:52 A.M.

    Justo a tiempo para su cita de las 9 en punto.

    Debía dar una buena impresión ante el panel de consejeros de su facultad, especialmente ante Sonny Boy Historiadir—9.7, el Jefe del Departamento de Historia.

    Se vistió con un traje recto simple, de algodón color turquesa que le llegaba justo sobre las rodillas, acentuando sus ojos. Un cinto delgado de charol negro. Tacones marrones. Un toque de color en las mejillas y un labial. Una bufanda de seda azul. Aros de perla que combinaban. Un perfume floral.

    Pasó horas en el local de ropa preparando su traje, escogiendo materiales, probándoselos, y luego comenzando todo de nuevo.

    No sabía exactamente quién, aparte de Sonny Boy, de todo el Departamento de Historia de la facultad estaría en el panel. Luego de graduarse con un título en Historia, más de tres años estudiando para la maestría, y luego cinco años de trabajo para su doctorado, ella conocía a todos y todos la conocían.

    De todas maneras, ella quería verse como una estudiante digna de la oportunidad que estaba solicitando, no como la misma estudiante que miraba hacia abajo y escuchaba sus conferencias. O la misma que escribía desesperadamente ensayos en los Libros Azules. O la misma que socializaba con ellos en la casa de Long, uno de los lugares favoritos para pasar el tiempo fuera del campus para los estudiantes y los profesores.

    La reunión podría determinar su carrera entera, podría acabar con su vida.

    Ella quería que este panel entendiera que tan seriamente ella pensaba en la historia. Que ella estudió cuidadosamente el Período de Transición de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI. No estaba pidiendo permiso para viajar en el tiempo como un turista, sino para examinar la historia como una investigadora profesional.

    Pasó su tiempo estudiando historia actual, no experimentando historias sintéticas: diseños de drama y desgarradores de corpiños.

    Con su traje, ella podría mezclarse en casi cualquier calle o centro comercial durante el Periodo de Transición.

    Hasta podría agregar una etiqueta de Fin de la Tierra a su vestido, pero, aunque la compañía estaba fuera de servicio, alguien quizá todavía posee la marca registrada, y ella no quería correr el riesgo de una demanda.

    Al otro lado de la calle, un robot cortacésped cortó una larga fila de pasto fresco, verde brillante. A medida que su válvula daba energía y las cuchillas absorbían energía del choque en tiempo real de una galaxia aún no formada de materia cósmica contra una nube similar de anti materia en la dimensión X, emitía su característico zumbido. El aroma de zoysia recién cortado flotaba en el aire.

    Sus ajustes de altura necesitaban ser cambiados, ya que el pasto detrás de él era casi tan alto al pasto que todavía faltaba cortar.

    Los ojos de Marile luego cambiaron al edificio de granito rojo, mármol gris y vidrios brillantes que se encontraba al costado del camino, ocupando toda la cuadra. Diez pisos de altura, dejando como enano al resto del campus.

    A lo largo de la puerta:

    Edificio Milton Carver

    Departamento de Física

    Ahí mismo es donde todo sucedió. Donde Milton Carver reformuló las leyes de la física para hacer posible un mundo de paz, prosperidad, y muchas cosas más que ahora disfrutan.

    Energía gratis, ilimitada y pura. Viajes en el tiempo. Y mucho más.

    Qué apropiado por parte del Departamento de Historia de la U de Ki estar justo donde se hizo historia.

    Y qué apropiado por parte de ella mostrar respeto a eso, ante la entrevista del panel. Más allá de que Milton Carver no hay visto nunca ese edificio crearse en su honor.

    Él hizo todo su trabajo en una monstruosidad de ladrillo rojo, decrépito y viejo para su época. Ella vio todas las fotos en el Museo Cromwell de Milton Carver.

    Eso fue lo que la atrajo a la Historia. Cómo la gente en el pasado logró tantas cosas a pesar de las circunstancias más adversas: la necesidad de trabajar por dinero, guerras, prejuicios raciales y étnicos, revoluciones, catástrofes naturales, pobreza, equipos primitivos, familias que no daban su apoyo, hambruna, huracanes, temporales de nieve, y más clima problemático, y tantos otros obstáculos y dificultades.

    Milton Carver murió justo después de entregar su ensayo final, sin siquiera verlo publicado, mucho menos sabiendo el impacto cataclísmico que tendría en la humanidad. Marile agitó su mano frente al escáner de la entrada del Salón de Historia. Leyó su identificador de imPlant y corroboró su base de datos para profesores autorizados y citas.

    Como estudiante de pos grado, ella podía entrar a las áreas que contenían salones y aulas, y salas de profesores donde, como asistente de profesor, ella tiene un pequeño cubículo. Pero ella nunca pudo entrar allí atrás, en la sección administrativa.

    El panel decía:

    NO PERMITIDO — PERSONAL NO AUTORIZADO

    Su cita era en dos minutos.

    Usó su imPlant para hacer una llamada.

    El avatar de Sonny Boy Historiador—9.7 se materializó junto a ella. El jefe del Departamento de Historia era un hombre petizo y ancho con la tez de color caramelo. Su avatar vestía un traje a rayas de color azul marino y zapatos con polainas.

    A él también le gustaba vestirse bien. Eso le dio a Marile un poco más de esperanzas.

    En su voz profunda, de Misisipi Delta, Bukka White, dijo, Estoy ocupado al momento. Por favor, déjame un mensaje así puedo devolver la llamada.

    Esta es Marile Historiadora-1, dijo ella. Estoy aquí para mi entrevista, pero la puerta no me deja entrar.

    El avatar del jefe de departamento brilló, y luego se vio un flash, y su imagen en tiempo real remplazó el avatar grabado. Hoy vestía un traje marrón. Parecía más pesado y con menos cabello. Tenía zapatos negros brillantes, sin polainas.

    Otro enredo administrativo, le dijo a ella. Estaré allí enseguida.

    La imagen se borró, pero en cinco minutos el panel de la entrada se deslizó, con un ruido de metal rasposo.

    Él notó su mueca. Lo siento, pero el personal físico está medio retrasado en el mantenimiento de los robots. Pasa.

    Probablemente el supervisor a cargo pasaba sus días viviendo historias sintéticas en lugar de corroborar el trabajo del equipo de mantenimiento.

    Entiendo.

    Sonny Boy le dio una mirada cálida y amigable. Vaya, estás muy bien vestida hoy.

    No muy elegante, pero quería dejar una buena impresión.

    Desearía poder volver y llevarte al Baile de Cromwell y podríamos deslumbrar la alfombra en 1960.

    Oh, no estoy vestida para eso. Pero quería venir en persona. Sé que es anticuado, pero—

    Sonny Boy hizo un gesto con la mano para que ella deje de disculparse mientras entraban al elevador y presionaban el botón para el piso 3. Aquí todos somos anticuados. Ya sabes eso. Sonrió con una calidez inesperada. Gajes del oficio. Si lo hacemos bien.

    ¿Estaba validando su excéntrica elección de ropa, o solo estaba amablemente haciéndola sentir bien para que no denunciara a la universidad si el panel no aprobaba su proyecto de investigación?

    El elevador subió, luego se detuvo tan rápido que sacudió el estómago de Marile. Ella esperaba que las náuseas no se hayan visto en su rostro.

    También le pedimos a mantenimiento que ajustara la velocidad de este elevador, dijo Sonny Boy. Se encogió de hombros. Mientras esperamos, nos hemos acostumbrado. O tomamos las escaleras. ¿Puedo servirte algo? ¿Descafeinado? ¿Té herbal? ¿Jugo? ¿Agua?

    No, gracias, dijo Marile.

    Una luz de sol indirecta y artificial iluminó la sala de reuniones. La pared que daba al exterior era transparente, dando una vista completa del edificio Milton Carver, al otro lado de la calle. La habitación olía a limpiador de limón.

    Hologramas 3D a color, largos y enmarcados, colgaban en la pared.

    En el primero, muchos hombres negros desnudos cargaban grandes piedras. Algunos tiraban de cuerdas alrededor de grandes bloques de piedra caliza blanca.

    La etiqueta debajo decía: Sitio de construcción de la Gran Pirámide de Giza, 2562 ACE.

    Otros hologramas mostraban a George Washington en el balcón del Salón Federal en la ciudad de Nueva York, tomando el juramento como primer presidente de los Estados Unidos, Genghis Khan andando a caballo, y la reina Elizabeth I de Inglaterra sentada en su trono.

    Tres profesores de Historia ya estaban sentados en sillas al rededor de la gran mesa de plástico rectangular. Buen día, dijo Marile.

    Sonny Boy leyó sus nombres en voz alta para la declaración oficial:

    Ferris Historiador-5.1. Un hombre blanco vistiendo un leotardo amarillo que dejaba ver el tatuaje de un dragón rojo a lo largo de su pecho. Bastante joven todavía. Aun no tenía sesenta. Especializado en la dinastía china Ming.

    Kiko Historiador-3.2. Un hombre de tez oscura, con cabello negro brillante largo hasta los hombros, y dos aros de oro, que vestía una túnica marrón. No levantó la mirada para hacer contacto visual con Marile. Experto en Europa medieval, especialmente en los países Bálticos.

    Oh, no...

    Sophie Historiadora—7.3. Una mujer de cabello negro que vestía una sudadera liviana de algodón y zapatillas para correr sucias. Ella sonrió y saludó a Marile. Estudios pre islámicos. Odiaba a Marile. Le dio a Marile su primer (y única) nota baja en un curso relacionado a Historia. Sonny Boy trajo una silla a la punta de la mesa, y Marile tomó su lugar. El lugar de entrevistada.

    Respiró profundamente y trató de relajarse. Trató de no pensar lo importante que era esta reunión para su carrera, para el resto de su vida. Si no obtenía permiso para usar la máquina del tiempo de la universidad para su proyecto de investigación, no obtendría su doctorado. No podría convertirse en una profesora de Historia. No podría enseñar. No podría realizar otros estudios en su campo.

    Debería vivir el resto de su vida como la mayoría de la gente, viviendo a través de historias sintéticas. ¡Qué asco!

    Sonny Boy aclaró su garganta. Estamos todos presentes, así que si están todos listos, podemos comenzar. Los otros tres profesores no reaccionaron, pero Marile asintió.

    Por cierto, estamos grabando. Esta es una auditoria formal para discutir el proyecto de campo del doctorado de Marile y su tesis, como lo requiere la ley y las regulaciones de la universidad. En discusión están la rectitud del proyecto, dado su interés expresado en el campo, y si los riesgos del proyecto de campo valen su resultado final.

    Marile quería gritar, pero mantuvo cuidadosamente una mirada plácida en su rostro.

    Riesgos. Siempre los riesgos. Nunca los recursos. El viaje en el tiempo demandaba un gran gasto de energía, pero gracias a Milton Carver, eso ya no era un obstáculo. Una enorme válvula Carver jalaba la energía hacia este universo. Cualquier residuo de calor, radiación y luz dejada atrás por la operación de viajar en el tiempo se devolvía hacia el otro universo.

    Por lo tanto, millones de máquinas del tiempo podría volver al pasado cada día sin reducir la energía para mantener las luces encendidas y la mayoría de la población envuelta en historias sintéticas. Y todo esto sin afectar el clima planetario.

    De acuerdo al Principio de auto conservación de Novikov y la ley de la conservación de la historia de Larry Niven, nadie puede cambiar el pasado, así que no habría riesgos de cambiar la historia.

    No, el único ‘riesgo’ era que algún idiota se doblara el tobillo y demandara a los Abogados.

    Ellos podían tener su pie, toda su pierna, pero solo déjenla viajar y estudiar.

    Sonny Boy se relajó en su silla y juntó sus dedos en su falda. Marile, me he designado a mi mismo tu consejero académico en tu proyecto de doctorado aquí en U de Ki. Nadie se ha enfocado en el Periodo de Transición, pero yo sí estudio naciones estados. Su creación y, por supuesto, su caída. Así que hay una superposición.

    El pasado distante era más seguro para un historiador. Menos controversial. Solo algunos fanáticos religiosos que quedan se emocionan sobre cualquier cosa que haya sucedido más de algunos cientos de años atrás. Marile notó eso hacía varios años, pero decidió que no dejaría que afecte sus intereses profesionales. ¿Y si sus estudios descubriesen hechos que contradijeran los hechos oficiales de aquellos años turbulentos?

    Además, ella estaba interesada en la vida de las personas, ordinarias y extraordinarias, no en la política. Cómo la humanidad vivió y progresó.

    Marile sonrió y asintió, reconociendo el cumplido de tener acceso directo al Jefe del departamento. Eso lo convertía a él en la persona más importante de su vida. Ella tenía que convencerlo del valor de su propuesta.

    Sonny Boy continuó: Todos hemos leído la tesis de tu maestría acerca de la conexión entre la música y la psicología y la sociología del Periodo de Transición. Estamos de acuerdo en que fue un trabajo excelente.

    Gracias, dijo Marile, asintiendo a todos igualmente, aunque hasta ahora podía ver que solo Sonny Boy estaba prestando atención.

    Marile no podía creer que Sophie habría compartido esa brillante evaluación, pero ya no importaba.

    Sonny Boy soltó una risa. Incluso recuerdo a mis padres escuchando algunos de esos artistas de los que escribiste, explicó. Creo que no debería admitir que ya tengo ciento dieciocho años.

    Ferris, sin dejar de mirar la pared, dijo de pronto Vayamos al grano, ¿sí? Tú quieres estudiar la vida del hombre cuyo trabajo cambió la humanidad, más que cualquiera desde la persona que descubrió como utilizar el fuego. Por supuesto que es un tema relevante. Pero el riesgo, el riesgo.

    Kiko entrelazó sus manos. No podemos depender de Novikov.

    Si algo saliera mal, dijo Sophie. Podrías anular todo lo que los Abogados han construido. Sin la energía ilimitada, la implosión demográfica, las ecozonas para estabilizar el clima, ¿dónde estaríamos ahora?

    No queremos descubrirlo, dijo Ferris. Incluso si no recordáramos este estilo de vida.

    Por supuesto, entiendo sus preocupaciones, dijo Marile. Pero no tengo ninguna intención de cambiar nada en la vida Milton Carver. Mi foco es en cómo la gente avanzó más allá de las difíciles circunstancias. Acepto acatar todas las regulaciones de no interferencia.

    ¿Pero qué garantías tenemos? Preguntó Sophie con un tono demandante.

    El proyecto mismo, dijo Marile. Yo propongo hacer cinco visitas. Como tomar muestras representativas a lo largo de su vida en esos periodos. Su trabajo más importante fue justo antes de morir. Si cualquier cosa acerca de mi proyecto sale mal, abortaría el proyecto antes de que aquel ensayo final fuera afectado.

    Debes acatar todas las reglas, regulaciones y términos de servicio, dijo Sonny Boy con un tono severo.

    Por supuesto. Marile señaló con su mano las fotografías en las paredes. Obviamente, han enviado gente en el tiempo a otros momentos importantes, y con cámaras de alta resolución.

    Ninguno de esos periodos tiene un vínculo tan directo con la formación del presente, dijo Ferris.

    Sonny Boy la miró con ojos vacios y negros, toda la simpatía se había ido. Esa es una observación convincente. Esperaríamos los estándares profesionales y morales más altos de ti y tu compartimiento mientras estuvieras en el pasado. Si llegaras a desviarte en cualquier grado de esos estándares, sería mi deber no solo abortar el proyecto, sino también recomendar que perdieras el estatus de alumna.

    Y de allí en más Marile pasaría el resto de sus días en un pequeño capullo en un depósito gigante junto con cientos de miles de otras personas sin utilidad, viviendo a través de las historias sintéticas.

    Una ciudadana ordinaria. Sin acceso al pasado. Sin acceso a una ecozona. Sin la libertad de cambiar de ubicación. Sin derecho a reproducirse, jamás.

    Marile preferiría morir.

    Entiendo completamente, dijo ella. Y trató de elegir sus palabras cuidadosamente. "Es mi responsabilidad estudiar — solamente. No deseo cambiar nada. El pasado es el pasado. Historia. He estado fascinada por ella desde que puedo recordarlo. La historia en

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