Mundo Perfecto

Por Tania Lucía Cobos

Rayhan Chalmers, un ingeniero genético, recibe la carta de un colega, Miranda, que lo invita a conocer un proyecto experimental de convivencia humana sin violencia llamado Mundo Perfecto. Chalmers, vencido por la curiosidad, viaja a un país suramericano para conocer más sobre este. Allí confirmará sus más oscuros temores de porque Mundo Perfecto es tan perfecto y experimentará en carne propia la soberbia de los hombres cuando juegan a ser Dios.

• Idioma: Español
• Editorial: Tania Lucía Cobos
• Fecha de lanzamiento: 19 feb 2013
• ISBN: 9789584464743

Tania Lucía Cobos

Periodista digital, docente investigadora en Nuevos Medios y escritora de fantasía y ciencia ficción. Me encanta la animación japonesa. Más en Tania Lu, mi blog.

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MUNDO PERFECTO

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Tania Lucía Cobos

SMASHWORDS EDITION

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Tania Lucía Cobos on Smashwords

Mundo Perfecto

Copyright © 2010 by Tania Lucía Cobos

http://tanialu.me- [e-mail]

Relato de ciencia ficción escrito en Monterrey (México), 1998. Versión final, Bogotá (Colombia), 2008.

Portada: Grassland landscape wallpaper. Free Natural Wallpaper

ISBN 978-958-44-6474-3

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A mis padres, José y Débora, por inculcarme desde pequeña el hábito y el amor por la lectura.

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MUNDO PERFECTO

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—Vaya... – susurró sin ganas Chalmers mientras veía las últimas noticias —siempre es la misma historia de nunca acabar. Ayer Irak, hoy Sudáfrica, mañana cualquier otro rincón del mundo… estamos programados para eso– y suspiró.

De unos treinta y cinco años, Chalmers era hijo de refugiados. Sus padres, una libanesa y un inglés, se habían establecido en Europa huyendo del conflicto del Medio Oriente y desde hacía quince años era ingeniero genético en los Laboratorios Biotecnológicos de Lepisto-Hovinen. A su lado, una taza de café y unas galletas de avena eran siempre su compañía en la hora del descanso matutino cuando acostumbraba a ver las noticias.

—Es la historia de la humanidad, y para bien o para mal, uno de los motores de la evolución– se dijo pensativo. Salió de sus reflexiones y se levantó de la silla. Apagó el televisor y sorbió algo de café antes de regresar de nuevo a su trabajo.

El timbre del laboratorio sonó casi imperceptible. Chalmers se dirigió hacia la entrada y vio al cartero con un enorme carrito lleno de correspondencia. Después de teclear unos números en la cerradura electrónica, la luz verde se encendió y las puertas se abrieron.

—Mi estimado John, parece que hoy viene más pesado que nunca, ¿eh?...– dijo jocoso al verlo.

—Buenos días Dr. Chalmers– respondió este –simplemente más correspondencia del IIG y otra vez los de Regulaciones y Normas Genéticas pidiendo explicaciones.

—Vaya, ¿es que acaso nunca van a cansarse?– dijo Chalmers con desgano mientras hacía pasar el carrito y firmaba la planilla de recibido.

—Mientras ustedes existan ellos existirán y yo tendré mi trabajo– se limitó a responderle el cartero con una gran sonrisa mientras se marchaba.

Los demás científicos del laboratorio aún no habían llegado, así que para variar, se dedicó a repartir la correspondencia en cada uno de los escritorios de los que allí trabajaban.

—Cárdenas... Matsumoto... Tajan.... hmm.... ¡vaya, ésta es para mí!– exclamó sorprendido al ver un sobre con su nombre proveniente de un país suramericano. Era de color pastel, muy bien hecho y con una letra impecable. Chalmers aún más sorprendido al leer quien era el remitente se apresuró a abrirlo.

En su rostro se iban marcando gestos de escepticismo y extrañeza a medida que la leía.

—Bien Miranda, tienes toda mi atención– dijo en voz alta al terminar –si quieres que vaya a conocerlo, muy bien, no te privaré del placer de mi presencia, iré a tu Mundo Perfecto...

Chalmers no había sabido de la vida de su colega por diez años, ¿y de repente recibía una carta de