Eslabones humanos

Por Vivian Pazos

Vvimos conectados, pero lo hemos estado desde siempre, incluso desde antes que se inventaran los teléfonos e Internet. Formamos parte de una red dela que no somos conscientes.
Vivian Pazos habla en estas páginas acerca de los "eslabones" que nos unen a esa red, y de cómo recibimos el amor para entregarle más tarde, en un continuo ir y venir de energías benéficas. Este es un libro profundo y fácil de leer al mismo tiempo, con historia reales de dramas humanos. y de contactos que contribuyen hacer del mundo un mejor sitio para vivir."
La doctora Vivian Pazos es socióloga, graduada en la Universidad de La Habana, Cuba. Posee un doctorado en sociología de la Universidad Martin Luther de Halle, Wittenberg, Alemania, y experiencia como Investigadora, trabajadora social, y psicoterapeuta por 20 años. Es profesional certificado en salud mental, e instructora certificada de kundalini ola.

• Idioma: Español
• Editorial: Vivian Pazos
• Fecha de lanzamiento: 30 nov 2012
• ISBN: 9781936886975

Vivian Pazos

La doctora Vivian Pazos es socióloga, graduada en la Universidad de La Habana, Cuba. Posee un doctorado en sociología de la Universidad Martin Luther de Halle, Wittenberg, Alemania, y experiencia como Investigadora, trabajadora social, y psicoterapeuta por 20 años. Es profesional certificado en salud mental, e instructora certificada de kundalini ola.

Vista previa del libro

A los primeros eslabones de mi vida:

A mi madre Celia, que me enseñó que todo se puede y que el miedo nos limita;

A mi padre Gabriel que está en el cielo junto a la abuela Paulina y Heiko, de quienes aprendí que más allá de lo que vemos existe un Universo;

A mi compañera de vientre, mi hermana gemela Flora, eslabón de mi misma medida;

A mi hermano Albert, eslabón que pone la nota exacta en la música de nuestras vidas y a su padre Alberto que nos enseñó a ponerlas;

A mi mano derecha y media naranja Marcelino por el largo camino recorrido;

A mi eslabón parido, Marcel quien con tanto arte diseño la portada de este libro;

A mis familiares en todas las latitudes y espacios;

A mis amigos y colegas de trabajo, a quienes lamento no poder nombrar, pues la lista sería interminable, ustedes saben el espacio especial que ocupan en mi casa del amor, situada en el mismo centro de mi corazón;

A todos los maestros que han llegado a mi vida, pues hay muchas pinceladas de sus enseñanzas en las páginas de este libro;

A Chely Lima e Ileana Prieto que sin ellas esta obra no se hubiera producido;

A Marcelino Gálvez, por su dedicación a la publicación del libro;

A mis eslabones y colaboradores.

PRÓLOGO

Eslabones es un libro para reflexionar. Sus diferentes anécdotas nos proporcionan un espacio para pensar en los misteriosos caminos con los que el Universo enlaza nuestras vidas. Sus autores reflejan en cada uno de sus relatos ejemplos del encadenamiento de sucesos que ocurren a diario entre personas –conocidas y desconocidas– que deciden el resultado positivo o negativo de los hechos.

Hay personas que en nuestras vidas han actuado como ángeles guardianes porque aparecen en el momento preciso para que el final sea positivo. Si miramos atrás, muchos ejemplos aparecerán en nuestra memoria y en ocasiones hasta sentiremos la pena de ni siquiera recordar sus nombres. En realidad no es importante: esos ángeles han tenido otros, probablemente desconocidos, como salvadores de sus respectivas existencias.

En la profesión de la asistencia social, psicológica, psiquiátrica y médica es algo que sucede a diario.

Desgraciadamente, existen profesionales que dejan pasar la oportunidad de ser esos eslabones para hacer llegar el bien a la vida de la gente. Este libro es también para ellos: para que despierten la conciencia de su gran misión y para que no se vean nunca como una mera casualidad en la vida de un paciente. Si esa persona llega a ellos, de inmediato ese profesional se transforma en un enlace para la solución.

Para quien no se ha percatado aun de que somos parte de un continuo, de un Todo tan complejo y bien engranado en el cual nada esta de mas, Eslabones es un excelente instrumento para aprender. Para quien lo sabe y ha estado consciente de ello, este libro ofrece la experiencia de otros y la agradable certeza de que nuestras vidas, por mínimas y simples que parezcan, tienen la grandeza de ser parte de la universalidad que nos envuelve.

Iliana Prieto, LMFT.

I. INTRODUCCIÓN

Los seres humanos nos relacionamos como eslabones: verdaderas piezas de una cadena, que se enlazan, se conectan, se unen a veces por casualidad o por causalidad.

Cuando las relaciones son insatisfactorias los eslabones se rechazan, o incluso se aniquilan. A través de la complejidad de las relaciones establecemos parejas, familias, grupos, instituciones, sociedades y naciones. Cada persona, como ser único y social a la vez, influye con su personalidad e historia en la calidad de las relaciones sociales y en las cadenas que estas relaciones establecen.

¿Hemos aprendido a basar nuestras relaciones en el amor, la esperanza, la fe, la caridad, la consideración y el agradecimiento a nuestros semejantes? No, al parecer no lo hemos aprendido. Mientras la violencia, el crimen y las guerras ocupen las primeras planas de las noticias cotidianas en cualquier parte del globo terráqueo, y mientras que estas conductas, aún sin ser noticia, sigan siendo parte del hacer cotidiano de muchos individuos, sabremos que no es mucho lo que hemos aprendido al respecto.

Estamos ante un angosto y pedregoso camino hacia el mejoramiento y desarrollo del ser humano, paradójicamente considerado como especie superior . Es una suerte que ese camino ya haya sido transitado por miles de maestros, científicos y sabios, que nos legaron enseñanzas, instrumentos y vías para hacer posible el mejoramiento. Ellos han apartado muchos de los obstáculos que nos impedían ver que hay luz al final de ese camino.

A través de las interacciones sociales los individuos aprenden los unos de los otros, desarrollan tecnologías inverosímiles, dan respuesta a complicadas tareas de trabajo, deciden las políticas, leyes y constituciones de sus naciones, pero todos estos esfuerzos y adelantos no siempre tienen como resultado el mejoramiento de nuestra especie; para lograrlo, nuestras relaciones tienen que estar basadas en la riqueza espiritual que cada individuo debe aportar a la relación; este es un aporte sin saldos ni débitos, y mucho menos sin cuotas de intereses a largo o corto plazo. La verdadera ecuación consiste en dar amor desinteresadamente.

El individuo insatisfecho consigo mismo, aquel que no se valora o ama, estará en desventaja de poder amar a otros. El niño que se abandonó a su libre albedrío, a merced de tomar la elección de robar para poder alimentarse, o de mentir para poder sobrevivir en un medio hostil, puede llegar a la adultez con un record criminal, con numerosos encarcelamientos, o quizás con una sentencia de por vida. A los que se encuentran en las prisiones hay que darles la oportunidad de aprender a desprogramar las formas de pensar y de actuar como criminales. También en las prisiones se encuentran individuos sentenciados de por vida capaces de sentir amor por el prójimo, dedicados a asistir a los enfermos, sintiendo compasión por los moribundos, y arrepentidos de su errónea actuación: ellos aprendieron al acercarse a Dios.

En las prisiones también se desarrollan relaciones humanas solidarias, no importa cuán adverso sea el medio y cuál haya sido la historia delictiva del individuo, siempre se puede aprender; todos somos eslabones de una cadena. Para esos que cometieron graves errores llegará el conocimiento impulsado desde el magnetismo de otros eslabones que cuentan con energías positivas, haciendo que a la oscuridad de sus vidas llegue la luz de sus almas.

Los grandes maestros enfatizaron que al encontrar amor dentro de nosotros mismos, nos acercamos a Dios, fusionándonos con él, convirtiéndonos a su semejanza.

Cuando los seres humanos se conectan de una manera especial, sus relaciones pueden sobrepasar los límites de la vida física, y en ocasiones dar o recibir mensajes explícitos o implícitos a través de los sueños o de símbolos. A veces en nuestras mentes aparecen pensamientos tan vívidos como si alguien nos los estuviera susurrando al oído. Nada de esto tiene que ver con el hecho de estar sicótico.

Para la medicina occidental, "los trastornos sicóticos incluyen desordenes mentales