· ¿Qué observamos por el lado de las empresas cuando el entorno macroeconómico se torna adverso?
· ¿Qué opciones podemos considerar en un ambiente complicado?
No bien hemos logrado salir de la pandemia, cuando ya nos vemos envueltos en el conflicto entre Rusia y Ucrania, que está generando impactos en el entorno macroeconómico. Esto viene a interrumpir la expectativa que se tenía antes del conflicto, de regresar a la normalidad durante 2022 y 2023, después del embate que hemos sufrido con la pandemia.
Por ejemplo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, estima que el conflicto provocará que las economías desarrolladas, verán una disminución de un punto porcentual en su Producto Interno Bruto y del 1.5 por ciento en las economías emergentes para este 2022.
Esta invasión, tal y como lo señala la Revista The Economist, ha desencadenado el mayor shock de materias primas desde 1973, estimándose que los índices generales de los precios de las materias primas sean ahora un 26% más altos que a principios de 2022. Esto, en su conjunto, no son buenas noticias cuando a nivel local tenemos una fuerte presión inflacionaria y tasas de crecimiento raquíticas.
Aunque es temprano para prever un periodo recesivo en la economía, sí es un hecho que debemos estar atentos al comportamiento de las variables macroeconómicas en un 2022 donde apenas estamos cerrando el primer trimestre del año.
En este episodio, estaremos conversando sobre este ambiente, que, las empresas en general no deben perder de vista, teniendo como invitado a Cristian Morales, quien colabora frecuentemente con nosotros en Prácticas Empresariales Podcast.
Estimados amigos de la audiencia, ¿Qué podemos hacer cuando la turbulencia se manifiesta en el entorno macroeconómico?
Ante este ambiente adverso que hoy prevalece, los negocios deberán hacer esfuerzos para que los impactos que reciban sean los mínimos. Retomamos lo que varios especialistas de la empresa Boston Consulting Group, señalan:

Tomar con especial cuidado los pronósticos dada la incertidumbre extrema que prevalece.
Es un buen momento para tener en consideración varios escenarios retomando las condiciones propias de nuestra empresa.
Sopesemos bien nuestras decisiones donde no está claro dónde se ubica el punto de inflexión.
No perdamos de vista el efecto que puede tener una desaceleración del crecimiento, inventarios que se pueden incrementar y la fijación de precios.
Revisemos qué margen tenemos para incrementar nuestra productividad en la medida que constituye una fuente sostenible de ventaja competitiva.

Lo importante es no perder la flexibilidad como empresa y evaluar nuestras perspectivas y tácticas conforme vamos enfrentando los acontecimientos.