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El final del universo y la hermana muerte
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El final del universo y la hermana muerte
Libro electrónico51 páginas35 minutos

El final del universo y la hermana muerte

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La historia del universo es uno de esos relatos científicos que tienen un impacto existencial insospechado. En este texto se aborda su final desde una perspectiva científica cósmica que nos pone en relación con toda la creación. Se trata de una concepción de fraternidad de las criaturas humanas y no humanas con el universo y la muerte. A su vez, se evidencia la necesidad de una visión cosmológica que permite a la cultura humana sostenerse en sus (cambiantes) principios organizativos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 jun 2024
ISBN9789876265690
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    El final del universo y la hermana muerte - José G. Fúnes

    Había una vez un universo

    Desde nuestra infancia nos encanta escuchar o leer un cuento. Crear y dejarnos convencer por una buena narración es algo propio de Homo sapiens. A veces un relato puede tener un final que nos conmueve profundamente. Como Chris Impey ha escrito: La ciencia en su mayor parte responde a la pregunta de cómo las cosas llegaron a ser como son. Sin embargo, si nos detenemos en el presente, el trabajo está a medio hacer, ya que cada buena historia necesita un final. Para abordar el final del universo, el saber científico no es el único enfoque posible, pero sí uno importante. La historia del universo es uno de esos relatos científicos que tiene un impacto existencial insospechado. Al menos eso creo. Como no quiero spoilear la narración, dejo al benévolo lector¹ evaluar las consecuencias que semejante historia pueda ocasionar en su propia existencia.

    El lector tiene en sus manos la gran historia del universo de trillones y trillones de años escrita en casi diez mil palabras. Este es mi intento desmesurado. Me resulta siempre admirable pensar que el universo en Homo sapiens se vuelve autorreflexivo y es capaz de pensar y escribir su propia historia. Como decía Muriel Rukeyser: El universo está hecho de historias, no de átomos. Por eso comienzo contando una breve historia que explica por qué desde hace años vengo pensando y escribiendo sobre el final del universo². Los seres humanos desde los comienzos nos hemos preguntado por el origen y destino de nuestra historia. ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? se han interrogado todos los pueblos por milenios. A menudo podemos dar respuestas irracionales a esta búsqueda.

    Corría aproximadamente el año 2011 y en los portales de noticias ya circulaba una profecía basada en el final del calendario maya³ que anunciaba el doomsday (día del juicio final o fin del mundo) para el 21 de diciembre de 2012. Según esta profecía, debería haber ocurrido una alineación de los planetas y el sol con el centro de la Vía Láctea y una inversión de los polos magnéticos del campo terrestre. No vale la pena discutir la base científica de estas afirmaciones obviamente falsas.

    Por ese entonces, a mi casilla de correo electrónico de director del Observatorio Vaticano podían llegar mensajes realmente insólitos. Recuerdo uno que venía de Estados Unidos y me preguntaba por un lugar seguro en ese país para comprar una propiedad que sirviera de refugio ante la inminencia de la catástrofe cósmica anunciada por los mayas. Por esos días, el jefe de los jardineros de la Villa Pontificia de Castel Gandolfo –que era nuestro vecino– me pidió que hablara con su hija de diez años que estaba angustiada porque la catequista del colegio le había hablado de la inminencia del final de nuestro mundo. Mi autoridad de astrónomo y sacerdote habría ayudado a dar un poco de paz a la niña angustiada. Por supuesto que Hollywood no se

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