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Ciclos de un corazón
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Libro electrónico77 páginas1 hora

Ciclos de un corazón

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Sumérgete en una poderosa historia de amor que trasciende los límites del tiempo y las circunstancias en 'Ciclos de un corazón'. A través de sus páginas llenas de emociones intensas y giros inesperados, descubrirás cómo dos almas entrelazadas navegan por los altibajos del amor, enfrentando desafíos y descubriendo la verdadera profundidad de sus sentimientos. Con una narrativa cautivadora y una prosa poética, esta historia te llevará en un viaje inolvidable a través de los ciclos del corazón y te recordará la belleza y el poder del amor perdurable.

IdiomaEspañol
EditorialS.L. Tercero
Fecha de lanzamiento22 may 2024
ISBN9798224484836
Ciclos de un corazón

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    Ciclos de un corazón - S.L. Tercero

    ÍNDICE

    PRÓLOGO:

    CAPÍTULO 1: ENCANTO DEL ALBA

    CAPÍTULO 2: ESPEJISMOS DEL MEDIODÍA

    CAPÍTULO 3: OCASO DE UN SUEÑO

    CAPÍTULO 4: ESTRELLA FUGAZ EN LA MEDIANOCHE

    EPÍLOGO

    PRÓLOGO

    Hoy me dirijo a ti con el corazón en la mano. Quiero contarte una historia, una historia de amor que ha dejado una huella imborrable en mi existencia. Esta carta, estas palabras, son un intento de capturar la esencia misma de ese amor y la profundidad de todo

    El título de esta historia, es Ciclos de un corazón. A través de sus páginas, descubrirás el viaje emocional que hemos recorrido juntos, los altibajos y los momentos de alegría. Es una historia de amor, una historia que ha sido tallada por el tiempo y las circunstancias.

    A medida que escribo estas palabras, mis pensamientos recorren los recuerdos compartidos, los momentos de éxtasis y aquellos de desaliento. Me viene a la mente el brillo eterno de tu mirada, la calidez de tus abrazos y la dulzura de tus palabras. Todo ello se entreteje en el tejido de nuestra historia de amor, creando una síntesis perfecta de quienes somos en este momento.

    Al leer estas líneas, te invito a embarcarte en este viaje a través del ciclo de un corazón encantado. Permíteles a las palabras transportarte a momentos llenos de significado, donde el amor se encuentra con el destino y los sueños se transforman en realidad.

    Que el viento lleve este mensaje a tu lado, y que cada palabra escrita aquí permanezca como un testimonio eterno del amor que tuve en esta vida y en todas las que estén por venir.

    CAPÍTULO 1: ENCANTO DEL ALBA

    Era el apogeo del invierno; un frío penetrante se cernía, sobre todo. Sin embargo, el invierno en mi rincón del mundo no se asemejaba a las pinturas idílicas de nieve flotando dulcemente desde un cielo gris. Aquí, en esta porción del planeta, el invierno vestía un disfraz distinto. Desde el primer bostezo del alba hasta el suspiro final del atardecer, el sol era una presencia constante, desplegando su esplendor como un pavo real en pleno despliegue. No había día que se atreviera a ocultarse, el cielo parecía estar en un perpetuo estado de día. Inmerso en esta inusual época, me encontré en medio de una experiencia memorable que, bien valía la pena compartir.

    Antes del arribo de aquél singular invierno, sobrevino un otoño seco y frío, un periodo donde cada hoja de mi árbol se desprendió una por una, hasta no quedarse ninguna aferrada a los brazos desnudos del árbol. Mi expectativa por el futuro se había marchitado, de tal forma que ya no tenía el deseo de pensar en nada ni en nadie. Me había desviado del camino, abandonado la vida; una existencia vacía y simplemente funcional era todo lo que me quedaba.

    Todo a mi alrededor era de un gris triste y opaco, un panorama monótono y repetitivo, como una semilla desprendida que se pierde en el camino, pisoteada por cada desconocido que pasa sin percatarse de su existencia. Esa insignificante semilla era el único vestigio de mí. Creí que este sería mi fin, con la llegada de un otoño tan inhóspito, temía que el invierno fuera incluso más frío y despiadado.

    Justo cuando pensaba que todo estaba perdido, que no había nada por delante más que un desolado invierno, se produjo un giro inesperado de los acontecimientos. Un invierno dorado, lleno hasta el borde de luz y calor, emergió de la nada, transformando todo a su paso.

    Y sin esperarlo, apareciste en mi camino esa noche. No fue la primera vez que te vi; llevaba tiempo observándote, tal y como observaba a la luna y más aún cuando recorría su séptima fase, en cuarto menguante. Podría parecer absurdo, pero no lo es, no cuando uno de los espectáculos más hipnotizantes es una noche estrellada, junto a una majestuosa luna como telón de fondo.

    Y así fue, aquella noche especial en que te conocí de un modo nuevo y profundo, percibiendo aquella faceta tuya que me fue desconocida hasta el momento. El momento en el que un lado lunar envuelto por el 50% de la luz del sol, se mostró a mí, iluminando la oscuridad, y marcando el inicio de un recuerdo imborrable que, siempre, tendrá un enorme valor para mí.

    El cuarto menguante, en su eterno ciclo, es un símbolo perfecto para cerrar un capítulo y dar inicio a otro nuevo. Fue el preámbulo de mi renacimiento, dejando atrás la carga que había arrastrado hasta ese punto. Iniciando una nueva era en la que te llevaría conmigo a todos los destinos. Todo cambió después de esa noche, todo se transformó.

    Esa noche, en nuestro lugar predilecto, a nuestra hora pactada y en la compañía típica, marcó el inicio de todo. Un ambiente cálido y relajante, jazz de fondo y tú, tú protagonizando la estrella de la noche, de mi noche. En ese instante, tuve la oportunidad de desentrañar la belleza de tu rostro, aunque brevemente, fue como si el tiempo se hubiese detenido. Los destellos de tus ojos encendían la noche, igual que estrellas en el firmamento; tus labios rojos como dos pétalos de rosa; tu delicado cabello me hacía sentir conectado a ti de una forma inexplicable.

    La belleza de tu exterior no fue lo único que me dejó sin aliento. Tu trato hacia mí esa noche, las cosas que compartimos, la música que disfrutamos... resultaba inusual encontrar a alguien que disfrutara del jazz. Solía pensar que había nacido en la época equivocada, pero tú me probaste lo contrario. En ese preciso momento, te acercaste y depositaste un beso en mi mejilla. Ese simple gesto desequilibró mi mundo, no esperaba que la luna se acercara tanto

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