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Los papeles amarillos
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Libro electrónico104 páginas1 hora

Los papeles amarillos

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Existen insólitas recompensas cuando nos encontramos con un volumen de cuentos como Los papeles amarillos, del escritor sonorense Hugo Medina, ante el cual difícilmente podríamos determinar qué tanto hace suyos los elementos anecdóticos de estos relatos o se distancia de ellos para abordarlos, pero que convoca ante todo un estilo que se acerca con humor a los eventos que consigna y se sirve de la cultura popular en más de un sentido para inquietar. Este libro cumple ante sus lectores potenciales porque, lo mismo que la azarosa y absurda condición de sus personajes, nos ofrece un trayecto en el que podemos asumir la perspectiva narrativa de un asesino que es también un viajero temporal, un ridículo superhéroe que nos resulta harto familiar, una víctima de su propio apetito sexual, una artista que no cesa de cuestionar las apariencias de lo real, un periodista venido a menos o un libro que sustenta la dimensión en que vivimos; todo ello marcado por el vuelo de una guacamaya roja y su escándalo.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 feb 2024
ISBN9786078827626
Los papeles amarillos

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    Los papeles amarillos - Hugo Medina

    el vuelo de una guacamaya roja…

    Ricardo Solís

    De acuerdo con Susan Sontag, «cada detalle de una obra narrativa fue alguna vez una observación o un recuerdo o un deseo, o es el sincero homenaje a una realidad independiente de la identidad», y yo concuerdo porque, si entendemos la escritura como un territorio de libertad creativa, lo mismo da si lo que se cuenta nos involucra vitalmente o se distancia de nosotros, aunque nos interese. Por supuesto, como ejercicio libre, la escritura de ficción (en especial la del llamado «género breve») es un territorio que me atañe, aunque no sea un experto, pero puestos a dejarnos sorprender, existen insólitas recompensas cuando nos encontramos con un volumen de cuentos como Los papeles amarillos, del escritor sonorense Hugo Medina, ante el cual difícilmente podríamos determinar qué tanto hace suyos los elementos anecdóticos de estos relatos o se distancia de ellos para abordarlos.

    El libro, ganador en 2022 del Concurso del Libro Sonorense (en el género Cuento) que organiza el Instituto Sonorense de Cultura (isc), convoca ante todo un estilo que se acerca con humor a los eventos que consigna y se sirve de la cultura popular en más de un sentido para inquietar a sus lectores. ¿De qué manera? Poniendo ante nuestra mirada el sesgo que cuestiona la «veracidad» desde el lenguaje periodístico contemporáneo, contándonos la aventura de un superhéroe nacional cuyos poderes sirven a una vida útil limitada o dejando ver el irónico resultado de «crear» una historia y su sustento probatorio, que de tan falso se convierte en verdadero.

    Si nos detenemos en cada uno de los textos, podremos apreciar que en «Mano Quemada» se narra un deseo de venganza que se diluye a lo largo de milenios; dos personajes de una misma especie, sobreviven a diferentes épocas y asumen, en cada una, roles de poder, pero la perspectiva dominante es la de alguien cuya memoria es frágil y suele jugar un papel de subordinación, aunque sus capacidades no lo justifiquen del todo. De esta forma, el cuento asume un riesgo estructural que permite saltar de una era a otra, y que estas vidas encuentren su sentido cuando uno busca el fin de otro (quien es, además, su semejante más próximo).

    Asimismo, en «Ara Macao», el punto de unión entre las distintas historias que nutren el cuento se centra en una guacamaya roja y un video que vincula a los personajes. Muchos ejes temáticos se entretejen aquí: desde el obvio carácter sexual y vívido de un producto audiovisual, hasta la sobrevivencia particular del ave y el entorno desastroso y desastrado del primer escenario donde le encuentran. El tono narrativo es resuelto y concreto, pero la resolución no debe adelantarse sino dejarse en reserva para quien se asome al texto.

    Por otra parte, en «Pasión de una artista inconveniente», lo que se desarrolla es el ciclo de ascenso y transformaciones sucesivas por las que pasa una artista que, desde distintos ámbitos creativos, produce de forma constante «obras» que cuestionan su entorno y adquieren una relevancia inesperada, lo que le permite convertirse en una figura global que terminará por destruir su vida. No debe dejar de apreciarse en este relato el lenguaje entretejido (con frases que, breves o no, son determinantes siempre) y sucesivo que semeja la nota periodística y va dando cuenta de cada paso en esta sintética biografía artística que se asoma de forma crítica y divertida a la «civilización del espectáculo», por medio del cliché y el sensacionalismo.

    De igual modo, en el cuento titulado «Libro de la Redención» la pesquisa tiene como objetivo dar con un libro mítico y esencial, un volumen perdido que parece completar una serie, pero también funciona como conector entre distintas realidades que, en el tiempo, entretejen hechos de la historia reciente, trátese del ascenso de los nazis al poder durante la II Guerra Mundial o del desastre que significó el derribo de las Torres Gemelas en Nueva York. De hecho, en el final se trastoca lo que representa la realidad convencional, pero no diré de qué modo porque precisamente es el punto donde comprendemos parte del rompecabezas textual.

    Ahora bien, en «El vigilante» lo que nos cuentan es el ciclo de vida de un superhéroe nacional, con todas las características que nos permite imaginar la idiosincrasia que para muchos distingue a los habitantes de este país. Claro que el protagonista busca aprovechar su condición de poder, aunque no se sepa bien a bien de dónde obtuvo sus capacidades superlativas o por qué fue perdiéndolas de forma gradual, al convertirse en un héroe maduro. Así, producto de las entrañas de los estratos más deprimidos de la población, su desgracia induce a la carcajada si pensamos en sus dificultades para reproducirse de manera debida y, además, el destino risible y trágico del único hijo que le sobrevive. En este cuento, el absurdo se ejercita en plenitud.

    Finalmente, en el relato que da nombre al libro, tal vez el más redondo y perturbador, el puerto de Vallarta es el escenario donde un periodista maduro ha cimentado su aparente prestigio en las falsas pruebas que ha fabricado para evidenciar el contacto con una civilización extraterrestre. ¿Ahí queda todo? Por supuesto que no, porque su desmedida afición por el sexo y el alcohol lo llevan a una sospechosa dinámica con el personal que labora en un congal y, asimismo, con las evidencias que sus sueños parecen ofrecerle. Su desenlace es previsible, aunque cuando llegamos al final nos sorprende.

    Después de todo, Los papeles amarillos cumple ante sus lectores potenciales porque, lo mismo que la azarosa y absurda condición de sus personajes, nos ofrece un trayecto en el que podemos asumir la perspectiva narrativa de un asesino que es también un viajero temporal, un ridículo superhéroe que nos resulta harto familiar, una víctima de su propio apetito sexual, una artista que no cesa de cuestionar las apariencias de lo real, un periodista venido a menos o un libro que sustenta la dimensión en que vivimos; todo ello marcado por el vuelo de una guacamaya roja y su escándalo.

    Verano de 2023

    los papeles amarillos

    Cuando el juez me exoneró de los cargos de pederastia que me formuló la madrona de un burdel de Puerto Vallarta, mi decadencia social no hizo más que acentuarse. Fue en 2012, el mismo año en que un montón de ancianos delirantes, sabiondos y dementes, gordos trajeados que seguramente habían tenido una infancia terrible, afirmaban sin ningún tipo de vergüenza que los mayas predijeron en su calendario el fin de la humanidad. Verán: yo había sido un hito en la investigación de casos sobre avistamientos de ovnis y abducciones extraterrestres a inicios de los años noventa; mis bonos subieron como la espuma cuando predecía el fin del mundo para el año 2000 a manos de una invasión de seres reptilianos. En entrevistas para radio y televisión, que yo tenía estudiadas como si de un examen de tesis universitaria se tratara, insistía como un evangelizador loco en que esa raza hostil al fin había localizado nuestro mundo y se dirigía hacia nosotros en su nave nodriza; por supuesto, lo aderezaba acusando al gobierno de Estados Unidos de encubrir esa verdad atroz.

    Aproveché esas ocasiones para mostrar un manojo de documentos, en su mayoría redactados en máquina de escribir de los años cincuenta, otras hojas con letra cursiva manuscrita irreconocible, que también contenían esquemas y dibujos de lo que parecían ser planos o bosquejos de cómo construir naves alienígenas; información sobre otros sistemas solares y civilizaciones, así como una taxonomía de razas extraterrestres. Los llamé pretenciosamente «Los papeles amarillos» por su evidente estado de deterioro debido a la humedad (nadie pensó que dichas hojas de tal envergadura tendrían que haber estado resguardadas en alguna recámara especial y no expuestas

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