Masculinidades en vertical: Género, nación y trabajo en el primer franquismo
()
Información de este libro electrónico
Relacionado con Masculinidades en vertical
Títulos en esta serie (57)
Republicanos con la monarquía, socialistas con la República: La Federación Socialista Valenciana (1931-1939) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNos quitaron la miel: Memorias de una luchadora antifranquista Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesZonas de libertad (vol. II): Dictadura franquista y movimiento estudiantil en la Universidad de Valencia (1965-1975) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFascismo y franquismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFeixistes, rojos i capellans: Església i societat al País Valencià (1940-1977) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl coronel Puigdengolas y la batalla de Badajoz (agosto de 1936) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGeneraciones y memoria de la represión franquista: Un balance de los movimientos por la memoria Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesZonas de libertad (vol. I): Dictadura franquista y movimiento estudiantil en la Universidad de Valencia (1939-1965) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas mujeres británicas y la Guerra Civil española Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos profesores de Segunda Enseñanza en la Guerra Civil: Republicanos, franquistas y en la "zona gris" en el País Valenciano (1936-1950) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl exilio de los marinos republicanos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa instauració del franquisme al País Valencià Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa oposición al franquismo en el Puerto de Sagunto (1958-1977) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMemorias de posguerra: Diálogos con la cultura del exilio (1939-1975) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAquello sucedió así Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGénesis del ideario franquista o la descerebración de España Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSi tuviera que volver a empezar...: Memorias (1934-2004) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn lugar inacabado: Espacio de memoria, monumento cárcel de mujeres de les Corts Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe la utopia revolucionària a l'activisme social: El Moviment Comunista, Revolta i Cristina Piris Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMemoria Roja: Una historia cultural de la memoria comunista en España, 1936-1977 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVides truncades: Repressió, víctimes i impunitat a Catalunya (1964-1980) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDel pisito a la burbuja inmobiliaria: La herencia cultural falangista de la vivienda en propiedad, 1939-1959 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFranquismo de carne y hueso: Entre el consentimiento y las resistencias cotidianas (1939-1975) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa siderurgia de Sagunto durante el primer Franquismo (1940-1958): Estructura organizativa, producción y política social Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl cost humà de la repressió al País Valencià (1936-1956) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMercedes Sanz-Bachiller: Biografía política Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuarenta años y un día: Antes y después del 20-N Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMadrid cautivo: Ocupación y control de una ciudad (1936-1948) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna modernidad autoritaria: El desarrollismo en la España de Franco (1956-1973) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl franquismo se fue de fiesta: Ritos festivos y cultura popular durante la dictadura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Libros electrónicos relacionados
En cuerpo y alma: Ser mujer en tiempos de Franco Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Fisuras en el firmamento: El desafío de las estrellas de cine al ideal de feminidad del primer franquismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa España del maquis (1936-1965) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGeneralísimo: Las vidas de Francisco Franco, 1892-2020 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCon el franquismo en el retrovisor: Las representaciones culturales de la dictadura en la democracia (1975-2018) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLucha de clases, franquismo y democracia: Obreros y empresarios (1939-1979) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSilenciadas: Represión de la homosexualidad en el franquismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesQué cosas vimos con Franco... Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTiran al maricón. Los fantasmas "queer" de la democracia (1970-1988): Una interpretación de las subjetividades gays ante el Estado español Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA la intemperie Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones“La Madre Ausente En La Novela Femenina De La Posguerra Española: Pérdida Y Liberación”.: (Estudio De Tres Obras De Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite Y Ana María Matute) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGuíaBurros: Historia del Anarquismo: Organización, acción y agitación Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSeis años de mi vida (1939-1945) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCon Franco vivíamos mejor: Pompa y circunstancia de cuarenta años de dictadura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuando los republicanos liberaron París Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria del feminismo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los años rebeldes: España 1966-1969 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDos concepciones de la vida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFrancisco Ferrer Guardia: Anticlericalismo, pedagogía y revolución Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesApóstoles de la razón: La represión política en la educación Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa teoría del sistema capitalista mundial: Una aproximación al pensamiento de Samir Amin Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesComprar a Marx por Amazon: Diccionario utópico actualizado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa saga de los intelectuales franceses. Vol. I El desafío de la historia (1944-1968) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGénesis del ideario franquista o la descerebración de España Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Te acuerdas de la revolución?: Minorías y clases Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMemoria del frío Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNeofascismo: La bestia neoliberal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesArte en las alambradas: Artistas españoles en campos de concentración, exterminio y gulags Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Estudios de género para usted
Enfermas de belleza: Cómo la obsesión de nuestra cultura por Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los cautiverios de las mujeres: Madresposas, monjas, putas, presas y locas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Devenir perra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La nueva masculinidad de siempre: Capitalismo, deseo y falofobias Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ideología de género Calificación: 2 de 5 estrellas2/5CÓMO MONETIZAR LAS REDES SOCIALES Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La masculinidad incomodada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGénero, jóvenes e Iglesia: Juntar las piezas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPuta no se nace Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Hombres, masculinidades, emociones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Nadie avisa a una puta: La historia de siete prostitutas contada sin tabús Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Hombres solos: Ser varón en el siglo XXI Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Rabia somos todas: El poder del enojo femenino para cambiar el mundo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPutita golosa: Por un feminismo del goce Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La persona humana parte II. Naturaleza y esencia humanas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Masculino: Fuerza, eros, ternura Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Devenir trans: Relatos biográficos del tercer sexo en Popayán Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Tacones, siliconas, hormonas: Etnografía, teoría feminista y experiencia trans Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Histe(ó)ricas: Virginia Woolf, Simone de Beauvoir y Melanie Klein al diván Calificación: 3 de 5 estrellas3/5No nacemos sumisas, devenimos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa economía del cuidado, mujeres y desarrollo: perspectivas desde el mundo y América Latina Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tu cuerpo no es una disculpa: Claves para vivir el autoamor radical Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Misógino feminista Calificación: 3 de 5 estrellas3/5¡Viva la diferencia! (…y el complemento también): Lo femenino y lo masculino Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGénero y feminismo: Desarrollo humano y democracia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5De compras con él y ella: Técnicas de mercadeo para entender cómo venderles al hombre y a la mujer Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El patriarcado no existe más Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El dinero en la pareja: Algunas desnudeces sobre el poder Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn prisión: Realidades e intervención socioeducativa y drogodependencias en mujeres Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para Masculinidades en vertical
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Masculinidades en vertical - Francisco Jiménez Aguilar
I. CRUZADOS Y TRABAJADORES
En España no hay más que dos maneras dignas de vivir:
o ganando la guerra en el frente o trabajando aquí por la paz.¹
El golpe de Estado del 17 de julio de 1936 fue apoyado por múltiples sensibilidades políticas, clases sociales, hombres y mujeres que hicieron del nacionalismo y el catolicismo su principal nexo. Los sublevados se valieron de la imagen de España para legitimar sus planes y movilizar a la población contra la Segunda República. Muchos de los elementos étnicos, históricos o lingüísticos que habían distinguido la identidad nacional en la primera mitad de los años treinta fueron sustituidos por otros nuevos. Símbolos patrios como la bandera, el escudo o el himno se renovaron, a la vez que se instauraron otros para perpetrar sus móviles políticos.² Todos estos cambios fueron de la mano de un profundo antagonismo con la denominada «anti-España», que permitió alterizar a los individuos ligados al republicanismo, el laicismo y la izquierda hasta llegar a ser estigmatizados, excluidos de la sociedad, recluidos en cárceles, explotados en campos de trabajo o directamente fusilados. Con el paso del tiempo, el nacionalismo se convirtió en un buen pretexto para establecer alianzas con unos países y frenar la influencia de otros. La fórmula que la «Nueva España» adoptó fue destruir al enemigo interno, convertir al extraviado, atraer al extranjero y proteger al «nacional».³
Desde el principio, los rebeldes invocaron unas feminidades y unas masculinidades distintas a aquellas más extendidas en la era republicana. Después de todo, una de las principales puntas de lanza de las derechas en los años treinta fue la crítica a los cambios que estaban viviendo las mujeres y las familias españolas, percibidos como una verdadera amenaza contra el orden social y los privilegios masculinos. Que la creación de una masculinidad fuertemente ligada a la patria, el cristianismo y lo militar fuera uno de los pilares del franquismo, como ocurrió en otros movimientos y regímenes fascistas, es un lugar común historiográfico. Son innumerables los ejemplos en el pensamiento de intelectuales derechistas de la época, el programa de algunos partidos políticos y la normalización de la violencia que demostraron sus militantes. Sin embargo, un elemento como la nación, que debía aunar a tantos hombres en coyunturas y espacios tan dispares, no podía omitir la heterogeneidad social de todo el país y ser al mismo tiempo inmune a los acontecimientos que fueron sucediéndose, todavía más si se tiene en cuenta que la dictadura de Franco pervivió cerca de cuarenta años.
Este primer capítulo probará que se dio una relación más compleja entre masculinidad y nación en la España sublevada. Además del «hombre nuevo» fascista que sería encarnado por la figura del «monje-soldado», fue igualmente característica la resignificación de otra masculinidad que ya poseía un considerable recorrido histórico: el «trabajador». Esta otra masculinidad, pese a ocupar una posición subordinada, es imprescindible para comprender las transformaciones que se produjeron en las relaciones de género antes y después de la guerra. Los aspectos bélicos y represivos fueron cruciales para el franquismo, pero este necesitó a su vez de su estabilización y normalización entre los españoles, lo que implicó la intervención y redefinición de aspectos sociales tan sustanciales como las relaciones laborales o reproductivas. Bajo esta premisa, se analizarán ambos tipos de masculinidad. Por un lado, se reconstruirán los orígenes del monje-soldado, para pasar a considerar sus usos políticos y las dinámicas culturales que existieron en el frente de batalla franquista. Por otro lado, se planteará por qué existió en la retaguardia una mayoría que no tuvo que identificarse, ni lo hizo, con dicha masculinidad marcial. En conjunto, lo que se pretende demostrar es la necesidad de hablar de masculinidades hegemónicas y de las relaciones desiguales entre unas y otras desde el verano de 1936 a la primavera de 1939.
MONJES Y SOLDADOS: LA SÍNTESIS DE LA MASCULINIDAD MARCIAL FRANQUISTA
El advenimiento de la Segunda República trajo consigo una redefinición de las masculinidades en España. No eran nuevas. De hecho, venían de un largo proceso de transformación desde finales del siglo XIX y principios del XX, pero alcanzaron un grado de extensión y una institucionalización nunca vistos hasta ese momento. Sus atributos se basaban en concepciones modernas del autocontrol, el trabajo, la austeridad, la moderación sexual, la monogamia y la responsabilidad familiar. El ciudadano, el trabajador y el cabeza de familia responsable eran sus principales representaciones cotidianas. Estos cambios de género vinieron de la mano de toda una serie de reformas institucionales de la cultura, las leyes o las políticas sociales, sumadas al paulatino cambio de la población. En el seno de la familia se vio reducida la distancia en la jerarquía entre el marido y la esposa. De igual modo, se permitió su disolución, mediante el divorcio, con consecuencias ambivalentes. En el espacio público, se desplazaron hasta cierto punto los atributos marciales. La sociedad de masas transformó la sociabilidad y la representación de los españoles. Frente a estos cambios, se señaló al donjuán, al ocioso, al vago o a los enemigos de la democracia. Incluso, estas posturas sobre las relaciones de género adquirieron una mayor radicalidad dentro de culturas políticas como la anarquista o el feminismo.⁴
Mucho antes del inicio de la guerra del 36, las culturas políticas contrarrevolucionarias ya contaban con unas concepciones de la masculinidad contrarias a las republicanas. Frente a la igualación pública y privada de ambos géneros, se buscó reafirmar la dominación de unos hombres por otros y sobre el conjunto de las mujeres por medio de modelos de carácter autoritario, católico, nacionalista y antifeminista. Padres, conquistadores o buenos cristianos fueron algunas de las figuras masculinas más conjuradas en los eventos que enfrentaron a izquierdas y derechas a lo largo de estos años. Ello no era una nota típica de esta época; provenía de mucho tiempo atrás.⁵ Desde distintas organizaciones políticas, instituciones y espacios conservadores se reivindicaron y reprodujeron estos modelos derechistas de masculinidad. Uno de estos espacios lo constituyeron las colonias del norte de África, sobre todo a partir de las guerras del Rif (1911-1927). La experiencia africanista conformó durante dos décadas una concepción marcial de la masculinidad española, que se definía por valores castrenses como la autoridad, el arrojo, el honor, la lealtad y el valor, frente a los supuestos rasgos «infantiles» achacados al marroquí.⁶ En el Tercio de Extranjeros, cuerpo militar de élite creado en 1920 y que más tarde pasó a denominarse la Legión, pueden apreciarse estos y otros elementos, como el «culto a la muerte», que posteriormente desempeñaron un papel trascendental en la estetización de la violencia y la movilización bélica rebelde.⁷ En la otra orilla del Mediterráneo, los debates generados en torno a la pérdida de Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico en 1898, últimas colonias de ultramar, y la derrota militar de Annual en 1921 sirvieron para reforzar intelectualmente el carácter civilizatorio e imperialista del hombre español con el propósito de recuperar el esplendor nacional perdido. Debates que continuaron con el nuevo régimen republicano.⁸
Otro de los sucesos donde pueden rastrearse estas masculinidades contrarrevolucionarias fue la huelga general de octubre de 1934 en Asturias. De acuerdo con Brian D. Bunk, en aquellos días las derechas desplegaron discursos sobre la masculinidad en clave nacional que apelaron a quienes fueran capaces de dar su vida por la patria para frenar y castigar a sus enemigos, que para el caso se trataba de los trabajadores que participaron en las protestas. Periodistas conservadores como José María Carretero (1887-1951) o Mauricio Carlavilla (1896-1982), este segundo muchas veces bajo el pseudónimo de Mauricio Karl, emplearon incontables elementos retóricos ligados al imaginario derechista de la época en los artículos que publicaron sobre los sucesos; por ejemplo, al establecer una conexión entre los protagonistas de la represión y algunos personajes mitificados del pasado, como Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid. José Millán-Astray (1879-1954), fundador del Tercio de Extranjeros, enlazó el recuerdo de los agentes del orden público que habían fallecido en los enfrentamientos con las figuras del soldado y del religioso, lo cual le permitió glorificar sus muertes, motivadas de forma aparente por la voluntad de defender los intereses nacionales y cristianos del gobierno radical-cedista. Asimismo, se ensalzó el rol de «cabezas de familia» de los hombres y su deber «protector», en un sentido tanto público como privado, acorde con los valores de la Iglesia