Todo era posible
Hubo un tiempo en el que el quiosco, rebosante de revistas, era el mejor lugar para alimentar el intelecto. Y entre esa abundante oferta, en los estertores del franquismo y los primeros años de la democracia, surgieron multitud de revistas underground que llegaban a decenas de miles de personas como un soplo de aire fresco y, ante todo, irreverente y atrevido.
“Era una época en la que había cientos de revistas de todo tipo, así que ése era el canal principal para dar a conocer todo (Libros Walden). Ellos han buceado en archivos propios y ajenos para documentar y analizar esa efervescente actividad editorial. Y al viajar por sus páginas llama la atención el enorme número de referencias gastronómicas que aparecen en aquellas publicaciones, empezando por muchos de sus propios títulos () y siguiendo por la presencia de comida o bebida en muchas de sus viñetas o fotografías. “En estas revistas se recoge una necesidad de ruptura con las jerarquías, con las generaciones anteriores. Una ruptura no académica, como un intento de transformar la vida cotidiana. Y es bastante simbólico el uso de muchos términos o imágenes de la gastronomía española como seña de identidad. Suelen ser además términos de cocina tradicional, básica, de pueblo, de clase baja, de puchero, en un intento por evitar todo olor a elitismo y dar a entender que aquellas revistas eran para todo el mundo”, explican.
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