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Pobres, enfermos, estúpidos e ignorantes
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Pobres, enfermos, estúpidos e ignorantes
Libro electrónico330 páginas4 horas

Pobres, enfermos, estúpidos e ignorantes

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¿Por qué este libro? Este libro nace de la necesidad imperante de denunciar el estado actual de las cosas. La indignación de ver el rumbo que ha tomado nuestra sociedad me ha llevado a escribir este libro, esperando de aportar un poco de luz, quizás de despertar a alguien y de infundir esperanza. El ciudadano perfecto es un ciudadano pobre, enfermo, estúpido e ignorante. Esto no es aceptable y tenemos que cambiar las cosas. El cambio empieza justo dentro de cada uno de nosotros, con la persona individual, que es fundamental para el proceso de cambio global. No puede haber un cambio global y real si todo no empieza de la persona individual. El cambio comienza con las pequeñas cosas de la vida cotidiana. La política se hace en nuestra comunidad, en el edificio donde vivimos, cada vez que vamos al supermercado, cada vez que tomamos una decisión, para cuanto irrelevante pueda parecer, como encender la televisión o no hacerlo. Os invita a acompañarme con espíritu crítico en este pequeño viaje en el interior de nuestra sociedad.

IdiomaEspañol
EditorialA. Sunot
Fecha de lanzamiento6 dic 2023
ISBN9798223283751
Pobres, enfermos, estúpidos e ignorantes

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    Pobres, enfermos, estúpidos e ignorantes - A. Sunot

    POBRES, ENFERMOS,

    ESTÚPIDOS E IGNORANTES

    A. Sunot

    AGRADECIMIENTOS

    Doy gracias a mi familia por cómo me ha criado. Si hoy hay algo de positivo en mí se lo debo al amor que me han transmitido cuando era pequeño.

    Doy gracias a mi mujer por estar siempre a mi lado con mucha paciencia y amor. Además le agradezco también su ayuda con esta versión en lengua castellana del libro y por los dibujos de la portada.

    Agradezco a mi amigo Alexandre por su ayuda en la revisión.

    Doy gracias a mis hijas por todo lo que me enseñan cada día.

    Un querido recuerdo para mi abuela Rosi que está siempre en nuestros corazones y para el abuelo Ezio que se ha quedado sin la abuela y que con este libro espero entretener un poco y quizás arrancarle alguna sonrisa.

    INDICE

    CAPÍTULO 1: MIRÉMONOS UN POCO ALREDEDOR  

    CAPÍTULO 2: POBRES       

    El origen del señoreaje, ● Deuda pública imposible de pagar, ● El Banco de Italia es un banco privado, ● Los tally stick, ● Dinero propio y greenback, ● La dinastía Rothschild, ● Presidentes americanos enviados a criar malvas, ● El maravilloso mago de Oz, ● Mary Elizabeth Lease, ● Los barones ladrones, ● La crisis del ’29, ● La Alemania de Hitler sale de la crisis, ● De Bretton Woods hasta Nixon, ● Dos tíos duros y un juicio interesante, ● El impuesto sobre la renta, ● La deuda odiosa, ● Islandia va por su camino,

    CAPÍTULO 3: ENFERMOS 

    ¿Estamos enfermos?, ● ¿Por qué estamos enfermos?, ● La importancia de la homeostasis, ● La homeopatía, ● El colesterol, ● Disease mongering, ● Las vacunas, 81 ● La amalgama, ● Cuando los medicos hacen huelga la mortalidad disminuye, ● Una experiencia con el frenillo lingual, ● La vejez y el embarazo no son una enfermedad, ● Ácido fólico durante el embarazo, ● Si te lo receta el médico sin duda te hace bien y es seguro, ● El marketing farmacéutico no beneficia a los pacientes, ● Otras críticas, 98 ● Exames a raudales, 99 ● Asumid el control de vuestra salud, ● ¿Multas y acuerdos como praxis habitual?, ● Utilizo de fármacos off-label, ● Traficantes de drogas legalizadas, ● Impact factor, ● Biorresonancia, ● Música e iatrogenia, ● El abuelo y su medicina, ●

    CAPÍTULO 4: ESTUPIDOS 

    Las leyes fundamentales de la estupidez del profesor Carlo Cipolla, ● Cuidemos nuestro celebro, ● Consecuencias del atontamiento masivo, ● ¿La televisión? ¡Perfecto lavado del cerebro!, ● La pobreza del lenguaje televisivo, ● El problema de los periodistas, ● Estupidez y fake news, ● La publicidad, ● Pseudoexpertos esperpénticos, ● Entontecimiento a través del deporte televisado, ●  Entontecimiento a través de las apuestas, ● La desaparición de la niñez, ● Teoría de la conspiración, ● No podemos juzgar el pasado con los criterios modernos, ● Cada vez más estúpidos, ● Ejemplos practicos de estupidez, ● Reflexiones sobre la estupidez, ● Estupidez y prejudicios,

    CAPÍTULO 5: IGNORANTES

    La ventana de Overton, ● Federal Reserve: el nacimiento de un monstruo, ● El Titanic, 1 ● Béchamp y Pasteur, ● La escuela sigue el modelo impresarial, ● Populismo y demagogia, 202 ● Las estrategias de la manipulación mediática,

    CAPÍTULO 6: ¿CÓMO LUCHAR CONTRA LA POBREZA?

    La importancia de las decisiones monetarias, ● Bank of North Dakota, ● Las horas Ithaca, ● La ley Nesara, ● El Glass Steagall Act, ● Too big to fail or too criminal to exist?, ● Un ejemplo para la historia, ● ¡Ojo a los BRICS!, ● ¿Una advertencia desde el pasado?, ●

    CAPÍTULO 7: ¿CómO lUCHAR contrA la ENFermedad?

    Hospitales limpios, ● Reflexiones finales,

    CAPÍTULO 8: ¿CómO lUCHAR contrA la estupidez?

    CAPÍTULO 9: ¿CómO lUCHAR contrA lA ignoranza?

    Maestros extraordinarios, ● El estudio personal, ● La experiencia de vida, ● Los viajes,

    CONCLUSIONES     

    LECTURAS RECOMENDADAS 

    PREFACIO

    «Dos legados duraderos            podemos dejar a nuestros hijos:           las raíces y las alas.»

    William Hodding Carter II

    ¿Por qué este libro? Este libro nace de la necesidad imperante de denunciar el estado actual de las cosas. La indignación de ver el rumbo que ha tomado nuestra sociedad me ha llevado a escribir este libro, esperando aportar un poco de luz, quizás despertar a alguien e infundir esperanza. Pero no se trata de una esperanza pasiva, del tipo Todo se solucionará sin hacer nada, más bien se trata de una esperanza que yo definiría como activa donde cada persona toma la iniciativa y hace lo que puede para mejorar las cosas. Muchos piensan que la persona individual no puede hacer nada, yo discrepo completamente de esta opinión. Estoy absolutamente convencido de que el cambio empieza justo dentro de cada uno de nosotros, con la persona individual, que es fundamental para el proceso de cambio global. No puede haber un cambio global y real si todo no empieza por uno mismo. El cambio empieza con las pequeñas cosas de la vida cotidiana. La política se hace en nuestra comunidad, en el edificio donde vivimos, cada vez que vamos al supermercado, cada vez que tomamos una decisión, por cuanto irrelevante pueda parecer, como encender la televisión o no hacerlo.

    Este es un libro, queridas hijas mías Aleyda, Aylen y Nayra, que papá ha escrito pensando en vosotras, esperando transmitiros algo que pueda ayudaros en vuestra vida para que seáis personas completas, íntegras y felices.

    CAPÍTULO 1

    MIRÉMOS UN POCO ALREDEDOR

    ––––––––

    Mala tempora currunt[1]

    Pobres, enfermos, estúpidos e ignorantes.

    Eso es lo que somos en conjunto o lo que quieren que seamos nosotros.

    ¿Pobres, enfermos, estúpidos e ignorantes? ¿Pero de quiénes estamos hablando? ¿Alguien se da por aludido?

    Para aclarar cualquier duda empecemos averiguando el significado de susodichos términos. Algunas de las definiciones que la Real Academia Española ofrece por el adjetivo pobre son: necesitado, que no tiene lo necesario para vivir, humilde, de poco valor o entidad, infeliz, desdichado y triste, corto de ánimo y espíritu. Enfermo es aquel que padece enfermedad, mientras que el estúpido es aquel que es necio, falto de inteligencia. Siempre según la Real Academia Española, ignorante es aquel que ignora o desconoce algo o que carece de cultura o conocimientos.

    Si cada uno de nosotros tuviese qua analizarse a sí mismo y preguntarse si uno o más de estos adjetivos lo representan, podríamos aplicar un elevado grado de subjetividad en nuestras evaluaciones.

    Si somos pobres tendríamos que tenerlo bastante claro. Con enfermo ya tengo mis dudas. Seguro que hay más de uno por ahí que se toma 5 pastillas al día y cree tener buena salud (y quizás atribuye eso justo a susodichos fármacos).

    Ignorantes lo somos todos frente a la inmensidad de los conocimientos, pero obviamente no es a eso que me refiero con la palabra ignorante indicada en el título de este manuscrito. Más bien me refiero a esa falta de cultura o conocimiento que definiría como básica. Pero claro, aquí también las cosas son relativas. ¿Básica para quién? Lo que es un conocimiento básico para uno puede no serlo para otro.

    ¡Levante la mano quien sea estúpido! ¿Nadie? ¿No hay ningún estúpido por aquí?

    Bueno, la verdad es que creo que ningún estúpido se define como tal. Más bien los estúpidos se suelen definir como personas inteligentes. Hasta me inclino a pensar que si alguien llegase a definirse como un estúpido, probablemente no lo sería y sería seguramente mucho más inteligente que las numerosas personas que se creen inteligentes. Probablemente aquel que se define como estúpido simplemente reconoce su limitaciones y quizá se machaque un poco por esa razón.

    La conclusión es que si hiciéramos un sondeo a gran escala sobre la población preguntando quién es estúpido, los resultados estadísticos nos dirían que prácticamente nadie es estúpido (o quizás sólo una pequeña parte que se define como tal sin serlo). ¿No hay estúpidos en nuestra sociedad? Sinceramente yo creo que abundan, creo que hay verdaderas legiones de idiotas por la calle. ¡Vamos, seguro que también vosotros conocéis a unos cuantos!

    ¿Por qué un libro con este título?

    Simplemente porque eso es lo que veo. Ese es el rumbo que parecen haber tomado muchas personas en nuestra sociedad y eso es lo que los poderes fácticos parecen tener planeado para nosotros. No digo nada nuevo, no es una novedad que el vulgo ignorante es más fácil de dominar.

    No todos somos pobres, enfermos, estúpidos e ignorantes, algunas personas representan sólo uno de estos adjetivos, en otras hay una combinación de dos o tres atributos, y lamentablemente cada vez hay más individuos que representan a la perfección estas cuatro características.

    El objetivo tiene que ser justo el opuesto. Evitar ser pobres, enfermos, estúpidos e ignorantes, es decir tener un buen nivel de vida, ser sanos (tanto de cuerpo como de mente y espíritu), aspirar a la inteligencia y limitar cuanto más nuestra ignorancia.

    Estos cuatros atributos no son elementos aislados, al revés, están fuertemente entrelazados. Aunque sólo uno de estos adjetivos nos represente, que ya es algo grave, imaginarse la combinación de varios de ellos. En este caso la acción sería sinérgica, como en toxicología donde 1 más 1 no hace 2, sino puede hacer 7, 8, 10 o más. Los elementos tóxicos una vez juntos no suman, multiplican la toxicidad y el riesgo. Lo mismo pasa con nuestros cuatro adjetivos: pobre, enfermo, estúpido e ignorante. Según mi opinión personal se trata de verdaderos elementos tóxicos.

    Si somos pobres, probablemente no vivimos bien. Estamos sin trabajo por muchos meses o vegetamos años en el paro, sin ninguna posibilidad de hacer planes para el futuro y con fuertes limitaciones en el presente. Quizá tengamos un trabajo a tiempo parcial que nos permita ganar muy poco o uno a tiempo completo, pero muy mal pagado. Tal vez trabajemos todo el día por cuatro duros. Prosiblemente se trate además de un trabajo particularmente pesado o frustrante. Cuando volvemos a casa estamos hechos pedazos, tanto físicamente como mentalmente. No tenemos ganas de nada, nos duchamos, comemos y nos tiramos en el sofá sin fuerzas y sin ganas de pensar. Y para rematar probablemente encendemos la diabólica caja llamada televisión.

    Somos pobres, nos cuesta llegar a final de mes, no estamos  viviendo, sobrevivimos a malas penas.

    En semejante situación puede ser bastante comprensible que la persona en cuestión no tenga ganas de informarse seriamente, de estudiar, de aplicarse y de pensar. Aquí, desde nuestra pobreza tal vez podamos ver desde lejos como la ignorancia nos extiende sus brazos para achucharnos. La estupidez es fácilmente alcanzable, sin ningún esfuerzo, es suficiente apretar un botón desde el sofá.

    Estar enfermo no hace gracia a nadie. Enfermedad es igual a debilidad. Si tenemos una enfermedad lo que queremos es curarnos cuanto antes y, si la patología es grave, pasaremos de todo lo demás. Si nos informamos de algo, siempre que lo hagamos, será sobre nuestra enfermedad y seguramente no sobre la política internacional, la corrupción política, las estafas de los bancos...

    Si somos estúpidos, bueno... en este caso no se puede esperar mucho de nosotros, siendo necios, nos falta inteligencia. La inteligencia es la capacidad de entender o comprender, la capacidad de resolver problemas y denota habilidad, destreza, conocimiento y comprensión.

    Si por definición carecemos de todo esto, no podemos esperar gran cosa de nosotros. Al carecer de inteligencia y comprensión el estúpido actuará de forma inadecuada, hará patochadas, no entenderá, probablemente se acoplará a lo que hacen los demás y obviamente no perderá tiempo en estudiar e informarse.

    Como escribe Adolfo Di Bella en su maravilloso libro Il poeta della scienza Vita del professore Luigi Di Bella que definiría un libro-poesía: La estupidez es políglota y sin tiempo y el imbécil se mofa siempre, desde el principio al final de la vida: su existencia es como un zumbido desarmónico en la armonía de la creación, su recuerdo durará menos que las flores lanzadas al ataúd; pero no le importa. Se mofa siempre.

    Pero que nadie desespere, el lado positivo es que ninguna persona se considera estúpida.

    ¿Y el ignorante? El ignorante desconoce las cosas, cuanto más elevado es su grado de ignorancia, más cosas desconocerá. La falta de conocimiento puede ser muy grave en determinadas circunstancias, en muchísimas circunstancias diría yo. Con mucha frecuencia el ignorante está a gusto con su condición. ¿Por qué informarse, estudiar o pensar? Si no sirve de nada. Los libros son aburridos, y además si lees mucho te vuelves loco. Yo estoy muy informado, miro todos los días la tele podría decirnos Don Ignorante.

    CAPÍTULO 2

    POBRES

    ––––––––

    «Hay que coger el dinero de dónde se         encuentra: de los pobres. Tienen poco,         pero son muchos.»

    Ettore Petrolini (1884-1936)

    Dinero, dinero, todo parece girar alrededor del dinero. Eso parece ser la única cosa que importa, aunque no tendría que ser así. El dinero tendría que ser simplemente un medio y como tal tendría que ser considerado. Un medio y por supuesto no el fin.

    Atribuimos mucha importancia al dinero y al final somos siempre más pobres.

    Hace algunos años la Unión Europea introdujo el AROPE (At risk of poverty and exclusion), un nuevo sistema para estudiar la pobreza de los ciudadanos. Los datos de muchos países relativos al desempleo, la pobreza y la privación material son muy tristes.

    El Istat (Instituto nacional de estadística italiano) afirma que en el 2017 en Italia había 5 millones de pobres en sentido absoluto, de los cuales las familias con hijos menores de edad se encontraban en  mayor riesgo de indigencia. La pobreza era superior en el sur de Italia, donde 1 persona de cada 10 es pobre.

    La situación no es mejor en España donde, según el informe europeo del 2015, el 28,6% de la población (es decir 13.334.573 personas) se encontraba en riesgo de pobreza y exclusión. El 22,1% de la población sufre la pobreza y eso equivale a 10.383.238 personas. El número de ciudadanos que está viviendo en pobreza extrema corresponde a 3.543.453 personas, con ingresos inferiores a 333,80 € al mes. Nada menos que 2.993.365 personas viven en una situación de grave privación material. Casi 4.670.000 personas reciben una pensión que se encuentra por debajo del umbral de la pobreza.

    La situación a nivel europeo es igualmente preocupante. En la Unión Europea en el 2016, 117,5 millones de personas, es decir cerca de un cuarto de la población, corrían el riesgo de caer en la pobreza o en un estado de exclusión social. A partir del 2008 Italia, España y  Grecia han contribuido con casi seis millones de personas a esta cuenta total, mientras que en Francia y Germania el porcentaje de la población pobre se ha mantenido estable alrededor del 20%.

    ¿Pero por qué tanta pobreza?

    EL ORIGEN DEL SEÑOREAJE

    ––––––––

    «It is well enough that people of           the nation do not understand           our banking and monetary             system, for if they did, I believe           there would be a revolution             before   tomorrow morning.»[2]

    Henry Ford (1863-1947)

    Si queremos intentar entender cómo funcionan las estructuras de poder del mundo, no podemos prescindir del estudio y de la comprensión de determinados conceptos monetarios fundamentales, y el señoreaje es justo uno de ellos.

    El término señoreaje es de origen medieval y significa literalmente

    agio del señor e indica el conjunto de los ingresos obtenidos con la emisión de la moneda. El señoreaje se divide en señoreaje primario y secundario. Se habla de señoreaje primario cuando se trata de emisión de moneda, mientras que el señoreaje secundario es la así llamada reserva fraccional, es decir la multiplicación monetaria por parte del banco que concede los préstamos.

    En época medieval se utilizaban principalmente monedas de oro. En un cierto punto se empezó a depositar el oro en los orfebres que lo custodiaban en las cajas fuertes. En cambio de las monedas de oro los orfebres como garantía entregaban unos recibos de papel que, una vez devueltos, habrían permitido a los propietarios retomar la posesión de su oro. Las personas empezaron a intercambiarse estos recibos de papel como si se tratara de dinero verdadero y los orfebres comenzaron a emitirlos también a aquellos que pedían un préstamo. Actuaron así porque se habían enterado de que nunca se daba la circunstancia en que todos retirasen el oro a la vez. Solo cerca el 10% de los acreedores recuperaba el oro depositado y entonces los orfebres empezaron a vender estas notas de crédito aunque no estuvieran garantizadas. Para entendernos: en la caja fuerte había un valor equivalente a 100 en oro pero prestaban mucho más porque se habían percatado de que un ínfimo número de personas iba a recuperar su oro. Fue así cómo introdujeron el concepto de reserva fraccional (o señoreaje secundario), el oro que tenían en la reserva era solo una fracción de los billetes que respaldaba. Obviamente exigían unos intereses a cambio del préstamo concedido, aunque ellos no hubiesen entregado oro, sino uno simples papelitos. Prácticamente creaban ganancias de la nada, out of thin air como dicen los americanos.   

    Las cosas no han cambiado y, es más, a día de hoy la situación es aún peor, de hecho los bancos siguen prestando mucho más dinero de lo que efectivamente conservan en sus arcas, es decir, prestan dinero que no tienen. Sin embargo para ser precisos habría que puntualizar que el banco no presta nada, sino que se limita a poner a disposición una garantía de pago a cambio de la retribución de unos intereses.

    DEUDA PÚBLICA IMPOSIBLE DE PAGAR

    ––––––––

    «There are 10¹¹ stars in the galaxy.           That used to be a huge number. But it’s         only a   hundred billion. It’s less than         the national deficit! We used to call           them astronomical numbers. Now we         should call them economical             numbers.»[3]

    Richard Feynman (1918-1988)

    La deuda pública no puede ser pagada. Estados como Italia se ven reducidos a la mísera condición de tener que pagar cada año unos intereses elevadísimos de deuda pública. Lamentablemente hemos llegado al punto que ya no se paga la deuda, se pagan solo los intereses de la deuda que ascienden a muchos miles de millones. Países como Italia si no fuesen sometidos a la esclavitud de la deuda serían naciones prósperas.

    Alguien podría decir que las deudas tienen que ser pagadas y que si no queremos tener deudas, simplemente no tenemos que contraerlas. Estoy de acuerdo, de hecho nosotros los ciudadanos no hemos contraído estas deudas. No se trata de deudas que el Estado hace para invertir en las infraestructuras del país. No, se trata en gran parte de deudas derivadas de la emisión de la moneda. ¿Por qué los bancos privados deben tener el privilegio de poder imprimir los billetes a precios irrisorios (parece ser 3 céntimos por un billete de 100 euros), registrar la divisa producida como un pasivo y añadir a la cuenta de los Estados el coste de producción, el valor nominal de los billetes y hasta los intereses?

    Si fuese el Estado el que produjese el dinero no tendríamos todas estas deudas y se podrían crear grandes naciones.

    En el libro Memoirs de David Rockefeller[4] podemos leer: «Algunos hasta creen que pertenecemos a una cábala secreta que maniobra contra los intereses de los Estados Unido y definen a mi familia y a mí como internacionalistas, acusándonos de conspirar junto a otras personas en el mundo para construir una estructura político-económica global más integrada, un nuevo mundo por así decirlo. Si esta es la acusación, no solo me declaro culpable sino que me siento orgulloso.»[5]

    EL BANCO DE ITALIA ES UN BANCO PRIVADO

    ––––––––

    «The bank hath benefit of            interest on all moneys which it           creates out of   nothing.»[6]

    William Paterson (1658-1719),           fundador del Banco de             Inglaterra            

    Un número no indiferente de personas se hace engañar por el nombre y cree que el Banco de Italia  (Banca d’Italia) sea público. Muchos pensarán que dado que es de Italia será de los italianos, por lo tanto público, sin embargo las cosas no son así.

    A continuación facilito el listado de los participantes del capital del Banco de Italia según los datos disponibles con fecha 10 septiembre de 2018.

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