Cómo habitar la Tierra: Aprender a vivir en un mundo desconcertante. Conversaciones con Nicolas Truong

Por Bruno Latour

Hoy hablamos de hongos, líquenes, ingeniería de bacterias, microbiota, inteligencia artificial. Ya no estamos en un mundo de objetos que responden a la voluntad humana, sino en uno de vivientes que se superponen con nosotros y nos generan desconcierto. ¿Son amigos o enemigos? ¿Cómo funcionan? Si el mandato de "modernizar" que nos trajo hasta acá buscaba cortar amarras con todo lo que parecía arcaico y proyectarnos, gracias a la ciencia, directamente al futuro, incluso hasta llegar a Marte, sabemos que esa mitología del vuelo y el dominio sobre la naturaleza quedó superada. Sin embargo, seguimos pensando con esas categorías gastadas, que ya no sirven para entender la realidad en que estamos inmersos.
En este libro que es legado, autobiografía intelectual y caja de herramientas para lectores inquietos, Bruno Latour se reconoce filósofo ante todo y nos explica que la gran tarea pendiente es ecologizar en vez de modernizar. Pero ¿qué significa esto? ¿Cómo entender la cuestión ambiental, que algunos niegan y otros no consiguen metabolizar? ¿Cómo explorar esta situación inédita y evitar que la gente entre en pánico y persista la desesperación política actual? Se trata de desplazar el eje de los modos de producción y distribución de la riqueza a las condiciones terrestres, atmosféricas, que los hacen posibles. Se trata ¡por fin! de aterrizar, de poner el foco en la habitabilidad del planeta.
Para salir del vértigo de la colapsología y recuperar poder de acción, Latour llama a aceptar que no hay cuestión ecológica que no sea asunto de disputa, y que el desafío es construir puentes entre prácticas políticas, artísticas, científicas, religiosas, jurídicas. Porque el trabajo es abrumador, nadie tiene la verdad y habrá que hacer de la angustia un motor de transformaciones.

• Idioma: Español
• Editorial: Siglo XXI Editores
• Fecha de lanzamiento: 26 sept 2023
• ISBN: 9789878012872

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Índice

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Índice

Portada

Copyright

Prefacio (por Nicolas Truong)

Cómo habitar la Tierra

Cambio de mundo

El fin de la modernidad

El ultimátum de Gaia

¿Dónde aterrizar?

La nueva clase ecológica

Inventar dispositivos colectivos

La verdad de lo religioso

La ciencia como se hace

Los modos de existencia

El círculo de la política

¡Es tan bella la filosofía!

Carta a Lilo

Agradecimientos

Bruno Latour

CÓMO HABITAR LA TIERRA

Aprender a vivir en un mundo desconcertante

Conversaciones con Nicolas Truong

Con la colaboración de

Rose Vidal

Traducción de

Ezequiel Martínez Kolodens

Latour, Bruno

Cómo habitar la Tierra / Bruno Latour.- 1ª ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2023.

Libro digital, EPUB.- (Otros Futuros Posibles / dirigida por Maristella Svampa)

Archivo Digital: descarga y online

Traducción: Ezequiel Martínez Kolodens

ISBN 978-987-801-287-2

1. Ecología. 2. Ambientalismo. 3. Crisis Ecológica. I. Truong, Nicolas II. Martínez Kolodens, Ezequiel, trad. III. Título.

CDD 577

Título original: Habiter la Terre

© 2022, Les Liens qui Libèrent & Arte Éditions

© 2023, Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A.

La presente versión castellana se publica mediante acuerdo con los editores del original, en conjunto con Books and More Agency (París, Francia) y Ella Sher Literary Agency (Barcelona, España)

Diseño de colección y de cubierta: Pablo Font

Digitalización: Departamento de Producción Editorial de Siglo XXI Editores Argentina

Primera edición en formato digital: octubre de 2023

Hecho el depósito que marca la ley 11.723

ISBN edición digital (ePub): 978-987-801-287-2

Prefacio

Nicolas Truong

Una intención de transmitir, de explicar. De explicarse, también. Con la coherencia de un pensamiento que en parte había quedado oculta por la aparente dispersión y variedad de temas que abordó. En su departamento parisino, Bruno Latour se prestó a esta serie de entrevistas con una sencillez, una plenitud y una fuerza que solo llegan en los momentos en los que sabemos que la vida, sobre todo la del espíritu, se condensa. Un sosiego ligado al sentimiento de urgencia, una inmanencia indisociable de la inminencia y de la necesidad de concentrar, resumir y expandir todo. Una búsqueda de claridad, un placer en la conversación, un arte de la performance. Como si todo se aclarara a medida que el fin se acercaba. Bruno Latour, que falleció el 9 de octubre de 2022 a los 75 años, es uno de los intelectuales franceses más importantes de su generación: El filósofo francés más famoso y más incomprendido, según The New York Times.[1]

En efecto, célebre y celebrado en el extranjero, ganador del Premio Holberg (2013) y del Premio Kioto (2021) por el conjunto de su obra, durante un tiempo Bruno Latour fue incomprendido en Francia, porque sus objetos de investigación resultaban muy disparatados. Debemos reconocer que abarcó casi todos los ámbitos del saber, como la ecología y el derecho, se adentró en temas vinculados a la modernidad y la religión y, por supuesto –con sus inaugurales y explosivos estudios sobre la vida en el laboratorio–, también estudió las ciencias y las técnicas.

Si hablamos de incomprensión, esta se debió sobre todo a que, por lo general, en Francia la filosofía se mantuvo apartada del pensamiento y la práctica de las ciencias, con la notable excepción de Michel Serres, junto con quien Latour concibió un libro de conversaciones, Éclaircissements.[2]

[Latour] fue el primero en advertir que el verdadero meollo del pensamiento político es la cuestión ecológica, recuerda el sociólogo Bruno Karsenti, como lo acredita desde 1999 la publicación del libro Políticas de la naturaleza,[3] escrito en consonancia con El contrato natural de Michel Serres.[4]

Sociólogo iconoclasta

Sin embargo, es probable que este sociólogo iconoclasta haya logrado llegar a un público más amplio gracias a sus dos libros acerca de la ecología, uno y otro presentados en forma de pregunta. Son ¿Dónde aterrizar? y ¿Dónde estoy?[5]

Bruno Latour nació el 22 de junio de 1947 en Beaune (Côte-d’Or), en una gran familia burguesa que comerciaba vinos, y llegó a ser uno de los filósofos más influyentes de nuestra época, inspirando a una nueva generación de intelectuales, artistas y militantes preocupados por remediar el desastre ecológico.

A partir de la intrusión de Gaia, como escribe la filósofa Isabelle Stengers, con quien sostuvo una larga amistad intelectual –relatada por Philippe Pignarre en Latour-Stengers, un double vol enchevêtré–,[6] Bruno Latour siempre pensó el nuevo régimen climático en el que vivimos (como consta en Cara a cara con el planeta).[7] Cambiamos el mundo en la era del Antropoceno, explicaba, cuando el hombre se volvió una fuerza geológica, y aseguraba: Ya no habitamos la misma Tierra.

Del siglo XVII en adelante, los modernos consideraron que la separación entre la naturaleza y la cultura, entre los objetos y los sujetos era real. En efecto, sostuvieron que los no humanos eran cosas ajenas a nosotros, aunque no dejaban de contemporizar con ellos. Precisamente en este sentido, nunca fuimos modernos, como Bruno Latour proclamaba en un libro al cual dio como título esa misma frase.[8]

Los vivientes fabrican su condición de existencia

Hubo un descubrimiento, quizás tan importante como el de Galileo en su época, según decía Latour, resultado del trabajo del fisiólogo, químico e ingeniero británico James Lovelock (1919-2022), autor de Gaia. Una nueva visión de la vida sobre la Tierra:[9] los vivientes son los encargados de fabricar sus propias condiciones de existencia. La atmósfera no está dada (es homeostática), sino que es producto de todos los seres que habitan la Tierra, como lo confirmaría a su vez la microbióloga Lynn Margulis (1938-2011).

Así, vivimos en este sustrato, en esta fina piel de pocos kilómetros de espesor que recubre al globo terrestre y que ciertos científicos (como el geoquímico Jérôme Gaillardet, profesor en el Instituto de Física del Globo, en París) llaman la zona crítica. Un envoltorio sobre el que, de ahora en más, debemos aterrizar, en vez de vivir fuera del suelo, de modo que podamos preservar sus condiciones de habitabilidad. Bruno Latour da a este envoltorio el nombre de Gaia, retomando una hipótesis científica, pero también un mito de Grecia antigua, que designaba a la diosa madre, matriz de todas las divinidades.

En efecto, también cambiamos de cosmología. La representación del mundo y de los seres que nos rodean ya no es la misma. Al acercar el planeta Tierra a los otros cuerpos celestes, la revolución galileana permitió pasar del mundo cerrado al espacio infinito, como afirmaba el filósofo e historiador de la ciencia Alexandre Koyré (1892-1964). Galileo alzó la mirada hacia el cielo, Lovelock la bajó hacia el suelo. Para que esté completa, a la Tierra que se mueve de Galileo, había que añadirle la Tierra que se conmueve de Lovelock, resume Bruno Latour.

Por eso, su filosofía permite pensar desde cero la crisis ecológica. Pero también hay que actuar, para aterrizar sobre esta nueva Tierra. ¿Cómo? Mediante la autodescripción, que consiste en que cada ciudadano describa no solo dónde vive, sino aquello de lo que vive y en cartografiar el territorio del que depende. ¿Su modelo? Los cahiers de doléances (memoriales de agravios) de la Revolución Francesa, que posibilitaron que justamente el Tercer Estado describiese su territorio y detallase sus desigualdades. Porque un pueblo que sabe autodescribirse es capaz de reorientarse políticamente, como afirmaba Latour.

¿Su método? La interrogación, cuya fuerza aseveró y constató siempre (lo notamos en Puissances de l’enquête).[10] Como hombre pragmático y filósofo empirista, luego de la crisis de los chalecos amarillos realizó, junto con el grupo de investigación Où atterrir? (¿Dónde aterrizar?),[11] una serie de talleres de autodescripción en La Châtre (Indre), en Saint-Junien (Alto Vienne), en Ris-Orangis (Esonne) y en Sevran (Seine-Saint-Denis). ¿De quién dependen para existir? era la pregunta central, para así "pasar