Ontología de las superficies: Ensayos averroístas sobre Emanuele Coccia
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Ángel Octavio Álvarez Solís
Ángel Francisco Méndez Montoya (compilador) es licenciado en Danza y Filosofía por la Universidad de Texas, en Austin, y maestro en Filosofía por la St. Louis University. Cuenta con la maestría en Teología y la maestría en Divinities, por la Aquinas Institute of Theology. Obtuvo su doctorado en Teología filosófica en la Universidad de Virginia y escribió su tesis doctoral en calidad de Scholar in residence en University of Cambridge, Reino Unido. En el 2009 su tesis doctoral fue publicada por Wiley-Blackwell, en Oxford, bajo el título, The Theology of Food: Eating and the Eucharist. Esta obra ha sido nominada por el premio de excelencia teológica, Michael Ramsey Prize 2011, otorgado por Rowan Williams, ex arzobispo de Canterbury. En diciembre del 2010, este mismo libro ha sido publicado por la editorial JUS bajo el título, Festín del deseo: hacia una teología alimentaria. Es profesor de tiempo completo en el departamento de Ciencias Religiosas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y coordinador editorial de la Revista Iberoamericana de Teología (RIBET). Ha impartido diversos cursos, seminarios y conferencias en diversas universidades e instituciones académicas tanto en el país como en el extranjero. Ha publicado en varias antologías y en revistas nacionales e internacionales, entre las que se encuentran, Revista Christus, Anales de Antropología, New Black-Friars, Concilium, CrossCurrents, Wort Und Antwort, Modern Theology, The Bible InTransmission.
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Ontología de las superficies - Ángel Octavio Álvarez Solís
ONTOLOGÍA DE LAS SUPERFICIES
ONTOLOGÍA DE LAS SUPERFICIES
ENSAYOS AVERROÍSTAS SOBRE EMANUELE COCCIA
Ángel Octavio Álvarez Solís
(Coordinador)
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO.
BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO
Ontología de las superficies: ensayos averroístas sobre Emanuele Coccia / Ángel Octavio Álvarez Solís (Coordinador); [autores] Rodrigo Karmy Bolton … [et al.]. México: Universidad Iberoamericana Ciudad de México, 2021 – Publicación electrónica.
ISBN: 978-607-417-791-6
1. Coccia, Emanuele – Crítica e interpretación. 2. Averroës, 1126-1198 – Crítica e interpretación. 3. Filosofía moderna – Siglo XXI. 4. Filosofía – Francia – Siglo XXI. I. Álvarez Solís, Ángel Octavio, 1984-. II. Karmy Bolton, Rodrigo. III. Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Departamento de Filosofía.
D.R. © Universidad Iberoamericana, A.C.
Prol. Paseo de la Reforma 880
Col. Lomas de Santa Fe
Ciudad de México
01219
publica@ibero.mx
Primera edición: mayo 2021
ISBN: 978-607-417-791-6
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.
Hecho en México.
Digitalización: Proyecto451
Índice
Portada
Portadilla
Legales
Prefacio. La imaginación infinita
I. En el reino de las apariencias.
SOBRE LA COSMOLOGÍA
ESSE EXTRANEUM
Pasaje hacia una historia natural
Apariencia y objetivación
Nomos mousikos: un mundo sin agrimensura
II. El absoluto vestimentario. La teología de la moda
Antropología filosófica del vestido
Moda, modo, modernidad
La moda o el absoluto vestimentario
III. Mixtura Orbis. Emanuele Coccia, pensador de la imaginación
Habitar
Vida singular
Intercambio
Mixtura
IV. Averroes visita 10 Corso Como. El problema del uso
Común
Singular
Uso
V. Opacidad y dispersión. Ejercitaciones en el párpado de la universidad
Phantasma, transparencia y despersonalización
Fulgurar: imagen que imagina
Comercio absoluto y la universidad sin disciplina: atmósferas del pensamiento
VI. La violencia del medio
Tentaciones
Lo negativo
Imagen
Las cosas
Plantas
Norma icónica
VII. Muerte cósmica y existencia vegetal
Nombres e imágenes: ¿otra metafísica es posible?
Más allá del esnobismo: heridas y grietas de lo viviente
Hojas, raíces y flores: un vitalismo astral
Tecnopolítica y extinción: ¿una solución cosmológica?
VIII. El otoño de la política. Por una nueva condición de vida compartida
La mercancía como último reducto de la moral
La democrática, esa metáfora oscura sobre la felicidad
Sobre los pasos de un otoño de la política
Posfacio. La imaginación y la vida del pensamiento. Diálogo con Emanuele Coccia
Bibliografía general
Obras de Emanuele Coccia
Bibliografía complementaria
PREFACIO. LA IMAGINACIÓN INFINITA
Emanuele Coccia es uno de los pensadores más interesantes de la escena filosófica contemporánea. Una extrañeza, una anomalía si partimos del hecho de que se trata de un medievalista, de un especialista en Averroes que es capaz de pensar lo que, filosóficamente, no está permitido: la vida sensible, la moda, la publicidad, las plantas y la imaginación, entre otros temas de profunda importancia para el presente. Tópicos, a todas luces, heréticos para la tradición filosófica. Ni el canon filosófico ni la institución universitaria son sensibles a la apertura de tales temas. Ni la academia especializada ni las buenas maneras del pensamiento digieren asuntos considerados, históricamente, como frívolos, ínfimos, banales, menores. El presente no es siempre prioridad filosófica. Quizá, en el fondo, la razón de este rechazo filosófico por el presente es que no hayamos abandonado aún el dictum establecido por el obispo Tempier en 1277: la condena de la filosofía. ¿En dónde recae esta nueva condena de la filosofía, la damnatio parisiensis?, ¿por qué la filosofía, especializada como nunca, devino en policía del canon?
La condena de la filosofía contemporánea obstruye un dato filosófico: la filosofía y el pensamiento no son equivalentes. Al menos no en esta época en la que el pensamiento y la vida aparecen como dos modos incompatibles de la existencia. No en tiempos de agotamiento de los principios organizadores del mundo. La filosofía, aparentemente, olvidó que más que una versión canonizada de saberes estandarizados constituye una intervención, una forma de impedir que las nuevas certezas naturalicen nuestras creencias más profundas. La filosofía nunca ha sido amistosa con el sentido común. Como lo anticipó ese fino platonista llamado Leo Strauss, el filósofo es enemigo de la polis. La filosofía, una vez más, sirve para trazar el límite de aquello que nos está permitido pensar.
Por lo anterior, cabe preguntarse si el giro político contemporáneo no representa una nueva versión de la teología, el triunfo definitivo del tomismo, la subordinación de los saberes filosóficos a las demandas políticas del presente. Philosophia ancilla política. ¿No es, acaso, la sombra del averroísmo un modo de abrir la filosofía a lo impensado, a lo incalculable, a lo ingobernable?, ¿la imaginación y la superficie constituyen lo insepulto por la filosofía occidental? Ontología de las superficies. Ensayos averroístas sobre Emanuele Coccia es un conjunto de textos que intenta abrir el pensamiento a la generosidad de lo indomesticado por la filosofía institucional. Centrado en la obra de Emanuele Coccia, este libro da cuenta del gesto averroísta larvado por el retorno de la ontología como la máquina de producción de lo real. Por consiguiente, Ontología de las superficies. Convoca a un conjunto de filósofos jóvenes interesados en la obra de Emanuele Coccia; una parcela de pensadores mexicanos, chilenos, cubanos y españoles que intuyen que, detrás de las reflexiones del pensador italiano, existe un rasgo de epocalidad que no puede ser evitado. La filosofía tiene su quiasmo. El cual puede recibir el nombre de Averroes o la sutura infinita del averroísmo, pero también la sombra que acompaña todas y cada una de las escrituras atravesadas por la fantasía, la imaginación y la crisis definitiva de lo humano como horizonte del pensamiento. La obra de Coccia permite hacernos cargo de las operaciones averroístas del pensamiento contemporáneo.
La pregunta maldita es inevitable: ¿Emanuele Coccia es un filósofo avant la lettre?, ¿por qué escribir sobre un autor vivo que está en una etapa inicial de recepción? Lo primero que puede afirmarse es que Coccia no es un antifilósofo como lo habría proyectado Wittgenstein o Lacan, ni un pensador como lo imaginó Heidegger en la primera mitad del siglo XX. Coccia es un filósofo distinto, algo nuevo y, a su vez, algo viejo: un tipo de pensador que ya había acontecido en la historia del pensamiento, pero que tiende a olvidarse porque lleva consigo la seña de Caín. De Emanuele Coccia como filósofo podría decirse lo mismo que comentó Éttiene Gilson respecto del averroísmo latino: tras una corta luna de miel, teología y filosofía creen advertir que su boda había sido un error
.(1) Por consiguiente, la pregunta acerca de si Coccia es un filósofo, un pensador o un averroísta carece de sentido. En tal caso, lo importante es que sus libros, intervenciones y conferencias abren el pensamiento y, por qué no, permiten imaginar una nueva generación de filósofos y filósofas ávidas por despertar a la filosofía académica del sueño dogmático de la indexación. Los libros de Emanuele abren la senda perdida de la imaginación para, con rigor y entusiasmo, volver a la escritura como el núcleo de la reflexión filosófica. La poética filosófica y el rigor conceptual entran nuevamente en escena.
La primera intervención, En el reino de las apariencias. Sobre la cosmología
, escrita por Gerardo Muñoz, plantea de inicio el problema central en la obra de Emanuele Coccia: el problema del medio en pleno colapso de la representación. Junto con una fina discusión sobre los arcanos de la filosofía italiana, Gerardo Muñoz ofrece una panorámica de la obra cocciana –desde su tesis doctoral sobre Averroes (La trasparenza delle immagini. Averroè e l’averroismo, 2005) hasta sus últimos libros sobre la tienda-museo 10 Corso Como de Milán (Le musée transitoire, 2018)– para indicar el camino de un pensamiento an-árquico, un pensamiento carente de principios ordenados con el cual la vida de la historia natural y la descripción del mundo ofrecen la posibilidad de atravesar las apariencias como formas de lo sensible.
La segunda intervención, de Ángel Octavio Álvarez Solís, lleva por título El absoluto vestimentario. La teología de la moda
. Con esta carga encima, el autor argumenta que detrás de las reflexiones de Coccia sobre la moda como inicio de la vida ética existe un rasgo profundamente teológico. La conjetura es que Coccia continua de manera radical la reflexión sobre la moda postulada por Giorgio Agamben, pero que tales razonamientos lo conducen al terreno de la imagen sensible, la antropología filosófica y el régimen vestimentario como un a priori trascendental. Por consiguiente, el ensayo postula que la reflexión cocciana, quizá motivada por su gesto averroísta, incurre en una teologización
del vestido en la medida que no escapa a la teología de la desnudez. El vestido como repetición de la escena teológica del desnudo.
La tercera intervención, Mixtura Orbis. Emanuele Coccia, pensador de la imaginación
, es de Rodrigo Karmy Bolton, uno de los filósofos chilenos más sensibles al devenir averroísta del pensamiento. En ella se postula una de las tesis centrales más atractivas del filósofo italiano: la des-antropologización de la imaginación. En efecto, Karmy argumenta que, si la imaginación en Kant es una facultad cognoscitiva y en Heidegger una invitación para preguntar por el sentido del ser, en Coccia la imaginación irrumpe como un médium por el que los vivientes existen fuera de sí. La imaginación como un asunto cosmológico y no como un reducto antropológico. Una forma de la imaginación de notable factura política. Un médium que guarda el secreto del cosmos, un cosmos intenso y estriado cargado de mixtura.
Averroes visita 10 Corso Como. El problema del uso
, de Mauricio Amar Díaz, es la cuarta intervención que indaga en los supuestos averroístas, y la deuda agambeniana de Emanuele Coccia respecto del problema del uso y el intelecto común. Mediante una articulada argumentación Averroes pro quo, Amar insiste en el rasgo maldito del averroísmo en general, y de la osadía del averroísmo cocciano en particular, para explicar por qué, sin destino biográfico y sin telos moral, el hombre averroísta queda reducido a una bestia. Si el averroísta es un ser atado a su cuerpo y a sus deseos, entonces tal antropología es lo que parece dar al nombre de Averroes
una fuerza inusitada para nuestro tiempo. Si Averroes puede ser usado para imaginar el presente –al menos ese es el punto que Amar destaca de Coccia– es porque el cuerpo al ser lo más separado del intelecto en realidad es lo que mantiene una relación radical con él. Entonces, no es extraño que Amar comenté que los ámbitos en los que el canon filosófico mira con desprecio sean indicativos de una ontología averroísta.
La quinta intervención, Opacidad y dispersión. Ejercitaciones en el párpado de la universidad
, de Alonzo Loza Baltazar, ensaya en el problema de la universidad en mirada averroísta y propone, a partir de la obra de Coccia, un modelo de universidad como uranología. Leído en clave espectral, Averroes no puede formar un aparato universitario y, sin embargo, su espectro ronda el espíritu de la institución desde el siglo XIII a nuestros días. Finalmente, Averroes sería el caso paradigmático de universitario sin universidad; de universidad sin institución, sin teólogos, sin funcionarios, sin profesores. La razón de esta conjetura es que, para Alonzo Loza, el averroísmo de Coccia no tiende a una trascendencia intelectiva y cegadora por vía de la transparencia; por el contrario, se trata de una inmanencia radical que renuncia a toda redención absoluta. Por consiguiente, la educación universitaria debe pensarse únicamente como una ontología medial. El cultivo de una atmósfera imaginaria es el único modo específico de medialidad de las almas humanas.
La sexta intervención, de José Miguel Burgos Mazas, traductor de Coccia al castellano, refracta una idea poderosa en La violencia del medio
: frente a un cuerpo abandonado, frente a una vida desnuda, se hace evidente toda falta de mediación y, precisamente por ella, el medio y su violencia se vuelven la estancia capital. Al renunciar a su propiedad comunicativa, el medio siempre está dispuesto a recibir una forma y luego otra, violentando su cristalización en una figura. A través de este desfile de formas, el texto de Burgos profundiza en la eclosión de la interiorización, el abandono del cuerpo como superficie de inscripción y la imagen como elemento que regula la relación social.
La séptima intervención, de Gabriela Méndez Cota, especialista en ecología queer y estudios críticos sobre el medio ambiente, postula la relación entre el paradigma de la extinción y el giro a las plantas
referido por Emmanuele Coccia. Muerte cósmica y existencia vegetal
pregunta ¿por qué pensar hoy en las plantas, con las plantas o a través de ellas?, ¿qué queda por pensar acerca de la existencia vegetal, más allá de la vida que las plantas inyectan en el mundo? Para la filósofa mexicana, lo que está en juego con la argumentación de Coccia es el giro ecológico de las humanidades: un tipo de pensamiento crítico que se sitúa como práctica profesionalizada en un terreno tecnopolítico donde, por cierto, ni plantas ni animales ni formas de vida en general pueden considerarse aisladamente respecto de proyectos tecnocientíficos de explotación, exterminio y extinción. Con esto en mente, Méndez Cota evalúa de forma crítica la intervención de Coccia en el giro ecológico cuya intervención encuentra sintetizada en la afirmación de que la cosmología es la única filosofía que puede considerarse legítima.
La última intervención a cargo de Israel Covarrubias profundiza en un tema que no está labrado de manera explícita por Emanuele Coccia, pero que atraviesa fantasmáticamente su escritura: la política. En El otoño de la política. Por una nueva condición de vida compartida
, Covarrubias considera que Coccia, al ser próximo a la figura y al estilo de Giorgio Agamben, sería su heredero natural. Sin embargo, el itinerario conceptual de Coccia permite atisbar algunos momentos de enorme significatividad para interrogarnos acerca de las alternativas teóricas y prácticas de la política en las sociedades democráticas. El objetivo de la intervención de Covarrubias es trabajar a través de las ideas de vida sensible y otoño de la vida para identificar si el pensamiento de Coccia es el punto de inicio de una nueva forma de pensar más allá de los dispositivos y las técnicas en torno a la vida sobre las que se ha reflexionado a lo largo del siglo XX.
Finalmente, Ontología de las superficies. Ensayos averroístas sobre Emanuele Coccia cierra con una entrevista al propio Emanuele Coccia, a modo de posfacio, hecha por Gerardo Muñoz cuando el filósofo italiano visitó la Universidad de Princeton. La entrevista realizada originalmente en inglés, la cual vio la luz en la revita The minnesota review número 89 del 2017, fue traducida por Alonzo Loza Baltazar y cumple el objetivo de dar a conocer a los lectores latinoamericanos el proceso de reflexión acerca de una arqueología de la imaginación. Con estas intervenciones, al final del día un conjunto de ensayos averroístas, el libro intenta ofrecer la primera sumatoria crítica respecto de la obra de Emanuele Coccia, una obra que sigue abriéndose a las partes inhóspitas e impensadas de la reflexión filosófica, la cual, sin riesgo a exagerar, marcará uno de los caminos de las próximas generaciones de filósofos y filósofas preocupados por el devenir sensible del mundo.
Por último, resta agradecer a todos los colegas que hicieron posible este libro, por su entusiasmo en el proyecto y por la paciencia debido a la premura para la publicación de sus escritos. Sin el apoyo de los autores –finos lectores de Coccia, averroístas ocultos y averroístas declarados– este libro no habría llegado al puerto deseado. En el mismo tenor, agradezco la generosidad, la reciprocidad y la buena vibra de Emanuele Coccia para la conclusión de este libro. En el intercambio que tuvimos durante la gestación de este proyecto Coccia siempre estuvo atento, se mostró entusiasmado y en ocasiones sorprendido porque una parcela de lectores iberoamericanos tuviese un interés profundo por su obra. Vaya un profundo agradecimiento a los autores y al propio Coccia por generar las condiciones intelectuales para la gestación de este libro. Como la mayoría de estos trabajos, tales proyectos no serían posibles sin la ayuda material y consistente de las instituciones y las personas que trabajan para ellas. Agradezco a Fernando Axel Nájera, ayudante de investigación, quien auxilió para que los textos estuviesen en un formato de citación uniforme, así como a evitar las posibles erratas ocasionadas por la escritura acelerada. Asimismo, a Francisco Castro, director del Departamento de Filosofía de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México; a Carlos Mendiola, coordinador de las publicaciones del Departamento de Filosofía; a Sandra Loyola, asistente editorial del mismo departamento, y a los amigos y colegas latinoamericanos y españoles con quienes hemos mantenido discusiones averroístas en ambos lados del océano, prueba de que el intelecto común aún gobierna el mundo.
Ángel Octavio Álvarez Solís
Ciudad de México
1. Sobre los fantasmas hegemónicos y la arquitectónica de la modernidad en sus modos de dispensar formas de representación para una época histórica, véase Reiner Schürmann, Broken Hegemonies (Indiana: Indiana University Press, 2003).
I. EN EL REINO DE LAS APARIENCIAS.
SOBRE LA COSMOLOGÍA
Gerardo Muñoz
Gardens were before gardeners, and but some hours after the earth.
Thomas Browne, The Garden of Cyrus
Las cosas posibles, o mejor, las cosas que tienen posibilidades son inconcebibles, inaprensibles con un concepto; la representación se halla separada de ellas como por un muro. Lo único que podrá acercarla a la intuición será lo que caiga dentro de la experiencia, es decir, las parábolas. Está bien justificado el que para ello sirvan las imágenes, en especial las sacadas del reino vegetal –una vida larga, aun brotada de una yema, permite abrigar la esperanza de un triunfo sobre el tiempo, y una primavera siempre nueva permite esperar el retorno. De ahí el loto, el grano de trigo, el grano de mostaza, el lirio de los campos, el fresno del mundo, la higuera.
Ernst Jünger, La Tijera
ESSE EXTRANEUM
La obra de Emanuele Coccia le ha devuelto al pensamiento contemporáneo la fuerza vital de las formas mediante una investigación en torno a la medialidad para una época que ya no se sostiene desde sus principios de representación y sus fundamentos hegemónicos.(2) Desde su primer libro, La trasparenza delle immagini: Averroè e l’averroismo (2005),(3) la órbita del pensamiento de Coccia ha estado en condiciones de navegar la ruta natural del pensamiento del viviente, distanciándose de la apuesta por una arqueología de la historia de la filosofía. Su destrucción del comentario filológico es el primer brillo de su estilo. En este sentido podemos decir que Coccia es un filósofo que libera al pensamiento de la tradición onto-teológica con el fin de enmendar su relación con un pasaje hacia los modos, la forma de vida y la sustancia común de la imaginación. Averroes indica un camino en esta empresa. Y por eso su averroísmo, como el de Giorgio Agamben, no debe leerse como un gesto excepcionalista de la tradición filosófica, ni tampoco como un margen al que habría que nominalizar con fines de rendimiento académico específico en la universidad contemporánea. Al contrario, el averroísmo es la signatura por la cual las formas de vida entran en sintonía con la contemplación de las apariencias concretas en el mundo. Ésta será nuestra tesis a lo largo de este ensayo. Y como ha argumentado Giorgio Agamben, el averroísmo le devuelve al singular el plano de la imagen para un pensamiento común de la separación.(4) Por eso podemos decir que el averroísmo, en tanto que herejía aristotélica, libera al pensamiento de los principios internos en una época que algunos han denominado indefinida o carente de legitimidad.(5) En el trabajo especulativo y anti-filosófico de Coccia, el manierismo del pensamiento se convierte en una invitación a lo que desplegaremos como las superficies de las apariencias. En este sentido, mi lectura, que en absoluto busca agotar las posibilidades que Coccia ha abierto en cada uno de sus libros, pondrá a discusión este vórtice problemático: un pensamiento an-árquico (carente de principios ordenados) en el cual la vida de la historia natural y la descripción del mundo de la cosas nos ofrecen la posibilidad de atravesar las apariencias como formas de lo sensible en la experiencia del viviente. En un momento histórico donde la disolución de la legitimidad apunta a la regresión de diversos vitalismos nómicos (un pensamiento arraigado en un lugar, una nación o una lengua),(6) la constelación de Coccia busca una salida de toda reabsorción de un nomos de la tierra hacia una cosmología donde physis y nomos han extraviado su irreductibilidad en el plano de las representaciones.
La tropología que Coccia desarrolla en La vida sensible (7) pudiera indicar una entrada a su antropología.(8) Esta tropología desiste en crear soportes verificados de un sistema filosófico. De ahí que no podamos hablar de categorías, conceptos o programa filosófico para el orden de la imaginación ligado a lo sensible, puesto que el intelecto averroísta es ante todo lo que despoja una región noética del viviente y, por lo tanto, lo que subsede al sujeto de la conciencia. El desfundamento averroísta, en efecto, pone en el centro la medialidad sensible, sin tramitar desde los principios metafísicos de la política y de la acción de un sujeto. Ciertamente, el horizonte del pensamiento de Coccia es lo que pudiéramos situar bajo el mundo de la forma de vida, consistente con una existencia siempre infrapolítica (que subyace a la política, pero que no la constituye como totalidad), que se asoma como vita sensibile en tanto que zona de afección que sólo puede ser concebida desde la exteriorización del flujo de la imaginación. Estos presupuestos le permiten a Coccia sostener una filosofía que disuelve todas las diferencias entre historia natural y pensamiento, entre sujeto y objeto, existencia singular y concepto de mundo. Por lo tanto, estamos ante un recorte filosófico que sólo puede acontecer tras el agotamiento del destino de la metafísica como ordenamiento de las representaciones y de los principios hegemónicos de la tradición onto-teológica. Naturalmente, la imaginación es aquello que nunca puede ser objeto de teorización, puesto que es, antes que nada, la descripción del mundo de la vida de un singular inequivalente a otras singularidades, si bien participe de una misma sustancia común.
La vida sensible no es un libro sobre la ontología de la imagen en un sentido fenomenológico, sino una investigación en torno a la metaxy de la existencia en el mundo. Como nos dice Coccia en el libro: la vida sensible es un mundo dado a nosotros, y sólo como vida sensible es que podemos vivir en el mundo
.(9) Contra los restos biopolíticos o vitalistas del conocimiento subjetivo o de la persona jurídica, Coccia contrapone la física de lo sensible como afección que desborda todo cierre subjetivo. Recordemos que decir sujeto es