Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Contrarreformas al pacto republicano de 1917: El libertinaje económico de la ganancia (1982-2018)
Contrarreformas al pacto republicano de 1917: El libertinaje económico de la ganancia (1982-2018)
Contrarreformas al pacto republicano de 1917: El libertinaje económico de la ganancia (1982-2018)
Libro electrónico1840 páginas29 horas

Contrarreformas al pacto republicano de 1917: El libertinaje económico de la ganancia (1982-2018)

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Varias causas explican la tremenda corrupción de la vida política que padece México. Una son los gremios medievales que ocupan la presidencia: los presidentes generales, los licenciados en derecho, los posgraduados en las universidades de los EE.UU., cuyo principio es el libertinaje económico de las ganancias. Otra el cúmulo inaudito de contrarreformas masivas a la constitución, de cuyas ruinas vivimos. Le siguen las patologías particulares de los presidentes. Pero la peor es la impunidad, porque al no haber castigo alguno, invitan a ser parte de la criminalidad por el placer de saber que no habrá castigo alguno.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento29 ago 2023
ISBN9781506550855
Contrarreformas al pacto republicano de 1917: El libertinaje económico de la ganancia (1982-2018)

Relacionado con Contrarreformas al pacto republicano de 1917

Libros electrónicos relacionados

Política para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Contrarreformas al pacto republicano de 1917

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Contrarreformas al pacto republicano de 1917 - Patricio Emilio Marcos

    Copyright © 2023 por Patricio Emilio Marcos.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.: 2023915612

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Diseñado por Marcela Marcos

    Fecha de revisión: 18/09/2023

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    851753

    ÍNDICE

    Palabras preliminares

    I.- ¿Qué es y qué no es una constitución?

    II.- Antecedentes de las hazañas logradas por el diseño de la Carta de 1917

    A.- Constituye por primera vez a México desde su independencia

    B.- Supera el divorcio entre la ley constitucional y la sociedad mexicana

    C.- Sujeta la conquista y conservación del poder presidencial a la ley fundamental

    D.- Acierta en la elección y mezcla de principios políticos idóneos para crear un nuevo país

    D. 1.- Gobierno monárquico republicano

    D. 2.- Los principios real y republicano

    D. 3.- Paternidad destronada: confusión del rey con tirano

    D. 4.- Acepciones de politeía y res publica

    D. 5.- ¿Hay ‘repúblicas democráticas’ en nuestro continente?

    D. 6.- Fuentes antiguas de la palabra res publica en la Carta de 1917

    D. 7.- Demagogia de los nombres de la supremacía partidista bipolar estadounidense

    III.- Diagnóstico de Carranza, reformas y trazos para la nueva constitución

    A.- Diagnóstico

    B.- Reformas

    C.- Trazos constitucionales

    D.- Constitucionalismo presidencial republicano

    IV.- Principios monárquico, plutocrático y democrático del nuevo estado

    V.- República mexicana: resultado de la fusión de los principios oligáquico y democrático

    VI.- Los cinco objetos de deliberación y acción del quehacer político de México

    A.- Forma de vida electa y composición del gobierno constitucional.

    B y C.- Vías y medios, importaciones y exportaciones

    D.- Seguridad nacional

    E.- Guerra y paz

    VII.- La presidencia fuerte anhelada por Carranza para acabar con la tiranía legal

    A.- Jefe de estado.

    B.- Jefe del gobierno federal.

    C.- Jefe de la administración pública federal.

    D.- Comandante supremo de las fuerzas armadas

    VIII.- Poderes para crear y conservar la forma de vida elegida

    A.- Cuestiones preliminares

    B.- Artículos constitucionales clave y requisitos de los presidentes

    C.- ¿Educación en la vida libre de Carranza, socialista de Cárdenas o demócrata de Ávila Camacho?

    D.- Administración presidencial republicana del patrimonio nacional

    E.- Presidente por Rey y Nación por Corona

    F.- Justicia social republicana y su descomposición actual

    G.- Postura frente el imperio de la iglesia católica. Guerra cristera y secularización

    IX.- Simulación modernizadora del porfiriato y sus réplicas en los siglos XX y XXI

    A.- Vasallaje de la vida libre por el libertinaje económico y la criminalidad

    B.- El por qué del carácter mixto de la economía republicana en México

    C.- Costo descomunal del primer siglo de independencia perdida

    C.1.- El Caballo de Troya del ferrocarril

    C.2.- Ménage à trois de México con Inglaterra y EE.UU.

    D.- Modelo de privatización fraudulento y sus imitaciones en el nuevo régimen

    D.1.- Rasgos engañosos de la modernización plutocrática de Díaz

    D.2.- Cuatro simulacros de privatización modernizadora

    D.3.- Ciclos de la quiebra del modelo de una ‘burguesía’ simulada: 1917-2018

    Conclusiones del capítulo

    X.- ¿La corrupción política de la Carta de 1917 requiere otra constitución?

    A.- Urgencia de reconstituir políticamente a México.

    B.- Rectoría del mercado contraria al régimen presidencial de economía mixta

    C.- ¿Cuántos de los 708 cambios son reformas y cuáles no?

    D.- ¿Qué es y qué no es una contrarreforma?

    E.- ¿Las ‘reformas estructurales’ siguen a la constitución de 1917 o ésta sigue a aquéllas?

    F.- Indicadores de las contrarreformas

    G.- Deslealtades políticas, administrativas y sucesorias de los presidentes

    G.1.- Deslealtades y discordias que rompen el carácter político del estado

    G.2.- Administración anticonstitucional de la federación

    G.3.- Quiebra de las reglas en las sucesiones presidenciales

    G.4.- Las 8 reglas de las sucesiones presidenciales en México

    XI.- Del viejo P.R.I. a la C.N.O.P.C.M.P.

    A.- Primer paradigma de contrarreformas electorales y de partidos

    B.- Esquema presidencial corporativo de representación republicana

    C.- Construcción y bancarrota del esquema general de representación republicana

    D.- Antecedentes de la ideología electoral de la representación moderna

    E.- Última vuelta a la tuerca sobre la expresión voto democrático

    F.- Reformas y contrarreformas a leyes constitucionales y sus consecuencias

    G.- Eliminación de la representación popular por las supremacías partidarias presidenciales

    H.- Resurreción siniestra del P.R.I en la C.N.O.P.C.M.P

    I.- ¿El cambio de las contrarreformas de 1977 y 1996 se engendra desde afuera o desde adentro?

    J.- ¿Era imposible reformar al P.R.I. desde dentro?

    K.- Peculiaridades de los presidentes protagonistas de las supremacías partidarias

    L.- Aplicación a rajatabla de la profecía de Lansing

    M.- El subsidio erradica el rasgo de la representación republicana institucional

    N.- ¿Cómo operan los triunviros partidistas de la segunda supremacía presidencial?

    O.- De la pirámide de lealtades a las complicidades por asociación y cooptación

    P.- Más consecuencias inesperadas de las contrarreformas electorales y de partido

    Q.- ¿Qué es el subsidium, por qué y cómo corrompe al segundo régimen electoral y de partido único?

    XII.- Ciclos presidenciales fraudulentos que simulan y explotan la creación imposible de una burguesía nacional bajo el modelo tiránico de modernización porfiriano

    A.- Procesos de corrupción de cinco de las seis partes de la sociedad mexicana

    B.- Impunidad presidencial, causa de la corrupción de la sociedad mexicana toda

    C.- Fragilidad y defectos congénitos de los traspasos medievales de la presidencia

    D.- Tres rasgos vulnerables de la institución presidencial republicana.

    E.- Paradojas del sello militar en el nuevo régimen

    F.- Destrucción del principio político real de la presidencia.

    G.- Precedentes de la generación y corrupción del régimen posrevolucionario

    H.- Origen y destino de los traspasos de generales a licenciados y de éstos a posgraduados

    I.- Imposibilidad de tener una supremacía partidaria de los más ricos en México

    J.- La metáfora de Gramsci para facilitar la comprensión de la tremenda crisis de México y su solución

    Conclusiones finales

    Anexo I.- La dinastía plutocrática virginiana controla la presidencia 70 de los primeros 90 años después de la independencia, gracias a las salvaguardas de los nombres demagógicos y propagandísticos de su partido, el republicano democrático, que respectivamente llama a votar por sus candidatos a las clases medias y a los votantes de las clases pobres, sin que exista ni república ni democracia

    Anexo II.- Ideología del libertinaje de la ganancia económica imperial de los EE.UU.

    Anexo III.- Nota sobre la pretensión de Trump y Putin para cambiar el orden mundial de posguerra, durante su campaña presidencial en 2016 y los inicios de su mandato.

    Anexo IV. ¿Paradoja de la creación de guardias ciudadanas sustitutas del ejército?

    Anexo V.- Guerras del crimen público y privado del mega negocio estadounidense de los narcóticos en México, sostenido por el comercio de otras ganancias internacionales multimillonarias

    Anexo VI.- Ley Calles, Guerra Cristera y la U.N.A.M., agente de secularización de las clases medias

    Anexo VII.- El principio republicano de la libertad

    Anexo VIII: Perversión de la liberalidad o generosidad republicana, a cargo de las voces ‘liberalismo’ a principios del siglo XIX y ‘neoliberalismo’ luego del Coloquio Lippman en París el año 1938.

    Anexo IX.- El modelo exportador de Corea del Sur de los Campeones nacionales

    Anexo X.- Cinco de los veinte ‘Grupos de Capital Financiero Nacional’ al término del sexenio de Salinas

    Anexo XI.- Leopoldo Solís, el mentor de Zedillo, reprueba al presidente. El proyecto tecnocrático deja un país depauperado, que trastoca la paz y quiebra la cohesión social. Reproducción del Artículo de Carlos Acosta Córdova, publicado por el Semanario proceso # 2165 el 29 de Agosto de 1998.

    Anexo XII.- Cinco sentencias sabias que permiten entender por qué el régimen nuevo se corrompe tan rápida y extensamente.

    Anexo XIII.-Papeles jugados por las dos supremacias presidenciales entre 1940 y 2018

    Anexo XIV.- Comparación de las acciones morbosas de Echeverría-López Portillo vs. las de De la Madrid-Salinas-Zedillo.

    Anexo XV.- Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error. Jenaro Villamil, Revista Proceso17/7/2018

    Fuentes bibliográficas

    Fuentes electrónicas

    Dedico esta obra a Annette Everaert Maryssael, que por un azar afortunado del destino volvímos a encontrarnos después de años de no saber nada el uno del otro. Hoy la amistad y el cariño nos une en una relación por demás venturosa que ambos disfrutamos grandemente.

    Palabras preliminares

    Lucrecio (99-55 a.n.e.) formula una regla de advertencia sobre las enfermedades hoy llamadas terminales en su obra De re natura Sobre la naturaleza de las cosas–, la cual se generaliza y se vuelve famosa no sólo en el Renacimiento sino que alcanza hasta nuestros días, porque atañe a los tiempos de detección y cura de la tuberculosis, padecimiento entonces terminal, que la medicina griega designa tisis (phythysis) y los latinos consunción (consumptione), esto por secar o consumir el cuerpo.¹ Dice así: En sus primeras fases la tisis es difícil de diagnosticar y fácil de tratar, mientras en su etapa final resulta fácil de diagnosticar y difícil de tratar.² Tal máxima tiene dos virtudes, una es la verdad que encierra en una buena parte de las enfermedades humanas, la otra concierne a la gama amplia de objetos y campos que cubre.

    Es incustionable que Niccolò di Bernardo dei Machiavelli la utiliza en su libro Il Principe sin citar su origen en De re natura, al tratar dos casos de mando y obediencia distintos, el principado y el reino, modelos de poder diferentes, de los que deriva reglas de conquista y conservación de poder inversas, como en la máxima médica de Lucrecio. La primera es de mando vertical, a la que se le conoce en la época con el nombre del Gran Turco, referida en particular al Gran Sultán del Imperio Otomano. La segunda es el modelo del Rey de Francia, un mado en forma de cuadrilátero trapezoide isóceles, cuya cima es horizontal, no un vértice como el otomano sino horizontal, cuya superficie superior es bastante menos larga que la de su base, esto debido a que en la parte superior se encuentran las familias de los señores feudales que ocupan la parte superior del mismo, nunca más de cien de linaje noble, con uno de ellos elegido de rey de reyes o primero entre iguales. Plutarco Elías Calles importa el modelo de autoridad vertical de la Turquía moderna, para constituir la forma de gobierno y autoridad de la presidencia republicana de la Carta de 1917, de suerte que cuando funda el Partido Nacional Revolucionario (P.N.R.) en marzo de 1929, sienta las bases para la creación del régimen de partido único oficial, con objeto de fortalecer la presidencia republicana. La pirámide de poder vertical cuyo mando detenta el Gran Sultán con su Gran Visir durante la época imperial de la Turquía moderna, la adapta Mustafa Kemal después del triunfo de la Revolución de los Jóvenes Turcos que él encabeza en 1923, régimen presidencial al que incorpora el partido único oficial cuyo nombre es Partido Republicano Popular (P.R.P.). Esto ocurre cuando el Imperio Otomano, que comienza en 1453 con la derrota del Imperio Romano de Constantinopla, llega a su cúspide o apogeo batalla tras batalla con Solimán el Magnífico entre 1481 y 1520. En 1571 y luego en 1683 incia su caída con las batallas de Lepanto y Viena respectivamente, derrotas éstas que marcan su decadencia, al grado que en el siglo XIX se convierte en un castillo de naipes que Inglaterra sostiene artificialmente, con objeto de evitar que los países europeos se apropien de sus territorios. De esta manera Kemal se vuelve padre de la Turquía moderna, mejor conocido con el nombre de Atatürk –padre de los turcos–, quien gobierna el parlamento republicano con el título de Bajá hasta el año de su muerte en 1938.³

    Si Elías Calles copia de la república turca el modelo de un partido único oficial, el cual prevalece trastornado hasta nuestros días.⁴ Cárdenas es quien se encarga de adaptarlo republicanamente a la realidad política de México en beneficio de las clases trabajadoras, con la integración corporativa de las dos primeras confederaciones populares al través de la C.T.M. y la C.N.C. Será Ávila Camacho quien da pié a su distorsión al integrar a él las organizaciones populares (C.N.O.P.) en las postrimerías de su sexenio.⁵ Este modelo consolida la presidencia fuerte carrancista, partido único oficial y sus transformaciones que ocupa un lugar central a todo lo largo del presente ensayo, espacio de tiempo que comprende desde fines de del siglo XIX hasta nuestros días. Inclusive, a él se dedica el capítulo XI, el penúltimo, para analizar a detalle los factores que llevan a suplantarlo por un nuevo partido único oficial compuesto por el P.R.I., el P.A.N. y el P.R.D., que en las elecciones de 2018 se recompone por MO.RE.NA., el P.A.N. y el P.R.I.⁶

    El primer objetivo del florentino lo consigue al comparar la tuberculosis con los regímenes principescos, por la importancia que tiene para la detección temprana de las enfermedades graves en los regímenes principescos del Gran Turco y el Rey de Francia, éste último como ya se dijo, en realidad una aristocracia presidida por un monarca de la que derivan las reglas de conquista y conservación en ellos.

    En la pirámide turca el poder es difícil de conquistar y fácil de conservar, mientras en la francesa la conquista es fácil pero su conservación difícil. Inversión de las reglas de conquista y conservarción del poder, que resulta de la forma de mando y obediencia distinta del triángulo de la primera y el cuadrilátero de la segunda. Esto es así porque en el vértice de la primera se encuentra un solo príncipe, el cual puede ser rey o tirano; en tanto la parte horizontal superior del segunda, está ocupada por una oligarquía⁷ de señores feudales, nunca más de cien familias nobles, cada uno rey en su feudo, que desde entonces suelen formar al menos dos partidos de nobles, para elegir a un primus inter pares entre ellos, a fin de que haga las veces de príncipe o primero entre ellos.⁸ En esta composición diversa de uno y otro principado, el poder es difícil de conquistar y fácil de conservar, como sucede en el caso de México, debido al orígen militar de la revolución de 1910, al que se denomina aquí gremio de los presidentes generales. Por su parte, en la monarquía de las aristocracias, su conquista es fácil porque los nobles eligen a uno de sus pares o iguales, en tanto su conservación es difícil, ya que cualquiera de ellos puede convertirse en príncipe si cambian las alianzas entre los nobles.

    Estos dos modelos de poder son los orígenes históricos en Occidente de los regímenes modernos de uno o de pocos, presidencial y parlamentario, los primeros provenientes de las realezas heróicas del comienzo de los pueblos, en tanto los segundos provienen de los regímenes aristocráticos senatoriales antiguos, después reemplazados por oligarquías de los acaudalados modernos, tal y como ocurre en el emblemático caso inglés con la revolución de Oliverio Cromwell.

    Se llega así a la aplicación hecha por Maquiavelo de la norma de Lucrecio, quien parangona así el diagnóstico y pronóstico de la tuberculosis, con los desórdenes o enfermedades de los regímenes que atentan contra la vida y la salud de los estados políticos o humanos. Así, la infección bacteriana contagiosa y mortal de la tuberculosis, pueden ser reversible o irreversible en individuos y pueblos según se detecten y resuelvan a tiempo o ya demasiado tarde.

    ¿Qué metáfora usa el autor de El Príncipe, inspirado en la sabia advertencia de Lucrecio sobre la tisis, que hoy atañe a muchas enfermedades en las que hay dificultad para diagnosticarlas en sus inicios invisibles, pero si se detectan a tiempo resultna relativamente fácil tratarlas en sus primeras fases; de manera contraria a lo que pasa en su etapa final, cuando su diagnóstico es fácil, porque sus síntomas demasiado visible, pero su tratamiento demasiado difícil?

    Maquiavelo aplica esta advertencia de la medicina a las enfermedades del estado político o humano, al comparar al médico excelente con el verdadero estadista.⁹ En efecto, si sólo el médico excelente puede diagnosticar en sus inicios la tuberculosis para tratarla con éxito, así el estadísta es el único capaz de diagnosticar los primeros ‘desórdenes del estado’, para corregirlos cuando todavía nadie los ve; pero si esto no ocurre, cuando sus efectos ya todos los ven por su descomposición, entonces resulta muy difícil si no imposible de curar, con la consecuente muerte del estado original, caracterizado por una vida o condición política que pierde debido a la enfermedad.

    En este ensayo se emplea dicha metáfora al caso de México, para detectar la corta grandeza de la presidencia republicana y las causas de ello, las que como ya muchos los lectores saben, cuenta con un muy largo periodo de decadencia que incia en los sexenios de 1940 a 1952, la cual se corrige parcialmente entre 1952 y 1964, para reaparecer en los años 1964 a 1982 ya imparable desde 1982 hasta donde llega esta obra, el 2018.

    Sin embargo, conviene señalar aquí que cuando el florentino habla de desórdenes de los estados, no menciona de manera explícita las causas de los mismos sino sus consecuencias, cuando en realidad lo que hacen el médico excelente y el verdadero estadista es diagnosticar aquello que produce los desórdenes, ora en el individuo, ora en la sociedad, algo que Nicolò deja de lado cuando escribe su oportunista obra El Príncipe; quien pide en sus cartas que no se divulgue, y que sin embargo, gracias a que el Vaticano lo condena en su Índice de Libros Prohibidos, se hace famoso. En el caso de los desórdenes del estado la causa de ellos es universal, ya que se trata del delito que engendra una muy grave enfermedad, la corrupción o destrucción del régimen, la más grave que puede cometer un príncipe o primero en el mando contra individuos y pueblos, la ausencia absoluta de castigo llamada impunidad, la cual genera en unos y otros la más dañina de para los pueblos.

    La sabiduría política de Aristóteles hace de la impunidad en el ejercicio del poder de individuos y grupos, con puestos claves en los regímenes, el más grave y perverso de todos los delitos; porque el motivo que tienen es saber que no habrá castigo. La impunidad que corrompe a personas y sociedades resulta ser entonces el peor crimen que puede haber en nuestra especie, por la rapidez y fuerza destructiva enorme con la que corrompe la condición o estado de la vida política en las sociedades humanas. Por eso si el estadista la detecta tempranamente, se puede combatir cuando todavía no es visibles para los demás. Pero si no hay estadista que supere la dificultad de diagnosticarlo cuando es invisible, entonces la impunidad, ya vuelta manifiesta y patente, se vuelve irremediable y funesta.

    En que consiste la muerte de una sociedad humana, si no en la desaparición de lo que el florentino designa il vivere poltico, distinto a il vivere corrotto, el cual recoge de Aristóteles en su Politiká, tratado que le regala su padre. Al igual que su maestro Platón, su discípulo distingue claramente la vida política o humana de la vida de poder o inhumana, ya que ambos tienen por fuente de inspiración a Hesíodo, reconocido como el padre de los sabios occidentales. Una distinción clave para entender a nuestra especie, ya que separa la vida despierta, activa o política, totalmente opuesta a la vida dormida, pasiva o voluptuosa, arrastrada por las pasiones y los apetitos del vientre bajo, sin gobierno en individuos y pueblos, desterrada ya la inteligencia y sus apetitos, la verdad y la belleza.

    No es improbable que Maquiavelo desconozca el lugar y papel que tiene la impunidad en los desórdenes del estado, crimen catalogado por los sabios antiguos de Occidente, en particular por Artistóteles, como el más aberrante e injusto de todos, por el poder incontrolable que tiene para destruir más rápidamente a cualquier sociedad humana, desde la familiar hasta las sociedades nacionales a lo que se añade la globalización o mundialización internacional. Esto es así no obstante que en la obra que comentamos del florentino, éste hace un uso velado de nociones que, como todos los grandes autores, toman a discreción del Tratado de las cosas políticas del escolarca del Liceo ateniense. En el Renacimiento italiano hay razones comprensibles que permiten entender, que no justificar, por qué el florentino se abstiene de citar a los sabios que fundan la ética, disciplina que explica los usos, costumbres y el carácter de las nacionaes, la cual es principio y parte de la política; Ésta la ciencia reina de entre las ciencias y el arte maestro entre las artes más nobles; de suerte que los plagiarios sofisticados, en vez de citar las categorías y conceptos con los nombres acuñados por ellos de manera insuperable, los emplean disfrazados con sus propias palabras, o de plano las desvían de su etimología y los degradan.

    Este prurito contra los sabios antiguos tiene su ejemplo mayor en el caso de Tommaso de Aquino, siciliano nacido en 1225 en la región del Lacio, en el Castillo de Roccaseca cerca de Aquino, en el seno de una numerosa familia paterna noble de sangre germana. Su padre, el Conde de Aquino¹⁰ lo ingresa como oblato a los cinco años de edad en el monasterio benedictino de Montecassino, célebre bastión desde el que los aliados inician su invasión a esta casi ínsula en la II Guerra Mundial. Ya adolescente ingresa al monasterio de San Demetrio para graduarse después en la Universidad de Nápoles, cuya Opera Magna no es otra que la Summa Theologiae, una biblioteca de libros soportada a todo lo largo de ella en la ética y la política aristotélicas. Su innegable y excesivo celo religioso, que en la época lo convierte en el personaje principal de la escolástica medieval, le gana el apodo de Dr. Angélico, no obstante rebajar la sabiduría contenida en la ética y la política del discípulo de Platón, nada menos que a ancilla, sirvienta o esclava de la teología imperial vaticana.¹¹ Algo que como se menciona renglones atrás, en referencia al que fuera canciller de Florencia, puede entenderse pero nunca justificarse, porque el ‘pecado mortal’ de la época consiste en llamar ‘paganos’ al saber de los sabios occidentales. Esta voz latina designa a los campesinos, a quienes consideran rústicos, toscos o groseros, sin exlcuir obras como la de Hesíodo, Trabajos y días, la cual, como todas las de los sabios, se sitúa muy por encima del poderío doctrinario y escolástico del catolicismo romano.

    Otros autores que dan prueba indirecta de librepensadores renacentistas, republicanos y antirreligiosos como Francesco Guicciardini y el mismo Maquiavelo, si bien separan con firmeza y rigor la política de la religión cristiana, la ragione di stato de la ragione religiosa imperial e inquisitorial, no por eso dejan de plgiar las citas a Platón y Aristóteles.¹² Si bien Maquiavelo reconoce haber leído a Aristóteles, no por ello deja de incurrir en dislates propios de la soberbia italiana de la época; tal el hecho de afirmar que las formas de gobierno mixtas son mejores que las puras, cuando aquéllas son corrupciones posteriores de éstas, las originales de las que proceden. Otro ejemplo es el de Montesquieu siglos después, a quien los franceses tienen encumbrado como el astro del Siécle des Lumiéres, no obstante que una de las cosas que sostiene con torpeza mentirosa es que el autor de Politiká no conoce la distinción entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, cuando es quien trata este tema con mayor amplitud, apoyado en 158 biografías de pueblos, tal y como lo informa Diógenes Laercio, cuyos ciclos históricos alcanzan hasta un milenio cada una de ellas.

    Por todo ello conviene afirmar que en lo concerniente a los desórdenes de los estados políticos de los que tratan Maquiavelo y Guicciardini, pero sobre todo la literatura de las ragioni di Stato, el libro V del Tratado sobre las cosas políticas contiene la exposición más verdadera, precisa pero sobre todo completa de la teoría de las revoluciones en la historia de la humanidad, pasada, presente y futura; explicable por la corrupción en la que caen los pueblos a causa del delito de impunidad, aunque también por otras causas, las cuales su autor ennumera una a una con prodigioso detalle. Otro ejemplo mayor y definitivo son sus 19 libros dedicados al estudio de los caracteres y costumbres de nuestra especie, contenido en los 10 libros de la Ética Nicomaquea, los 7 de la Ética Eudemiana, aparte de los dos libros excelsos de la Ética Magna, sin contar con los 3 volúmenes que integran la Retórica, sin excluir el pequeño tratado sobre los vicios y virtudes humanos. En todos ellos desentraña la naturaleza de la especie humana con profundidad insondable y definitiva,¹³ ésa que puede alcanzar lo divino de la vida sabia, pero también caer en el abismo del bestialismo como ocurre en nuestra desgraciada époc. Esto último lo sostiene sin que pueda argumentarse nada en su contra, pues cuando el zoon politikón se desquicia supera a los insectos, los más innobles de los animales, todo lo cual se debe a que es la única entre todas las especies animales apasionada por la guerra.¹⁴

    En nuestro país la causa de la impunidad no es otra que las severas patologías presidenciales, delito que crea los desórdenes de estado más letales que tienen gravemente descompuesta a la sociedad mexicana. Dicha enfermedad no se propaga a ras de suelo y por contagio, como el bacilo responsable de la tisis, ya que ella carcome y fulmina a nuestro país en cascada, de arriba abajo, en un lapso ya excesivamente largo que alcanza hasta el periodo al que llega este ensayo el 2018, especialmente los últimos 66 años más lo que se acumule si no se logra detenerla. La razón de ello es que quienes detentan el poder público supremo hasta noviembre del 2018, en total once presidentes quienes protagonizan un declive extremo, debido a las desviaciones del proyecto constitucional que inicia Ávila Camacho con desparpajo; las cuales entronizan a mata caballo de manera aislada el nefasto sexenio de Miguel Alemán (1946-1952);¹⁵ al que vienen a sumarse en cadena tres primeros mandatarios más del sindicato de los licenciados y seis de la cofradía de los posgraduados en administración pública y economía estadounidense. Formulado de otra manera, la presidencia republicana de la Carta de 1917 empieza a resquebrajarse con Ávila Camacho, se hunde en las miasmas de la putrefacción con Alemán, resuscita milagrosa y frágil temporalmente con los dos ‘Adolfos’, Ruiz Cortines y López Mateos, para ser lanzada al despeñadero desde Díaz Ordaz hasta Peña Nieto.

    Todos estos presidentes, sin excepción, en vez de poner el ejemplo en la observancia de las leyes de la Carta de 1917, para cumplir con una administración auténticamente republicana de la sociedad, que beneficie de manera esencial a los gobernados, son los primeros en transgredirlas de un modo cien veces peor al de los delincuentes y criminales comunes; ya que sin autoridad alguna persiguen de manera desquiciada la sastifacción a la que los arrojan sus variados deseos patológicos a cual más, esas mismas que buscand de manera esencial un beneficio esencial para ellos mismos, sin importales un comino el resto de la sociedad, a la que viene a añadirse la infatuación incurable y presuntuosa con la que el otro Miguel, ya no Alemán sino De la Madrid, comienza el atropello y quiebra del país, con lo que inaugura un operiodo que se extiende durante seis sexenios seguidos.

    Tal enfermedad ocurre debido a la peor perversión y quebranto que puede haber de la naturaleza humana, ésa que convierte los objetos naturales de aversión y repugnancia, incesto, robo y homicidio, en objetos de atracción antinaturales. Una metamorfosis bestial que los hace apetecer sin freno todo tipo de crímenes, a causa del placer peverso que les provoca saber que no tendrán castigo alguno por parte de sus sucesores, sin excluir por completo a Cárdenas, por supuesto a Alemán mismo y a seguir con Ruiz Cortines y López Mateos. El primero no hace más cosa que expulsar del país personalmente y sin castigo alguno a Calles, a quien despacha en avioneta a Matamoros, de donde lo transladan a Bronwnsville, Texas; aparte de designar a su secretario de la defensa de sucesor, al católico Ávila Camacho, quien proviene de un estado porfirista, no a Francisco Múgica, el que es indudable lo hubiése superado en beneficio esencial de México. Alemán, además de detener las reformas a la nueva constitución, no sanciona de manera alguna a Ávila Camacho, porque la relación entre ambos es de complicidad en negocios inmobiliarios público-privados, desde la presidencia del propio texuiteco. El primer Adolfo sólo prohibe en su administración darle un cargo público a su antecesor, Alemán, sin inhabilitar legalmente a éste para hacer negocios desde el poder; cosa que el segundo dolfo, López Mateos, enmienda raudo y veloz al llegar a la presidencia, quien le crea y pone a su disposición el Consejo Nacional de Turismo, cargo en el que muere haciendo negocios después de 25 años, los que se suman a los seis de su antecesor, como secretario de gobernación, aparte de los seis de su sexenio y los casi tres años de su gubernatura en Veracruz, un total de 40 años.¹⁶ Queda por ver si esta impunidad presidencial, tan destructiva y atroz será corregida sustantivamente o no por López Obrador, quien llega a la presidencia en 2018.

    En todo caso esta patología terrible arremete y liquida la condición política y comunitaria del estado humano en las sociedades, de suerte que en ellas aparece rápidamente el reverso de su naturaleza, hoy más bestial que la naturaleza de las bestias, escalada al infinito con la posiblela destrucción de toda la especie humana misma, por el imperio de la tecnología militar y nuclear en el mundo. En este caso, en vez de usar el maquiavelano ‘vivir corrompido’, en el que la corrupción acaba con el carácter político del estado, preferimos utilizar a lo largo del ensayo la expresión que acuña Platón, la categoría política supremacía partidaria –el despotismo de una de las partes de la sociedad–, los presidentes mexicanos, definida magistralmente como una situación permanente de discordia en todos los órdenes de la vida de un país, los presidentes contra el resto de la sociedad. Consideramos que esto es mucho más preciso que hablar únicamente de corrupción, la cual no es causa sino resultado de lo que ocurre, toda vez que así se cubre toda la gama de consecuencias ocasionadas por la impunidad, como el amable lector podrá comprobarlo en la obra presente a lo largo de más de un siglo. Se ofrece a continuación una síntesis de los temas tratados en cada uno de los capítulos que componen este escrito.

    Las investigaciones del presente ensayo tienen por objeto explicar las causas que producen la devastación de la vida política y la organización de poder en México. Los capítulos del I al VII establecen las premisas o cimientos para el análisis del tema, mientras los capítulos VIII, IX, X detallan y desarrollan las causas que explican su corrupción avasalladora, hasta llegar a los dos capítulos últimos, el XI y XII, que concluyen con un diagnóstico y pronóstico conjugado, respectivamente, del régimen electoral de partido único, parte sustantiva del otrora régimen presidencial repúblicano, transformado en tiranía presidencial plutocrática antirepublicana, hace ya más de medio siglo.

    El capítulo primero toma de referencia el epígrafe citado al inicio del diálogo Leyes, en el que Platón plantea un asunto de importancia decisiva al que viene de aludirse. Distingue a las sociedades humanas en politeías, estados, comunas o comunidades, que al padecer corrupción extrema por impunidad, tienden a convertirse en asociaciones animales inhumanas, supremacías partidarias, tiranías o despotismos de una de las partes que las componen contra el resto de la sociedad. En las primeras comunidades políticas reina la concordia entre los distintos elementos que las forman, al principio de las cuales están las realezas heroicas de fundación, seguidas por las aristocracias en el comienzo de los ciclos políticos milenarios en la historia de los pueblos. Las repúblicas que las suceden son la última manifestación de tales comunidades, ya que contrarios a estos estados políticos aparecen las asociaciones de animales no políticas e inhumanas, en las que una de sus partes impone con violencia física y/o psíquica sus propios intereses y apetitos contra las demás. Este rechazo a reconocer la existencia de una vida o condición política en las supremacías de una de las partes o partidos –tiranías, plutocracias y democracias–, obedece a que en ellas impera la discordia causada por la parte o partido que domina y expolia al resto, con violencia y sin pizca de autoridad.

    En el siglo XVII Thomas Hobbes alude a dos sentencias antiguas extremas, que aparecen en la dedicatoria al Conde de Devonshire de su obra Elementos filosóficos del ciudadano. La primera es homo hominis deus, el hombre es un dios para el hombre, y homo homini lupus, el hombre es un lobo para el hombre –ésta última explicada inmejorablemente por Plauto en su comedia Asinaria: Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit, que traducimos libremente de la manera siguiente: Lobo es un hombre para otro hombre, cuando desconoce quién es el otro.¹⁷ Sin embargo, Hobbes justifica la supremacía partidaria de la monarquía tiránica de su época, la cual identifica con un monstruo o demonio marino bíblico descrito en el Libro de Job, el Leviatán, al atribuir al hombre moderno una degradación antinatural, ésa según la cual el hombre no es un dios sino un lobo para el hombre, atributo que es evidente recoge de Platón sin mencionarlo.

    En el diálogo del escolarca escrito por el fundador de la Academia, traducido al latín por República, se encuentra el antecedente más probable de dicha sentencia. Platón identifica ahí a tales bestias con los que se presumen ser ‘protectores de pueblos’, como el caso de Oliverio Cromwell, autodesignado Lord Protector.¹⁸ De ellos dice que son más feroces que los lobos por tratarse de engendros de hombres y lobos. Tal identificación la lleva a cabo no sin referir a la descripción textual de su origen, contenida en la leyenda arcadia del templo dedicado a Zeus Liceo.¹⁹ Ahí afirma que en las supremacías partidarias de los defensores de pueblos, en vez de que estos atiendan protejan a sus conciudadanos, como hacen los verdaderos pastores con sus rebaños, se vuelven lobos que estrangulan y matan a sus ovejas, uno de cuyos ejemplos mayores es Leopodo II, de la Casa Sajonia-Coburgo Gotha, hermano de Carlota, la esposa de Maximiliano I de México. Aquél, una vez convertido en propietario particular del Congo en noviembre de 1908, se hace pasar hipócritamente como el prudente Néstor de la época.²⁰ En la II Guerra Mundial (1939-1945) destacan otros exponentes de esta jauría bestias, que los historiadores no tienen empacho en nombrar la Gran Guerra de la Civilización Cristiana. Con mucho, el primer lugar lo ocupa Stalin con 20 millones de rusos muertos, cifra al menos dos veces y media superior a los 8 millones de los alemanes de Hitler, quien por todos lados ordena que sus ejércitos ya despedazados permanecer en sus trincheras hasta que los maten; a los que les siguen Hirohito, Mussolini y Franco, sin que pueda evitarse mencionar los asesinatos masivos de civiles en Hiroshima y Nagasaki contra japoneses por el presidente texano Harry Truman.

    A partir de esta distinción de las verdaderas sociedades humanas de las que no lo son –aunque éstas tengan la osadía inaudita de presentarse iguales y hasta superiores que aquéllas, como sucede con las sociedades modernas y contemporáneas–, se aborda el objeto clave del ensayo: definir la categoría política de constitución, para poder distinguir lo que desde hace tiempo se confunde en muchos países con constituciones sin serlo. Esto con el fin de separar las reformas de las contrarreformas, operación que permite unir las reformas con las reformas y las contrarreformas con las contrarreformas de la Constitución de 1917, sin mezclar y menos confundir unas con otras, como ocurre hoy de modo generalizado. A tal definición se añaden otras categorías eminentes de la política: autoridad, gobierno, estado y comunidad política. Si los individuos de las diversas razas y etnias nacen dotados de dos bienes internos, el alma invisible y el cuerpo visible, que corresponden a las constituciones del alma y el cuerpo; también sucede lo mismo con las sociedades o asociaciones que se desprenden de cada una de ellas: alcanzar la vida madura o perfecta, máxima expresión de la naturaleza humana, de la que los sabios de todos los tiempos son insignia y peldaño superior; o corromperse de manera por demás extrema e inhumana, mucho más violenta y cruel que la de las propias bestias.

    Después se procede a analizar la biografía política y corrompida de los pueblos, al través de los ciclos o revoluciones políticas y apolíticas de la historia. Como se esboza antes, tales revoluciones dan inicio con las realezas fundadoras y heroicas de los pueblos, con siete reyes durante alrededor de 250 años, dos siglos y medio. Les siguen las aristocracias formadas por no más de cien familias nobles que duran tres centurias, con lo que sumadas la primera y la segunda cubren más de medio milenio hasta terminar en repúblicas. Estas últimas constituciones humanas se denominan ‘gobiernos por turnos’, porque a diferencia de la autoridad vitalicia de reyes y los nobles, estos últimos reyes de sus propios feudos, los ciudadanos libres de las repúblicas exigen igualdad en la participación del gobierno, sin posibilidades de reelección hasta que todos hayan ocupado cargos públicos, razón por la cual se requiere establecer por escrito un orden sucesorio. He aquí la razón por la que las repúblicas son las que elaboran constituciones escritas en materiales diversos, piedra, metal, madera, pergamino, papel fabricado de variados elementos orgánicos, hasta llegar a las letras de luz producto de la tecnología informática, la realidad virtual. La república es la última forma de gobierno y autoridad con condición o vida política, la cual al decaer produce las supremacías partidarias que son corrupción de ellas. Estas formas de desgobierno y despotismo no cuentan con autoridad ni concordia, como ocurre en las épocas moderna y contemporánea en Occidente, salvo muy pocas excepciones, puesto que para legitimarse adoptan el nombre prestigioso de repúblicas sin serlo, al grado de combinar incluso el de éstas con la democracias, no obstante que tampoco lo sean, tal y como ocurre con los Estados Unidos que, desde su fundación en 1787 y hasta 1865, son estados desunidos, no unidos, que terminan de manera fatal con una guerra intestina de más de medio millón de muertos, la cual el norte inicia contra el sur. Se generaliza así, por las supremacías partidarias de las que el abate Sieyès llama ‘constituciones de papel’: plutocracias, pseudodemocracias y tiranías individuales, las que en sus textos escritos o decretos pretenden hacerlos valer como si fuesen verdaderas constituciones, sello de garantía de las constituciones reales y verdaderas.

    Contestada la pregunta qué es y qué no es una constitución, herramienta privilegiada e indispensable del presente ensayo, el capítulo II aborda los múltiples y desafortunados intentos fallidos por constituir a México, a todo lo largo de la centuria decimonona y la primera década del siglo XX, con el propósito de reconocer y rendir homenaje a los méritos y grandes hazañas logradas por mujeres y hombres revolucionarios, pero sobre todo por el constituyente queretano de 1917, protagonizadas muchos de ellos participantes activos de la revolución mexicana.

    En esta gesta se encuentran los logros siguientes: a) constituir a la nación mexicana por primera vez, luego de más de cien años de historia independiente perdida en el siglo decimonono, contados a partir del inicio del movimiento insurgente; b) poner término al divorcio entre los variados decretos y documentos que pretenden ser leyes fundamentales de la sociedad mexicana; c) sujetar los hechos de conquista y conservación del poder, gracias al décimo primer ‘sistema’ sucesorio presidencial extraordinario,²¹ contenido de los artículos 84 y 85 de la Carta queretana, los cuales consiguen eliminar los incesantes golpes de gobierno, desterrar las reelecciones insidiosas, selladas con sangre con el asesinato de Álvaro Obregón, quien se relige ahora para un sexenio de 1928 a 1934, ya no cuatrienio; d) por último, pero no por ello menos importante, como dicha constitución escrita acierta en el diseño de su arquitectura definitiva, mediante combinaciones complejas y delicadas de los principios idóneos que fundan por fin un nuevo país, nacimiento alumbrado, según se estima, por un millón de muertes de la guerra civil de 1910 a 1920. En este último punto se discute el carácter real o regio y republicano del régimen, así como la clase de mezcla conseguida entre sus principios políticos; la confusión y amalgama generalizada que predomina hoy en el mundo occidental moderno entre rey y tirano, que vuelve conspicuos los tiranicidios inglés y francés, respectivamente, en los siglos XVII y XVIII, los cuales tienen por saldo la sepultura de la autoridad política en nuestro tiempo al término de las repúblicas. Asimismo, se revisan las acepciones de la voz griega politeía –comunidad política–, traducida de manera deficiente al latín por res publica –cosa pública–; el origen ideológico que explica la demagogia de la expresión ‘república democrática’, facturada por las plumas sofistas, ideológicas y prestidigitadoras de Jefferson y Madison; se echa un vistazo a las fuentes antiguas del término república en la Constitución de 1917, así como a la ilusión engendrada por la hipocresía de Janos, dios de doble cara encarnado en el sofista e inexistente bipartidismo estadounidense actual, en realidad un solo y único partido de doble cara, ya que ambas son falsas, porque una y otra –la republicana y la demócrata– son caras distintas y contrarias de la única oligarquía plutocrática a partir del término de criminal Guerra Civil de 1861-1965.

    Los capítulos tercero, cuarto y quinto se dedican, el tercero a exponer el diagnóstico hecho por Carranza de las causas de la guerra revolucionaria, sus propuestas de reforma a la Constitución de 1857, que incluyen los trazos constitucionales para el nuevo régimen presidencial republicano por parte del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, título este que manifiesta el rechazo civil o ciudadano del Varón de Cuatro Ciénegas a los títulos militares de general o comandante supremo. El capítulo cuarto establece el origen político, social y económico de los principios monárquico, plutocrático y democrático de la única constitución real y republicana que ha tenido y podrá tener México, hoy en ruinas de las que todavía sobrevivimos. Mientras el capítulo quinto concierne a la definición precisa de la forma de gobierno y de vida republicana, una fusión que rasura simultáneamente los libertinajes de los pocos excesivamente ricos y de los muchos demasiado pobres; hecha dicha fusión para generar un tercer principio, el republicano de la clase libre, hoy convertidas en clases medias por sus bienes externos más que por sus virtudes, la cual tiene de ancla y soporte al principio real, que como bien dice el argentino Juan Bautista Alberdi, al monarca de una república no se le llama monarca sino presidente por ser el primero entre iguales por tiempo limitado.

    En el capítulo sexto se exponen y explican los cinco objetos que definen el campo de la política, obtenidos del libro Retórica, los cuales son entresacados del nuevo arte y ciencia del discurso político que inventa Aristóteles contra los sofistas. En vez de entrar en conflicto permanente con ellos, como ocurre con Sócrates y su maestro Platón, su discípulo escribe el tratado de Retórica, arte opuesto a la dialéctica sofista que atañe a los modos de persuadir mediante el discurso hablado o escrito, compuesto de una síntesis asombrosa del saber ético y político todo.

    Las causas primeras de gobiernos y desgobiernos no son otras que ésas que los sabios de todos los tiempos, de Oriente y Occidente, llaman las dos especies de la vida humana ya aludidas, la despierta y la dormida, las cuales determinan sus principios o bienes internos: prudencia en la realeza, honor en la nobleza, libertad en las clases situadas en el punto medio de ricos y pobres de las últimas sociedades constitucionales. Son ellas cuya su corrupción engendra las perversas supremacías partidarias de los principios despóticos de los pocos acaudalados, los demasiados indigentes y los déspotas individuales. Cada uno de ellos se compone de libertades corrompidas: libertinaje de la ganancia económica ilimitada –llamada crematística en la antigüedad–, sin importar los medios a emplear para conseguirla por parte de los acaudalados, la cual coloca la persecución y acumulación de bienes externos muy por encima de la adquisición y cultivo de los bienes internos del alma y el cuerpo; el libertinaje de los pobres que concierne a su forma de vida, sintetizado por Sócrates en un decir y hacer el antojo y fantasía de cada cual; además de la destemplanza del tirano, una conjugación de los libertinajes de los muy ricos y los muy pobres. Ricos y pobres confunden sus libertinajes particulares con la auténtica libertad para deliberar, elegir y actuar, rasero común de ellos con el déspota; porque condenan de manera diferente la existencia de límites internos en los que está cifrada la auténtica responsabilidad de la libertad; por lo cual aborrecen y rechazan cualquier límite externo, cuya expresión más furibunda y radical la debemos al erudito Madison, el padre del documento falsamente llamado ‘constitution’ de los demagógicamente llamados por sus autores The United States of America, porque como se advierte párrafos antes, fueron dos supremacías partidarias en conflicto permanente desde el inicio, que la guerra civil de 1861-1865 convierte en una.

    Tales principios políticos de los estados anteriores y sus contrapartes, la corrupción de los mismos por las supremacías partidarias posteriores, determinan en todos los casos los cinco objetos del arte y el saber políticos: a) Formas de gobierno o desgobierno que determinan leyes e instituciones a través de usos, costumbres y caracteres; b) Fuentes de ingresos y gastos y c) Importaciones y exportaciones, de los que juntos resultan ingresos y gastos, a fin de poder sostener la forma de vida colectiva electa en estados y supremacías; d) Seguridad nacional y e) Guerra y paz.

    El capítulo séptimo trata de la presidencia fuerte anhelada por Venustiano Carranza, cuyo objeto busca erradicar las causas de la tiranía legal que prevalece en el siglo XIX en México, fenómeno recurrente debido a que el gremio militar se convierte en ‘school of presidents’; pero más que nada a causa de los defectos de los documentos que pretenden convertirse en leyes fundamentales. Esto ocurre sin excepción desde la religiosa y trinitaria catedral barroca del decreto de Apatzingán de 1814, hasta el gobierno imposible de la Carta de 1857. Rabasa detecta y califica correctamente la enfermedad más visible de la última, mal conocida como constitución liberal por excelencia, a la que designa con el término ‘congresionalismo’; toda proporción guardada con el ‘asambleismo’ de la última y peor clase de democracia, la obrera, cosa que Marx plagia de Platón, con la que ‘profetiza’ el fin de las plutocracias (capitalismos), que él llama dictaduras de la burguesía, a manos de las supremacías democráticas de los muchos pobres, no obstante que en realidad su profecía no hace otra cosa que generar tiranos individuales, a la cabeza de los cuales está Stalin, que matan y empobrecen a millones y millones de personas. Decir ‘congresionalismo’ es sostener que el legislativo federal concentra las facultades de deliberar y legislar sobre todas las materias, en menoscabo del ejecutivo, con lo que consigue maniatar y paralizar la presidencia dependiente de aquel. Finalmente se analizan los cuatro cargos de la nueva institución presidencial de 1917, los cuales concentra un individuo, el primero entre iguales en libertad mediante las jefaturas siguientes: de estado, gobierno, administración, aparte de la comandancia suprema de las fuerzas armadas. En adición a este capítulo séptimo, en la sección final de anexos se añade, entre otros, el que corresponde al crimen público y privado de los Estados Unidos y México, el cual concluye con el análisis de las consecuencias para México de las mafias del alcohol y los casinos, así como del crimen organizado del narcotráfico en las presidencias de Elías Calles, Cárdenas y Alemán, antecedente obligado para entender el desastre del crimen desorganizado oficial mexicano y el organizado oficial estadounidense de nuestros días.

    El capítulo octavo concierne a los más importantes artículos constitucionales del diseño de la forma de vida real y republicana de gobierno, relacionados con los artículos clave de los presidentes para conservarla; la educación en la vida libre republicana, distorsionada por los cambios hechos hacia los extremos del socialismo cardenista y la democracia alemanista, contra el principio de la libertad carrancista; lo tocante a los derechos para la administración del patrimonio nacional; la explicación de cómo el binomio republicano presidencia-nación sustituye al de realeza-corona en la carta de 17; la manera en que la justicia y la injusticia determinan el orden o desorden político, jurídico, social y económico en las distintas y opuestas formas de gobierno y desgobierno, con un México en estado de descomposición acelerada por la impunidad presidencial reinante; la responsabilidad de los presidentes para secularizar a la sociedad frente al terco imperio internacional de la religión católica de 1521 a 1917, de la que la Guerra Cristera destaca como rebelión armada contra el carácter no confesional de la constitución queretana, del que el yunquismo foxiano es supérstite; así como las medidas y acciones contrarias adoptadas posteriormente por parte de los presidentes contra del principio laico de las repúblicas, primero con Ávila Camacho y después desde Echeverría con la construcción y regalo de su Santuario Tepeyac dedicado a la virgen morena, sin excluir a López Portillo, De la Madrid y Salinas, hasta Fox, Calderón y Peña.

    El capítulo noveno revela la vuelta recurrente y destructiva del modelo fraudulento y legitimador de modernización y progreso económico inventado y aplicado por Porfirio Díaz de 1893 a 1910, el cual se inspira en los ‘científicos’ mexicanos de Augusto Comte, a los que Juárez da entrada con Gabino Barreda, quienes anhelan lo que ellos saben a todas luces imposible, que la dictadura porfiriana del segundo presidente oaxaqueño ayude a formar una clase rica, para contar con una no menos supuesta supremacía partidaria de la burguesía, cuando la verdadera clase rica del siglo XIX son los propietarios de las haciendas. Fantasía del engaño ésta que para desgracia e infortunio del país emplean las supremacías partidarias presidenciales, en cuatro ocasiones más durante las centurias XX y XXI. Tal recidiva patológica y anticonstitucional arranca con las contrarreformas de los artículos 27 y 28 en el sexenio de Alemán (1946-1952); reaparece una y otra vez con la mancuerna privatizadora De la Madrid-Salinas (1982-1994); se extienden con Zedillo, el rencoroso privatizador extranjerizante; al que le siguen Fox y Calderón (2000-2012), hasta el cierre catastrófico protagonizado por Peña y Videgaray.

    El capítulo décimo contiene un estado del arte referido a la discusión sobre la necesidad o conveniencia de crear una nueva constitución de papel. Incluye el análisis de la expresión engañosa de ‘rectoría del estado’ introducida por De la Madrid contra el artículo 27 constitucional, dedicado a la noción clave de patrimonio nacional y las figuras de propiedad pública, social y privada del artículo 28, que preludia el ataque sistemático contra del esquema republicano de economía mixta del constituyente queretano, en realidad el imperio del libertinaje presidencial en los mercados público y privado; algo que prepara el tema central de las mudanzas inconstitucionales contra la Carta de 1917, emprendidas con deslealtad respecto de su texto original y antiporfiriano, el cual alcanza su cúspide con las ‘reformas estructurales’ de la pareja Calderón-Peña (Videgaray) a fuerza de millones de billetazos verdes por supuesto, contra los jefes de partido y los ‘legisladores’ federales, cuyo monto ronda el billón de dólares, no obstante lo cual dichos cambios continúan llamandose ‘reformas’ con un cinismo indomable, no los que son, contrarreformas. Esto plantea la necesidad de definir qué es una reforma política republicana y en qué se distingue de una contrarreforma plutocrática, definiciones aplicadas al caso de la Carta de 1917.

    A continuación se toman hasta los más de 700 ‘cambios’ habidos hasta noviembre del 2018 para analizar, grosso modo, cuáles son verdaderamente reformas y cuáles contrarreformas, mediante la definición etimológica de dichos conceptos, siempre referidos a la forma de gobierno presidencial republicana, al que se dedica el capítulo primero del ensayo. Enseguida se recurre al sabio criterio político de Aristóteles sobre la diferencia entre unas y otras, tan sencillo como profunda, formulado en la frase afirmativa indiscutible y universal: Las leyes deben seguir a las constituciones, no las constituciones a las leyes. Criterio central para discernir reformas de contrarreformas, a las que se añade la categoría de revolución, herramientas con las que se elaboran los indicadores para distinguir unas de otras en la Carta de 1917. Hecho lo cual se desglosan y analizan las deslealtades constitucionales políticas, administrativas y sucesorias de los presidentes en esta materia, las cuales causan entre otras cosas la desaparición completa del estado político en la sociedad mexicana, a manos ya no de gobiernos republicanos sino de supremacías presidenciales plutocráticas; la severa inconstitucionalidad de la administración pública federal; así como el cierre del capítulo con el enunciado y aplicación de las reglas que explican las sucesiones presidenciales en la historia independiente de México, en un periodo que va desde las etapas de inestabilidad crónica y dictatorial del siglo decimonono, pasando por las de la construcción del nuevo régimen y la grandeza que alcanza éste; porque de ahí en adelante comience su decadencia hasta hoy irremediable, gracias a la impunidad y las reyertas que se producen entre los presidentes, con la corrupción de las sucesiones y el encumbramiento de sucesores cada vez más malos que sus antecesores.

    En los desarrollos del capítulo decimoprimero se introduce el ejemplo o paradigma²² de las numerosas contrarreformas al régimen electoral y de partido único, en el que se explica qué es, cómo y por qué los presidentes republicanos construyen el esquema republicano de representación. Éste compuesto de tres segmentos, dos exclusivos para ricos y pobres que corresponden; por un lado están las cámaras empresariales y por el otro a los sindicatos obreros, las organizaciones campesinas, a las que vienen a añadirse las asociaciones populares urbanas y del campo en el P.R.I.; aparte del segmento intermedio que permite unir cotidianamente a ricos y pobres para renovar el pacto de la justicia social entre los factores de la producción, al cual la constitución denomina relación entre los factores del ‘capital y trabajo’; que con las multiples e interesadas contrarreformas en la materia, tanto del partido entonces oficial como de los minoritarios, acaba con su vigencia y la bancarrota corporativa de dicho esquema. Esto último a manos de la primera y discontínua supremacía presidencial neoporfirista dizque modernizadora, pero también del caldo de cultivo de la segunda supremacía intermedia de tres de los cinco presidentes licenciados en derecho. En los de la primera destaca Zedillo, quien suelta y se desentiende del lazo federal frente a los gobernadores, aparte de pretextar la ‘inequidad’ en la desigualdad de la repartición de los subsidios para los partidos en las campañas presidenciales como la suya, no para otra cosa sino para incrementar el subsidio corruptor de manera exponencial; justo ése que presume ser enemigo cruzado del mismo, por su filiación al dogma libertino estadounidenses en favor de empresarios acaudalados nacionales y extranjeros, contrario a más no poder de las clases pobres, a quienes arrebata el subsidio a la tortilla, no con otro propósito sino el de terminar de corromper y desquiciar a los partidos; ello sin excluir a las bancadas del Congreso de la Unión, para rematar con la contrarreforma más artera contra la república lidereada por Manlio Fabio Beltrones, la cual se basa cálculos personales, porque Peña le impide previamente compartir el poder para su beneficio personal. Tal contrarreforma contiene la archiantirepublicana reelección de los legisladores federales, hasta por 24 años seguidos, con lo que destruye la esencia de los turnos de las repúblicas.

    De igual manera se tratan los antecedentes de la doctrina ideológica de la representación moderna, salvaguarda o centinela de las supremacías plutocráticas que predominan ampliamente en los países ricos de Occidente, con muy graves consecuencias por la aplicación que se hace de ellas en nuestro país a partir de 1977. Se consigue así erradicar la representación democrática de los sectores populares del P.R.I., (C.T.M.), (C.N.C.) y (C.N.O.P.), triunvirato cuyo jefe nato solía ser el presidente hasta la elección de Zedillo; trabajadores del campo y las ciudades que contaban con la participación directa de sus representantes en cargos de elección popular, tanto en los poderes legislativo federal, estatal y municipal, como en los puestos ejecutivos de las entidades fedrales y el Distrito Federal. Un sano contrapeso a la representación de los empresarios a través de cámaras oficiales, a las que vienen a añadirse las contrarreformas laborales, con las que se acaba por hundir la administración de la justicia social por parte de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en el sexenio de Fox, propuestos por el Itamita Francisco Gil Díaz en la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública.

    Dicho lo anterior de otra manera, la bancarrota de la representación republicana se debe a la expulsión de los sectores populares que encarnan el principio democrático, así como al desmantelamiento consecuente de la justicia social entre trabajadores y patrones, de suerte que solo quedan las cámaras empresariales de privilegiadas únicas, con representación directa con la presidencia y sus secretarías de despacho. De esta suerte es como se termina para ellos con la representación del principio democrático de la fuerza laboral y la justicia social republicana, en beneficio exclusivo de la contraparte, las cámaras empresariales plutocráticas.

    Dado que el nuevo partido único oficial no tiene nombre además de quedar sin jefe nato, carencia de la que es nota sobresaliente la truculenta ‘sana distancia’ zedillista, impuesta fraudulentamente otra vez con la ayuda, ahora televisiva del ‘Jefe Diego’, que el nuevo presidente compensa con su perversa y excesiva cercanía con el P.A.N., del que saca de presidente a Fox, con el propósito de pasar ante el gobierno de Washington como el presidente de la falsa ‘alternancia democrática’, que aquí se propone bautizar al nuevo partido único oficial con el acrónimo C.N.O.P.C.M. : Conferedación Nacional de Organizaciones Partidarias de Clase Media. Se trata de un órgano nuevo y desarticulado que resucita y suplanta de manera siniestra al P.R.I. y sus sectores tripartitas, integrado primero por el triunvirato P.R.I., P.A.N., P.R.D., que cambia en 2018 a MO.RE.NA., P.A.N. y el P.R.I., el cual Peña Nieto se lleva entre las patas. El nuevo nombre que se propone se inspira en la anterior C.N.O.P. Conferedación Nacional de Organizaciones Populares de Ávila Camacho, un saco roto usado por los presidentes para comenzar a filtrar a sus candidatos de clase media a puestos de elección popular, ahora integrada generalmente por profesionistas de clases medias burocratizadas y desquiciadas por el subsidio.

    También se explica cómo se realiza la resurección siniestra del nuevo partido oficial, hijo tardío y póstumo de las protestas de las clases medias oficiales de 1958 a 1968, no desde afuera sino desde las entrañas mismas del régimen ya corrompido, con las peculiaridades de los presidentes supremacístas que lo protagonizan. Finalmente se desarrolla la forma en que operan los nuevos triunviros partidistas; por qué los poderes legislativos, sobre todo el federal, se convierten en una pirámide derruida que pasa de las lealtades ideológicas a las complicidades por asociación y cooptación oportunista, carentes de toda posición política e ideológica, además de mencionar otras consecuencias interesantes e inesperadas de las contrarreformas de 1977, 1996 y 2014. Este capítulo termina con la explicación de lo que realemente es el pernicioso subsidium, cuyo campeón nacional no es otro que el Dr. Zedillo debido a su fraudulento FO.BA.PRO.A 1990, cuyo demagógicoc nombre significa Fondo Bancario de Protección al Ahorro.

    Se verá que la palabra latina subsidio cuenta con un origen militar, de militancia fallida por ser un cuerpo de reserva, que viene a dar la apuntilla

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1