Congresos atentos a la voz del amo: el caso mexicano
Si en la teoría político-constitucional los congresos o cámaras legislativas constituyen la mejor garantía del equilibrio de poderes, al contrarrestar la preeminencia del Ejecutivo, en la realidad práctica los gobernantes siempre buscan alcanzar en las legislaturas aquellas mayorías que les permitan desarrollar las políticas públicas que ofrecieron al electorado; esto ocurre en todo el mundo donde la democracia es la forma de vida cotidiana. Como esto no siempre sucede, lo cual también es parte de la normalidad democrática, gobernantes y legisladores negocian, pactan, convencen, discrepan y, finalmente, habiéndose puesto de acuerdo o no, resuelven lo que los legisladores, representantes genuinos del “pueblo”, deciden. Esto, repito, es lo que ocurre en los países donde existen principios democráticos.
Obviamente, el caso mexicano es diferente. No es éste un ejercicio de sociología histórico-jurídica, sino una simple enumeración de ejemplos acerca de cómo hemos padecido el excesivo control y predominio del Poder Ejecutivo sobre el Poder Lgislativo, lo cual indica la vocación autoritaria de quienes han
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