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Miradas plurales al fenómeno humano II
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Libro electrónico280 páginas3 horas

Miradas plurales al fenómeno humano II

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En este segundo volumen se ha pretendido dar espacio para plantear y reflexionar algunos temas que aportan diferentes fenómenos, manifestaciones o problemas que permiten ampliar el conocimiento y la comprensión de las plurales realidades del fenómeno humano: aspectos biológicos, culturales, sociales, comportamentales y emocionales que hacen del pri
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 mar 2023
ISBN9786075397689
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    Miradas plurales al fenómeno humano II - Xabier Lizarraga Cruchaga

    Preludio

    el pensar y el hacer

    ———•———

    El animal humano es, para sí mismo, un tema obsesionante, es el tema, pues siempre ha tenido y mantenido la inquietud de conocerse o, cuando menos, de conocerse cada vez un poco más y de conocer lo que le rodea, en virtud de que le afecta; como cualquier forma viva, el primate sapiens es lo que es y como es porque es el resultado de la interacción permanente entre una biología precisa pero no fija sino dinámica y un entorno que lo contiene, sostiene y mantiene, al cual transforma constantemente para crearse ambientes para sí: no únicamente nos hemos planetizado, dispersándonos incluso más allá de lo razonable, sino que al hacerlo hemos ido, para bien y también para mal, sapientizando todo pedazo de planeta, incluso aquellos planetas a los que aún no llegamos… El fondo marino también experimenta las consecuencias de que estemos en el planeta.

    El primate sapiens es una biología con un largo y no pocas veces azaroso pasado evolutivo que sigue en marcha hacia un desconocido mañana donde quizá ya no sea (no seamos), porque al trascender todas las especies terminan por trascenderse a sí mismas y rebasarse... dejando un importante hueco en el entorno, que siempre es vuelto a ocupar por otras formas vivas que lo aprovechan, sin consciencia ni otro propósito que vivir. El animal humano es biología, como tantas otras, una biología distinta a todas las demás, una biología en movimiento, una biología mediada por el entorno y sus emociones, que derivan en sensaciones y sentimientos, y una biología autoconsciente: consciente de que es consciente, por lo que tiende a sentirse prioritaria, principal, la especie protagonista indiscutible e indiscutida del drama general de la vida en la Tierra, la razón de ser de aquello que nos rodea: después no vendrá nada, sólo ausencia.

    Resultamos un tema tan complejo y amplio que no es posible pretender reducirlo a nuestras existencias personales, para comprendernos debemos intentar también comprender los numerosos fenómenos que, con nuestra presencia, van conformando una serie de mundos que no siempre se encuentran pero que siempre están interconectados: fenómenos sociales y fenómenos culturales, plurales fenómenos biológicos e intrincados fenómenos emocionales, fenómenos limitados a la cotidianeidad e incluso a la intimidad, pero fenómenos al fin colectivos; de ahí que resulta simplista pensar en la Antropología como una disciplina académica, de inquietudes y procedimientos científicos, centrada en el Homo sapiens. No, los diversos ángulos de aproximación antropológicos (como la Antropología Física y la Antropología Social, la Arqueología, la Etnología y la Lingüística, la Etnohistoria y, nos atrevemos a incluirla también, la Historia) precisan de diálogos e intercambios con otras disciplinas, para ir rodeando al más complejo y resbaladizo objeto de estudio: lo que somos como fenómeno biológico, psíquico, social, cultural e histórico.

    En este volumen, como en el primero publicado en 2013, la intención es hacer que se encuentre una pluralidad de miradas que, por las perspectivas y por sus estrategias, nos permitan penetrar un poco más en los recovecos, incluso a veces sombríos o en sombras, de lo que supuso la existencia y la actividad de un primate sorprendente, que consiguió, hasta ahora, vencer obstáculos y sobrevivir a todo aquello que parecía poder terminar con su existencia antes de realmente terminar de dar la tercera llamada que levanta el telón.

    Conscientes de que todo hacer académico requiere de reflexiones y perspectivas teóricas tanto como del trabajo directo sobre materiales (sean del tipo que sean), porque la praxis enriquece con evidencias y datos trabajados las posibilidades de la teoría, tanto como ésta enriquece las posibilidades de aquélla ofreciendo rutas, direcciones, sentidos y significados, hemos dividido el volumen en dos partes: De conceptos y perspectivas y De la acción sobre los restos humanos.

    En la primera parte, se reflexionan, se discuten y se proponen interpretaciones y propuestas que parten de lo hecho por otros en el pasado, como es el caso del pensamiento de Francis Galton y Franz Boas; asimismo, se invita a releer y reflexionar sobre aquellas ideas biologicistas que dieron cuerpo a imágenes del somos entre los animales y los míticos ángeles, y también el distanciamiento de no pocos haceres antropofísicos de la unidad integral de una antropología que pareció olvidarse. Y en ese tenor, de la crítica y la autocrítica, esta primera parte cierra invitando a romper con tradiciones anquilosadas del pensamiento dicotómico, que más que explicar caricaturizan realidades complejas, en este caso en torno a las sexualidades; problema fundamental porque permite que, a partir de miradas estereotipadas, se generen miedos y odios, se promuevan injusticias y se participe en la tortura emocional de los individuos que desbordan los límites de una sexualidad hegemónica, oficial.

    En la segunda parte, como su título indica, los trabajos se centran en las acciones sobre los restos humanos, los restos óseos de una zona arqueológica importante, Tlatilco, y sobre los colores que algunos restos humanos muestran tras ser hallados, así como las preguntas que surgen acerca de si estos colores fueron dándose de forma natural o son restos de acciones intencionales por parte de pueblos hoy desparecidos como tales; también se insiste en la importancia de los trabajos tafonómicos, en este caso en función de los omichicahuaztin (instrumentos musicales realizados con hueso, similares al güiro) hallados en las excavaciones realizadas en Teotenango, Estado de México. Otra mirada recae en algunas de las llamadas máscaras cráneo, resultado de actividades ceremoniales postsacrificiales, que estimulan numerosas preguntas para intentar reconstruir un pasado del que nos llegan apenas sugerencias que deben ser interpretadas hoy intentando no olvidar ese ayer que, para esas culturas, fue también un hoy. Enriquece las perspectivas de este volumen la reconstrucción de una historia de los restos humanos de la isla de Jaina.

    El conjunto de trabajos es otra pequeña punta del iceberg que la Antropología Física en México intenta conocer/comprender, pero sabedores de que las miradas unitarias o desde un solo punto de vista resultan con frecuencia limitantes, en este volumen (como en el anterior) se ha podido reunir a especialistas de diferentes disciplinas de estudio, además de antropólogos físicos, de diferentes formaciones académicas, por lo que participan profesionistas de la Arqueología, de la Antropología Social, de la Física y de la Historia. Un conjunto de saberes y de mentes interactuando para ir un poco más allá en el compromiso por saber de nuestro pasado como especie y como pueblo, como académicos y como seres sensibles; todo lo cual supone un honesto y generoso compromiso, más que con una disciplina académica, con una realidad por conocer: el fenómeno humano.

    Xabier Lizarraga Cruchaga y Josefina Mansilla Lory

    Febrero de 2020

    Primera parte

    De conceptos y perspectivas

    ———•———

    El racismo:

    confrontación del pensamiento de Francis Galton y Franz Boas

    ———•———

    Florence Rosemberg S.

    Existe un proverbio según el cual un negro rico es un blanco, y un blanco pobre es un negro.

    Roger Bastide, El prójimo y el extraño

    INTRODUCCIÓN

    Es a partir del siglo xix cuando surge la organización y sistematización del concepto de raza. Para poder confrontar a Francis Galton y a Franz Boas es necesario comprender e historizar la génesis del problema que abordaremos.

    Antes del siglo xix, la percepción del otro afectaba las formas diferentes y el contexto perceptivo estaba alejado de aquello que hoy conocemos, es decir, desde finales del siglo xviii se ata la ideología racista y se construye su sistematización concreta.

    El sentido racista es visible a partir de cierto momento de la historia en que manifiesta una complejidad creciente. La literatura del siglo xix presenta una homogeneidad profunda en la expresión de la percepción de la diferencia. Pensadores como Honoré de Balzac, Hippolyte Taine o Marcel Proust escribieron en torno a la alteridad, es decir, la relación de mi sociedad con la otredad y sus consecuencias.

    Se puede decir que el siglo xix es el siglo de las ciencias, siglo que va a inaugurar un giro completo en la ideología que hoy predomina. La noción de extranjero, heredada de los conflictos teológicos de los siglos precedentes, va a estar en el corazón mismo de la llamada naturaleza humana. Es decir, a la vez que el indio colonizado tenía la posibilidad de cambio gracias a la salvación religiosa, es a partir del siglo xix, en que la inmutabilidad de la raza no podrá tener más el estatus de movimiento. Así, el pensamiento de Galton se inscribe en el momento en que el evolucionismo unilineal¹ está en su pleno apogeo. Retoma la teoría de Charles Darwin (al pie de la letra y reinterpretándola a su manera), la reelabora e imprime el concepto de genio hereditario y, con la ayuda de la estadística, organiza la reunión raza/cultura, raza/herencia/habilidad, lo cual le va a permitir sostener sus tratados científicos con el fin de justificar su pensamiento sobre la existencia de razas inferiores y razas superiores.

    Por otro lado, Boas, tras haber consultado la obra de Galton, elabora una teoría antirracista que a su vez implicará una profunda crítica al evolucionismo unilineal.

    Para ello, Boas cuestiona la relación del hombre con su medio ambiente y concluye que la raza, además de ser producto de la herencia, también está determinada por el medio ambiente y la cultura.

    A diferencia de Galton, Boas demuestra la dinámica de los conceptos de raza y de cultura como dos categorías íntimamente ligadas; por el contrario, Galton le da primacía a la raza como causal de todos los procesos sociales, de las culturas y capacidades humanas.

    SIR FRANCIS GALTON (1822-1911), CIENTÍFICO INGLÉS DEL SIGLO XIX

    Científico inglés, explorador y antropometrista, mejor conocido como el fundador del estudio de la eugenesia.² Nació de ancestros cuáqueros cerca de Sparkbrook, Birmingham. Era primo de Charles Darwin y fue educado en el Hospital General de Birmingham, en el King’s College de Londres, en el Trinity College de la Universidad de Cambridge y en el Hospital General de San Jorge de Londres.

    Hizo varios viajes a los Balcanes, Egipto, Sudán y el Levante; en 1859 viajó a Ciudad del Cabo, Sudáfrica, pasó dos años en el interior del país y exploró el territorio comprendido entre la bahía de Walvis, Namibia, y el lago Ngami en Botsuana. Redactó 15 leyes para los jefes hotentotes que gobernaban a los damaras de las llanuras de Namibia y recopiló un diccionario rudimentario para los ingleses que desearan expresarse en la lengua local. En 1856 ingresó a la Real Sociedad Geográfica y a la Sociedad Real.

    Al año siguiente decidió residir en Londres para dedicarse a la ciencia y particularmente a la eugenesia. Fue pionero en el desarrollo de las fotografías mixtas y el uso de las huellas digitales para la identificación personal. Encontró nuevos métodos estadísticos que culminaron en el cálculo correlacional, probablemente su más grande logro científico. Galton estuvo fuertemente influenciado por Adolphe Quetelet (Theory of Probabilities, 1846); Charles Darwin (On the Origin of Species, 1859) y por Thomas Malthus (An Essay on the Principle of Population, 1798).

    Libro Hereditary Genius (1869)

    Galton afirma en la introducción de su libro que el objetivo principal de éste era hacer una investigación etnológica de las peculiaridades mentales de las diferentes razas (Galton, 2012 [1869]: V) y demostrar, por otra parte, cómo frecuentemente la habilidad es adquirida por la descendencia y de qué manera la genialidad es heredada. Además, se jacta de ser el primero en tratar la materia de manera estadística.

    ¿Cuál sería entonces la definición del concepto de genio o genialidad para el autor? Para Galton, el genio es la expresión de una habilidad excepcionalmente alta y al mismo tiempo innata (Galton, 2012 [1869]: VIII), es decir, una persona genial estaría dotada de facultades superiores. Para ejemplificar lo anterior nos dice que la habilidad natural es aquella que posee el europeo moderno, que tiene un mayor promedio, a diferencia de los hombres de las razas inferiores. No hay nada en la historia de los animales domésticos o en la evolución que nos permita dudar que una raza de hombres sanos, formada por una mayor superioridad mental y moral como es la de los europeos modernos, se vea enfrentada a las razas inferiores como son los negros (Galton, 2012 [1869]: X). Otro de los objetivos del libro es exponer las genealogías de 400 familias geniales a lo largo de la historia. Entre ellas hay jueces, hombres de Estado, comandantes, literatos, científicos, poetas, músicos, pintores, sacerdotes, hombres de la Universidad de Cambridge, remeros y luchadores.

    Ahora bien, las cualidades naturales de una raza pueden cambiar únicamente por la acción de la selección. Galton va a tomar el concepto darwiniano de selección natural para justificar su tesis de la genialidad hereditaria, es decir, el hombre puede organizar la selección natural por medio de diferentes hechos sociales, como, por ejemplo, el espaciamiento de los matrimonios en las razas inferiores.

    Otra preocupación de Galton se relaciona con el tema del colonialismo y los habitantes del continente africano:

    Los intentos recientes de muchas naciones europeas de utilizar África para sus propios propósitos, le da un interés práctico e inmediato a las investigaciones sobre el transplante de razas. Nos obliga a afrontar la cuestión de cuáles razas deben ser políticamente ayudadas³ para ser en el futuro los ocupantes de ese continente. Las variedades de negros, bantúes, árabes y otros que habitan África, son muy numerosos y difieren unos de otros en sus cualidades naturales. Algunos son más adecuados que otros para prosperar en la civilización introducida al África por los europeos, quienes reforzarán la justicia y el orden, con el objeto de darle a los nativos confort y lujos. Esas razas van a desplazar a otras en grados o probará que los negros, de una vez por todas, fallarán en las nuevas condiciones como han fallado en las viejas, o bien, someterse a las nuevas necesidades de una civilización superior; en este caso, sus razas numerosas y prolíficas, serán en el transcurso del tiempo suplantadas y reemplazadas por mejores (Galton, 2012 [1869]: XXV).

    En conclusión, Galton afirma que "el mejoramiento de los dones naturales de las futuras generaciones de la raza humana está bajo nuestro control, podemos guiar ese mejoramiento" (2012 [1869]: XXVII).

    Otra observación importante para la sistematización teórica del racismo galtoniano es la clasificación que elabora de los hombres de acuerdo a sus dones naturales:

    Reconozco el gran poder de la educación y las influencias sociales en el desarrollo de los poderes activos de la mente, así como reconozco el uso del desarrollo de los músculos del brazo de un herrero y nada más. Hay un límite de los poderes musculares en cualquier hombre, es precisamente análogo a la experiencia de cualquier estudiante que ha trabajado con sus poderes mentales (Galton, 2012 [1869]: 12-13).

    Es decir, el genio nace y no se hace, no hay posibilidades de cambio desde el nacimiento hasta la muerte. Ello se puede analizar desde dos perspectivas:

    1. La educación y el medio social no influyen para nada en el desarrollo de las sociedades.

    2. Las sociedades como tales ya no son más que razas humanas o grupos raciales determinados por su génesis.

    Pero sigamos adelante. En los viajes realizados por el autor, éste encontró que

    No me interesaba ocuparme mucho de la gente cuyos dones están debajo del promedio, pero sería un estudio interesante. El número de idiotas e imbéciles entre los 20 millones de habitantes de Inglaterra y Gales se estima que son aproximadamente 50,000 o 1 en 400. Para concluir, el rango del poder mental entre los más altos y los más bajos intelectos en Inglaterra es enorme (Galton, 2012 [1869]: 21).

    Posteriormente, elabora un cuadro estadístico que clasifica a la población inglesa por sus habitantes naturales y hace una tipología en un rango de la A a la G e indica que únicamente se va a ocupar de la clase G⁴ por ser superior en su intelecto.

    Otro argumento importante del autor es que los obstáculos sociales no pueden impedir que los hombres de grandes habilidades lleguen a ser eminentes. Por lo tanto, ningún hombre puede llegar a tener una muy alta reputación si no es talentoso y con grandes habilidades (Galton, 2012 [1869]: 29). Ésta es otra demostración de la inmutabilidad del hombre que determina la herencia.

    El valor comparativo de las diferentes razas se va a dar en el supuesto de la teoría de la selección natural. Si el hombre ha llegado a la civilización es porque ha sobrevivido por ser más apto a través de su historia. Galton mide la habilidad, talento, intelecto y capacidad de menor a mayor grado y contrapone a las diferentes razas en esa misma escala (nunca clasifica claramente a las razas en su libro). Para ejemplificar esto, hace una comparación entre la raza negra y la anglosajona, la cual ha producido hombres eminentes.

    Así clasifica a la raza negra:

    a) Rara vez ha producido gente como Toussaint Louverture, quien está en la clase F, lo cual demuestra una diferencia de no menos de dos grados entre la raza negra y la blanca y puede ser que más.

    b) Por ningún motivo la raza negra es completamente deficiente en su capacidad para llegar a ser próspera mercader. La clase E y F de los negros puede considerarse como equivalente de nuestra clase C y D, es decir, que el estándar intelectual de la raza negra está dos grados por debajo de la blanca.

    c) Los errores de los negros hechos en sus propias materias fueron muy infantiles y estúpidos, me avergonzaron de mi propia especie.

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