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El surgimiento de Villa El Salvador (1971-1983)
El surgimiento de Villa El Salvador (1971-1983)
El surgimiento de Villa El Salvador (1971-1983)
Libro electrónico206 páginas2 horas

El surgimiento de Villa El Salvador (1971-1983)

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Este es un libro indispensable para conocer acerca del surgimiento del distrito de Villa El Salvador. Desde una perspectiva didáctica, se abordan distintos aspectos de su organización que abarca la ocupación inicial del espacio, las relaciones que se establecen con el gobierno de turno, la organización de sus propios pobladores y la situación política del momento que incide plenamente en su desarrollo. Vale la pena reconocer que se trata, probablemente, de una de las zonas mejor diseñadas urbanísticamente de la ciudad de Lima Metropolitana. Sorprendentemente, este diseño urbanístico parte de la iniciativa de sus propios vecinos que se organizaron desde un inicio con un ideal bastante claro en torno a la autogestión y la participación colectiva. Sin estos ideales y los sueños por salir delante de las centenares de familias que se mudaron a ese arenal, el lema que le da vida al título de este libro, no sería posible: «porque nada tenemos, lo haremos todo».

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 abr 2023
ISBN9798215245149
El surgimiento de Villa El Salvador (1971-1983)

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    El surgimiento de Villa El Salvador (1971-1983) - Robert Salazar Quispe

     Porque nada tenemos, lo haremos todo:

    El surgimiento de Villa El Salvador (1971-1983)

    Robert Salazar Quispe

    ACUEDI EDICIONES

    Porque nada tenemos, lo haremos todo:

    El surgimiento de Villa El Salvador

    © Asociación por la Cultura y Educación Digital, 2018

    © Robert Salazar Quispe, 2018

    Diseño y diagramación: Héctor Huerto Vizcarra y Daniel Arteaga Ferruzo

    Diseño de cubierta: Gerardo Espinoza Trujillo

    Editado y publicado digitalmente por:

    Asociación por la Cultura y Educación Digital

    ACUEDI Ediciones

    Calle Vertiente N° 179 – La Molina

    Lima - Perú

    RUC: 20546738419

    acuediperu@gmail.com

    Primera edición: octubre 2018

    Edición digital en EPUB

    ISBN: 978-612-47843-6-1

    Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2018-16574

    Introducción

    El acelerado crecimiento demográfico de Lima a partir de los años cuarenta, el deterioro del intercambio económico que sufre el campo en beneficio de la ciudad y la poca rentabilidad de la actividad agropecuaria son factores determinantes que desencadenaron el surgimiento de sectores marginales conocidos como «barriadas» o «pueblos jóvenes» en la capital. Este proceso vino de la mano con el centralismo y la concentración de la capacidad industrial y de los principales servicios en Lima. 

    Este es el itinerario que permite el establecimiento de los pobladores en «Villa El Salvador», donde miles de personas en busca del «sueño de la casa propia» propician en medio de un territorio agreste una forma de organización local única que sirve de modelo y ejemplo al mundo entero. Sin embargo, para vencer las condiciones geográficas, económicas, políticas y sociales adversas utilizan una serie de recursos que tienen su origen en la «mentalidad andina» y se plasman en medio del arenal, donde se requiere más que esfuerzo para sobrevivir. 

    Si bien muchos de los pobladores que llegan al arenal ya tenían la experiencia de vivir en la ciudad y, en algunos casos, de haber participado en algunas invasiones previas, formar este «pueblo joven» en particular significó para ellos una experiencia distinta por el modelo de «autogestión» que siguieron. El mismo que se desarrolló en un escenario donde se encuentran involucrados un sin número de «actores sociales» que supieron canalizar la experiencia recabada en el mundo andino, ya sea por vivencia propia o porque les fue transmitida por sus antepasados. 

    Hurgar en el recuerdo de los pobladores, verificar los hechos sucedidos, ir al mismo lugar de estudio y observar las obras que construyeron; son sin duda las fuentes que tiene la «Historia Inmediata» para reconstruir un pasado cercano que, sin embargo, muchos no conocen. Un pasado que aun forma parte de nuestra realidad presente y vivida, que sigue generando tantos sueños individuales y colectivos de los migrantes que encontrando un medio adverso, lograron en base al esfuerzo, experiencia y organización convertirlo en un espacio con mejores posibilidades de crecimiento. 

    Para analizar la historia local del establecimiento y la organización de los pobladores lo abordaremos en base a dos líneas de investigación. La primera se orienta a verificar la organización local desde el establecimiento de los pobladores, para lo cual es importante verificar el proceso histórico, las condiciones geográficas del territorio y la forma como se asumió el modelo de «autogestión». Para ello se plantean las siguientes cuestiones: ¿Cómo se encontraba física y geográficamente el territorio antes del establecimiento de los pobladores en 1971? ¿Cómo llegaron los pobladores a este lugar? ¿Cuál fue la primigenia forma de organización? ¿Cómo lograron vencer la adversidad? ¿En base a qué mecanismos empezaron a construir el modelo autogestionario? ¿Cómo lograron dotar a su lugar de vivienda de un modelo altamente planificado? ¿Cómo lograron tener acceso a los servicios básicos? Estas preguntas nos ayudarán a observar, en suma, la organización local. 

    En una segunda línea de investigación que necesariamente involucra la primera abordaremos la participación política, intentando encontrar respuestas a otras problemáticas como: ¿Cómo recuerdan los pobladores la relación que se entabló con el gobierno de Velasco? ¿Cómo se organizaron las «Convenciones»? ¿Qué mecanismos siguieron los pobladores para elegir a sus representantes y cómo se presentaron las problemáticas del pueblo joven? ¿Hubo representantes del gobierno que dinamizaron la organización? ¿En las elecciones presidenciales, de la Asamblea Constituyente y municipales se apoyó a algún partido u organización en particular? ¿Cuál fue la relación que se mantuvo con el gobierno de Morales Bermúdez? ¿Los dirigentes pertenecían a un partido político o formaban parte de alguna dirigencia barrial o distrital? A través de estas preguntas, analizaremos la relación existente entre la participación política y la organización local. 

    Para dar respuesta a la problemática planteada se ha consultado una diversa documentación proveniente de distintas fuentes bibliográficas. Se ha consultado diversas investigaciones donde sociólogos, antropólogos y urbanistas estudian y esquematizan el movimiento popular y la organización barrial. Incluso se han consultado los periódicos y revistas que marcan el paso de los acontecimientos. A estas fuentes habría que sumarle las entrevistas y testimonios de los pobladores, así como el acceso que hemos tenido a los archivos personales que algunos dirigentes tan generosamente nos han facilitado. También se ha consultado documentación proveniente de archivos como son: El Centro de Documentación de la Facultad de Ciencias Sociales de la PUCP, el Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO), el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), los archivos del Instituto Riva Agüero, de la Municipalidad de Lima, de la Biblioteca Nacional y de la Biblioteca Municipal de Villa El Salvador. 

    En cuanto al contenido de este trabajo, se puede señalar lo siguiente: El primer capítulo trata del espacio geográfico, que nos permitirá ubicar a Villa El Salvador resaltando sus condiciones de relieve, clima y recursos naturales. También se aborda el proceso histórico que facilitará la comprensión en el tiempo del espacio geográfico analizado en una perspectiva cronológica, que cubre desde la ocupación prehispánica hasta la república. El segundo capítulo aborda la ocupación del espacio, desde la toma de tierras en Pamplona hasta el establecimiento en Villa El Salvador, así como los inicios del modelo de desarrollo urbano donde se trata de la primigenia forma de organización de los pobladores y su relación con el Estado hasta la materialización de los primeros proyectos. En el capítulo tercero se aborda la consolidación de la organización comunal, desde la «Primera Convención» hasta el análisis de la relación con el gobierno y las primeras vertientes del modelo comunal sintetizado en la Caja Comunal y el Centro de Comunicación Popular. El cuarto capítulo aborda la etapa donde los pobladores luchan por obtener mayor atención por parte del Estado participando en las marchas, huelgas y paros nacionales. También se verifican los acuerdos de la «Segunda Convención» y la crisis de los entes económicos comunales. Se analiza finalmente la relación que se establece con algunas organizaciones sindicales como el Sindicato Único de Trabajadores de la Educación Peruana (SUTEP) y la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP). El quinto capítulo señala el esfuerzo de los pobladores por obtener servicios públicos, en base a los acuerdos de la «Tercera Convención». Finalmente, en el capítulo sexto se analiza la lucha de los pobladores para conseguir el reconocimiento distrital. Estas luchas son esquematizadas en las asambleas y convenciones que se llevan a cabo en los inicios del gobierno de Fernando Belaúnde Terry. De las mismas surge un pliego de reclamos que se presenta al gobierno, donde se solicita que Villa El Salvador sea convertido en un distrito. Este proceso no se encuentra exento de luchas internas en cuanto a la organización local y administrativa del nuevo distrito. 

    Con la construcción y análisis de la presente investigación se intenta rescatar la historia local de Villa El Salvador dando voz a los actores sociales, hurgando en sus recuerdos y sistematizando las nuevas fuentes que nos permiten reelaborar el pasado desde el presente. Esto es crucial para aportar al conocimiento que tenemos sobre nuestra propia ciudad, Lima. 

    Este esfuerzo no hubiese sido posible sin el apoyo del personal de los archivos, centros de documentación y bibliotecas; de los pobladores y dirigentes, que siempre tan animosos y elocuentes me ayudaron al relatar su propio esfuerzo y la concepción de sus sueños de «la casa propia», lo que queda claro cuando al unísono repiten su lema característico «porque nada tenemos lo haremos todo». A todos ellos les expreso mi agradecimiento más sincero. 

    Finalmente quiero expresar un agradecimiento especial para mi familia por haberse constituido en la fuerza y sostén necesario para materializar esta empresa intelectual: a mi hijo Christofer, mi esposa Patricia, mis padres Melania e Ignacio y a toda la familia Salazar Quispe y familia Abarca Huamaní. Hago extensivo el agradecimiento al historiador José Javier Vega Loyola por la paciencia y el sostén que demandó la concreción del presente trabajo, que inicialmente fue mi tesis de licenciatura. Asimismo a mis profesores Carlos Flores Soria, Martha Chávez Lazarte, Luis Tejada Ripalda, Augusto Ruiz Zevallos, David Vargas Torreblanca, Javier Pérez Valdivia, Omar Rojas Herrera, Luis Alberto Lázaro Llantoy, María Inés Valdivia, Germán Peralta, etc. Así también quiero agradecer a amigos como Verónica Sánchez, Eleana Catacora, Lucyla Bravo, Joaquín Espinal, Diego Lévano, Ernesto Guevara, Juan Chumpitaz, Gustavo Gutiérrez, Deynes Salinas, Aramis López, Josué Espinoza, Fátima Dávila, Wilmer Atachagua, Felicia Rojo, etc.; y compañeros de las aulas universitarias y del trabajo que me apoyaron tan afanosamente en la realización de este material que está inspirado en los sueños y fervores del autor. Gracias a Dios.

    CAPÍTULO 1: VILLA EL SALVADOR, ESPACIO Y TIEMPO

    El perfil de la costa peruana está constituido por una sucesión de vastos desiertos y por valles extremadamente fértiles que son consecuencia, por un lado, de la ausencia casi total de lluvias y, por otro lado, debido a la dependencia del caudal de los ríos provenientes de la cordillera hacia el océano. Durante el verano costeño los ríos rebasan de agua salvando a la vegetación de la sequía, mientras que en el invierno el caudal de los ríos casi desaparece, pero densas nieblas provenientes del océano forman una capa de casi diez millas de anchura que se extiende por toda la costa, provocando que las faldas de las colinas se revistan de fresca vegetación que permite que aparezcan pastores apacentando ovejas en las lomas, quedándose allí hasta la estación cálida. (Comité Ananías Villar: 2000) 

    Estas condiciones son características de todo el valle de la cuenca de Lurín, que cerca de la costa tiene dos millas y media de anchura formando una lengua de tierra que proporciona cualidades propias para ser considerado como un valle fascinante. Tal es así que uno de los cronistas coloniales, lo llama «delicioso y abundante en fruta», donde además menciona que hileras de árboles altos, sauces y matorrales de caña marcan el curso de diversos canales que entrecruzan los campos. También se pueden encontrar bosques de huarango y otros árboles, así como frutales de lúcumos, pacaes, paltos y chirimoyas (Cieza de León: 2005). 

    Según la posición geográfica del valle y sus condiciones debería tener un clima semitropical lluvioso, sin embargo la Cordillera de los Andes se constituye en una barrera frente a las nubes cargadas de lluvias provenientes de la región amazónica. También la corriente marítima de Humboldt genera que al mar registre una temperatura inferior a la del medio ambiente lo cual provoca una intensa nubosidad. Esto permite la aparición de una extensa vegetación que a su vez favorece la condensación de las neblinas traídas por los vientos del sur y del sudoeste. El medio geográfico marca, sin duda, las condiciones necesarias y permanentes de la vida material de los habitantes del valle donde podemos ubicar a la zona de lo que actualmente es Villa El Salvador (Merzthal: 2011). 

    Tal como lo dice el Comité Ananías Villar (2000), se puede señalar la ubicación geográfica y latitudinal de Villa El Salvador de la siguiente manera: 

    «es un distrito de la provincia de Lima que está ubicado en la parte baja del valle del río Rímac, que tiene como límites actuales por el norte al valle del río Chillón y por el sur al valle del río Lurín, comprendiendo una faja de litoral de aproximadamente cuarenta kilómetros y situada a doce grados de latitud sur. Este valle ha sido ocupado por el ser humano desde tiempos remotos, extendiéndose inclusive los límites del aérea agrícola, debido a los canales y acequias construidos por los primeros pobladores, hasta alcanzar una extensión de cuarenta mil hectáreas al inicio del siglo XX. Sobre este espacio se asentó la ciudad tradicional, incluyendo sus barrios populares y urbanizaciones de clase media y alta. Luego se fue extendiendo sobre los desiertos que la rodean. Como parte de estas extensiones al desierto surge Villa El Salvador. Con respecto al mundo se ubica en 12º12´34 de latitud sur y 76º56´06 de longitud oeste y sobre 175 m.s.n.m. como promedio. Con respecto a la ciudad de Lima se encuentra entre los 19 y 25 kilómetros de la Panamericana Sur y a seis kilómetros del valle de Lurín y las ruinas de Pachacámac, entre los desiertos de Conchán, la Hoyada de Tablada de Lurín y el Médano de Lomo de Corvina» (Comité Ananías Villar: 2000) 

    Ocupa entonces un territorio que va desde los 0 m.s.n.m. hasta 250 m.s.n.m. como máxima altitud de su territorio en el lugar denominado por los pobladores como «Ticlio Chico», en donde la temperatura suele descender hasta los 10º durante el invierno, produciendo un frío intenso que cubre la zona con abundante neblina (Comité Ananías Villar: 2000). 

    En cuanto a sus límites, estos se vinieron a establecer casi de manera total a partir del 1 de junio de 1983 cuando fue elevado a la categoría de distrito durante el período presidencial del arquitecto Fernando Belaúnde Terry, ya que hasta entonces el área que ocupaba formaba parte del distrito de Villa María del Triunfo. Según la Ley 23605 que lo crea como distrito y de acuerdo a la demarcación precisa y cartografiable que se levantó, sus límites colindan por el norte con los distritos de Villa María del Triunfo y San Juan de Miraflores. Por el sur con el distrito de Lurín y con el océano Pacífico. Por el este con los distritos de Villa María del Triunfo y Lurín. Finalmente, por el oeste con los distritos de Chorrillos y San Juan de Miraflores. Esto hace que el distrito tenga una extensión geográfica total de 3,546 hectáreas, es decir, 35,460 kilómetros cuadrados, divididos de la siguiente manera: 

    Cuadro Nº 1: Extensión

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