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Imaginario sociodiscursivo de la integración sociocultural de latinoamericanos en las ciudades de Barcelona, Nueva York y Los Ángeles
Imaginario sociodiscursivo de la integración sociocultural de latinoamericanos en las ciudades de Barcelona, Nueva York y Los Ángeles
Imaginario sociodiscursivo de la integración sociocultural de latinoamericanos en las ciudades de Barcelona, Nueva York y Los Ángeles
Libro electrónico448 páginas5 horas

Imaginario sociodiscursivo de la integración sociocultural de latinoamericanos en las ciudades de Barcelona, Nueva York y Los Ángeles

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El presente libro aborda el problema de la multiculturalidad desde el punto de vista de la migración internacional. Tiene como objetivo general explicar el imaginario sociodiscursivo de la integración de los inmigrantes latinoamericanos en las ciudades de Barcelona, Nueva York y Los Ángeles. Parte de un enfoque interdisciplinario con metodologías e
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento16 ene 2024
ISBN9786078789580
Imaginario sociodiscursivo de la integración sociocultural de latinoamericanos en las ciudades de Barcelona, Nueva York y Los Ángeles

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    Imaginario sociodiscursivo de la integración sociocultural de latinoamericanos en las ciudades de Barcelona, Nueva York y Los Ángeles - Ricardo Medina Audelo

    Agradecimientos

    El presente libro es el resultado de varios apoyos. Quiero comenzar por agradecer a la Generalitat de Catalunya que, a través de la Agència de Gestió dÁjuts Universitaris i de Recerca, me otorgó el apoyo para realizar mis estudios y trabajo doctoral en la Universitat Pompeu Fabra, en Barcelona. Mi agradecimiento al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por haberme otorgado la oportunidad de realizar la estancia posdoctoral en el programa de Maestría y Doctorado en Estudios Sociales de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Iztapalapa, y al Instituto Politécnico Nacional por acogerme y otorgarme su confianza como politécnico. Finalmente, quiero agradecerle a cada una de las personas que participaron en el presente trabajo que, con sus narrativas, me enseñaron mucho sobre la importancia de ser reconocidos, independientemente de donde se esté. Mi más sincero reconocimiento para ustedes y para cada uno de los inmigrantes del mundo. Un reconocimiento muy especial a mi amiga Silvia. Mis identidades están con ustedes.

    Introducción

    ¹

    La migración siempre ha estado presente en la historia de la humanidad y de sus sociedades. Incluso puede pensarse, y con cierta razón, que parte de la institución de las sociedades se debe a que las personas se movilizan, se desplazan y se asientan en lugares distintos a los de su origen. Esta idea puede pensarse, al menos, en el inicio cuando las sociedades comenzaron a construirse como eso, como sociedades. Esto nos conmina a detenernos y a reflexionar sobre siete aspectos de la relación entre la migración y las sociedades. El primero es que la migración existe desde antaño como la sociedad misma. Esto significa que, por un lado, el fenómeno migratorio ha existido desde la sociedad más antigua hasta la actual sociedad moderna/posmoderna y, por el otro, que hay una relación estrecha y compleja entre la migración y las sociedades, relación determinada por factores, dimensiones, situaciones, circunstancias y contextos propios de las temporalidades y de las espacialidades de cuando acaece la migración. De ahí que, según el tiempo y lo socioespacial, la migración tendrá ciertas características, dinámicas y transformaciones. Elementos como las causas, motivos, circunstancias, condicionantes, procesos y consecuencias de expulsión y atracción, serán explicadas y entendidas, precisamente, por esos contextos y situaciones de las temporalidades y espacialidades desde donde se esté y a lo que se esté refiriendo.

    El segundo aspecto está circunscrito a la relación migración y sociedad, pero esta vez con su constante incidencia en la re-institución y re-estructuración del primero sobre el segundo aspecto en el tiempo. Dicho de otro modo, si la institución de las sociedades por la migración conformó desde su inicio sociedades diferenciadas y jerarquizadas de individuos, grupos y, con el paso del tiempo, colectivos en su exterior, y si con el paso del tiempo las sociedades instituidas mantuvo y mantiene esas diferencias y jerarquías de individuos en su interior o, incluso, si las alimenta, como lo que está acaeciendo en los últimos treinta años. De este modo, se puede afirmar que, desde su inicio y hasta hoy, las sociedades están conformadas en su interior por individuos diversos, diferenciados y jerarquizados.

    El tercer aspecto en esa misma relación, pero de forma inversa, es que la sociedad también incide en la migración, ya que es la primera que, en ciertos casos, expulsa y atrae a los individuos. Esto es, las sociedades, dadas sus características, situaciones y contextos particulares y globales (como hoy e incluso como antaño), inciden de forma directa o indirecta en la migración y en sus condicionantes de la expulsión y de la atracción en los procesos y consecuencias de la movilización de los individuos, grupos y colectivos.

    El cuarto aspecto está relacionado con las condicionantes de la expulsión y de atracción de la migración de los individuos, las cuales a su vez están relacionadas con dimensiones y factores diversos: económicos, sociales, políticos, ideológicos, culturales, demográficos, cognitivos, laborales, geográficos, religiosos, ambientales y naturales, entre otros. Estas dimensiones y factores están, evidentemente, interrelacionados. Esta interrelación está definida, precisamente, por la etapa histórica y características socioespaciales de las sociedades expulsoras y de las sociedades receptoras, así como de las situaciones y contextos personales, colectivos y grupales de quienes se desplazan. Pensemos, por ejemplo, en uno de los principales trabajos pioneros modernos sobre la migración. Nos referimos a la obra del geógrafo anglogermano Ernst Georg Ravenstein (1885), quien es uno de los primeros estudiosos modernos en responder, con rigor científico, una de las principales interrogantes que plantea el fenómeno de la migración: por qué los individuos se desplazan de un lugar/sociedad a otro/otra. En su obra The Laws of Migration. Ravenstein, en el contexto de la sociedad inglesa a finales del siglo XIX y desde el análisis demográfico estadístico, logra delimitar las leyes en torno a la migración humana. Propuestas que, más que ser consideradas leyes, son características de la migración (causas/motivos) a partir de los desplazamientos y asentamientos espaciales de las personas y de la población en esos contextos. Para este autor, el carácter estructural de la sociedad incide claramente en la migración, debido a que los motivos y los procesos de expulsión de las regiones de origen hacia las de atracción responden a un desplazamiento de lo rural pobre hacia lo urbano (zonas urbanas ricas). Así, el rasgo de la migración estudiada por el geógrafo alemán responde, principalmente, a aspectos de orden económico.

    El sexto aspecto es que la migración a escala geográfica puede ocurrir a nivel local, nacional, regional y transnacional.

    Finalmente, en el último aspecto, el séptimo, en los tiempos actuales, la migración se ha intensificado cada vez más debido, entre otras cuestiones, a las interconexiones de las sociedades en dimensiones diversas que son cada vez mayores debido al capitalismo salvaje, el neoliberalismo y la globalización. Por tanto, no es exagerado pensar ni decir que, por la dimensión y la intensidad de la movilidad transnacional de las personas, grupos y colectividades, el siglo XXI es la era de la migración, como diría Castles y Miller (2007).

    La era de la migración del siglo XXI trae consigo muchos cambios y retos. En el primer caso, por ejemplo, una de las consecuencias más importantes y visibles es el aumento en la composición de las sociedades contemporáneas, que son cada vez más diferentes y diversas en lo cultural. Esto se debe, entre otras cuestiones, a la presencia de individuos, grupos y colectividades de individuos que se establecen en lugares distintos a sus sociedades de origen, instituyéndose territorios, lugares y espacios con múltiples pertenencias culturales. Recordemos que cuando los individuos se movilizan llevan con ellos su cultura y sus sistemas de referencias.

    Para Arango (2007), el fenómeno migratorio debe relacionarse con que los flujos de las personas, su desplazamiento, son diversificaciones de origen. Esto significa, en consecuencia, heterogeneidad etnosociocultural en las sociedades de destino. La llegada de nuevas identidades psicosoculturales sugiere un complejo sistema de retos constantes en las múltiples formas organizativas y organizadas de la sociedad que acoge diferencias y diversidades (Castoriadis, 1990). Esas instituidas sociedades de identidades diversas, llámense multiculturales y/o pluriculturales, presentan cuestionamientos tan básicos como necesarios: ¿cómo hacer frente a la composición psicosociocultural diversa de la sociedad y qué debe hacerse para integrarlos?, ¿cómo gestionar organizativamente a la sociedad en sus dimensiones políticas, sociales, culturales, económicas, lingüística, demográfica y geográficamente, entre otras?, ¿qué retos propone la relación e interrelación, en algunos casos, de las identidades diversas y distintas?, ¿qué papel desempeñan las identidades culturales de llegada en la organización de la sociedad?, ¿cuál es el rol de las identidades de autóctonos y las inmigrantes en la organización de las sociedades de acogida ante esas identidades nuevas, diversas y diferentes?

    Unos de los principales retos y compromisos es el punto de partida donde se inserta la problemática del presente libro. Esto es, ir más allá de la pura gestión para incorporarse y perfilarse a retos que encaren esa diversidad organizativa sin desdén ni detrimento de la identidad cultural de llegada, ni menoscabo de ninguna colectividad o grupo, en aras de un marco de justicia social y moral conjunto, donde a todos los individuos, grupos y colectividades de llegada y autóctonas se les reconozcan sus derechos a la diferencia, a sus identidades, el acceso a la igualdad de condiciones, el reconocimiento de su condición cultural (Hegel, 2017; Taylor, 1993; Fraser, 1997; Fraser y Honeth, 2006; Alarcón, 2003; Giménez, 2003; Parekh, 2005a). La importancia del respeto y reconocimiento cultural radica en que, a través de éstos, los individuos posibilitan su autonomía, pues les provee de contextos y sistemas de referencias que les permiten ser y estar en el mundo, interpretar y comprender lo significativo y valioso para su existencia. En este orden de ideas, los individuos, grupos y colectivos, cuando se incorporan a la sociedad nueva de acogida, enfrentan un trato desigual, lo que los pone en desventaja frente a otros grupos y/o colectivos, originarios o no. En las sociedades de acogida prevalece, en el mejor de los casos, la preferencia de unos grupos sobre otros. Así, los individuos y colectivos que migran internacionalmente (también ocurre en lo local, regional y nacional) están relacionados de manera indiscutible con los procesos, dinámicas y organizaciones de inclusión y exclusión por las sociedades de acogida, de sus gobiernos e instituciones. En ciertas situaciones y contextos diversos, esas colectividades son objeto del no reconocimiento de sus identidades culturales y, en consecuencia, de sus intereses, necesidades y derechos como sujetos y grupos. Sus identidades, sus diferencias, son soslayadas por el intento homogeneizador de los sujetos nacionales, de sus agencias socializadoras, organizativas y normatizadoras. La imposición cultural, la aculturación, rechaza del inmigrante su derecho a ser diferente, a mantener su cultura y sus rasgos, infravalorándolo socioculturalmente y tratándolo de forma perjudicial por ser, también, minoría.

    Los inmigrantes son objetos de trato desigual bajo la supuesta superioridad de los otros, posibilitada en un radio de políticas públicas y políticas migratorias desiguales. La diversidad cultural derivada de la migración, en una lógica de alteridad y otredad, plantea retos como qué hacer para que esas nuevas colectividades culturales diferentes puedan ser sujetos de derecho y respeto identitario, tratadas en condiciones de igualdad y de reconocimiento que permitan su desarrollo y crecimientos desde su propio entendimiento de vida, de su valoración propia, desde su cosmovisión, en un marco de prácticas políticas de poder.

    En suma, la sociedad multicultural y/o pluricultural tiene como reto (e incluso compromiso) gestionar la diversidad cultural, promoviendo, por un lado, el respeto de las especificidades culturales diferentes de los individuos y colectividades llegadas y, por el otro, fortaleciendo el reconocimiento sociocultural en aras de la igualdad de derechos, de justicia moral y valoración social que permitan su autonomía.

    El estudio de la relación de las sociedades modernas multiculturales con la migración ha sido abordado desde diferentes disciplinas y enfoques teóricos, concentrándose más en la sociología, la antropología, la ciencia política, la geografía, la economía, las ciencias ambientales, entre otras. La lingüística, las ciencias del lenguaje, la semiótica y los estudios del discurso —este último como punto teórico-disciplinario de partida del presente libro—, han participado también en la discusión y reflexión sobre la migración: racismo, xenofobia, medios de comunicación, discurso de la élite parlamentaria europea (Van Dijk, 2003 y 2003a), racismo y discurso de la tolerancia en políticas de migración en Bélgica (Blommaert y Jef Verschueren, 1998), inmigración y discriminación en la prensa española (Labrador, 2001), racismo e inmigración en España (Bañón, 2002); migraciones de las políticas, actores y procesos de integración en el Cono Sur (Novick, 2009), construcción y estudio de la identidad en narraciones de migrantes temporales que se desplazan de Guanajuato hacia Estados Unidos y Canadá (Reyes y Rivero, 2010), análisis retórico del discurso público acerca de la migración entre México y Estados Unidos; política y discurso en el tratamiento del tema migratorio de la 4T en México (Jara y Morales, 2021), estudio de la política migratoria hacia la migración venezolana en Perú (Blouin, 2021), discurso y resistencia en la cultura de la deportación de inmigrantes mexicanos de Estados Unidos.

    El presente libro aborda, por tanto, el problema de la multiculturalidad desde el punto de vista de la migración internacional. Tiene como objetivo general explicar el imaginario sociodiscursivo de la integración en los inmigrantes latinoamericanos en las ciudades de Barcelona, Nueva York y Los Ángeles. Parte de un enfoque interdisciplinario con metodologías empírica, cualitativa y fenomenológica. Se ha vinculado y enlazado teórica-disciplinaria y metodológicamente la filosofía política (modelos de gestión de la diversidad), la sociología del imaginario (imaginario social), la psicología social (teoría de las representaciones sociales) y el análisis del discurso (teoría de la enunciación y teoría sociosemiodiscursiva). En este libro también indagamos, a través del imaginario sociodiscursivo de integración sociocultural, los mundos vitales (Flick, 2013) de los inmigrantes latinoamericanos que residen en las sociedades de Barcelona, Nueva York y Los Ángeles. Para ello, respondemos a cuestionamientos tales como ¿cuáles son los motivos de la inmigración de nuestros entrevistados?, ¿qué metas pretenden alcanzar con su inmigración?, ¿cómo han sido sus experiencias en las sociedades de acogida?, ¿cómo se sienten en ellas?, ¿cuál es su identidad como latinoamericano dentro de las sociedades receptoras?, ¿cómo se perciben?, ¿qué repercusión tiene para su identidad establecerse en las sociedades de acogida?, ¿cuál es su apreciación y opinión en torno al autóctono catalán, al estadounidense y a las sociedades receptoras?, ¿qué es la integración para el inmigrante?, ¿qué actitud opta ante la integración?, ¿se integra sólo el inmigrante?, ¿qué actores señala como responsables de la integración?, ¿qué sugiere para su integración?, ¿qué estrategias discursivas emplean en sus discursos en torno a ellos, a sus experiencias y a la integración? Este trabajo parte del supuesto que en el imaginario sociodiscursivo del inmigrante latinoamericano es posible hallar un principio de creación de posibilidades alternativas de la (su) realidad, puesto que, como señala Castoriadis (1989), el imaginario, como conjunto de significaciones y representaciones sociales, es una fuerza de deseo, de posición y de creación de los individuos, siempre vinculado a una sociedad en un momento histórico concreto. Ese conjunto de significaciones y representaciones sociales, que es el imaginario sociodiscursivo, está instituido en y por el discurso. Un discurso que acaece por medio de un proceso de producción, de interacción, de comunicación y de práctica social. De este modo, el imaginario sociodiscursivo permite a los individuos pensar en un orden y en una vida alternativos a sus figuras, en el que pueden conjugar lo racional con lo imaginativo. Por tanto, a través del imaginario y su actuar dentro del proceso de simbolización, los inmigrantes latinoamericanos, como sujetos sociales, estructuran su personalidad y sus vínculos con la realidad.

    El libro está dividido en nueve capítulos. En el primero se aborda la descripción y análisis de los contextos de las tres sociedades y ciudades de acogida y estudiadas, como, por ejemplo, cifras y estadísticas de la migración latinoamericana y programas de política de migración en las tres ciudades estudiadas. En el capítulo siguiente se reflexiona en torno a algunos elementos y factores que inciden en el desplazamiento y la expulsión de los individuos migrantes en sus sociedades de origen; también, por un lado, en que cuando migran los individuos llevan consigo sus identidades, su cultura, su alteridad y su subjetividad y, por el otro, cómo estos aspectos son cruciales en la migración y en el reconocimiento del inmigrante. En el capítulo tercero se exponen los principales modelos teóricos de la gestión de la migración y sus características: el segregacionismo, el asimilacionismo, el melting pot, los multiculturalismos (el liberal y comunitario) y la interculturalidad. Exponemos asimismo qué se quiere decir con la integración sociocultural en el marco del fenómeno de la migración. En el cuarto capítulo abordamos lo relacionado con la cognición social y las estructuras de conocimiento intersubjetivo como herramientas epistemológicas y teóricas en el estudio de la integración sociocultural en la migración, concretamente, el imaginario antropológico, el imaginario social y la teoría de las representaciones sociales. El discurso y el análisis de discurso, desde la teoría de la enunciación, son descritas en el quinto capítulo; en éste explicamos, por un lado, que en la enunciación se establece una referencia y una construcción discursiva en y sobre el mundo, de acuerdo con la perspectiva del enunciador, su intención y su contexto. Por el otro lado, que en el dictum y en el modus, como elementos de la modalidad expresiva en la enunciación se designa lo representado, objeto de la enunciación y su forma del decir de eso representado, instituidos en juicios intelectuales, afectivos y volitivos, respectivamente. En esto, el contrato y la situación de comunicación desempeñan un papel preponderante. En el sexto capítulo se abordan los enfoques e instrumentos metodológicos, mientras que en los tres siguientes capítulos conciernen el análisis de las significaciones, representaciones y los discursos empleados. Finalmente, este libro, como también hemos mencionado en otros espacios, tiene el propósito de significar al inmigrante como un actor activo, reflexivo y que se involucra en la mejora de sus condiciones en las sociedades de acogida.

    La idea también es que este libro pueda contribuir a idear, a crear, desarrollar y encaminar acciones y alternativas diversas, en dimensiones distintas y según los contextos, que incidan en la integración sociocultural de los inmigrantes latinoamericanos en las sociedades de acogida.

    Parte de este trabajo ha sido expuesto en los textos El imaginario sociodiscursivo en la inmigración latinoamericana de Catalunya: Propuesta para la gestión de la diversidad (2011), La integración sociocultural: una visión del inmigrante latinoamericano en Cataluña (2016), Inmigrantes latinoamericanos en Los Ángeles. Las significaciones en torno a la integración sociocultural y su impacto sociopolítico (2017), Imaginario sociodiscursivo: la integración sociocultural de los inmigrantes latinoamericanos en Nueva York (2019) (cfr. bibliografía).

    Capítulo I

    La inmigración latinoamericana, sociedades y ciudades de acogidas: Barcelona, Nueva York y Los Ángeles

    Introducción

    La migración latinoamericana en el mundo tiene cada vez más presencia y es cada vez más notoria. Las razones y propósitos de que esto acontezca es multifactorial, como veremos. Sin embargo, como también expondremos en el presente libro, entre los factores principales está la dimensión económica, dimensión que incide tanto en la sociedad/país expulsor como en la sociedad de acogida. Esto significa, en parte, una clara correlación, aunada a otros factores (también correlacionables), como, por ejemplo, la migración por redes. En el presente capítulo describiremos algunos datos demográficos en torno a la presencia de inmigrantes latinoamericanos en las tres ciudades estudiadas: Barcelona (I.1), Nueva York y Los Ángeles (I.3). Así, expondremos cómo, con el paso del tiempo, los inmigrantes latinoamericanos tienen cada vez más presencia y visibilidad en las ciudades estudiadas (sobre todo a partir de 2000, periodo en que España comenzó a consolidarse como país receptor de inmigrantes y en que la comunidad latinoamericana se transformó en el segundo colectivo más grande en dicho país. En Estados Unidos, por el constante crecimiento, la comunidad latinoamericana se ha transformado en la primera minoría de inmigrantes. Respecto a esto es importante resaltar que los datos estadísticos aquí presentados son sólo una aproximación de la presencia latinoamericana en estas ciudades. Son dos los principales argumentos: i. muchas de las cifras presentadas sólo contabilizan a aquéllos inmigrantes con permiso de residencia y de trabajo o nacionalizados que están identificados; no contabilizan, en muchos casos, a los inmigrantes que se encuentran de forma irregular, como se diría en España, o indocumentados, como se dice en Estados Unidos, y ii. la inmigración latinoamericana no es estática, pues está en constante movimiento. Esto significa que así como cada vez más latinoamericanos llegan a Estados Unidos, también muchos deciden o los obligan (deportan) a retornar a sus países de origen. Otro elemento que se aborda en este apartado lo constituyen algunas políticas y programas de migración y cómo algunos de éstos son antinmigrantes y otros son paliativos a las necesidades y reconocimiento de la comunidad de inmigrantes. Entre éstas podemos identificar el Plan de Retorno Voluntario de 2008 en España (I.2) y en Estados Unidos (I.4.): la Propuesta 187 en California (1994), la Illegal Immigration Reform and Immigrant Responsibility Act (IIRIRA (1996), la USA Patriot Act (2001), la Arizona Senate Bill 1070 en 2010, S.744 en 2013, las acciones ejecutivas Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA) y Deferred Action for Parents of Americans (DAPA) en el periodo de Barack Obama, el fallo de la Corte en 2015 contra el DAPA o los intentos de Donald Trump por cancelar la acción diferida.

    I.1. Inmigrantes latinoamericanos en Barcelona: cifras y estadísticas generales

    En la década de los sesenta del siglo pasado, España se transformó de un país expulsor a receptor de migrantes, a partir del momento en que extranjeros de países periféricos se empiezan a instalar en territorio español. Con su acceso a la Comunidad Europea el 1 de enero del 1986, España fue recibiendo cada vez más extranjeros que se asentaban en el país, algunos de forma temporal y otros de modo definitivo. Pero no fue hasta el inicio del nuevo siglo, en el año 2000, que la presencia de extranjeros fue cada vez más notable. Los periodos que dan cuenta de esta consolidación migratoria en España son 2001, 2005, 2009, como podremos observar en el presente apartado. Estos periodos nos muestran, por un lado, la transformación del fenómeno de la inmigración y, por el otro, cómo la comunidad de inmigrantes latinoamericana ha estado presente en esta consolidación, que ha llegado a ser el segundo colectivo de extranjeros extracomunitarios más numeroso en algunas comunidades autónomas de España, como veremos a continuación.

    De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística² en 2001, se encontraban residiendo 40,409,330 personas. De este número, el 2.74 por ciento correspondía a inmigrantes comunitarios, no comunitarios y apátridas. Estos dos situaciones y contextos se deben considerar en este periodo migratorio: el primero es el proceso de regulación de 2000 y de 2001 —regulación extraordinaria y complementaria iniciada en el año anterior—, mientras que otro es el acuerdo migratorio entre España y Ecuador (Zapata, 2004: 84). En ambos procesos de regularización se recibieron 594,327 solicitudes de regularización —244,327 (2000) y 350,500 (2001)—, pero sólo 402,526 fueron resueltas como favorables —163,352 (2000) y 239,174 (2001). En el acuerdo migratorio España regularizó a 20,352 inmigrantes ecuatorianos.³

    En el informe del Observatorio Permanente de Inmigración del 31 de diciembre del 2009,⁴ los inmigrantes ascendían a 4,791,232 personas; 3,684,017 inmigrantes más que en 2001 (1,109,060). La inmigración había crecido un 332 por ciento —y 2,052,300 con respecto a 2005 (2,738,932), un 74 por ciento más, como puede observarse en la tabla 1.

    Tabla 1. Inmigrantes en los periodos 2001-2009

    images/img-22-1.jpg

    Fuente: Elaboración propia con base en datos del Observatorio Permanente de Inmigración del 31 de diciembre de 2009.

    En esta última cifra hay que considerar un aspecto importante en el incremento de la presencia de inmigrantes con permiso de residencia: la regularización migratoria que se llevó a cabo de febrero a mayo de 2005, en el que se regularizaron a aproximadamente 676,866 personas.⁵ Las principales comunidades donde se llevaron a cabo fueron Madrid (171,321), Cataluña (139,480), Valencia (108,496), Andalucía (84,678) y Murcia (43,796).⁶

    De los inmigrantes con permiso de residencia de 2009, 1,872,505 son comunitarios (24.78 por ciento), mientras que 2,918,727 son extracomunitarios (75.22 por ciento). De estos últimos, 135,128 provenían del resto de Europa —4.629 por ciento—, 994,696 de África —34.079 por ciento—, 1,458,442 de Latinoamérica —49.968 por ciento—, 20,572 del norte de América — 0.704 por ciento—, de Asia 299,743 —10.269 por ciento— y de Oceanía, 1,903 —0.6519 por ciento—. En este periodo ya comienza a verse a la comunidad latinoamericana como el segundo colectivo con mayor presencia en España, como puede observarse en el siguiente gráfico:

    images/img-23-1.jpg

    Figura 1. Inmigrantes no comunitarios. Elaboración propia con base en datos del Observatorio Permanente de Inmigración del 31 de diciembre de 2009.

    Como ya hemos comentado, en 2009 la comunidad latinoamericana se posicionaba como el segundo colectivo de inmigrantes en España. La posición comienza a gestarse a partir de 2008, a causa de algunos factores, como veremos a continuación. Por ejemplo, para 1998 el número de inmigrantes llegaba a 719,647, y la estancia de latinoamericanos era de tan sólo 96,814, que equivale al 13.45 por ciento. Entre los países con mayor presencia estaba Perú con 24.879, que ocupaba el séptimo lugar de la lista general de grupos de inmigrantes en territorio español y el primero a nivel latinoamericano; le seguían República Dominicana con 24,256, en octavo; Argentina, décimo, con 17,007; Cuba 13,214, en decimoprimer lugar; decimoquinto Colombia 10,412; Ecuador, decimoséptimo, con 7,046, y ya para 1999, Brasil tendría 8,120, vigesimotercer lugar. Estos datos son mostrados en la siguiente figura:

    images/img-24-1.jpg

    Figura 2. Elaboración propia con base en datos del Ministerio del Interior (Información del Anuario Estadístico de Extranjería 1995-2001).

    En 2001, la cifra se incrementaría/transformaría considerablemente con respecto de 1998, llegando a 249,270 inmigrantes latinoamericanos, un crecimiento de más del 150 por ciento en tan sólo tres años. El país latinoamericano que tuvo más presencia y creció fue Ecuador con 84,699, un incremento del 1.102 por ciento, llegando a ser el segundo grupo de inmigrantes más numeroso en España, después de Marruecos.⁷ Le sigue Colombia con 48,710, un incremento del 36.7 por ciento y quinto lugar en la lista general; Perú con 33,758, —décimo lugar general— con un incremento del 35.6 por ciento; República Dominicana, con un aumento del 20.8 por ciento, en decimoprimer lugar con 29,314; Cuba, 21,467, un 62 por ciento más y ocupaba el lugar decimotercero; Argentina 20,412, en el lugar decimocuarto y un incremento del 20 por ciento; Brasil 10,910, en vigesimotercero y un incremento del 34.3 por ciento, en relación con 1999, tal como lo podemos observar en la tabla 2:

    Tabla 2. Migración a España (por país)

    Fuente: Elaboración propia con base en datos del Ministerio del Interior (Información del Anuario Estadístico de Extranjería 1995-2001).

    Parte de los incrementos, como se muestra en la tabla 3, se debe, en cierto sentido, a la regulación administrativa de la situación migratoria durante ese mismo periodo, a la migración por redes y a la reunificación familiar:

    Tabla 3. Incremento de la presencia de latinoamericanos en España en el periodo 1998 a 2001

    images/img-25-1.jpg

    8

    Fuente: elaboración propia con base en datos del Ministerio del Interior (Información del Anuario Estadístico de Extranjería 1995-2001).

    El país latinoamericano que tuvo un mayor crecimiento de inmigrantes fue Ecuador. Esto se debió, en parte, al convenio migratorio suscrito entre éste y España. El convenio consistió, mediante un plan extraordinario, en la regularización y legalización de contratos colectivos de trabajos para inmigrantes ecuatorianos, entre otros acuerdos (cfr. Zapata, 2004: 82). Los principales asentamientos de latinoamericanos inmigrantes en España ocurrieron en Andalucía, Cataluña y Madrid. Para 1996, el 54.93 por ciento del total de inmigrantes, 296,105 personas, se habrían instalado en las mencionadas comunidades. De este modo, en Andalucía residían 70,725 (13.12 por ciento); en Cataluña 114,264 (21.19 por ciento) y en Madrid 111,116 (20.61 por ciento), tal como se muestra en la siguiente figura:

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    Figura 3. Elaboración propia con base en datos del Ministerio del Interior (Información del Anuario Estadístico de Extranjería 1995-2001).

    Para 2001, la estancia de inmigrantes latinoamericanos en España no cambió de forma significativa, al menos no en lo relativo a la preferencia de residencia ni de presencia (número). Esto significa que los lugares de presencia son los mismos: Cataluña, Madrid y Andalucía albergaban a 280,167 (25.26 por ciento), 231,295 (20.85 por ciento) y 157,157 (14.20 por ciento), respectivamente. Esto significa, por un lado, que, como puede observarse en la tabla 4, se observa un incremento de inmigrantes latinoamericanos del 6 por ciento en relación con 1996, y, por el otro, las tres comunidades mencionadas siguen siendo las más atractivas para el asentamiento latinoamericano:

    Tabla 4. Principales sedes de la inmigración en España

    images/img-26-2.jpgimages/img-27-1.jpg

    Fuente: elaboración propia con base en datos del Ministerio del Interior (Información del Anuario Estadístico de Extranjería 1995-2001).

    El asentamiento de inmigrantes en estas tres comunidades en 2001, 465,217 personas, provenían de países en vías de desarrollo.⁹ Por este motivo, y a partir de 2000, de acuerdo con Zapata, la inmigración constituye un fenómeno consolidado como realidad demográfica en España (Zapata, 2004: 90).

    Para finales de 2005 en España había 2,738,932 extranjeros con autorización de residencia, lo cual representaba un incremento del 146 por ciento en relación con 2001. De este número, el 28.51 por ciento responde a inmigrantes comunitarios, es decir, 780,841, originarios de algún país de la Comunidad Europea, mientras que el resto, 1,958,091 (71 por ciento), provienen de países no comunitarios.¹⁰

    De los 1,958,091 inmigrantes no comunitarios, 986,178, son originarios de alguna nación latinoamericana. Un incremento del 295.621 por ciento en relación con 2001. De este modo, los primeros sitios corresponden a Ecuador (357,065), y el segundo grupo de inmigrantes no comunitarios, es Marruecos, seguido por Colombia (204,348), Perú (82,533), Argentina (82,412), República Dominicana (50,765), Bolivia (50,738), Cuba (36,142), Brasil (26,866), Venezuela (25,372), Uruguay (24,272), Chile (18,748), México (9,502), Paraguay (7,800), Honduras (4,033), El Salvador (1,790), Nicaragua (1,136), Guatemala (935), Panamá (760), Costa Rica (567), y otros latinoamericanos (394)¹¹, tal como se muestra en la siguiente figura:

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    Figura 4. Elaboración propia con base en datos del Observatorio Permanente de Inmigración 2005.

    Para 2005, Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía son las comunidades donde se asienta más del 60 por ciento de los inmigrantes. A diferencia

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