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¡Vaya lío con el chocolate!: Los líos de Judith y Johan
¡Vaya lío con el chocolate!: Los líos de Judith y Johan
¡Vaya lío con el chocolate!: Los líos de Judith y Johan
Libro electrónico130 páginas1 hora

¡Vaya lío con el chocolate!: Los líos de Judith y Johan

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Información de este libro electrónico

SUMMARY IN SPANISH:
Si te quieres reÍr, este es tu libro! Judith y Johan se aburren un montÓn, asÍ que deciden hacer de superhÉroes justicieros para ayudar a todo aquel que lo necesite. Tienen buenas intenciones, pero todo les sale mal y acaban convirtiendo todas las situaciones en unas experiencias divertidÍsimas que hacen imposible no reÍrse sin parar. Temblad!, cuando comen chocolate, se les ocurren las mejores ideas...
Una novela de humor adaptada por la asociaciÓn Lectura FÁcil, que adapta los textos para una mayor facilidad de comprensiÓ n lectora, siguiendo las directrices internacionales de la IFLA (International Federation of Library Associations and Institutions).
Valores que permite trabajar:
- Diferencias sociales
- Altruismo
- Reflexionar antes de actuar
Vaya lÍo con el chocolate! Ha sido seleccionado como uno de los libros para el Plan DinÁmico Lector, un plan lector para la mejora de la comprensiÓn lectora y la dinamizaciÓn lectora, para tercero de primaria.

LIBRO ESCRITO ORIGINALMENTE EN ESPAÑOL.

SUMMARY IN ENGLISH:
If you want to laugh, this is your book! In this book in Spanish, Judith and Johan are really bored, so they decide to play vigilante superheroes to help everyone who needs it. They have good intentions, but everything goes wrong and they end up turning all situations into hilarious experiences that make it impossible not to laugh non-stop. Beware! When they eat chocolate, they come up with the best ideas...
A humorous novel adapted by the Easy Reading Association, which adapts texts to make reading comprehension easier, following the international guidelines of the IFLA (International Federation of Library Associations and Institutions).
Values that can be worked on:
- Social inequality
- Altruism
- Thinking before acting

ORIGINALLY WRITTEN IN SPANISH.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 abr 2023
ISBN9788418664779
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    Vista previa del libro

    ¡Vaya lío con el chocolate! - Ester Farran

    EL DIARIO

    Me llamo Judith Casals Grau, tengo ocho años

    y hoy empiezo las vacaciones de verano.

    Estoy tan contenta que no puedo dejar de dar saltos.

    Lo único que me falta es una amiga del alma,

    alguien con quien compartir aventuras e ideas.

    Yo tengo muchas ideas, a cada momento.

    Me pasan por la cabeza rapidísimas, ¡ZUM!

    Mi mamá también tiene muy buenas ideas.

    Mi mamá es podóloga, médico de los pies.

    Tiene su consulta en la planta baja de nuestra casa.

    Le encanta su trabajo.

    Después de comer bajo a verla.

    Cuando entro en su consulta, la veo

    con su bata blanca. Ella me sonríe:

    –¡Qué bien tenerte por aquí tantos días!

    Me da un beso y vuelve con sus pacientes.

    Con la pelota que me ha comprado la abuela,

    empiezo a jugar a básquet.

    La canasta es la puerta de la salita de espera.

    Veo que los pacientes se molestan,

    y decido que la canasta será la papelera.

    Acierto cuatro canastas,

    las otras van a parar a la cabeza de Rosa,

    la recepcionista, que trabaja con su ordenador.

    Rosa me amenaza con pinchar la pelota.

    Aparece de nuevo mamá, y le digo:

    –¡Necesito una idea!

    –¿Qué tal si me das la pelota?

    Podrías escribir un diario de las vacaciones.

    Quizá papá puede salir a comprar uno.

    Mamá tiene a veces las mejores ideas del mundo.

    Será que me parezco a ella.

    Me voy al restaurante de papá, que también

    se encuentra en los bajos de nuestro edificio.

    Mi papá hace unas comidas deliciosas,

    es por esto que tiene tantos clientes.

    Además del restaurante, también tiene una pensión

    en el primer piso del edificio.

    Encuentro a papá en la cocina limpiando las ollas.

    Le pido si me puede comprar un diario,

    y él me dice que se lo pida a los abuelos.

    Mis abuelos también trabajan en el restaurante

    y en la pensión. Salgo al comedor.

    El abuelo está leyendo el periódico en un rincón.

    Me acerco al abuelo, y él levanta el dedo,

    no quiere que le moleste ahora.

    La abuela está barriendo.

    Está de morros¹

    porque el abuelo no ha subido las sillas a las mesas.

    Corro hacia ella

    y doy un salto para llegar donde está.

    Sin quererlo, aterrizo encima del montón

    de polvo que está barriendo,

    y se esparce por todas partes.

    La abuela se molesta más aún.

    No es nuevo. La abuela pone morros a menudo.

    Por eso yo la llamo abuela Morrona.

    –Morrona, quiero un diario.

    No me dejan jugar a la pelota en la consulta.

    La abuela cambia los morros

    por su cara de sorpresa.

    Se gira y me da un periódico.

    –¡No! ¡Quiero un diario para escribir mis cosas!

    ¡Con candado!

    Del delantal, la abuela saca una libreta pequeña

    con la que toma nota a los clientes.

    –¡Esto no! Cuando dibujo en estas libretas

    se me terminan enseguida.

    No podría escribir en ella

    ni cinco minutos de mi vida.

    –¡Ya sé quién me gasta las libretas! –dice ella.

    –Nooo –me defiendo–. Debe de ser David.

    David es el hijo del camarero,

    es un año menor que yo, y casi cada tarde

    viene a buscar a su papá al restaurante.

    La abuela se desabrocha el delantal

    y, poniendo morros, sale hacia la librería.

    Vuelve con un diario un poco feo:

    de color rosa chicle con un oso celeste en la portada.

    Con mis rotuladores intento hacerlo más bonito:

    al oso le pinto un bigote y unos ojos rojos.

    También dibujo unos monstruos.

    Después, empiezo a escribir:

    Me llamo Judith, y vivo con mis padres

    y mis abuelos.

    Tengo una amiga que se llama Paula,

    pero no es mi mejor amiga.

    Paula dice que mi casa es un laberinto.

    Yo no lo creo.

    En la planta baja hay dos entradas:

    en la calle de delante hay el acceso al restaurante de papá,

    en la calle de atrás hay la entrada a la consulta de mamá.

    El restaurante y la consulta se comunican

    con una puerta que da a la habitación

    del lavaplatos del restaurante.

    Una escalera comunica el comedor del restaurante

    con la despensa, nuestra casa, la casa de los abuelos,

    el desván y la azotea.

    Otra escalera comunica el comedor del restaurante

    con la pensión.

    Nuestra pensión tiene muchas habitaciones.

    La he dibujado para mostrar que no es un laberinto.

    Voy corriendo a enseñar a mamá mi diario.

    –¡Mamá, ya tengo el diario!

    –Ahora tengo mucho trabajo, cielo,

    enséñaselo a la abuela.

    La abuela canturrea² mientras quita el polvo.

    –¡Abuela! –Corro hacia ella

    y doy un salto para alcanzarla.

    De nuevo hago volar todo el polvo.

    –¿Quieres leer lo que he escrito?

    La abuela pone morros:

    –¿Para qué me haces comprar un diario con candado

    si luego vienes a enseñarme lo que escribes?

    Cuando ya ha leído el diario,

    me siento de nuevo a escribir:

    Mi abuela tiene el pelo algo acartonado

    porque solo se lo lava una vez a la semana

    en la peluquería.

    –Abuela, peluquería lleva acento, ¿verdad?

    –le pregunto.

    –Supongo –me contesta.

    Lo sé porque una vez le puse un papel de confeti

    en el pelo y lo llevó cinco días seguidos.

    Otra vez le puse un chicle y se le secó.

    Tuvo que cortarse el pelo muy corto

    porque no conseguía quitárselo.

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