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Travesía Más Allá Del Horizonte: Un inmigrante ilegal buscando su sueño en tiempos de guerra
Travesía Más Allá Del Horizonte: Un inmigrante ilegal buscando su sueño en tiempos de guerra
Travesía Más Allá Del Horizonte: Un inmigrante ilegal buscando su sueño en tiempos de guerra
Libro electrónico315 páginas4 horas

Travesía Más Allá Del Horizonte: Un inmigrante ilegal buscando su sueño en tiempos de guerra

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Travesía más allá del horizonte, es la historia de los inmigrantes indocumentados y las dificultades que afrontan, reflejada en la propia historia del autor. En esta travesía se puede constatar el abuso del que son víctimas los inmigrantes en muchas partes del mundo. Esto ocurre desde el inicio, cuando los inmigrantes toman la decisión de abandonar su tierra natal. Aquí el lector se entera de los “tramites” necesarios con los coyotes y los traficantes de personas. Estas organizaciones ilícitas se han vuelto muy poderosas movidas por las ganancias económicas producto de este sistema ilegal que afecta directamente a la sociedad involucrada en el fenómeno migratorio. También se reflejan las dificultades que los inmigrantes afrontan en los países receptores. Uno de los obstáculos más grandes es la falta de conocimiento del idioma, de documentos legales para conseguir un empleo y falta de educación y destrezas necesarias para conseguir empleos mejor remunerados. Estas circunstancias adversas los vuelven vulnerables al abuso de personas inescrupulosas que aprovechan para robarles ofreciéndoles documentos falsos. Los mismos son aceptados por los inmigrantes como documentos legales debido a la falta de conocimiento de las leyes y los procesos para conseguirlos legalmente o por la ausencia de leyes que les permitan cambiar su situación de indocumentados.

Esta es una historia que a pesar de todas las dificultades y problemas vividos tienen un final que favorece al individuo; lo cual, es inusual en la mayoría de circunstancias en que se encuentran envueltas muchas personas. La mayoría de los casos terminan separando familias, encarcelando indefinidamente a personas cuyo único delito es buscar mejores días para sus familiares y causando mucho dolor y sufrimiento a sus protagonistas. Lo más importante en esta historia es la decisión del personaje de arriesgar hasta su vida con el propósito de cumplir uno de sus sueños.

Los protagonistas principales son las personas que, por la necesidad y la mala política social de los gobiernos se ven obligadas a abandonar sus países en busca de mejores oportunidades para proveer lo indispensable a sus familiares. Los “coyotes” (traficantes de personas) que encuentran en ellos una fuente de enriquecimiento rápido. También, en los países receptores los empleadores violan leyes para lograr mayores beneficios económicos sin importarles las circunstancias de abuso en contra de cualquier individuo. Los gobiernos que se hacen de la vista gorda por presiones de las grandes compañías que abusan del sistema. Las personas que obtienen un considerable beneficio en este laberinto sin control, son los individuos que buscan ganar dinero fácil sin importarles el dolor y las calamidades que causan a las personas involucradas.

El objetivo de este libro es concientizar a la población en general y demostrarles con hechos de que los inmigrantes somos personas que no queremos aprovecharnos del sistema, sino que somos víctimas del mismo. La gran mayoría venimos llenos de ilusiones, sueños y metas para lograr días mejores sin importar el sacrificio y dificultades que tenemos que afrontar. Nos esforzamos por cumplir las leyes, pero al mismo tiempo somos víctimas de otros factores externos fuera de nuestro control o conocimiento. Demostramos que con deseos y perseverancia se puede alcanzar lo que se desea sobreponiéndonos a las dificultades.

El sistema disfuncional en el cual los inmigrantes desenvolvemos nuestras actividades, nos causa mucho dolor tanto para los protagonistas como para nuestros familiares que sufren inmensamente por la separación y todas las circunstancias adversas que tienen innumerables efectos negativos dentro de la sociedad. La falta de cambios y flexibilidad de las leyes permiten que las violemos con o sin conocimiento. Nuestro único objetivo es lograr sobrevivir y proveer para nuestros familiares mejoras básicas como comida, vivienda y estudio. Lo idea

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 sept 2020
ISBN9781643345697
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    Travesía Más Allá Del Horizonte - Fernando L. Sacoto

    cover.jpg

    Travesa Ms All Del Horizonte

    Un inmigrante ilegal buscando su sueo en tiempos de guerra

    Fernando L. Sacoto

    Derechos de autor © 2020 Fernando L. Sacoto

    Todos los derechos reservados

    Primera Edición

    PAGE PUBLISHING, INC.

    Conneaut Lake, PA

    Primera publicación original de Page Publishing 2020

    ISBN 978-1-64334-568-0 (Versión Impresa)

    ISBN 978-1-64334-569-7 (Versión electrónica)

    Libro impreso en Los Estados Unidos de América

    Índice

    Mi niñez

    La escuela primaria

    La escuela secundaria

    Después del colegio

    Viaje a las minas de Nambija

    Servicio en el Ejército Ecuatoriano

    Trabajo en Quito

    Primer viaje a los Estados Unidos

    Mi búsqueda del Sueño Americano

    Servicio en el Ejército Estadounidense

    Retorno a la realidad de indocumentado

    Retorno a Ecuador

    Viaje a España

    Retorno a Estados Unidos por segunda vez

    Trabajo en construcción y ciudadanía

    Notas del autor

    A la memoria de mis padres, su recuerdo permanecerá en mi mente hasta el último latido de mi corazón.

    A todos los soldados que ofrendaron sus vidas, han servido o sirven en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos de América y Ecuador. Gracias por proteger la libertad que todos valoramos.

    A los inmigrantes que murieron en el intento y a los que con mucho sacrificio, dedicación y honestidad trabajan diariamente con el noble objetivo de mejorar sus vidas, las de sus familiares y las de los seres que los rodean.

    Agradecimiento

    A Dios, que me ha dado el privilegio de la vida, la inteligencia y la fuerza para superar los obstáculos en los momentos más difíciles. A la Virgen María, madre de Dios y madre mía; cada día me regocijo con su infinita misericordia. A mis padres, que descansan en paz, ellos me enseñaron a amar y el valor del amor; gracias les doy por sus sabios consejos, que hoy dan sus frutos, también por enseñarme el respeto a nuestros semejantes.

    A Jannette, mi esposa: Negra, le doy gracias a Dios y a la vida porque me dieron la oportunidad de encontrarte en mi camino, sin ti mi vida no tiene sentido; sé que no soy perfecto, pero sí el que te quiere de verdad. Gracias por tu comprensión y apoyo incondicional en los momentos adversos, por compartir mis metas y sobre todo por tu amor, dándome así el deseo de superación y anhelo de triunfar en la vida. Gracias por tu inagotable paciencia en mis momentos de desesperación y enojo.

    A Jesenia, Kimberly y Jonathan, no se imaginan todo el amor que siento por ustedes. Gracias, hijos, por acompañarme en este camino tan difícil; prometo continuar luchando por vuestro bienestar el resto de mi vida. Gracias por ser tan sencillos, por el respeto y el amor que nos une. Ustedes son la razón y fuerza de mi vida.

    A mis hermanos Esther, Mariana, Isabel, Gonzalo, Francisco, Antonio, Lid, Ignacia, Graciela y Carlos, por cuidarme y ayudarme cuando era un niño y más necesitaba; gracias a ustedes es que me he convertido en este hombre con un corazón frágil, pero con una mente fuerte para superar los obstáculos que la vida me presente. Gracias por el amor y el apoyo que tenemos unos por otros.

    A mis amigos Londres Carrillo y Medardo Sánchez, ustedes fueron como padres para mí en estas tierras extrañas. A Jorge Sánchez, Miguel Jara, Ricardo Idrovo (+), Alberto Velecela, Nelson Herrera, Denis Fagan, Ricardo Torres, Rommel Bautista, Richard Carleton, Shane Spencer, Richard Tedesco, Michael Hawley y la gran cantidad de amigos y amigas estadounidenses y ecuatorianos que durante todos estos años me brindaron su amistad y ayuda desinteresada, mi agradecimiento imperecedero. Dios, día a día, recompensará esas acciones tan nobles y sinceras de vuestra parte.

    Al expresidente de Estados Unidos George W. Bush, por darme el privilegio único de obtener mi ciudadanía estadounidense de esta manera tan especial; me siento inmensamente agradecido y orgulloso de formar parte íntegra de este gran país. Gracias por sacarme de las sombras y por permitirme trabajar plenamente en busca de mi propio sueño americano. Yo creo que ningún otro país en este planeta ofrece las oportunidades que se dan en los Estados Unidos a todos los ciudadanos del mundo, sin importar su nacionalidad, religión, edad, sexo, posición social o situación migratoria.

    A menudo comparé mis derechos civiles como ciudadano de mi país natal, Ecuador, con mis derechos como inmigrante ilegal, y me di cuenta de que yo era mucho más protegido aquí a pesar de no haber sido admitido legalmente.

    Prólogo

    Travesía más allá del horizonte por Fernando Sacoto... Es una historia real, donde el autor relata experiencias únicas e impresionantes vividas en su país natal desde su infancia, adolescencia y luego en los Estados Unidos de América en condición de indocumentado. Especialmente cuando a pesar de no haber tenido sus documentos legales logra formar parte de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos por más de cinco años, obteniendo después de mucho tiempo la ciudadanía estadounidense de una manera casual e inesperada.

    Durante su niñez, el autor vive momentos difíciles debido en parte a la situación económica de su familia y también el no poder disfrutar de su infancia como la mayoría de niños de su edad. Fernando, fue un buen estudiante, desde la primaria se destacó y mostró su capacidad para aprender rápidamente sin importar las dificultades que se le presentaran, logró graduarse en electricidad, pero siempre le inquietó la idea de ser militar, intentó ingresar en algunas ocasiones al servicio militar para hacer de este su profesión, pero por razones fuera de su control no pudo. Estaba frustrado porque el destino le estaba jugando mal, pensaba: «De qué me sirvió haber sido un buen estudiante si no puedo tener un buen trabajo y mejor estabilidad económica».

    Pasa el tiempo, y toma la decisión de viajar a Estados Unidos. No le fue fácil llegar a su meta trazada, tuvo que atravesar varios países centroamericanos en donde vio con gran decepción que no solo en el Ecuador aceptaban el soborno, sino que estaba generalizado... en todos los países existía la corrupción.

    Cuenta de una manera excepcional y detallada las situaciones de humillación y sacrificio que tuvo que atravesar. Mediante las mismas el lector será transportado a los innumerables momentos de angustia, pánico, sufrimiento y otras circunstancias adversas. Este escenario tan frecuente que enfrentan los inmigrantes al sentirse vulnerables a ser descubiertos por las autoridades migratorias. La mayoría vive huyendo como criminales sin haber cometido delito alguno.

    Muestra también el sufrimiento de los familiares que quedaron en sus países de origen y los momentos desgarradores que atraviesan por la separación y sus consecuencias. Lo que hace única e interesante la historia de Fernando es su rebeldía ante la injusticia y sus deseos fervientes de un cambio radical de la manera de pensar de la gente que produzca una transformación de la sociedad entera.

    Se dio cuenta que lo primero que hay que hacer al llegar a Estados Unidos o a cualquier otro país es aprender el idioma, ya que sin el mismo las puertas se le cerraban herméticamente. Su lucha diaria por aprender el inglés, que le otorgaría mayor libertad y oportunidades en el futuro, le permitieron vivir experiencias que nunca imaginó. La odisea de su servicio militar tanto en Ecuador como en Estados Unidos muestra con claridad su deseo de superación sin importarle las circunstancias difíciles que afrontaba. El protagonista, un hombre juicioso, muy observador de las cosas y personas que le rodeaban, captaba todo lo que podía ser favorable para su engrandecimiento intelectual y militar; y de esa manera, poder actuar en las diferentes situaciones que se le presentarían en el transcurso de los años.

    No falta el amor en su vida, un hombre enamorado, apasionado, lleno de expectativas y aventuras, narra cómo los nervios le traicionaban cuando volvía a la realidad de que era indocumentado y que servía en las Fuerzas Armadas Estadounidenses, aun así, se aventuró a viajar al Ecuador a visitar al amor de su vida, no le importó utilizar documentos que no le garantizaban el regreso a los Estados Unidos, lo único que quería era verla y confirmarle su amor.

    Pasa unos momentos tremendamente difíciles que los supera gracias a su dominio interno. Con el transcurrir del tiempo logra obtener premios y satisfacciones por el deber cumplido en las Fuerzas Armadas Estadounidenses y sale finalmente de la oscuridad a la luz sintiéndose libre como el viento.

    Travesía más allá del horizonte, narra que nada ni nadie puede desviarnos de nuestras metas trazadas. Cada individuo puede truncar su vida si llena su mente de negatividad. En este libro aprendemos que para cumplir nuestros sueños tenemos que despertar, ser positivos y llevar nuestras vidas en una Travesía más allá del horizonte.

    Mariana Cando Mendieta.

    Directora.

    Periódico El Ecuatoriano EE. UU.

    Introducción

    El propósito de este libro es relatar en un lenguaje sencillo mi historia personal, ilusiones, sufrimientos, sueños y triunfos como inmigrante. Vengo de un país donde la gran mayoría de ciudadanos somos discriminados por ser pobres, sin mucha preparación académica, y si somos indígenas o negros, aún más. Todos los que pertenecen a la clase privilegiada y el Gobierno, en general, abusan indiscriminadamente de las clases media y baja. Este problema ha existido desde la época de la conquista española. Durante esos años nuestros indios aborígenes fueron sometidos a innumerables abusos por parte de los conquistadores y de miembros de la Iglesia Católica, principalmente, y más tarde de otras religiones que en nombre de Dios abusan de la gente humilde e incluso hasta estos días. Les prometen el cielo y la vida eterna a cambio de pobreza y sometimiento.

    Con mi historia voy en búsqueda de igualdad y justicia, para los inmigrantes de ahora y el futuro. Espero así contribuir con un grano de arena en la construcción de un mundo más equitativo, que elimine barreras y discriminación hacia nuestros semejantes. Solamente por el hecho de ser inmigrantes, de diferente color, religión, sexo, edad, condición social y muchas otras razones, abusamos o somos abusados. Sé que cada inmigrante tiene su propia historia y muchos se identifican con la mía, tenemos muchas cosas en común. He vivido en carne propia la discriminación, pero he intentado superarla diariamente, tanto la dirigida hacia mí como la que yo he proporcionado a mis compañeros inmigrantes. La primera cosa que hice para evitar ser discriminado fue aprender inglés. Creo firmemente que, si cada uno de nosotros como individuo ayuda a alguien, sin importarle su estatus, contribuiríamos para que este mundo sea cada día más justo.

    Me es difícil creer que todavía en el siglo XXI existan personas que predican el racismo y propician el odio entre seres humanos. Personas que piensan que el color de la piel, los rasgos físicos, la orientación sexual, o cualquier otra diferencia, es razón suficiente para negarle a una persona sus derechos. Estos individuos creen que sus particulares características les dan los privilegios para utilizar su dinero y poder en contra de sus semejantes en desventaja.

    Este libro está escrito para mis hermanos inmigrantes, para los ciudadanos nacidos en los Estados Unidos, y para el mundo, sin importar nuestras diferencias. Para los individuos que comparten mis pensamientos y también para los que rechazan mi visión de un mundo sin discriminación, sin odio ni prejuicios, donde todos vivamos unidos, con el propósito común de ayudarnos unos a otros. Sé que es imposible lograr esto, pero si puedo cambiar la manera de pensar de una persona, habré logrado bastante.

    Algunos ciudadanos no aprecian el privilegio de ser estadounidenses. Muchos de ellos reniegan y cierran caminos hacia su propio desarrollo tanto personal como económico, y terminan culpando a los inmigrantes legales e indocumentados de sus fracasos. Otros abusan de su poder en los medios de comunicación para transmitir su odio y promulgar la agenda que predica la clase privilegiada a la cual pertenecen. Ellos nunca sufrieron el no tener una cama donde dormir, no tuvieron que acostarse con sus estómagos vacíos o trabajar para ayudar a sus padres en vez de ir a la escuela. Los inmigrantes, especialmente indocumentados, venimos cruzando fronteras con el único objetivo de trabajar honestamente, y de esa manera proveerles a nuestras familias y parientes una vida más digna. Lamentablemente, al encontrarnos aquí con los obstáculos de no poder conseguir legalmente residencia, licencia de conducir, seguro social, acudimos a personas inescrupulosas que se aprovechan de nuestra vulnerabilidad y falta de conocimiento de las leyes e idioma. Al final, terminamos violando leyes, muchas veces estafados por miles de dólares, hacinados en las cárceles de inmigración, separados de nuestros familiares, para ser finalmente deportados.

    Muchos abogados, pastores de iglesias, y ciudadanos comunes de todo nivel cultural y social, encuentran la oportunidad de hacer dinero fácilmente aprovechándose de la necesidad y condiciones migratorias de los indocumentados, especialmente de la gran mayoría, que es gente humilde sin mucha educación, víctimas de todo tipo de abusos en sus pueblos natales, especialmente de los gobiernos corruptos que les negaron sus derechos a una vida más digna a pesar de ser ciudadanos. Los malos gobernantes nos forzaron a partir, abandonando a nuestros padres, esposas, hijos, amigos y costumbres, a vender nuestras pertenencias o a empeñarlas por dinero con intereses fuera de límite legal, y aventurarnos arriesgando nuestras vidas en busca de un futuro mejor. Uno a uno llegamos a países desarrollados, especialmente Estados Unidos, la Unión Europea y muchos otros países, en busca de nuestros propios sueños. Ahora formamos parte de ese mundo invisible que vive en la sombra. Somos el chivo expiatorio de esos políticos mediocres que por años han fracasado en sus gestiones y se juegan la carta más sucia apoyando el argumento en contra de los inmigrantes, fomentando así el odio y el rechazo, con el único propósito de ganar votos y mantenerse en sus cargos.

    Debido a todas las acciones negativas de personas cuya misión es fomentar el odio y la falta de tolerancia hacia los inmigrantes, muchos han sido asesinados y golpeados sin misericordia. Recientemente mis coterráneos Marcelo Lucero y José Sucuzhañay, y el mexicano Luis Ramírez, fueron asesinados; el colombiano Wilter Sánchez y el mexicano Mario Vera, golpeados; todos, víctimas de ese odio sin medida; jóvenes honestos que con sus acciones contribuían para el engrandecimiento de la comunidad inmigrante y de Estados Unidos.

    Otros nunca llegaron a su destino, sus sueños terminaron en el desierto de Arizona, en el mar (Canal de la Mona), en el río (Bravo), más conocido como río Grande, y muchos otros lugares. Murieron en países lejanos al suyo, están enterrados en tumbas anónimas, con las iniciales N. N. (no nombre), y forman parte de las estadísticas (anualmente mueren en promedio 350 inmigrantes solamente en la frontera sur de Estados Unidos). Otros fueron detenidos en las fronteras y están privados de su libertad indefinidamente en cárceles de inmigración, esperando ser expulsados a sus respectivos países. Algunos salieron de sus pueblos e ignoramos su suerte, desaparecieron sin dejar rastro; sus familiares cada día esperan una noticia que nunca llega.

    Con esto no quiero decir que los inmigrantes somos todos buenos, inocentes y sin educación. En todas partes hay personas buenas y malas. Sé que algunos abusamos del sistema, recibiendo beneficios para los cuales no calificamos, otros creen que el Gobierno tiene la obligación de proveerles lo necesario solamente porque ellos lo demandan, algunos cometen crímenes, otros quieren que los estadounidenses aprendan su idioma para poder conversar con ellos, pero no les interesa aprender inglés; en fin, el abuso es de los dos lados. Muchos inmigrantes culpamos al ciudadano nativo por nuestros fracasos, pero nunca nos hemos preguntado:

    ¿Quién es responsable de mi éxito o fracaso como individuo? La respuesta es sencilla: Yo mismo.

    Si queremos que nuestros sueños se hagan realidad tenemos que despertar e ir en busca de ellos. Tenemos que ir más allá del horizonte.

    Muchos inmigrantes son profesionales: doctores, enfermeras, ingenieros, maestros, abogados, electricistas, mecánicos, y otras especialidades. Al no tener oportunidad en nuestros países emigramos y terminamos trabajando en fábricas, parqueaderos, restaurantes, construcción y otros empleos donde no se aplica nada de lo aprendido en las universidades. Algunos superan las dificultades y llegan a lugares que nunca imaginaron, otros son conformistas y prefieren culpar al destino de su suerte. El mayor obstáculo es el idioma y el tiempo libre que tiene cada persona. Al principio debemos laborar más de 12 horas diarias, siete días a la semana, y a menudo tener dos trabajos para mantener a nuestras familias en los países respectivos y pagar las deudas adquiridas para financiar el viaje. Si hacemos un balance, la gran mayoría de inmigrantes aportamos cosas muy valiosas a los países a donde emigramos. Los más beneficiados son las compañías e individuos que nos emplean. Ellos saben cuánto lucro realmente obtienen al pagarnos salarios inferiores y sin prebendas sociales. Los culpables de todo esto son los Gobiernos, que han permitido que sus leyes sean violadas y que por presión de los grupos involucrados se hacen los de la vista gorda.

    Mientras los Gobiernos no se preocupen por crear mecanismos para el desarrollo sostenido de sus respectivos países, existirá la migración, que afecta la estructura de la sociedad y la unión familiar creando innumerables problemas. Sé que muchas personas tienen padres, hermanos, familiares, amigos, o conocen a alguien que haya emigrado a otro país, y pueden relacionar este libro con experiencias vividas, repercusiones positivas o negativas, y las diversas razones del movimiento migratorio mundial.

    Fernando Sacoto.

    La existencia es un viaje en el que no existen los caminos llanos: son subidas o bajadas.

    Arthur Graf.

    Mi niñez

    Era el miércoles 20 de septiembre de 1967. En una casa humilde construida con madera y barro, alrededor de la 1 p. m., estaba Rosario Peralta, mi madre, con dolores intensos de parto. Mi primera hermana, Esther, fue quien le ayudó en esos momentos tan duros y felices a la vez. Como en los otros diez partos anteriores, mi madre no tuvo la asistencia de un profesional en el campo médico o de alguien familiarizado con el nacimiento de un niño. El hospital más cercano estaba a unos veinte minutos en carro, y para ser realista, mis padres no tenían el dinero para pagar esa atención tan costosa. Mis hermanas Esther e Isabel ya eran expertas en ayudar a dar a luz a mi madre, lo habían hecho con mis hermanos y hermanas mayores. En los primeros partos supongo que tuvo la ayuda de mi abuela Natividad, era partera, como les decían a las personas que acudían a ayudar a las mujeres a dar a luz. Mi abuela fue experta. Todavía recuerdo la alegría que tenía al haber completado con éxito el parto número cien. Yo tenía alrededor de 15 años cuando sucedió esto.

    Según dice mi hermana, era una tarde de sol. Mi madre volvía de atender a los animales que teníamos y le había pedido un vaso con agua para mitigar su sed. Comenzaron los dolores y después de un corto tiempo, sin mayores complicaciones, nació un niño pequeño y frágil, el número once. Recuerda que mi madre, al verme tan pequeño, lloró mucho. Supongo que en la tarde mi padre regresó, después de un arduo día de trabajo, ya que durante los meses de la cosecha él recogía las primicias que los habitantes de las comunidades cercanas ofrecían a la iglesia en agradecimiento por los favores y bendiciones recibidas de Dios durante todo el año.

    Sé que mis padres estuvieron felices, cada vez que un niño nacía, decían que era una bendición de Dios y que cada uno venía con el pan bajo el brazo.

    Mi madre contaba que cuando era pequeño me alimentaban con gelatina, leche, colada de maíz, y cada vez que yo lloraba, ella también lo hacía. Una anécdota que recuerdo, pues siempre la mencionaba mamá, es que un día ella servía el desayuno mientras me sostenía en sus brazos: oriné en la olla con leche y dejé a todos sin desayuno, excepto a mi hermana Esther, a la que ya se lo habían servido.

    Graciela, mi madre, Isabel, Ignacia y yo en la

    primera comunión de mis hermanas.

    Pasaron los años, y el primer recuerdo que tengo de mi niñez es cuando caminaba agarrado de las faldas de mi madre, llorando temprano en la mañana; había escarcha sobre el césped y yo estaba descalzo, con dolor de mis pies. Otro, cuando nació mi hermano Carlos, como a las cinco de la mañana. Le asistía mi hermana Isabel con el agua caliente, los pañales, las tijeras y mantas para cubrirle, y le decía a mi hermano: Cierra las manos, porque te vas a quedar en la calle por ser muy generoso. (Superstición de que cuando un niño nace con las manos abiertas no va a tener una vida económicamente cómoda de adulto).

    Antes de tener seis años me matricularon en la escuela Daniel Muñoz, que era la mejor de mi pueblo. Era tiempo de prepararme para ir a ella y de tanto escuchar a mis hermanas mayores acerca de ese tema le pregunté a mamá: ¿En la escuela hacen cortar hierba para los animales?. Mi madre, respondió: Hijo, no seas ingenuo, en la escuela te enseñan a leer y escribir, allá no te hacen trabajar. Pregunté esto porque yo ayudaba en la casa en esa tarea, y también a cuidar los animales que teníamos.

    En tu corazón brilla la estrella de tu destino.

    Schille.

    La escuela primaria

    Llegó octubre, la escuela empezaba en pocos días, estaba feliz; me habían comprado ropa nueva, incluso zapatos. Era una sola mudada; los zapatos, de suela, los mandaron a confeccionar a la medida donde un amigo de mi hermano Manuel Antonio (don Antonio Sarmiento), considerado uno de los mejores zapateros de Biblián.

    Un lunes temprano, en la mañana, mis hermanas y yo nos aseamos, vestimos, desayunamos y partimos a la escuela; ellas asistían a la escuela católica Corazón de María, que estaba junto a la mía. Mis hermanas me dejaron en la puerta y me dijeron que al salir las esperara en el mismo lugar. A las doce del día salimos todos, y al no encontrar a mis hermanas me invadió un poco el miedo, pensé que me perdería si intentaba retornar solo a mi casa, que estaba subiendo en dirección al santuario de la Virgen del Rocío, a unos veinte minutos caminando. Por suerte mi hermana Mariana recientemente había comprado una casa a dos cuadras de la escuela, y sin mayores problemas, en minutos llegué allá. Me recibió contenta, y me invitó a almorzar, ya que en la tarde tenía que regresar a la escuela. Al poco tiempo llegaron mis hermanas asustadas, claramente se notaba la angustia en sus rostros, pensaban que yo me había perdido. Al verme se alegraron, pero al mismo tiempo me hice merecedor de un regaño por no cumplir lo que me dijeron en la mañana. Ese día vi por primera vez un venado que era del señor Luis Calle, quien le vendió la casa a mi hermana, todavía no se lo había llevado. A mi corta edad este animal me parecía gigantesco, tenía los cuernos como ramas de un árbol; estaba en el patio, cerca del baño.

    Mi primer día de escuela fue impresionante. Había tantas cosas nuevas para mí... cosas que jamás había visto. Recuerdo los

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