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Una fecunda labor frente a las agresiones contra la educación, la ciencia y la cultura
Una fecunda labor frente a las agresiones contra la educación, la ciencia y la cultura
Una fecunda labor frente a las agresiones contra la educación, la ciencia y la cultura
Libro electrónico542 páginas6 horas

Una fecunda labor frente a las agresiones contra la educación, la ciencia y la cultura

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Con esta obra su autor rinde homenaje a los hijos del pueblo cubano, entregados a la construcción y reconstrucción de diferentes objetos de obra, a educadores, científicos, artistas, cuyo talento y conocimiento han dedicado al desarrollo de estos renglones, y que nunca cejaron en dar respuestas heroicas a actos terroristas que estremecieron a la patria; y a las víctimas de organizaciones contrarrevolucionarias al servicio del imperialismo yanqui.
IdiomaEspañol
EditorialRUTH
Fecha de lanzamiento20 ene 2023
ISBN9789592115989
Una fecunda labor frente a las agresiones contra la educación, la ciencia y la cultura

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    Una fecunda labor frente a las agresiones contra la educación, la ciencia y la cultura - Pedro Etcheverry Vázquez

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    PÁGINA LEGAL

    Edición y corrección:

    Olivia Diago Izquierdo

    Diseño de cubierta e interior:

    Francy Espinosa González

    Realización:

    Francy Espinosa González

    © Pedro Etcheverry Vázquez, 2019

    © Sobre la presente edición:

    Editorial Capitán San Luis, 2021

    ISBN: 9789592115989

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

    Editorial Capitán San Luis.

    Calle 38 no. 4717 entre 40 y 47, Kohly,

    Playa, La Habana, Cuba.

    Email: direccion@ecsanluis.rem.cu

    www.capitansanluis.cu

    www.facebook.com/editorialcapitansanluis

    Sin la autorización previa de esta Editorial queda terminantemente prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, incluido el diseño de cubierta, o transmitirla de cualquier forma o por cualquier medio.

    A Pedro y Blanca, mis padres inolvidables.

    A mis hermanos Mercedes, Martha, Roberto y Blanqui.

    A mi hija Jenny y mi nieto Sebastián.

    Mis agradecimientos:

    A los doctores Manuel Hevia Frasquieri, Jacinto

    Valdés-Dapena Vivanco, José Luis Méndez Méndez,

    Andrés Zaldívar Diéguez y Jesús Bermúdez Cutiño;

    los másteres María Antonia Román Motas, Luis Carreras

    Martorell y Manuel González Castellón; e investigadores

    Israel Behar Dueñas, Tomás Gutiérrez González,

    Manuel González Gutiérrez y José Buajasán

    Marrawi, quienes complementaron esta obra

    con sus observaciones y propuestas.

    A Gabriela Báez Fontela, Blanca Isabel Álvarez Wong,

    Vania Silvera Rodríguez, Iris Calzadilla Iturralde,

    Esther Lilian Morales Rodríguez, Yolaisy Castillo Martell

    e Irene Zabala López, por su colaboración.

    A nuestro colaborador principal Santiago Gutiérrez Oceguera, Sergio, y su esposa la profesora Miriam Laura Villar

    Sánchez, quienes me apoyaron en la búsqueda

    de información y realizaron importantes aportes.

    Al Profesor De Mérito Horacio Díaz Pendás; a la Dra. en

    Ciencias Sonia Almazán del Olmo, profesora titular

    y consultante de la Facultad de Artes y Letras;

    y al Dr. Arnaldo Rivero Verdecia, profesor

    e investigador titular de la Facultad de

    Comunicación Social.

    A Elvira Díaz Vallina, Nuria Nuiry Sánchez, Ana Cairo

    Ballester, María de los Ángeles González Borges,

    Herminia Companioni, Emelina de la O,

    Marlene Domínguez Hernández y Maritza

    Carrillo Guibert, profesoras de la Escuela de

    Periodismo de la Universidad de La Habana,

    entre otros, quienes contribuyeron

    a mi formación profesional.

    A todos los que de una forma u otra

    hicieron posible esta obra.

    Prólogo

    Desde su surgimiento en septiembre de 1947, la CIA había sido una institución dedicada a la subversión y el espionaje; pero a finales de abril de 1961 su eficiencia fue cuestionada por el presidente John Fitzgerald Kennedy y su gabinete, a causa de la aplastante derrota sufrida por la Brigada de Asalto 2506 en las arenas de playa Girón. A partir de este descalabro, las principales estructuras políticas, económicas, militares y de Inteligencia del Gobierno estadounidense, con el apoyo de la extrema derecha cubano-americana, concentraron sus recursos, esfuerzos y experiencia, en función de crear un escenario crítico en toda la Isla, que propiciara el derrocamiento del Gobierno Revolucionario.

    En noviembre de 1961, después de tres años de enfrentamientos contra un enemigo interno dirigido, financiado y abastecido desde la península de la Florida, cuando la Revolución Cubana se consolidaba a pesar de las constantes agresiones de que era objeto, el Gobierno de Estados Unidos de América desencadenó la Operación Mangosta, un programa de acciones subversivas ejecutado al margen de las decisiones de las estructuras legislativas y sin la autorización del Congreso, en el que participaron los departamentos de Defensa, de Estado, del Tesoro, de Comercio, la Agencia de Información de Estados Unidos (USIA), la Agencia de Inteligencia para la Defensa (DIA), el Servicio Secreto (SS) agencias federales como el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

    Como parte de este nuevo plan, que se encontraba bajo la supervisión directa del secretario de Justicia Robert Francis Kennedy, las organizaciones contrarrevolucionarias en las ciudades y las bandas terroristas de alzados en los llanos y las montañas cubanas, recibieron instrucciones precisas de incrementar su agresividad contra objetivos civiles. Entre los blancos más asediados estaban las escuelas, con prioridad las que habían sido construidas por la Revolución en beneficio de las familias campesinas.

    El año 1962 fue cuando más aulas rurales resultaron objeto de incendios por parte de los bandidos, pero ningún maestro ni sus alumnos quedaron abandonados. Y la Revolución no se detuvo, siguió adelante tomando medidas con el propósito de continuar transformando un sistema educacional, científico y cultural que había permanecido al servicio de la burguesía cubana durante medio siglo de república neocolonial, y ahora debía estar al servicio del pueblo.

    A la luz de la nueva sociedad socialista que comenzaba a construirse era imprescindible mantener la educación, la ciencia y la cultura al alcance de todos, y articular la enseñanza universitaria con la nueva realidad económica y social, y con los más modernos conocimientos de la ciencia y la técnica.

    Los primeros pasos ya se habían dado en 1960 y 1961 con los maestros voluntarios y los brigadistas alfabetizadores, en medio de constantes agresiones; pero era necesario continuar evolucionando otros niveles educacionales, y se inició la batalla por el sexto grado a la vez que se creaban las condiciones para elevar los indicadores en la enseñanza media, media-superior y superior. También se crearon las condiciones para perfeccionar el sistema de enseñanza técnico-profesional. Paulatinamente Cuba se fue convirtiendo en un centro de referencia en lo que respecta al sistema educacional. La educación se había convertido en uno de los principales baluartes de la ideología martiana, marxista y leninista del socialismo cubano.

    A finales de 1963, tras el asesinato del presidente John F. Kennedy, su sucesor Lyndon Bynes Johnson priorizó su política exterior apuntada a involucrarse con intensidad creciente en su intervención militar en Vietnam, Laos y Cambodia, pero al mismo tiempo incrementó la violencia en sus agresiones contra Cuba y arreció el bloqueo económico, comercial y financiero establecido por su antecesor en el escenario de la Operación Mangosta.

    Por su parte, la Revolución intensificó su programa de desarrollo económico y social en función de consolidar el sistema político cubano. La creación en 1965 del Partido Comunista de Cuba demostró la capacidad de las fuerzas revolucionarias de avanzar en la construcción del socialismo bajo el liderazgo excepcional del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y la vanguardia histórica de la Revolución. En este periodo la educación, la ciencia y la cultura quedaron bien definidas entre las prioridades fundamentales de la nación.

    Mientras el Gobierno Revolucionario se enfrascaba en el desarrollo de estos tres sectores, los servicios de Inteligencia y subversión estadounidenses hacían lo posible por dañarlos; pero a finales de 1965 los planes de la CIA y la contrarrevolución interna habían sido derrotados por la acción conjunta de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, las Milicias Nacionales Revolucionarias y los Órganos de la Seguridad del Estado que en todo momento contaron con el apoyo de las organizaciones políticas y de masas, principalmente los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP).

    La Revolución Cubana había tenido que desplegar una intensa labor en el terreno político, económico, social y militar, para vencer los designios de la política estadounidense orientada a destruir la primera Revolución Socialista de América Latina.

    Durante el periodo 1966-1968 la Administración Johnson insistió en destruir a toda costa el proceso revolucionario que tenía lugar en la Isla. Sus esfuerzos volvieron a verse frustrados ante la decisión de la inmensa mayoría de los cubanos, de defender las conquistas alcanzadas frente a cualquier agresor.

    A partir de 1969 la administración de Richard Milhous Nixon se mantuvo involucrada en la agresión contra el pueblo vietnamita en una guerra que desde el principio estaba condenada a la derrota de las armas norteamericanas. Al mismo tiempo, Nixon, comprometido con la burguesía criolla desde mucho antes del triunfo de enero, se propuso contener la influencia de la Revolución en el continente y asfixiar al movimiento revolucionario latinoamericano. En este contexto planificó y organizó el golpe militar fascista en septiembre de 1973 contra el gobierno elegido democráticamente de Salvador Allende Gossens, en Chile, y propició el resurgimiento de dictaduras militares en América Latina.

    Pero el 17 de junio de 1972 estalló el Escándalo Watergate, cuando un grupo de cinco individuos entre los que se encontraban contrarrevolucionarios de origen cubano al servicio del presidente Nixon, fueron detenidos tratando de penetrar subrepticiamente en las oficinas del Partido Demócrata con varios objetivos, uno de ellos, instalar micrófonos para conocer los planes electorales de ese partido y sus fuentes de financiamiento. Con el paso del tiempo, algunos observadores han arribado a la conclusión de que esta operación ilegal y clandestina iba mucho más allá de un simple fisgoneo, en la disputa por llegar a la Oficina Oval de la Casa Blanca.

    El Escándalo Watergate colocó sobre el tapete los procesos de corrupción en el sistema político estadounidense, y el carácter fascista de los mecanismos de represión creados para asesinar a los activistas y defensores de la paz y los derechos civiles, demostrando una vez más que en ese país las leyes respondían a los intereses de los principales círculos de poder.

    Casi dos meses después, el 9 de agosto de 1974, Nixon se vio obligado a renunciar para evitar un juicio político o un golpe militar, y dio paso a Gerald Rudolph Ford, quien ese mismo día asumió la primera magistratura en su condición de presidente de la Cámara de Representantes, convirtiéndose en el primer jefe de Estado no electo a través de las urnas en la historia de la nación norteña.

    En este nuevo escenario el Gobierno y la CIA estimularon la creación de la Operación Cóndor (1974-1983), organizada por los aparatos de Inteligencia de las dictaduras militares de Chile, Argentina, Bolivia, Brasil, Venezuela, Paraguay y Uruguay y con la participación de la organización contrarrevolucionaria Movimiento Nacionalista Cubano (MNC) encabezada por el agente de la CIA Orlando Bosch Ávila con el propósito de aniquilar el movimiento revolucionario en América Latina.

    Los patrocinadores de esta nueva ofensiva de terrorismo fueron el secretario de Estado Henry Alfred Kissinger, el director de la CIA Richard McGarrah Helms, y el jefe de la División del Hemisferio Occidental de la Agencia David Atlee Phillips, quien además dirigió una intensa campaña de guerra psicológica y subversión político-ideológica contra la Revolución Cubana. Por parte de Chile, dirigieron la operación internacional el presidente Augusto Pinochet Ugarte y el general Manuel Contreras Sepúlveda, a los que se sumarían los presidentes Jorge Rafael Videla Redondo, de Argentina; Hugo Bánzer Suárez, de Bolivia; Ernesto Geisel y Joao Figueiredo, de Brasil; Carlos Andrés Pérez, de Venezuela; Alfredo Stroessner Matiauda, de Paraguay; y el presidente de facto Juan María Bordaberry, de Uruguay; entre otros dictadores del área con sus respectivos gabinetes.

    La cabeza rectora de esta tenebrosa operación sería la Dirección de Información Nacional (DINA), de Chile, teniendo en cuenta su largo historial represivo, y sus garras principales estarían en el Batallón 601 de la Inteligencia del Ejército argentino y la Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) de Venezuela. Su objetivo: el movimiento revolucionario latinoamericano.

    El presidente Gerald R. Ford intentó condicionar el mejoramiento de las relaciones con Cuba a la retirada de las tropas internacionalistas en Angola y al distanciamiento de la diplomacia cubana en su apoyo a la independencia de Puerto Rico; pero la dirección de la Revolución se mantuvo fiel a sus principios internacionalistas y solidarios con otros pueblos subdesarrollados, por lo que no se alcanzó ningún acuerdo entre ambas naciones.

    El 6 de octubre de 1976, la voladura en pleno vuelo de una aeronave civil de Cubana de Aviación en las costas de Barbados, con un saldo de 73 víctimas, entre las que se encontraban dos tripulaciones de la mencionada compañía aérea, los atletas del equipo juvenil de esgrima de Cuba, funcionarios de Cultura coreanos, becarios guyaneses que venían a estudiar en la Isla y varios pasajeros de línea, demostró que estaba en todo su despliegue la llamada Guerra por los Caminos del Mundo, planificada por los agentes de la CIA Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles, asentados en la Florida, y nucleados en la organización terrorista Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU).

    En enero de 1977 asumió la presidencia de Estados Unidos James Earl Carter, demócrata de formación liberal, electo a raíz de la pérdida de credibilidad en una gran parte de la nación, por el rechazo de sus ciudadanos a la invasión contra el pueblo vietnamita que causó la muerte a 58 267 estadounidenses y ocasionó cientos de miles de mutilados de guerra, lo que provocó en la psicología social de ese país el llamado Síndrome de Vietnam.

    La Administración Carter se propuso modificar la imagen pública de la política exterior de su gobierno, abogando por la promoción de una llamada democracia representativa en América Latina y el Caribe, y dedicándose a crear un clima de distensión en las relaciones con los países socialistas europeos.

    A pesar de la enorme huella que dejara en la memoria del pueblo cubano el sabotaje al avión civil cubano en Barbados, en septiembre de 1977, como parte del esfuerzo realizado por ambos gobiernos fueron inauguradas las secciones de intereses de Cuba en Washington y de Estados Unidos en La Habana.

    Durante los dos primeros años de la administración Carter se produjeron encuentros diplomáticos, viajes de congresistas y hombres de negocios a La Habana, se promovieron eventos deportivos, científicos y culturales, y se examinaron varias vías para lograr intercambios comerciales entre los dos países. Pero la nueva posición asumida por Carter y sus asesores respecto a la política hacia Cuba, fue boicoteada por la extrema derecha estadounidense, acusando a su presidente de ser débil en relación con la Isla y el insurgente movimiento revolucionario en América Central, que tuvo su colofón con el triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua el 19 de julio de 1979.

    En enero de 1980, al asumir Ronald Wilson Reagan como presidente, se disiparon las perspectivas de mejorar las relaciones. En mayo de ese mismo año, el Programa Santa Fe I, elaborado por los ideólogos de la extrema derecha neoconservadora del Partido Republicano, dictaminó el fracaso de la Doctrina Carter para América Latina, calificó a Cuba como enemigo irreconciliable y amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos, y convocó a una nueva campaña de propaganda contra la Revolución Cubana, sin descartar la intervención militar directa en la Isla por parte de sus fuerzas armadas.

    A principios de 1981 el nuevo mandatario estadounidense promovió la creación de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), organización contrarrevolucionaria en cuya junta directiva se encontraban connotados agentes de la CIA de origen cubano. Más tarde aprobó la creación de la emisora subversiva Radio Martí para fomentar la oposición ilegal al interior de la sociedad civil cubana, y después certificó una operación psicológica denominada Proyecto Verdad a cargo de la Agencia de Información de Estados Unidos (USIA), con el propósito final de desencadenar un intenso plan de acciones de subversión político-ideológica contra el socialismo.

    Los asesores de seguridad nacional de la Administración Reagan estimaron que era necesario golpear la fuente, es decir, a Cuba como supuesta generadora del movimiento revolucionario en América Latina, cuya presencia militar en países de África contribuía a consolidar la independencia en Angola y Etiopía, al tiempo que se solidarizaba con otros movimientos revolucionarios africanos que tenían lugar en Zaire (antiguo Congo belga) Guinea Bissau, Mozambique y Namibia.

    Entre los años 1982 y 1988 se produjo un incremento de las agresiones contra Cuba con el desarrollo del conservadurismo estadounidense, la creación de la Fundación Nacional Cubano Americana, el incremento de las actividades contrarrevolucionarias bajo la pantalla de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) —creada el 3 de noviembre de 1961— y de la Fundación Nacional para la Democracia (NED) —creada el 18 de noviembre de 1983— pero estos nuevos planes dirigidos contra Cuba también estaban condenados desde su origen a un rotundo fracaso.

    El liderazgo de Fidel y Raúl Castro Ruz al frente de la vanguardia histórica de la Revolución Cubana, gestada desde los días del asalto al cuartel Moncada, el Presidio Modelo en Isla de Pinos, el exilio en México, el desembarco del yate Granma, la lucha clandestina en las ciudades, los combates del Ejército Rebelde en las montañas orientales y la invasión de Oriente a Occidente, demostraron la capacidad de los cubanos de inspiración martiana, antimperialista, marxista y leninista, para enfrentar exitosamente las agresiones concebidas, planificadas, financiadas y ejecutadas por los centros de decisión política del Gobierno de Estados Unidos, el Consejo de Seguridad Nacional y la Comunidad de Inteligencia.

    Frente a las constantes agresiones, el sistema educacional, científico y cultural cubano avanzó de manera sistemática y permanente en todos los niveles; en tal magnitud, que los indicadores de estos sectores a nivel de la Organización de Naciones Unidas ubicaron a Cuba entre los países más avanzados de la región.

    A pesar de los retos y desafíos, el pueblo cubano se mantuvo unido y consolidó la instrucción y la educación sustentadas en principios éticos y valores revolucionarios, creó las bases para iniciar un despegue en el desarrollo científico, y convirtió la cultura en general y la cultura política en particular, en un escudo invencible que garantizó la estabilidad de la Revolución.

    A través de la lectura de estas páginas, el lector podrá apreciar lo ocurrido en este periodo en el que el pueblo cubano se enfrentó a la política agresiva y hostil del Gobierno de Estados Unidos y las organizaciones terroristas financiadas por la extrema derecha cubano-americana residente en la Florida, mientras llevaba adelante sus principales programas de desarrollo.

    El autor, Dr. Pedro Etcheverry Vázquez, es acreedor de un merecido reconocimiento, por su constante laboreo científico y creador, su consagración y dedicación a esta magna tarea de investigar y divulgar la maravillosa obra realizada por la Revolución en el campo de la educación, la ciencia y la cultura, y por dar a conocer los esfuerzos de nuestro pueblo en defensa de estos logros frente a las agresiones.

    DR. C. JACINTO VALDÉS-DAPENA VIVANCO

    Presentación

    Esta obra es continuación del libro Una difícil conquista: la alfabetización, la enseñanza y la cultura, que abarca el periodo 1959-1961 y salió a la luz en el año 2013 con el sello de la Editorial Pueblo y Educación.

    Durante la investigación que dio lugar a esta segunda obra Una fecunda labor frente a las agresiones contra la educación, la ciencia y la cultura, la cual se extiende de 1962 a 1988, fueron consultadas numerosas fuentes, incluyendo discursos y comparecencias televisivas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y entrevistas a más de sesenta personas relacionadas con estos tres sectores de la sociedad cubana.

    En archivos del periódico Granma, la revista Bohemia, la Biblioteca Nacional José Martí, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, fue posible concretar importantes consultas; unas veces obtuve nuevas y valiosas informaciones; otras, me sirvieron para corroborar las que tenía a mi alcance.

    En esta ocasión volvemos a rendir merecido homenaje a los educadores, científicos, artistas, escritores e intelectuales en general, que han dedicado su talento y conocimiento al desarrollo de estos renglones. También reconocemos la heroica labor de los obreros que han trabajado intensamente en la construcción de diferentes objetos de obra relacionados con estos sectores. Y, además, homenajeamos a decenas de cubanos vinculados a la educación que fueron asesinados o heridos por grupos terroristas al servicio del imperialismo yanqui.

    En el periodo investigado prácticamente todos los meses el Gobierno Revolucionario concibió algún nuevo peldaño en el que puso en práctica acciones concretas en función del desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura en Cuba, lo cual aparece resumido en la primera parte de esta obra.

    Al mismo tiempo, el Gobierno estadounidense y sus servicios de Inteligencia y subversión aplicaron constantes medidas de hostilidad, para frustrar esos planes de desarrollo económico y social e intentar subvertir el orden interno en la sociedad cubana. En el enfrentamiento oportuno a estas agresiones, en ocasiones abiertas, otras solapadas, la Revolución Cubana con la participación masiva del pueblo fue cosechando triunfos como podrá apreciarse en la segunda parte.

    Esperamos que estas páginas brinden a las actuales y futuras generaciones de cubanos, principalmente a los maestros, científicos y artistas, una fuente de consulta que les permita ahondar en los sacrificios de nuestro pueblo para alcanzar los logros de la Revolución en los campos de tres importantes esferas: EDUCACIÓN, CIENCIA Y CULTURA.

    EL AUTOR

    1962-1988

    LA OBRA DE LA REVOLUCIÓN

    Inicio de un nuevo periodo en la enseñanza

    "… el maestro es lo más importante

    en una Revolución".

    Fidel Castro Ruz

    1962

    Año de la Planificación

    Mil novecientos sesenta y dos debe su nombre a las nuevas formas de dirección y control que comenzaron a adoptarse en toda Cuba. Desde principios de enero, el Gobierno Revolucionario continuó fomentando nuevas medidas dirigidas al desarrollo de la enseñanza, al otorgar a los integrantes de la Brigada Conrado Benítez las cincuenta mil becas que nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz les había ofrecido a los alfabetizadores para cuando concluyeran la Campaña Nacional de Alfabetización.

    La mayoría de los jóvenes beneficiados con estas plazas muy pronto participaron en una movilización voluntaria para la recogida de café en las montañas orientales, fue el inicio de la aplicación de un concepto planteado desde finales del siglo xix por nuestro Apóstol José Martí Pérez, que consistía en combinar el estudio con el trabajo, dentro de un sistema nacional de educación gratuito al alcance de todos los ciudadanos sin excepción.

    Este método, en el escenario de la nueva sociedad que se estaba construyendo, continuó transformándose de acuerdo con las circunstancias y posibilidades económicas de la nación, para bien de todo el sistema de educación en Cuba. Tanto es así, que la generación de estudiantes de las enseñanzas primaria y media de los años sesenta, setenta y ochenta, que crecieron y se formaron con estos conceptos, en el transcurso de su vida laboral continuaron apoyando a la Revolución y todavía hoy día dan su aporte en diversos sectores de la sociedad.

    4 de enero

    Surgió la Enseñanza Especial, gratuita y al servicio de los que la necesitaran. La primera institución escolar creada por la Revolución para la educación y el tratamiento de niños discapacitados, recibió el nombre de Enma Rosa Chuy Arnau, en homenaje a una joven que perdiera la vida el 15 de abril de 1958 durante un accidente de tránsito en la Sierra Cristal, cuando organizaba la alfabetización y la enseñanza al campesinado oriental y a las fuerzas del Ejército Rebelde que se enfrentaban al ejército batistiano.

    6 de enero

    En el Centro Asturiano de la capital fue inaugurado el Palacio Nacional de Pioneros, una institución cuya labor patriótica y cultural resultaría muy útil en la formación de sucesivas generaciones.

    Fue creada una Comisión de Reforma Universitaria presidida por el Dr. Armando Hart Dávalos e integrada por los Drs. Regino Boti León como vicepresidente, Abelardo Moreno Bonilla, Carlos Rafael Rodríguez, Manuel Aguilera Barciela, Gaspar Jorge García Galló y Ángel Quevedo Valdivia, que comenzó a trabajar aceleradamente para realizar una propuesta coherente con las necesidades de la enseñanza superior y de acuerdo con las posibilidades materiales existentes.

    Las premisas fundamentales trazadas en este instante para efectuar la Reforma Universitaria fueron las siguientes:

    Las carreras universitarias debían responder a las necesidades del desarrollo económico y social del país.

    El proceso de transformación debería hacerse en estrecha relación con toda la sociedad.

    Estudiarían los hijos del pueblo en condiciones de acceder a las universidades en igualdad de oportunidades.

    Sobre esas bases y con la activa participación de profesores y alumnos de las tres universidades que existían, fue preparado un proyecto para ser aplicado en toda su extensión.

    Al referirse a la Reforma Universitaria la doctora Graziella Pogolotti señaló:

    […] El germen visible de este proceso estaba en Córdoba, Argentina (1918), rápidamente difundido a lo largo del continente y retomado en Cuba por Julio Antonio Mella. En sus orígenes, contenía una voluntad descolonizadora y una vocación de servicio social. Se proponía la apropiación de los saberes fundamentales con fines de desarrollo nacional, la vinculación orgánica entre la docencia e investigación, la articulación de teoría y praxis y la proyección cultural más allá de los muros académicos, mediante los departamentos de extensión universitaria. […] Solo un proyecto revolucionario anticolonial, orientado a romper las bases de la dependencia y la subordinación, podía introducir cambios decisivos en la formación universitaria […]1

    10 de enero

    Se realizó un acto público, treinta y tres años después del asesinato en México del líder estudiantil Julio Antonio Mella, en la histórica escalinata de la Universidad de La Habana en honor a su memoria como luchador infatigable y símbolo del concepto de vincular la universidad con los trabajadores.2 En este contexto el Gobierno Revolucionario anunció la puesta en vigor de la Ley de Reforma de la Enseñanza Superior en Cuba, que sentó las bases para modernizarla mediante su adecuación a las necesidades de la nación y la vinculación de la docencia con la investigación, la preparación militar y el trabajo agrícola. En el artículo IV daba respaldo jurídico a la participación estudiantil en la dirección de la institución.

    A partir de este instante comenzó a hacerse realidad un sueño por el que desde 1923 habían luchado varias generaciones de cubanos, el Plan de Reforma Universitaria que, entre sus aspectos principales, planteaba:

    Modificación del régimen de gobierno de los planteles de enseñanza superior

    Reorganización de la estructura universitaria

    Desarrollo de la investigación científica

    Creación de nuevas especialidades

    Cambios en la estructura de las matrículas según las necesidades del país

    Aplicación de nuevos conceptos en la formación del profesional

    El Dr. Juan Marinello Vidaurreta fue designado rector de la Universidad de La Habana y presidente de la Junta Superior de Gobierno (JSG) y el ingeniero José B. Altshuler Gutwert,3 vicerrector. Desde sus inicios los dos funcionarios impusieron a esta nueva responsabilidad un sello de humildad, modestia y un profundo sentido patriótico y revolucionario. Posteriormente la JSG atrajo a su seno al Dr. Clemente Inclán y Costa, conocido entre los estudiantes y profesores como el Rector Magnífico.

    Fueron emitidas las disposiciones que aseguraban una enseñanza superior más dinámica. Para enfrentar el ausentismo se determinó que la asistencia era obligatoria y si no se justificaba el ochenta por ciento de las ausencias, se perdía el derecho a los exámenes en cada asignatura. El sistema de evaluación fue transformándose, pues los controles serían periódicos y los educandos más aventajados en cada materia se convirtieron en instructores.

    Al mismo tiempo quedó establecido un sistema de becas destinado a aquellos alumnos que hasta ese momento carecían de recursos económicos para iniciar sus estudios de nivel superior. Fue potenciada definitivamente la preparación física con el desarrollo de competencias deportivas en el estadio universitario Comandante Juan Abrantes y en otras locaciones; fue fomentada la cultura mediante la celebración de conciertos musicales y la presentación de exposiciones de diferentes manifestaciones de las artes plásticas. Con estas y otras medidas que se tomarían posteriormente comenzó a producirse una verdadera transformación en la enseñanza superior.

    El moderno edificio de la Avenida de los Presidentes (calle G), esquina a la calle 25, en el Vedado, que había sido confiscado por la Revolución a los batistianos, fue entregado a la Universidad de La Habana para que funcionara como albergue de estudiantes becados. El inmueble pasó a ser la principal residencia de los jóvenes acogidos al Plan de Ayuda para la Formación de Técnicos Universitarios. Albergaba a más de setecientos veinte alumnos de las carreras de Ingeniería, Medicina, Arquitectura, Odontología y Agronomía. Otros tres edificios ubicados en las calles Línea e I, F y 3ra. y 12 y Malecón, en el Vedado, estuvieron destinados al mismo objetivo.

    El 9 de febrero fue inaugurado en la Universidad de La Habana el primer curso de la Reforma Universitaria. En su libro La autonomía universitaria, experiencias de Cuba, la Profesora De Mérito Elvira Martín Sabina cita a Carlos Rafael Rodríguez:

    De un solo golpe encontraban el adecuado escenario operacional el racionalismo de Varela, el experimentalismo de Luz, el pragmatismo positivista de Varona y las ideas educacionales de Martí que abarcaban todas estas corrientes completándolas con el criterio, compartido con Marx y con Fidel, de que el trabajo productivo contribuiría al desarrollo educativo y moral del estudiante.4

    Martín Sabina añade que en el conjunto de los cambios sociales tuvieron una importante presencia los referidos al campo educacional, y la reforma se convirtió así en continuidad de la política llevada a efecto, entre cuyos hechos iniciales más significativos menciona:

    Campaña de Alfabetización realizada en el año 1961

    Extensión de los servicios educacionales a todo el país mediante la creación de aulas y escuelas

    Preparación emergente de maestros y la garantía de empleo para todos los docentes existentes e interesados en implicarse en la obra educacional emprendida

    Nacionalización de la enseñanza (1961), que dio carácter público y gratuito a todos los servicios educacionales

    Además, señala que la proyección abarcadora de la reforma de 1962 favoreció la autonomía de las instituciones de educación superior, así como su impacto en la sociedad cubana.

    Un breve recuento de aspectos significativos abordados por este proceso, son los siguientes:5

    Definición de los fines de la universidad que contemplan suministrar enseñanza a sus alumnos y extenderla en lo posible a todo el pueblo

    Organización de un amplio sistema de becas estudiantiles

    Disposiciones y evaluación para hacer un proceso de enseñanza activo y participativo, en el que se destaque el papel del estudiante

    Creación de diversas comisiones para el trabajo universitario, entre ellas, de docencia, de investigaciones y de extensión universitaria

    Nueva estructuración de carreras (nivel de pregrado), tomando en consideración las necesidades del desarrollo del país

    Concepción del departamento como base de la estructura funcional en cuanto a docencia e investigación

    Inicio de las bases para el ingreso de los estudiantes tomando en cuenta las demandas sociales y las aptitudes para el estudio de los aspirantes

    En el perfeccionamiento de esta enseñanza que tuvo lugar después de la Reforma Universitaria, la profesora Martín Sabina define las siguientes acciones:

    Ampliación de los servicios educacionales en el nivel superior

    Perfeccionamiento sistemático de la red de carreras. Oportunidad de estudios respaldada por el amplio sistema de becas y los subsidios y préstamos estudiantiles que eliminaron las barreras de posibilidades económicas familiares o la lejanía entre la residencia del optante y el centro de estudio

    Desarrollo del posgrado como cuarto nivel de enseñanza en sus vertientes de superación profesional y de obtención de grados científicos (doctor y máster)

    Extensión del aporte de los resultados de la investigación científica y la vinculación de la docencia y la investigación en la actividad de las instituciones de la enseñanza superior

    Otras oportunidades también llegaron a otros niveles en el terreno de la instrucción de los trabajadores, en la atención a la niñez y en la organización de las ciencias, que en esa coyuntura también eran muy importantes para alcanzar las aspiraciones que se tenían a escala social.

    1 de febrero

    El comandante Ernesto Che Guevara inauguró en la ciudad de Santa Clara una escuela de capacitación técnica para obreros, lo que repercutiría posteriormente en el desarrollo industrial de la provincia.

    6 de febrero

    Fue creada la Dirección Nacional de Círculos Infantiles,6 dirigida por la destacada luchadora revolucionaria y militante comunista Clementina Serra Robledo. Esta institución se encargaría de la organización y el desarrollo de centros especializados en el cuidado de los niños más pequeños (hasta cuatro años de edad), en horario laboral. Constituiría un inestimable apoyo a las madres trabajadoras y contribuiría al fomento de otros planes de desarrollo económico y social. La presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) Vilma Espín Guillois fue una impulsora vital de esta importantísima obra.

    13 de febrero

    En la capital, comenzó el primer curso para Instructoras Voluntarias de Gimnasia Básica, dirigido por la profesora checoslovaca Staña Makovska. Este fue uno de los pasos iniciales que dio el gobierno con el propósito de llevar de forma gratuita la educación física y el deporte a todo el pueblo, lo que constituyó un aporte sin precedentes en la historia de la educación masiva en Cuba.

    17 de febrero

    En un acto central en el coliseo de la Ciudad Deportiva, de La Habana, se iniciaron los cursos de Superación y Seguimiento de la Educación Obrera y Campesina (EOC). Con este paso se dio continuidad a la instrucción de las personas recién alfabetizadas, principalmente

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