¿Nunca miraste un león a los ojos?

Por Alisa Lein

¿Te animás a pisar el hielo? Así empieza el libro. Una pregunta infantil que es una invitación y una advertencia: cuidado, parece querer decirnos, estamos por entrar a un territorio peligroso. Si asumimos el riesgo, de ahí en más, cada página, cada párrafo, cada frase va a ser un desafío para los personajes y para los lectores.

• Idioma: Español
• Editorial: UNREDITORA
• Fecha de lanzamiento: 5 dic 2022
• ISBN: 9789877025996

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¿Te animás a pisar el hielo? Así empieza el libro. Una pregunta infantil que es una invitación y una advertencia: cuidado, parece querer decirnos, estamos por entrar a un territorio peligroso. Si asumimos el riesgo, de ahí en más, cada página, cada párrafo, cada frase va a ser un desafío para los personajes y para los lectores.

Pablo Colacrai

Los cuentos de Alisa Lein han recorrido un intenso camino: su particular experiencia de la escritura ya tuvo su contrapunto con las de especiales lectores que lo han distinguido y recomendado. Son relatos que persisten, que indagan en lo real, trasladan la pregunta e implican al lector, lo ponen en la escena.

Alisa Lein nació en Rosario el 18 de diciembre de 1973. Es arquitecta egresada de la UNR y trabaja en forma independiente en la profesión. En el año 2019 recibió el primer premio en el Concurso Nacional Luis de Tejeda de la Municipalidad de Córdoba en la categoría libro de cuentos. El jurado estuvo conformado por Leticia Obeid, Luciano Lamberti y Sergio Gaiteri. En el mismo año recibió el primer premio en el concurso de Fondo Nacional de las Artes (Argentina) en la categoría libro de cuentos. El jurado estuvo conformado por Betina González, Liliana Heer y Fernanda García Lao. El mismo año, UNR editora publicó en la colección Cuenta Ciencia Una historia de alfajores y chinchulines.

Lein, Alisa

¿Nunca miraste a un león a los ojos? / Alisa Lein; prólogo de Betina González. - 1a ed. - Rosario: UNR Editora, 2021.

Libro digital, EPUB. - (Confingere / 18)

ISBN 978-987-702-599-6

1. Narrativa Argentina. 2. Cuentos. I. González, Betina, prolog. II. Título.

CDD A863

UNR editora

Directora

Nadia Amalevi

Coordinación

Nicolás Manzi

Diseño de Colección

Georgina Ricci

Diseño editorial

Joaquina Parma

Detalle de tapa y página 135

Virginia Chouhy, Hombre León

2021, Tinta sobre cartulina

20 cm x 14 cm

© Alisa Lein. Universidad Nacional de Rosario, 2021.

Queda hecho el depósito que marca la Ley N° 11.723.

Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida sin el permiso expreso del editor.

Impreso en Argentina.

Alisa Lein

¿Nunca miraste a un león a los ojos?

UNR

———

editora

Índice

Abajo es otra cosa

Los búhos tienen dientes

Mudarse a la sombra

Dormido como cinco soldados dormidos

Cuadro vertical

Carne cruda

Muerte al alba

Eco y reverberancia

La estafa

Tel Aviv - Beerseba

Dieciocho sillas de bar

Carnicería china

Un sueño al vacío

Ahora que el hombre muere

Palabras como cuchillos

Por Betina González

Hay un encantamiento que solo se logra en la ficción escrita: el texto te toma de la mano para hundirte en otra lógica, otras posibilidades. Una vez que nos sumergimos en ese otro mundo, creemos poder anticipar las vueltas de la historia y ahí es donde caemos en la verdadera trampa: si el cuento es bueno, frustra una y otra vez nuestra inteligencia, sobrepasa lo conocido, nos presenta, en suma, otra imaginación.

Ya desde el primer relato de ¿Nunca miraste a los ojos a un león? tenemos la certeza de entrar en territorio desconocido; igual que su protagonista, esperando lo peor nos dejamos arrastrar a un lago congelado y resulta que lo peor se vuelve un portal: la belleza se revela solo a los que saben arriesgarse. Abajo es otra cosa, no lo que esperás: ese cuento de Alisa Lein actúa de declaración de principios porque en todos los relatos de esta autora vamos a encontrarnos con otra cosa, las expectativas frustradas, el placer de leer una narrativa que no se complace en presentar el mundo tal cual es.

Los cuentos que integran este volumen están escritos con filo. Hay cuchillos. Hay ferocidad. Hay animales que confrontan la vida anodina de los humanos. En todas partes, incluso en el acto inocente de volver a casa con las compras del supermercado, Lein sabe abrir el agujero negro de la posibilidad, un vórtice por el que se cuelan lo imprevisto, el deseo, la aceleración de los corazones. Y el lenguaje, en su justo acontecer, acompaña ese ritmo de las acciones.

Inventar es encontrar algo que una no sabía que tenía adentro, bucear en esa nebulosa que llamamos imaginación como si fuera un mar que desconocemos, aunque sea nuestro. Estos relatos son piezas claramente extraídas de ese mar, cerradas en sí mismas, nos excluyen y a la vez nos incluyen en su no necesitarnos, experimentamos en ellos la magia de la forma la forma narrativa, su alegría de ir siempre hacia adelante. Incluso cuando los temas son los de la vieja literatura fantástica –el doble, el pasaje a otro plano de realidad–, Lein sabe llevarlos a su propio territorio.

Catorce relatos como puertas, que celebran esa literatura de la invención tan importante en la tradición argentina.

¿Nunca miraste a un león a los ojos?

Para Liliana y Víctor

Abajo es otra cosa

¿Te animás a pisar el hielo?

No me contesta. Pone un pie sobre la laguna congelada, después el otro. Cruza la línea marrón blancuzca de suelo embarrado mezclado con hielo.

Me animo a caminar cinco kilómetros lago adentro, dice.

Le creo. Nunca tiene miedo, ni en el bosque.

Animate, mariposa, dice, subiendo un poco el volumen. La voz golpea en seco contra el hielo, no lo quiebra, resbala por el cristal como la hoja de una navaja sin mango y se me termina clavando en el medio del tímpano. Me tapo la oreja. Es un reflejo, tengo los oídos sensibles.

Hace mucho frío. Respiro por la boca y el vapor cubre a John. Lo borronea, lo esconde como los troncos en el bosque.

La mariposa tiene frío, dice.

Se da vuelta y arranca.

John camina sin mirar atrás. No tengo opción. Por suerte, acá no hay árboles y puedo verlo. En el bosque es distinto, abajo seguro pasan otras cosas. Esto es arriba. Pongo un pie en la laguna.

Ya estoy arrepentida. No soy como él. Aunque termine haciendo lo mismo sólo por tenerlo cerca. Sé que es tarde.

Le miro la espalda. Es hermoso. La capucha, con piel en los bordes, caída sobre los omóplatos. Las manos forradas en guantes. El pelo rubio. Tarde para arrepentirme. Para todo, tarde.

Enumero lo que ya no puedo cambiar, lo hago para adaptarme mejor. No puedo ver nada importante que esté a tiempo de cambiar. Tarde para haber salido de casa sin avisar a nadie, para no haberme puesto las botas con piel. Tarde para elegir. John. Para salvarme de él, de mí. Es tarde para estar a tiempo.

Pongo el segundo pie sobre el hielo y John apura el paso. Sabe que estoy adentro.