El Imperio británico: Una guía fascinante sobre el Imperio británico y la Era de los Descubrimientos, el comercio transatlántico de esclavos, las Américas, la India y la Primera Guerra Mundial

Por Captivating History

Para bien o para mal, el Imperio británico fue el mayor imperio de la historia de la humanidad. Descubra cómo los británicos cultivaron su imperio y lo elevaron a magníficas alturas.

En la Era de las Exploraciones, los británicos comenzaron a construir un enorme y muy rentable imperio extranjero. Aunque al principio el Imperio británico iba a la zaga de otras potencias europeas, como España y Portugal, consiguió colonizar el Nuevo Mundo y descubrir rutas comerciales muy lucrativas.

 

Las colonias británicas podían encontrarse prácticamente en cualquier continente. Durante décadas, el colonialismo se pintó como el deber de las civilizaciones europeas más avanzadas. Sin embargo, una verdad más oscura acechaba bajo la superficie. Descubra cómo Gran Bretaña invadió, colonizó y gobernó casi una cuarta parte de la masa terrestre del mundo.

 

Este libro le guiará a través del ascenso y la caída del poderoso Imperio británico, incluyendo:

• La era de las exploraciones y cómo Gran Bretaña expandió su imperio.
• La participación británica en el comercio de esclavos.
• El misterio de la colonia perdida de Roanoke.
• Las guerras civiles inglesas y su impacto en el imperio.
• Una breve visión a las Trece Colonias y cómo lograron su independencia.
• Una guía sobre el papel de Gran Bretaña en las guerras napoleónicas.
• El impacto de las dos guerras mundiales en el Imperio británico.
• La crisis de Suez y sus consecuencias.
• El auge de los movimientos nacionalistas en el siglo XX.
• Una explicación exhaustiva de la caída del Imperio británico.
• Y mucho, mucho más.

 

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• Idioma: Español
• Editorial: Captivating History
• Fecha de lanzamiento: 21 nov 2022
• ISBN: 9798215056530

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Introducción

El Imperio británico estaba formado por varios territorios administrados por el Reino Unido. Estaba compuesto por colonias, protectorados y mandatos que contribuían al poderío del imperio. Durante su apogeo, fue el mayor imperio de la historia y gobernó como la potencia mundial más poderosa durante varias décadas. El Imperio británico llegó a controlar cerca del 24% de la superficie terrestre del mundo.

Todo comenzó entre los siglos XVI y XVIII, cuando Inglaterra empezó a establecer puestos comerciales y posesiones en ultramar. La Era de los Descubrimientos fue un periodo marcado por la exploración global. Al principio, España y Portugal lideraron el ataque a los territorios recién descubiertos y amasaron una gran riqueza. Esto llevó a Francia, los Países Bajos e Inglaterra a establecer sus propias rutas comerciales y colonias en Asia y América, mientras intentaban competir con los enormes imperios de ultramar de España y Portugal. En el siglo XVIII, Gran Bretaña se convirtió en la principal potencia colonial. Sin embargo, cuando Gran Bretaña perdió el control de sus colonias en Norteamérica, dirigió su atención a África, Asia y el Pacífico.

En esta época, las guerras napoleónicas enfrentaron a Gran Bretaña con Francia en su lucha por el dominio. Gran Bretaña derrotó a Napoleón y a Francia, lo que permitió a los británicos ampliar sus territorios en el extranjero y fortalecer el Imperio británico. Esto condujo a un periodo conocido como Pax Britannica, o «Paz Británica», que fue una época en la que Gran Bretaña se convirtió en la fuerza política más poderosa del mundo. El Imperio británico no solo tenía el control formal de numerosas colonias rentables, sino que también influía directamente en la mayor parte del comercio mundial. A algunas colonias se les permitió disfrutar de privilegios especiales y pasaron a conocerse como dominios, gobernados por colonos blancos a los que se les concedía cierto poder independiente y que actuaban en nombre del Imperio. Sin embargo, Estados Unidos y Alemania pronto se hicieron lo suficientemente fuertes como para desafiar el poder económico de Gran Bretaña y, finalmente, el mundo se vería envuelto en dos guerras mundiales.

Las guerras mundiales supusieron un desastre para el Imperio británico, ya que sus recursos se agotaron, debilitando su control sobre sus colonias. Para empeorar las cosas, los sentimientos antibritánicos aumentaban en todo el mundo, y se hizo evidente que el sistema colonial estaba fallando. Pronto, las colonias británicas empezaron a luchar por su independencia, y Gran Bretaña empezó a perder tierras rápidamente. Los vientos de la independencia soplaron por África, Asia y el Pacífico a medida que más y más estados obtenían su libertad. El Imperio británico fue decayendo hasta llegar a un final tranquilo.

En su apogeo, el Imperio británico era conocido como «el imperio en el que nunca se pone el sol». Esta expresión se refería al hecho de que el sol siempre brillaba en al menos uno de los territorios británicos. Gran Bretaña controlaba cerca del 23% de la población mundial y ejercía su influencia en los sistemas lingüísticos, jurídicos y culturales de todo el planeta. Durante la mayor parte de su historia, el Imperio británico justificó sus políticas coloniales, y la gente generalmente estaba de acuerdo en que el Imperio trabajaba en el mejor interés de sus ciudadanos. Sin embargo, el Imperio británico ha sido criticado por sus duras tácticas y políticas injustas que cambiaron la vida de millones de personas. El Imperio británico no tiene la mejor reputación, pero sin duda fue una formidable potencia mundial que tiene la distinción de ser el mayor imperio de la historia del mundo.

Este libro analiza algunos de los períodos, acontecimientos e individuos más importantes del Imperio británico. Profundiza en temas como la Era de los Descubrimientos, el comercio transatlántico de esclavos, las guerras napoleónicas, el siglo imperial y la crisis de Suez. Se ha diseñado específicamente para ofrecer a los lectores una visión global del poderoso y controvertido Imperio británico.

Capítulo 1: La Era de los Descubrimientos y los orígenes del Imperio británico (1490–1609 e. c.)

Los orígenes del Imperio británico se remontan a principios del siglo XVI y coinciden con la Era de los Descubrimientos (también conocida como la Era de la Exploración), que fue una época en la que los países europeos comenzaron a explorar seriamente el mundo. Esto dio lugar a nuevas rutas comerciales e imperios de ultramar. Como España y Portugal lideraban la carrera, disfrutaban de una gran riqueza que reforzaba su posición en Europa.

Países como Inglaterra y Francia fueron a la zaga de España y Portugal durante algunas décadas mientras intentaban establecer sus propios imperios de ultramar. Durante este tiempo, Inglaterra contó con los servicios de valientes corsarios que acosaban a los barcos españoles y se dedicaban a una intensa exploración. Los esfuerzos de los exploradores europeos condujeron al descubrimiento de nuevas tierras que luego fueron conquistadas y colonizadas. A finales del siglo XVII y de la Era de las Exploraciones, Inglaterra se situaría en cabeza y en camino de convertirse en una formidable potencia mundial.

El Nuevo Mundo

En el siglo XV, una serie de acontecimientos mundiales llevó a los líderes europeos a buscar nuevas rutas marítimas para comerciar más eficazmente con Oriente. En esta época, el Imperio mongol estaba declinando rápidamente y se estaba desintegrando, por lo que los comerciantes occidentales ya no podían viajar con seguridad por tierra. Los venecianos y los turcos otomanos se habían apoderado del Mediterráneo y bloqueaban las rutas marítimas que se habían utilizado durante siglos. La competencia también aumentaba entre las naciones europeas, ya que cada vez más empresas buscaban nuevas oportunidades comerciales.

Mapa del mundo c. 1553

Crédito: Sebastian Münster, Dominio público, vía Wikimedia Commons; https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Map_of_the_world_including_the_New_World_(1553).jpg

En 1492, Cristóbal Colón salió de España con el apoyo de la monarquía. Su misión era encontrar nuevas rutas comerciales hacia Asia, pero en lugar de ello, tropezó con las Américas. Estas tierras, hasta entonces desconocidas, recibieron el nombre de «Nuevo Mundo», y pronto la mayor parte de Europa comenzó a buscar formas de sacar provecho del Nuevo Mundo. Los españoles invadieron partes de Sudamérica, donde se encontraron con los aztecas y los incas. Los españoles pronto establecieron colonias en Sudamérica y enviaron a sus misioneros para convertir a los nativos al cristianismo. Un conquistador español llamado Juan Ponce de León viajó a Norteamérica, donde intentó colonizar Florida, pero fue atacado por los nativos americanos.

Los franceses comenzaron a explorar América del Norte en 1524, enviando a un explorador llamado Giovanni da Verrazano a explorar las regiones entre Terranova y Florida. Una vez que llegó a su destino, bautizó la región con el nombre de Nova Gallia y Francesca, lo que estableció firmemente el interés francés por América del Norte. Esto llevó a la presencia de misioneros y comerciantes de pieles franceses en toda Norteamérica, que exploraron la región del río Misisipi y los Grandes Lagos, lo que permitió a Francia reclamar estas tierras. Pero, en realidad, gran parte de ella seguía controlada por los nativos.

Los holandeses establecieron una pequeña presencia a lo largo de la isla de Manhattan, Long Island y el río Hudson, pero se centraron sobre todo en el comercio de pieles. Pocos holandeses emigraron al Nuevo Mundo.

Poco después de que Cristóbal Colón regresara del Nuevo Mundo, los británicos respondieron enviando a su propio explorador, John Cabot, para encontrar un éxito similar.

John Cabot

Giovanni Caboto fue un explorador italiano nacido en Génova hacia 1450, pero que se nacionalizó veneciano en 1476. Trabajó para un mercader veneciano durante sus primeros años y viajó mucho como participante en el comercio de especias, lo que puede haberlo llevado hasta La Meca. Es posible que estos viajes inspiraran su idea de navegar hacia el oeste para llegar a Asia más rápidamente. A finales de la década de 1490, se lo conocía por su nombre inglés, John Cabot. Enrique VII le encargó que navegara por el Atlántico Norte y desembarcara en algún lugar de América del Norte. No se conoce el lugar exacto en el que desembarcó, pero se ha teorizado que lo hizo en torno a la isla de Cabo Bretón, Labrador o Terranova. Cuando desembarcó, afirmó que había pruebas de que alguien vivía en la tierra, pero no pudo encontrar a ningún nativo. Como resultado, reclamó la tierra en nombre del rey Enrique.

Estatua de John Cabot en Montreal

Crédito: Jeangagnon, CC BY-SA 3.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0 , vía Wikimedia Commons; https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Square_Cabot_Montreal_05.jpg

Durante su estancia en América del Norte, Cabot exploró la región en