El Renacimiento, iniciado en el siglo xv en ciudades del norte de Italia, especialmente Florencia, marcó una era de individualismo y la búsqueda de la preeminencia de lo civil sobre lo religioso. Este movimiento, enfocado en el humanismo y la admiración por los clásicos, propició un cambio cultural hasta 1600, desafiando las normativas eclesiásticas sobre el conocimiento. En este contexto, en 1431, Rodrigo de Borja (futuro Alejandro VI) nació en Xátiva, Valencia. Años más tarde, Alfonso V de Aragón promovería el arte y la cultura en Nápoles, mientras que la invención de la imprenta por Gutenberg en 1440 facilitó la difusión del humanismo y, posteriormente, las ideas de Lutero. En 1453, la caída de Constantinopla ante los turcos impulsó a las Coronas europeas a buscar nuevas rutas comerciales, en un periodo donde Rodrigo de Borja evolucionaría hasta convertirse en papa, en medio de un mundo en transformación.
LA SUCESIÓN DE CASTILLA
Es en 1471 cuando Sixto IV llega al papado y nombra a Borja cardenal para la península ibérica, con el propósito de organizar la Cruzada contra los turcos (1472). Cuando llega a Valencia, el 18 de junio de 1472, trae consigo —no debemos olvidarlo—la bula que Juan II de Aragón había solicitado para dar legitimidad al matrimonio de los príncipes, los futuros Reyes Católicos. El pa- pel del futuro Alejandro VI será el de colaborar con Juan II de Aragón y favorecer la causa de Isabel como heredera de Castilla.
Y es que en 1474 estalló en Castilla el conflicto sucesorio entre Enrique IV