Y EUROPA RESURGIÓ
ESCRITOR
Hoy sabemos que el llamado “terror del año 1000” fue más simbólico que real: no es cierto que la mayoría de los europeos esperasen el advenimiento del fin del mundo [ver recuadro en página 41]. Pero lo que resulta indudable es que el siglo que se inició en esa fecha –el XI– se caracterizó, al contrario que el precedente, por una verdadera explosión de energía y actividad en todos los terrenos, como si la sociedad medieval se hubiera sacudido de encima una espantosa pesadilla. Se relanzaron la natalidad, el misticismo, el espíritu militar y de conquista (las Cruzadas), la agricultura y el comercio, casi extinguido con el fin del Imperio romano. Este último renacimiento, el mercantil, tuvo dos epicentros: al norte, la costa flamenca; al sur, Venecia y las demás repúblicas marítimas, principalmente Génova, su gran rival.
LA SENDA DE UNA NUEVA
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