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Libro electrónico45 páginas30 minutos

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Collage: asolar aquí para arrasar, predice bruno darío; asolar por donde sea necesario o con justeza cegar para segar. Aquí, listas y «escasas», están las páginas, aunque la muerte pase de moda o la luz escape a través de un intestino. O bien, ¿de qué poemas se compone la palabra que los escribe? Arte poética surgida entre cochambre; baba provocada por la creación ceniza, la inevitable, la jorobada a la inversa, aquella que localiza pechos descorazonados para meterse. Voz lectora, pronto habrás de saberte frente a este cuchillo clavado en el idioma, con puntas sometidas en los labios. Ahí, exactamente, estarás donde cantan las cosas. Si lo haces, vas a saciar tu sed de ser, tu sed de sed.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 may 2022
ISBN9788412519631
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    asolar - bruno darío

    I

    Disgustos y alegrías

    Because You saturated Sight—

    And I had no more Eyes

    For sordid excellence

    As Paradise

    EMILY DICKINSON

    Los muertos están cada día más indóciles

    ROQUE DALTON

    L’effroi la joie

    RENÉ CHAR

    Sin querer, aparezco entre capas. Estoy, sigo.

    Mis ánimas se han ido y las comprendo;

    flotan libres en el lugar de las cosas ligeras,

    ya sin la obligación de sustentar

    mis humores, mis creencias cambiantes.

    No hay un decir, no hay especie

    para el cuerpo herido de eternidad.

    Invalidada, no cuento aunque ando

    de un fértil que asusta.

    Pesada ceniza, joroba a la inversa.

    Mueblaje. Muros.

    Cobijas, en nada puedo refugiarme.

    Ahora es mi sepulcro mucho más serio.

    No vuelven las grullas hacia mí

    como antes, que era toda mar,

    toda costa, donde los navíos y las Grecias

    sus peines y testimonios apoyaban.

    He desocupado los lugares que con nitidez,

    con definidos contornos, llenaba.

    Lo que queda jala duro todavía y custodia una prisión:

    la prisión inagotable del suceso.

    Ceniza liviana. Cómoda cual una palabra. Yerta.

    ¿A qué aspiran si la chispa se ha dicho ya?

    A la sencillez de una tarde en compañía, que por frialdad

    o falta de música hemos ninguneado.

    Celaje, células: no son celos,

    ni posa el arrepentimiento

    –con una mueca de te-lo-dije–

    su mano sobre mi trono, que fueron

    los hombros largos, los arcos de mi silueta…

    ¡Qué me hago la liosa! Tiene encanto este livor,

    esta funda por donde nada circula,

    y

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